2. given up
Hansol
despertó desnudo y sin nadie a su lado. Su cabeza daba vueltas y la incesante
alarma del celular no le dejaba pensar.
-Se fue –
fue lo único que salió de su boca tras echar un vistazo a su departamento.
Salió de
la cama y fue directo al baño. En el gastado espejo que había ahí, pudo ver
arañazos en su espalda, producto de la noche anterior.
No sabía
cómo sentirse. Todo se le había salido de las manos y tomado un rumbo que
peligroso.
Se vistió
con toda tranquilidad; sólo le quedaba esperar la llamada de la empresa para
saber qué sería de él.
-Hansol.
-¿Sí?
-Necesito
que vengas a la empresa.
-¿Por qué?
-Lee So
Man quiere hablar contigo personalmente.
Lo sabía,
sabía que aquel viejecillo no le dejaría ir tan fácilmente.
⚫⚪
Acababa de
salir de la oficina de So Man cuando le vio subir al elevador. Caminó lo más
rápido que sus piernas le permitieron y abordó justo antes de que las puertas
se cerraran; sólo estaban ellos dos.
-¿Te expulsaron?
– preguntó Yuta, cruzándose de brazos y pegando la espalda a una de las paredes
del elevador.
-Eso
quisieras – bufó -Sólo me suspendieron un par de días, es todo.
Yuta no
dijo nada, sólo rodó los ojos.
-Si vienes
a hablar sobre lo de anoche—
Las
puertas del elevador se abrieron, haciendo que Yuta dejara de hablar.
-¿Quién
dijo que venía a hablar sobre eso? Es parte del pasado, supéralo – dijo Hansol
y abandonó el elevador.
El japonés
sonrió de medio lado. Aunque le costara admitirlo, Hansol era excelente en la
cama.
⚫⚪
La puerta
golpeó fuertemente contra la pared mostrando a un par de desesperados chicos
besándose con hambre. El frío era
insoportable pero aun así la ropa estorbaba.
-Hansol –
jadeó Yuta.
El aludido
entendió rápidamente y cerró la puerta con seguro.
Ambos
cayeron sobre aquel colchón viejo y con algunos resortes por fuera. Hansol
quería más, necesitaba más de él.
Sus
cuerpos bañados en sudor se rozaban con frenesí, haciendo sonidos que excitaban
más a ambos. Sabían que se repetiría; sabían que estaban atrapados en el peor
de los laberintos.
-Más… más
fuerte – pidió el japonés, apretando con una mano las sábanas de la cama y con
la otra sosteniéndose del hombro del chico que arremetía contra su cuerpo.
Hansol
aprovechó sus dotes de bailarín para sacarle alaridos a su insaciable víctima.
Gemían entre besos, se acariciaban y apretaban sin delicadeza alguna.
-Sí que
eres todo una caja de sorpresas – exclamó Yuta mientras limpiaba a su cuerpo;
Hansol había encendido un cigarrillo.
-¿Quieres?
-Olvídalo
– contestó el japonés -¿Puedo pasar a tu baño?
Hansol
asintió. Miró hacia la única ventana del departamento.
-Es sólo
sexo, nada más, Ji Hansol – se dijo a sí mismo dándole una calada a su
cigarrillo para después soltar el humor acumulado en su boca.
La mente es un arma poderosa.
⚫⚪
La
suspensión había terminado y Hansol había regresado a su rutina normal.
-¿Cómo es
que hoy no te has peleado con él? – preguntó un trainee a Yuta.
-No tengo
ganas – murmuró el japonés, desviando la mirada del cuerpo de Hansol, quien
practicaba sin descanso.
-¿Estás
enfermo? No hay día en el que le dejes tranquilo.
Yuta no
estaba enfermo, pero sí cansado de las visitas constantes al departamento de
Hansol. Ambos eran insaciables y buscaban dominar la situación, pero tanta
intensidad le estaba agotando física y sobre todo mentalmente. Hansol parecía
estar desarrollando cierto apego hacia él.
-Tengo
hambre, iré por algo a la cafetería – dijo el japonés, poniéndole fin a la
conversación.
Hansol lo
miró a través del espejo pero, para no levantar sospechas, continuó con lo
suyo.
¿Quién pondrían un alto a quién
primero?
Hansol
estaba en la azotea del edificio, bebía una cerveza a la vez que fumaba un
cigarrillo. Seúl se veía hermosa por las noches; si tan sólo su vida estuviera
tan iluminada como la ciudad…
-Ya me voy
– anunció Yuta, saliendo del departamento de Hansol.
Una vez
más habían tenido una de sus insaciables reuniones tras terminar su
entrenamiento en la academia.
Hansol se
acercó a Yuta y le plantó un hambriento beso, que el japonés correspondió por compromiso.
-Oye –
Yuta le alejó de su cuerpo -Hablamos sobre esto, ¿recuerdas? No sentimientos –
aclaró.
-Lo sé,
lucho contra eso todos los días – bufó el más alto.
Yuta dio
unos pasos más hacia atrás. No podía evitar sentir lástima por aquel solitario
y triste muchacho.
-Vete –
pidió Hansol. El japonés obedeció y huyó de ahí más que veloz.
Hansol se
odiaba a sí mismo por no poder controlar sus impulsos; Yuta le incitaba a
perder el control y eso le aterraba porque todo lo que amaba lo perdía en poco
tiempo.
Un momento,
¿amor?
Acaso…
¿se había enamorado de Yuta?
-¡No! –
exclamó para sí mismo -Sólo me atrae, sí, sólo eso. Vamos, Hansol ¡contrólate!
Una vez
más, el corazón le había hecho una mala pasada, pero ya estaba más que
acostumbrado a los finales tristes, así que sólo le quedaba esperar a que el
destino hiciera pedazos sus sentimientos.
⚫⚪
-Me voy de
la empresa.
-¿Qué?
-Estoy
cansado de ser un bailarín de fondo. Llevo 9 malditos años de mi vida en este
lugar.
-¿Y a
dónde irás?
-A otra
empresa, obviamente. Me uniré a un show de idols frustrados y con mala suerte
en la vida.
-Hansol,
si es por mí—
-No te
sientas tan especial, Yuta. Sí, es verdad, mis sentimientos por ti son muy
fuertes pero no más que mi sentido común y prefiero irme a tener otra
decepción.
Yuta lo
abrazó fuertemente.
-Cuídate
mucho.
-Eres el mejor
enemigo que he tenido – acarició la mejilla del japonés.
Hansol
besó por última vez a Yuta. Por supuesto que lo extrañaría, ya que de alguna
perversa manera las peleas, discusiones y otra cosas con Yuta le habían hecho
sentir vivo luego de muchos años de estar oculto en aquel hoyo oscuro que era
su vida.
Ahora vería cada mañana como un nuevo comienzo, incluso si eso significaba sacrificar a lo único que amó en tan poco tiempo: Yuta.
F I N
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Por alguna
extraña razón siento que a pesar de ser tranquilo, Hansol oculta muchas cosas y
busca expresarlas a través del baile. Así fue como nació esta historia.
Ahora, a tomar unas merecidas vacaciones :)