28 de abril de 2015

Love Me Like You Do - Cap. 10 (resubido)

Capítulo 10
Intruder


-¿Qué haces aquí? – preguntó Sehun, sentándose frente a Tao.

-Sera me mandó.

-Oh… - exclamó, pues había pensado que el chino le había ido a visitar por cuenta  propia.

-Ya nació tu sobrino.

-¿SobrinO? O sea, ¿es niño?

-Sí, así es.

-Vaya… – exclamó.

-¿Quieres verlo? Donghae me mandó una foto.

-Claro, claro.

-Aquí está – Tao le mostró la imagen.

-Se parece mucho a Hansol ¿Cómo le pondrán?

-Aún no se deciden.

Silencio incómodo.

-Y… ¿Cómo hasta estado? – preguntó Tao -¿Te gusta el lugar?

-Bastante.

-¿Has hecho alguna estupidez?

Sehun tardó en contestar.

-Sí.

-¿Cuá… espera, ¿qué hace él aquí? – el chino se cubrió el rostro.

-¿Quién? – preguntó Sehun.

Tao apuntó rápidamente.

-Oh, Kai, es mi roommate – respondió Sehun.

-¡¿Qué?!

-Ya me contó lo que hicieron en las duchas…

-¿No te contó nada más?

-¿Había algo más que contar?

Tao calló de inmediato. Sehun se acercó peligrosamente.

-¿Había… algo más que contar? – le preguntó al oído.

El chino negó con la cabeza.

-Ven, te mostraré el lugar – Sehun le tomó de la mano y lo sacó de ahí.

-¿Tienes permitido hacer eso?

-Claro que sí, los días de visitas son libres, no hay reglas ni nada.

-¿Quién era el pelinegro que estaba con Kai?

-Kyungsoo, son algo así como que novios.

-Ah – “contestó” el chino.

-¿Por? ¿Te gusta Kai?

-No niego que esté guapo.

-Demonios, Tao, respeta a Doryoung.

Mientras Sehun estaba distraído abriendo la puerta para salir de aquella área, Kai y Tao chocaron miradas; el moreno le sonrió al chino.

-Ya no sigo con Doryoung – dijo Tao, luego de aquella “incómoda” escena con Jongin.

-¿Qué? – exclamó Sehun, con los ojos bien abiertos.

-Regresó a Estados Unidos – explicó el chino –Le pagaban mejor ahí.

Sehun asintió; no podía negar que por dentro se sentía feliz.

-Llegamos.

-¿Qué es esto? – preguntó Tao.

-Mi habitación.

-Sehun…

-¿Qué?

-No creo que sea buena idea.

-¿Por qué? ¿Tienes miedo de lo que pueda pasar?

-N-no.

-Claro que lo tienes – abrió la puerta, metió a Tao y luego lo acorraló en la pared.

Tao intercambió las posiciones y le besó con ferocidad.

-Wow… - exclamó Sehun, sorprendido de que Tao tomara la iniciativa.

-No vine únicamente a mostrarte la foto de tu sobrino – sonrió con picardía.

Sehun sonrió de oreja a oreja y volvió a intercambiar las posiciones. Enredó las piernas de Tao en su cintura.

-Te quiero sentir dentro, Sehun – suplicó el chino.

El adolescente sintió una punzada en su entrepierna.

-Mierda, Tao – exclamó, para después abrirle la camisa, regando los botones de ésta, por toda la habitación.

Sehun volteó a Tao contra la pared y entró en él de una sola estocada; Tao apretó los puños ante la intromisión.

-Debiste haber avisado – se quejó jadeante.

-No pude evitarlo; extrañaba estar dentro de ti… - Sehun apretó el agarre que tenía en las caderas del chino, marcando las yemas de sus dedos en aquella tersa piel; comenzó a moverse, lenta y tortuosamente.

-M…más rápido – pidió el chino.

-¿Qué? – Sehun fingió no haber escuchado.

-No voy a repetirlo, ¡ah! N-no, no des ahí…

Sehun sonrió y no hizo caso a lo que Tao había dicho; quería torturarlo un poco más.

-¡B-basta! Sehun… - Tao contrajo su interior, apretando el miembro de Sehun, quien no pudo evitar venirse.

Antes de que Tao pudiera tomar una bocanada de aire, Sehun ya le había lanzado a la cama.

-Quiero más de ti – le susurró al oído, para después besarle.

La cama no dejaba de sonar por las fuertes embestidas del adolescente; Tao gemía entre besos, pues tenía miedo de que alguien les descubriera.

-Sehun… ya no puedo… - jadeó.

El menor tomó su miembro y le tapó la punta.

-Te vendrás cuando yo esté a punto de hacerlo – dijo.

-No, Sehun; ya no aguanto… - suplicó. Sehun capturó mentalmente aquella sensual imagen de un Tao sonrojado, jadeante y abierto de piernas, viéndole con suplica –Deja que me venga…

Con eso, el menor de los Oh, no pudo contenerse más y quitó el dedo de la punta del miembro del chino, el cual se vino a los pocos segundos.

-Te cogería otra vez, pero ya estoy muy cansado – dijo Sehun, recostado al lado del chino.

-¿Cansado?

-No duermo bien, tengo entrenamiento muy temprano y después clases – explicó.

-¿En dónde está el baño? Tomaré una ducha antes de irme.

-Ahí – señaló el coreano.

-Préstame una de tus camisas, ya que rompiste la mía.

-Sí, lo que digas… - se acomodó para dormir.

Tao caminó desnudo hacia el baño; una vez que cerró la puerta, Sehun lanzó suspiro mientras veía el techo; tenía intenciones de meterse al baño.

-Rayos, aún lo tengo puesto – exclamó para sí mismo, refiriéndose al condón. Estuvo a punto de lanzar un grito cuando notó que el dichoso condón estaba roto. Rápidamente se lo quitó y recogió el otro que había usado y los tiró a la basura.

-“No Sehun, no le digas nada” – pensó rogando porque nada “malo” pasara.

15 minutos después, Tao salió del baño.

-¿Volverás a visitarme? – preguntó Sehun, el cual seguía en la cama.

-Tal vez…

-¿Aún estás interesado en mí?

Aquello tomó por sorpresa al chino, quien rodó los ojos y caminó hacia la puerta.

-Creo que ya obtuviste una respuesta – dijo y luego salió.

El coreano sonrió enormemente; pero aquella sonrisa no le duró mucho tiempo tras recordar el asunto con el condón.





{-}





Tao caminaba rumbo a la salida de la escuela; en eso, vio a Kai despidiéndose del chico que fue a visitarle; Tao intentó pasar rápidamente, pero…

-Hola, Tao – escuchó la sensual voz del chico.

-Kai – Tao saludó, no quería detenerse, pero demonios, era Kai.

-¿Y eso que vienes a visitar a Sehun?

-Sólo lo hice porque su cuñada me lo pidió.

-¿Y qué tal el sexo?

Tao parpadeó repetidas veces.

-Sabes… - Jongin comenzó a acercarse al chino –Aún recuerdo cuando dijiste que te gustaba.

-Fue hace mucho.

-Mmm… no tanto, también recuerdo que te rechacé.


[Flashback]

Kai y Tao se habían estado viendo por varios días, y siempre que lo hacían era sólo para tener sexo, fumar un poco y si había la oportunidad, drogarse.

-Hey, tranquilo… - decía Kai, mientras le quitaba aquel tubo de papel con el Tao estaba aspirando la droga –No estás acostumbrado a esto.

-Estoy bien – dijo mientras sorbía la nariz.

-Estoy pensando en regresar con Soo – soltó el moreno.

-¿Qué? ¿Por qué?

-Porque en verdad le quiero… mucho.

-Pero…

-¿Qué?

-Kai… - Tao lo miró fijamente –Me gustas.

-Wow – Jongin se levantó de aquel sillón gastado en el que habían tenido relaciones, el cual se encontraba en el garaje de casa de Kai.

-¿Qué?

-Lo de nosotros es sólo sexo.

Tao no dijo, sólo tomó sus ropas, se vistió y salió de ahí; desde aquella ocasión, no volvieron a verse.

[Fin del flashback]


-Tengo que irme… - Tao comenzó a caminar, Jongin le detuvo.

-Terminé con Soo.

-¿Y?

-¿Aún te gusto?




Continuará…


****

Eliminé el capítulo por error; mil disculpas a quienes ya habían comentado :(

22 de abril de 2015

orange (serie: apple)


Autora: Kang
Grupo: EXO
Pareja: ChenTao (Top!Chen)
Clasificación: +18
Advertencias: AU, lemon

Nota: Tercera parte de apple.



* * * * *

orange


-¡Ah, Chanyeol, espera! ¡AHM! – Tao gemía con fuerza, mientras Park le embestía sin piedad.

-No, estoy a punto de venirme – dijo el gigante, llenando el interior del chino a los pocos segundos.

-Demonios, te he dicho que no lo hagas adentro – se quejó Tao.

-No puedo evitarlo – agregó Chanyeol saliendo de su interior y recostándose a un lado para recuperar la respiración.

-Mi mamá no debe tardar en llegar.

-Lo sé – Chanyeol se levantó de la cama y recogió sus ropas -Sehun es un estúpido por haber renunciado, aunque debo agradecerle pues gracias a él puedo cogerte.

-Cállate – bufó Tao -Y, ¿qué sabes de él? – preguntó cubriéndose con las sábanas.

-Mmm… trabaja para un millonario y sigue con su novia.

-Ah – “respondió” el rubio.

-¿Qué? ¿Sigues interesado en él? – preguntó Chanyeol, una vez que estuvo vestido.

-No… tú me coges mejor – Tao sonrió con picardía.

En eso, la puerta principal sonó.

-Demonios, ¡mi mamá! – Tao entró en pánico -Rápido, ve a la cocina y sírvete un poco del jugo de naranja que hay en la mesa.

-Pero no tiene hielo y mucho calor…

-¡Vete! – Tao empujó a Chanyeol fuera de su habitación y corrió a vestirse.






| ✿ |





-¡Oh, Channie! Hola – exclamó la Sra. Huang.

-Buenos días, señor y señora Huang – Chanyeol hizo una reverencia.

-¿Qué haces por aquí? – preguntó el padre de Tao.

-Tenía sed y estaba a punto de servirme un poco del jugo de naranja que preparó su hijo.

-Ya veo, déjame te sirvo – la señora tomó un vaso de cristal que había en la meseta de la cocina.

-Muchas gracias.

-A todo esto… ¿en dónde está Tao? – preguntó.

Chanyeol intentó calmar sus nervios; demonios, llevaba semanas cogiéndose al chino y había podido ocultarlo muy bien, ¿por qué ponerse histérico ahora?

-Supongo que en su habitación – respondió.

-Hola mamá, hola papá – dijo Tao, bajando las escaleras.

-Hola tesoro – dijo el Sr. Huang -Qué bueno que te diste un baño.

-¿Por qué? – preguntó el chino.

-Porque mi jefe está en camino. Tenemos algunas cosas que revisar.

-Ah… - exclamó el rubio.

-Creo que ya es hora de que me vaya – interrumpió Chanyeol.

-Te acompaño a la puerta – dijo Tao.

Ambos señores quedaron extrañados.

-Mujer, ayúdame a limpiar la mesa – pidió el Sr. Huang.

-Hazlo tú, yo prepararé más jugo de naranja – se quejó la señora.







| ✿ |






-¿Y ese milagro que viniste a despedirme? – preguntó Chanyeol, sin dejar ese tono travieso que le caracterizaba.

-Mi madre te trae ganas… - soltó el chino.

-Ya lo sabía, no soy tonto.

-¿Y? ¿Qué harás?

-Hmm… tal vez me la coja una vez, sólo por compromiso – respondió -Disfruto más  cogiéndome a su hijo – susurró en el oído de Tao.

-Cállate – Tao le dio una palmada en el pecho -Hasta la próxima semana.

-Hasta entonces – se despidió Chanyeol -Por cierto, el jugo de naranja estuvo muy rico y también lo “otro” – sonrió.

-Ya… vete – pidió Tao, sonrojado.






| ✿ |






-Tao, hijo, ayúdame con el jugo de naranja – pidió la Sra. Huang.

-¿Por qué? – se quejó el rubio.

-Es que…

Sonó el timbre de la reja.

-Mejor va a abrir, debe ser el jefe de tu padre – pidió la señora.

-Sí.

Tao se miró en el espejo de la sala; arregló sus ropas y su cabello y salió de la casa; detrás de la reja, se encontraba un joven más bajo que él, pantalones ajustados y rasgados, sport, chaqueta de cuero y lentes negros.

-Buenos días, soy Chen.

-¿Chen? ¿Se te ofrece algo?

-¡Sr. Kim! Buenos días... – saludó el padre de Tao.

El rubio dirigió su mirada hacia el chico.

-Disculpe los modales de mi hijo – el Sr. Huang abrió rápidamente la reja -Pase, pase, está en su casa.

-Muchas gracias – Chen pasó de largo a Tao, como si no existiera.

-What the fuck? – murmuró el chino -Qué grosero – bufó.







| ✿ |







Pasó alrededor de media hora y tanto Chen como el Sr. Huang no podían concentrarse por el ruido de la televisión.

-Tao.

-¿Qué?

-¿Podrías ir a tu habitación? Intento trabajar.

-Y yo intento ver Keeping Up with the Kardashians – bufó el rubio, sin dejar de ver su  programa.

-¿Dejará que su hijo le responda de esa manera? – preguntó Chen con cizaña.

-Tiene razón, ahora vuelvo – el padre de Tao nunca había sido autoritario, le permitía todo a su hijo; sin embargo aquel comportamiento frente a su jefe, le dejaba mal -ZiTao.

-No intentes usar el método de mamá, no te queda – dijo el rubio.

El Sr. Huang le arrebató el control remoto y apagó la televisión.

-¡¿Qué demonios te pasa?! – gritó.

-Vete a tu habitación antes de que te castigue – dijo el señor.

-No.

-Tao… ¿quieres que te deje sin tarjetas de crédito?

El rubio se mordió el labio inferior, pero no cedió.

-Sin celular… sin dinero… sin ropa…

-¡Está  bien! – bufó. Salió de la sala rumbo a las escaleras.

-Lo siento mucho, señor Kim.

-No se preocupe, algunos adolescente requieren de mucha disciplina para mejorar su terrible comportamiento – dijo Chen viendo fijamente al rubio; Tao desvió la mirada, molesto y subió a su habitación.






| ✿ |






|Una hora después|


Estaban a punto de finalizar la revisión de aquel proyecto, cuando la señora Huang entró despavorida a la casa.

-Mujer, ¿qué pasa?

-El vecino tiene un panal en su patio.

-¿Y?

-¡Y el tonto de su nieto comenzó a jugar con él, lo tiró y ahora hay abejas por toda su casa!

-¿Ya llamaron a los bomberos?

-Sí, pero de aquí a que lleguen…

-Lo siento, señor Kim, pero tengo que ir, Tao es alérgico a la picadura de abeja… - dijo algo alterado.

-No se preocupe, vaya. A propósito, ¿me presta su baño?

-Claro, hay uno debajo de las escaleras. Con permiso – el señor salió de la casa, junto con su esposa.

Chen esperó a que los señores fueran a casa del vecino, para “ir al baño”. Subió sigilosamente las escaleras de madera. Cuando llegó al segundo piso, vio tres puertas, pero no necesitó abrirlas para averiguar cuál era la habitación de Tao, sólo bastó con ver la puerta negra con un enorme letrero de que decía: Bitch, I might be.







| ✿ |






Tao estaba a punto de quedarse dormido, cuando de la nada, la puerta de su cuarto se abrió.

-¡¿P-pero qué…?! ¡¿Qué hace aquí?! – exclamó tras ver que Chen entraba a su habitación -¡Váyase!

-Esa no es manera de tratar al jefe de tu padre.

-Está irrumpiendo mi privacidad, no tiene derecho – Tao se levantó de la cama y enfrentó a Chen -¡Fuera! – gritó.

-No eres quién para darme órdenes.

-¡Usted tampoco!

-Si no haces lo que te diga, despediré a tu padre – soltó el coreano.

-¿Qué?

-Lo que es escuchaste, ahora… - jaló la silla del escritorio de Tao -Ven – se sentó.

-¿Qué es lo que quiere? – Tao tenía un mal presentimiento.

-Algo sencillo.

-¿Qué?

-Acércate y te digo.

Tao rodó los ojos y se acercó de mala gana; Chen le jaló de la cintura y lo sentó en sus piernas.

-N-no… suélteme…

-La orden es… - se acercó a su oreja -Dejar que te coja.

Tao palideció y se le quedó viendo fijamente.

-No – contestó.

-¿Qué? Si te niegas, tu papito se queda sin trabajo – agregó Chen.

-¿Me está manipulando?

-Tómalo como quieras…

Tao no necesitó pensarlo mucho; Chen no era feo, pero sobre todo, tenía un cuerpo bien trabajada, lo cual fue lo primero que llamó su atención.

-Está bien – contestó el rubio -Pero sólo una vez y con protección.

-De acuerdo – Chen se lanzó a los labios del rubio, mordiéndolos y chupándolos con ferocidad.

Sus ropas se encontraron en el piso en cuestión de segundos.

-¿Estás bien? – preguntó Chen, tras ver los gestos que Tao hacía mientras se autopenetraba.

-S-sí, es sólo que… esta posición…

Chen sonrió, le tomó de los hombros y lo sentó en su pene. Tao sintió cómo se desgarró su interior. Se abrazó de Chen; temblaba por el dolor que le provocó aquella acción.

-Lo lamento… - susurró Chen, lamiéndole el lóbulo de la oreja.

El coreano comenzó a moverse, tras notar lo inquieto y necesitado que se encontraba Tao.

-Mastúrbate para mí – ordenó Kim.

Tao hizo caso. Dirigió una de sus manos a su pene y la otra la dejó en el hombro de Chen, para no perder el equilibrio mientras éste le embestía. Bombeaba su miembro con rapidez; el placer comenzaba a inundar su cuerpo; los dedos de sus pies empezaron a acalambrarse, Chen le ayudó un poco, besándolo y penetrándolo con mayor intensidad.

-Espera… me lastimas… ah – se quejaba.

Kim salió de su interior sin decir nada. Antes de que Tao pudiera preguntar, se encontró de cara contra su escritorio, y luego sintió la intromisión del miembro del jefe de su padre.

-N-no… hnm… me duele – decía, pero Chen no paró en ningún momento, al contrario, empezó a masturbarle.

A los pocos segundos, Tao se vino por segunda ocasión; Chen por vez primera. Tao se recargó en el escritorio una vez que Chen salió de su interior y se quitó el condón.

-Hazme una mamada.

-¿Ah? – Tao seguía sin recuperar el aire.

-Rápido, tus padres pueden volver en cualquier momento.

Tao bufó y se hincó. Se engulló aquel falo; mordía y lamía la punta, acariciaba y jugaba con los testículos, hasta que Chen le detuvo.

-Abre la boca.

-No, odio el semen en mi cara – se quejó el rubio.

Chen le ignoró y se vino sin avisar, manchando el rostro de Tao.

-¡Qué asco! – gritó el chino, rápidamente se puso de pie y tomó la caja de pañuelos que había sobre el buró junto a su cama, cuando terminó de limpiarse, Chen ya se había vestido.

-Adiós – salió de la habitación.

Tao se quedó estupefacto por varios segundos.

-Idiota – bufó entrando a su baño para tomar una buena ducha.








| ✿ |







Chen bajó al comedor y continuó trabajando como si nada hubiese pasado.

Alrededor de 15 minutos después, los señores Huang regresaron.

-Lamento la demora – dijo el Sr. Huang.

-No se preocupe.

Ambos siguieron con su labor, mientras la señora Huang hacía la comida.

-Señor Kim, ¿se queda a almorzar? – preguntó la mujer.

En ese momento, Tao bajaba las escaleras; entró en pánico tras escuchar aquello. Chen pudo ver por el rabillo del ojo al hijo de los Huang; sonrió con malicia.

-Claro que sí, sería un placer – contestó.

Tao tomó aire y terminó de bajar para meterse a la cocina.

-Creo que comeré en mi habitación – dijo el rubio.

-¿Por qué?

-Es que… me siento incómodo con el jefe de mi papá.

-No, comerás con nosotros – dijo su padre, el cual entraba a la cocina para servir un poco más del jugo de naranja en los vasos vacíos.

-Pero… papá…

-Es mi última palabra.







| ✿ |







Durante la comida, Tao estuvo extremadamente tenso; Chen, por su parte se comportó como si nada.

-Bueno, creo que es hora de irme – dijo el coreano, mirando su carísimo reloj dorado -Muchas gracias por la comida, estuvo deliciosa – se levantó de la mesa.

-No hay de qué, fue un placer – contestó la madre de Tao.

Tao y sus padres, acompañaron a Chen a la puerta, obviamente obligados por el Sr. Huang.

-Fue un gusto haber conocido a su esposa y a su hijo – dijo mirando de reojo al rubio, el cual se encontraba con el ceño fruncido -Nos vemos el lunes – se despidió; caminó hacia la salida, para después subir a su Lamboghini rojo.







| ✿ |







|Horas después|


Tao estaba entretenido buscando qué comprar en línea, cuando vio que dentro de una de las bolsas traseras del pantalón que tenía sobre la cama, había un pedazo de papel.

-¿Qué es esto? – se preguntó, mientras lo abría.



Te quiero hoy, a las 10:00 P.M. en mi oficina.

Chen


Tao leyó y releyó aquella línea, para después sonreír y dirigirse a su clóset en busca de algo qué ponerse.




F I N