Capítulo 16
Candy
Candy
-Sehun,
despierta…
-¿Qué pasó?
-Quiero unos
bombones con chocolate y cátsup.
-¿Ah? Tao, son
las 2 de la madrugada…
-¿Y? Quiero
eso, ahora.
-No he podido
dormir en 3 días por culpa de tus antojos.
-No estarías
pasando por esto si no me hubieras violado esa noche.
-¡No te violé!
-Ve por mis
bombones…
El coreano bufó
y salió de la cama. Se arrastró hasta la cocina, tropezando con algunos
juguetes de los gemelos. Preparó lo que Tao pidió y regresó a la habitación.
-Toma – le
dijo.
-Gracias – Tao
le sonrió; Sehun se acercó y le besó.
-Hey! No hagas
eso; te recuerdo que…
-No somos nada,
ya sé, pero quieras o no siempre voy a ser el padre de esa niña – sí, tendrían
una niña.
-¿Y eso qué?
-Pff… olvídalo,
muero de sueño.
-Espera, no te
duermas, quiero leche con vainilla.
-¿No pudiste
haberlo pedido antes?
-Por favor~
-Sólo si me das
un beso.
El chino se
mordió el labio inferior; se acercó a Sehun y le besó suavemente; el menor
aprovechó para pegarlo a su cuerpo. El besó se intensificó en cuestión de
segundos.
-Ve por lo que
te pedí – dijo Tao, apenas se separaron.
-¡Sí, señor! –
Sehun fue corriendo a la cocina.
{-}
-¿Y bien? ¿Cómo
está mi hija? – preguntó Sehun, apenas la doctora terminó de hacer el
ultrasonido.
-Está muy bien,
muy saludable, ahora sólo queda esperar a que nazca.
Sehun tomó con
fuerza la mano de Tao.
-Tranquilo,
todo saldrá bien – dijo la doctora –Es normal estar asustado, sobre todo porque
eres primerizo y además estás muy joven.
Sehun asintió.
-Sí, la verdad
me estoy muriendo de nervios. Ya quiero conocerla.
Tao se sintió
conmovido por aquellas palabras; entrelazó sus dedos con los de Sehun, el cual
se sorprendió y le sonrió.
Habían estado
tan ocupados con el embarazo y la mudanza al apartamento que el padre de Sera
les había regalado, que no habían tenido tiempo para discutir correctamente su
relación.
{-}
Después de la
clínica, decidieron ir a desayunar algo.
-Sehun.
-Dime –
contestó el menor, mientras leía el menú.
-Yo creo que… -
Tao de repente sintió una punzada en el vientre.
Sehun seguí
entretenido con el menú. Tao tomó aire.
-Creo que
nosotros… - de nuevo otra punzada, pero ésta vez más fuerte –Demonios –
exclamó.
Sehun bajó el
menú y vio a Tao pálido y tembloroso.
-¡El bebé! –
gritó, llamando la atención de todos los comensales.
-Baja la voz…
-No, es que…
rayos, regresemos a la clínica.
-Ya va a pasar…
-No, mi hija
viene en camino, así que vámonos – Sehun tomó el bolso de Tao y le ayudó a
salir del restaurante.
{-}
-¡¿QUÉ?! – gritó Sera.
-Sí, ya casi nace, Están
preparando a Tao.
-¿Y los gemelos?
-En la escuela, ¿podrías
pasar por ellos?
-Claro, no hay problema.
-No los traigas al
hospital.
-¿Por?
-Los hospitales no son
para los niños.
-Sehun, ya estamos listos para pasar al
quirófano – dijo la doctora.
-¡OH POR DIOS! Te aviso
cuando ya haya nacido mi hija. Adiós
– colgó.
Sera quedó
perpleja.
-¡Donghae!
Vamos por los gemelos y de ahí directo a la clínica, ya vas a ser tío – gritó.
{-}
Los llantos de
la bebé inundaba la sala.
-¿Quieres
cargarla? – preguntó la doctora.
-P-pero… no sé…
-Es igual que
como has cargado a tus sobrinos – dijo Tao.
Sehun asintió y
tomó a la pequeña entre sus brazos.
-Es hermosa… -
exclamó –Es… la combinación perfecta de nosotros.
-Quiero verla –
dijo Tao.
Sehun se
acomodó para pasársela a Tao.
-Hola, Candy… -
susurró el chino, a punto del llanto.
-Tiene tus ojos
y tu cabello negro… y mi color de piel y nariz…. ¡es tan linda! – gritó con
emoción.
La niña hizo
una mueca tras escuchar el grito de su padre.
-Lo siento, lo
siento – dijo el menor.
-Espera, ¿cómo
sabías que mi cabello era negro? – preguntó el chino.
-Fotos antiguas
con mi hermano… - respondió.
Tao rodó los
ojos y continuó admirando a su pequeña.
{-}
-Hola, hola~
-¡Mami!
-¿Niños, Sera,
Donghae? – preguntó Tao.
-Lo siento,
querían conocer a su hermanita – se excusó la chica.
Sera se acercó
a Sehun, quien cargaba la pequeña.
-Oh my god, es….
Perfecta. Donghae, ven…
El nombrado
estaba un poco dudoso de hacerlo; no podía evitar pensar en cómo hubiera sido
tener un hijo con Tao.
-Donghae –
habló Sehun, sacándolo de sus pensamientos.
-S-sí, ya voy.
El centro de
atención era la pequeña Candy; Tao no pudo evitar sonreír tras ver lo feliz que
se encontraba Sehun; se preguntaba en dónde había quedado aquel chico rebelde
que fumaba, tomaba y se drogaba sin importarle nada. En dónde había quedado
aquel muchacho que le odiaba hasta los huesos.
Una nueva vida
comenzaba a partir de ese día…
F I N