8 de junio de 2021

The Master - Capítulo 7 (final)

 

7. Donde cobramos vida

 

Donghyuck despertó de un brinco. Con dificultad se levantó del suelo y se sentó en la cama, tratando de analizar lo que había pasado, pero no pudo pensarlo mucho pues su celular comenzó a vibrar.

 

-¿Hola?

 

-Donghyuck, ¿podrías venir al set? La maquillista enfermó de repente y nos urge un suplemente.

 

-O-oh, sí. Claro, sólo deja me pongo presentable.

 

-Gracias, me has salvado.

 

Donghyuck finalizó la llamada y suspiró con pesar. Se levantó de la cama e ingresó al baño. Estaba demasiado confundido; sentía que algo había pasado, pero no lograba recordar qué.

-Vamos, Donghyuck. Haz memoria – se decía así mismo a la vez que el agua de la regadera recorría su cuerpo.

Mientras conducía rumbo al set, su mente comenzó a divagar tanto que estuvo a punto de pasarse una luz roja.

-Perdón – murmuró hacia el peatón que cruzaba la calle, el cual sólo se limitó a mirarle molesto.

Una vez más su mente se separó de la realidad cuando pasó por un parque que se le hizo demasiado familiar, pero no recordaba cuándo estuvo ahí, ni con quién.

 

 

 

 

 

 

-Listo. Hemos terminado – exclamó Donghyuck, contento de cómo había quedado el maquillaje del actor.

-Gracias por tu trabajo – dijo el chico.

Donghyuck le sonrió y prosiguió a recoger sus materiales. De pronto, una fuerte ráfaga de viento golpeó su cuerpo, pero no había cómo que esto pasara, pues la habitación era cerrada y tenía el aire acondicionado a velocidad mínima. No pudo detenerse a analizar, ya que la puerta se abrió de repente, provocando que diera un brinco del susto.

-Perdón, olvidé mi celular – se disculpó el joven actor al cual acababa de maquillar.

Donghyuck asintió algo confundido, pero cuando el chico estiró el brazo para tomar aquel aparato, notó que tenía unas enormes y filosas garras en su mano. Levantó la mirada, pero el actor se limitó a sonreír y caminar hacia la puerta.

El moreno trataba de armar aquel difícil rompecabezas que le había resultado imposible de completar pues faltaba una pieza importante, pero no recordaba cuál.

 

 

 

 

 

 

Dos años después

 

Donghyuck estaba por ingresar a una cafetería, últimamente había tenido trabajo muy temprano en la mañana y se había convertido en costumbre personal pasar por un café; sin embargo, esta vez no estaba abierta su cafetería usual, así que pasó por otra que le quedaba de camino al set de grabación.

Antes de abrir la puerta, se percató del enorme anuncio que había pegado en uno de los ventanales del lugar; era Yeosang, quien se había convertido en la imagen promocional de aquella marca. Quién imaginaría que aquel chico tan ambicioso lograría tener la fama y reconocimiento que tanto quería. Suspiró e ingresó a la cafetería.

Camino hacia la barra casi arrastrando los pies, aún estaba somnoliento, si no consumía aquella cantidad de cafeína, su sistema no funcionaba de manera correcta; espero a que le tomaran la orden mientras miraba su celular.

-Hola, ¿qué deseas ordenar?

Una voz masculina acaparó toda su atención. Sintió su pulso acelerarse a medida que miraba el gafete del chico luego a este. Las palabras no salían de su boca; estaba como en una especie de estado catatónico.

-¿Hola? – volvió a hablar el chico.

Afortunadamente logró salir de aquel transe y, con torpeza, pidió el café del día. El chico destapó su plumón previo a la pregunta, “¿cuál es tu nombre?”, pero se detuvo en seco y le miró con una sonrisa en los labios.

-Donghyuck, ¿verdad?

El moreno abrió los ojos y asintió varias veces.

Tras varios segundos de mirarse fijamente, ambos sonrieron, olvidándose de todo lo que había a su alrededor.

 

F I N

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Gracias por leer. Hasta la próxima.

  (˵ ͡~ ͜ʖ ͡°˵)ノ⌒♡*:・。. 

1 de junio de 2021

Call U Mine - Capítulo 4 (final)


Capítulo 4. Disculpa y recompensa

 

-¡¿En qué estabas pensando?! – regañó Taeil.

-Es un beta, no debe pasar nada, ¿o sí? – respondió Doyoung, sobándose la parte afectada, la cual había sido atendida por Taeil, la persona en la quien más confiaba.

-¡No lo sé! Nunca había escuchado ni visto algo así – respondió el otro, guardando lo utilizado en el botiquín de primeros auxilios.

-Bueno, tomaré las pastillas por si acaso—

-No – Taeil le arrebató el frasco -Creo que tienes un problema más grande.

-Pero, ¿qué tal si quedé embarazado?

-Has estado tomando demasiadas pastillas, prácticamente diario, estás poniendo en riesgo tu salud por no querer usar condón.

-Sí he usado, pero… – pausó, tratando de encontrar las palabras correctas para explicarse -Esta vez, Taeyong—

-¿Taeyong? ¿Te estás acostando con el chico al que tanto humillabas?

Doyoung asintió.

-¿Qué demonios…? ¿No me digas que él fue—

-Sí, fue él. Espera, ¿a dónde vas? – cuestionó apenas vio a Taeil tomar la perilla de la puerta de su habitación, dispuesto a abandonarla.

-Tu padre tiene que saber esto – contestó el aludido, girando la perilla.

-¡No! Sería decepcionarlo aún más. Soy su único hijo y resulté ser un omega – murmuró con tristeza.

-Sabes que no le interesa, sólo quiere lo mejor para ti – explicó Taeil.

No era mentira, el padre de Doyoung adoraba a su hijo; lo había criado solo luego de una desagradable relación con un alfa, quien únicamente se había fijado en él por su dinero. Doyoung pensaba que, por haber resultado omega, su padre se sentiría avergonzado, pero eso era una idea errónea que él se había creado en la cabeza.

-No digas nada, Taeil. Por favor – suplicó.

-¿Y qué piensas hacer? No hay forma de deshacer el vínculo.

-S-sólo deja que hable con Taeyong, ¿sí?

Taeil suspiró y asintió.

-Ahora, dame el frasco que no quiero más problemas, por favor – extendió la mano.

El chofer hizo una mueca y le dio el frasco y luego le sirvió un vaso con agua.

 

 

 

ʚɞ

 

 

 

Taeyong se encontraba en la sala de espera de aquella clínica. Estaba nervioso y ansioso; el cargo de consciencia por haber mordido a Doyoung le estaba comiendo vivo, pues no lo había visto en días, no había asistido a clases y tampoco tenía cómo contactarlo. Estaba realmente preocupado.

-Aquí están los resultados – anunció la enfermera.

-G-gracias.

-Debo confesar que muy pocas veces he visto casos así, pero me alegro por ti. Aunque sé que no suena bien, pero ahora tendrás más oportunidades – explicó la mujer.

Taeyong asintió y sin más salió de la clínica y se sentó en una de las sillas que había afuera.

 

Resultado:

Beta con reasignación a: α (alfa)

 

Con fuerza, estrujó el papel contra su pecho.

Luego de aquella situación con Doyoung, fue directo a una clínica para realizarse el segundo análisis que los betas debían hacerse a los 20 años para comprobar si había algún cambio, pues no se le hacía normal aquella insana atracción que tenía hacia las feromonas de Doyoung, además de que su madre le había estado presionando con ello.

Ahora, una pregunta no podía dejar de rondar su mente, ¿cuándo volvería a ver a Doyoung?

 

 

 

ʚɞ

 

 

 

Tras llegar a casa, luego de la jornada escolar, Taeyong lanzó su mochila al suelo; nuevamente Doyoung no había asistido a clase y la dirección se había negado a darle su dirección, a pesar de haber puesto de pretexto que la necesitaba para un trabajo en equipo.

De pronto, sonó el timbre. Desganado, la abrió, pensando que serían su madre y su hermano. Su corazón dio un vuelco cuando vio de quién se trataba.

-Ya sé que me dijiste que no era bienvenido, pero—

-Entra – Taeyong prácticamente jaló a Doyoung hacia dentro de la casa.

-¿Qué pasa?

-No sé cómo vas a tomar esto, pero… - suspiró -Me hice los segundos análisis de los betas, sabes cuáles son, ¿no?

Doyoung asintió.

-Resultó que soy un alfa.

-¿Qué? – exclamó Doyoung, tratando de procesar aquella información.

-Por eso me traes loco con tus feromonas, por eso te sentías raro cada vez que teníamos relaciones, por eso te mordí – lo último prefirió susurrarlo.

Doyoung le lanzó un puñetazo.

-Bueno, supongo que me lo merecía – dijo Taeyong, sobándose la barbilla.

-En verdad que estoy jodido – bufó, estaba furioso.

-¿Alguna vez lo sentiste?

Doyoung negó con la cabeza.

-Pensé que era tu hermano – contestó, sentándose en uno de los sillones de la sala. Estaba mareado.

Taeyong se sentó junto a Doyoung.

-Hay algo que debo confesar—

-¡¿Hay más?! – gritó Doyoung.

El ahora alfa se aclaró la garganta.

-Jaehyun… - tragó fuerte -Tiene un raro padecimiento que no le permite sentir las feromonas de los omegas.

-¡¿Ah?! ¿Y por qué hasta ahora me lo dices?

-No tengo idea, estaba muy confundido y sólo pensaba en… bueno, tu cuerpo.

Doyoung no dijo nada, ni hacía contacto visual, desesperando en demasía al nuevo alfa.

-Creo que los cambios comenzaron aquel día en el que me estabas golpeando y llegó Jaehyun, probablemente lo notaste y pensaste que era mi hermanito, cuando en realidad era yo.

Doyoung levantó la mirada. Taeyong sintió su pulso acelerarse, aquel omega en verdad le tenía atrapado.

-¿Quieres decir que todos los encuentros que tuvimos fueron porque tú—

Taeyong lo tomó de la barbilla.

-Porque yo soy quien te hace entrar en celo, no…espera - se acercó más a él -Porque yo soy eso que llamas pareja destinada.

-¿No que no creías en eso? – levantó un ceja.

-No lo hago, pero ya no hay vuelta atrás. Ya te mordí.

Doyoung rodó los ojos y quiso alejarse, pero Taeyong se lo impidió.

-Cuando te dije que me gustabas, fue en serio.

-¿Cómo puede gustarte alguien que te trató mal desde que te conoció?

-No lo sé, simplemente pasó – y sin más, terminó acabando con el espacio que les separaba para besarlo lentamente.

Doyoung no correspondió al principio, Taeyong profundizó el beso y ahí fue cuando el omega le siguió el ritmo.

-¿Podemos al fin hacerlo en una cama? Estoy cansado de lugares raros – se quejó Doyoung apenas Taeyong le recostó en el sofá.

El alfa sonrió y se quitó de encima del otro, para después extenderle la mano.

-Vamos a mi habitación. No te preocupes, no hay nadie.

Doyoung sonrió y lo tomó de la mano.

 


 

ʚɞ

 

 

 

-Así que… te acostabas con alfas para ocultar tus feromonas de omega – comentó Taeyong, mientras envolvía en un posesivo abrazo a Doyoung.

Ambos estaban recostados en la cama del alfa. Doyoung quiso “escapar” tras haber culminado con sesión de sexo, pero Taeyong no se lo permitió.

-Era eso o ser descubierto – comentó el omega, no muy cómodo con aquel abrazo.

-¿Y cómo es que ninguno habló?

-El poder del dinero y una que otra amenaza – Doyoung continuó moviéndose, tratando de soltarse.

-Y ahora, ¿qué harás? Todo el mundo podrá ver la marca en tu nuca – agregó Taeyong, divertido con las acciones de Doyoung.

-Ya no hay porqué ocultar que soy un omega, estoy unido a ti quiera o no – bufó con molestia.

Taeyong no pudo ocultar su sonrisa.

-Sobre eso… – pausó -En verdad lo siento, fue muy egoísta de mi parte – explicó, acariciando con suavidad la mejilla de Doyoung.

El aludido detuvo sus movimientos y le miró fijamente.

-Demasiado diría yo.

-Lo lamento – insistió Taeyong -No tomé en cuenta tus sentimientos y—

Las palabras del alfa fueron interrumpidas por los labios del omega; fue un beso suave y lento, en el ambos disfrutaron de la boca del otro.

-Acepto tus disculpas – dijo Doyoung apenas se separó de los labios de Taeyong- Ahora… déjame dormir.

El alfa asintió y lo abrazó aún más fuerte, dejando que el sueño venciera a ambos.

Y como dicen por ahí: “del odio al amor hay un paso” o… ¿una mordida?

 

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Copyright © 2021-2022 Kang. Prohibida su copia, adaptación y/o redistribución.


Call U Mine - Capítulo 3

 

Capítulo 3: Egoísta

 

Las manos de Taeyong descendieron al botón del pantalón de Doyoung, buscando desabrocharlo.

-Espera – indicó el otro -Toma, no quiero accidentes – dijo tras revisar su bolsillo trasero y sacar su contenido.

-¿Un condón? Dime que no viniste con intenciones de hacerle algo a mi hermano – advirtió Taeyong.

El omega negó con la cabeza.

-En mi condición, trato de cargar con uno por precaución.

Taeyong rodó los ojos, tomó el condón, lo abrió con la boca y se lo colocó rápidamente.

-Mierda, Doyoung – jadeó en su oído tras recargar al aludido en la pared y subir sus piernas, enredándolas en su cadera.

-¿Qué? – cuestionó el otro.

Taeyong no respondió, no quería abrumarlo más. Aquel chico le enloquecía en demasía, no sólo por sus feromonas, sino por todo lo que él era, su cuerpo, su voz… tenerlo ahí, sólo para él, tocarlo, besarlo.

-T-Taeyong – aquel gemido le sacó de sus pensamientos.

El aludido miró al omega, el cual le había tomado del rostro en busca de sus labios, los cuales no le negó, sumiéndose en un intenso beso que les dejó sin aire.

Taeyong golpeaba con fuerza el interior del otro a la vez que le gemía al oído. Sintió un escalofrío recorrer su espalda, indicándole que estaba por terminar.

Tras acabar con aquel momento, Taeyong recargó la cabeza en el pecho de Doyoung por algunos segundos, luego subió a sus labios, besándolos con suavidad, sorprendiendo al omega.

-¿Por cuánto tiempo piensas utilizar esto para mantenerme lejos de tu hermano? – cuestionó Doyoung mientras se abrochaba el pantalón.

-No lo sé – respondió Taeyong. Aún estaba confundido por aquel impulsivo acto.

-¿Por qué no quieres que me acerque a él?

-No quiero que le hagas daño.

-¿Por qué le haría daño a mi destino?

-¡Que no es tu destino!

Doyoung dio un pequeño brinco ante la inesperada reacción del otro.

-Vete ya – pidió Taeyong, abriendo la puerta de la bodega.

Doyoung se limitó a caminar hacia la puerta principal.

-Espera – dijo Taeyong.

-¿Qué?

-¿Dónde quedó la camisa de Jaehyun? – cuestionó, pensando que Doyoung la había robado.

Doyoung rodó los ojos y señaló hacia el suelo.

-No sé en qué momento la solté – respondió sin mucha importancia.

Taeyong quedó estático, tratando de encontrarle sentido a aquello, ¿no se suponía que Doyoung se excitaba por culpa de Jaehyun?

-¿Taeyong? – llamó Doyoung tras ver ausente al beta.

El aludido salió de su ensimismamiento y abrió la puerta principal para que Doyoung saliera, una vez que lo hizo, cerró la puerta y se recargó en ella, lanzando un largo suspiro. Aún podía sentir el aroma en Doyoung impregnado en todo su ser, aquella dulzura se estaba convirtiendo en su adicción, pero si no hacía algo, también podría ser su perdición.

-Estoy seguro de ser un beta, ¿o será que…?

 

 

 

ʚɞ

 

 

 

Días después…

 

 

Taeyong no quería aceptarlo, pero estaba preocupado; Doyoung había sido llamado por la dirección y no había regresado. Por alguna extraña razón había desarrollado un deseo intenso de querer tenerlo cerca y estar al pendiente de él. No habían vuelto a tener sexo ya que los exámenes semestrales llegaron y necesitaba estar enfocado en ellos, así que no se explicaba cómo su cuerpo se había hecho tan dependiente del de Doyoung.

-¿Puedo ir al baño? – preguntó al profesor, el cual dijo que sí.

Rápidamente corrió hacia la dirección, pero no lo vio ahí, así que fue hacia la sala de maestros, corriendo con la misma suerte.

-¿Dónde está?

El aroma de las feromonas de Doyoung se comenzó a hacer más fuerte a medida que se dirigía hacia el laboratorio; aquello no era una buena señal. Acechó por una de las ventanas de la puerta para ver lo que estaba pasando: Doyoung estaba teniendo relaciones con un chico de semestres avanzados.

-Mierda – exclamó para sí mismo, alejándose de ahí hecho una fiera. Pateó con fuerza una lata de gaseosa vacía que encontró en su camino, causando un fuerte ruido, esperando a que la pareja del laboratorio lo escuchara.

Cerca de 10 minutos después, Doyoung regresó al salón como si nada hubiera pasado, pero Taeyong no era tonto, su ropa estaba mal arreglada y tenía aquel brillo “after sex” que le enloquecía.

-¿Por qué tardaste tanto? – cuestionó uno de los amigos de Doyoung.

-Estaba cogiéndome a un omega – respondió el aludido.

-¿El de las feromonas dulces? – preguntó una chica.

-¿Ah?

-Sí, hueles igual a como olía Taeyong el otro día – agregó un chico -¿Quién es? Yo también quiero cogérmelo.

Doyoung miró a Taeyong, el cual retiró la mirada; seguía furioso, aunque a la vez estaba alerta de que ninguno de aquellos chicos se diera cuenta de quién era el poseedor de aquellas dulces feromonas. Necesitaba protegerlo.

 

 

 

ʚɞ

 

 

 

La hora de la salida había llegado, Taeyong esperaba al omega disfrazado de alfa en la puerta principal de la institución.

-Doyoung – le tomó del brazo.

-Taeyong, ¿qué quieres? – bufó el aludido.

-Acompáñame.

-No, no voy a tener sexo contigo. Me dejas sintiendo raro y—

-Pero sí con otros, ¿no? – reclamó -¿Qué no te das cuenta de lo riesgoso que es?

-¿Crees que si no lo supiera lo estaría haciendo? No eres el único que sabe qué soy.

Taeyong le miró perplejo.

-¿Cuántos más lo saben? – ejerció fuerza en su agarre.

-No es asunto tuyo.

-Lo es porque estoy tan metido en esto como ellos.

-Sólo tuvimos sexo un par de veces – se soltó bruscamente -No eres especial, beta.

Taeyong permaneció en silencio.

-Tu hermanito es el especial.

Aquellas palabras enfurecieron a Taeyong. Estaba cansado de las constantes comparaciones, no sólo de su familia, sino también de la sociedad, ya que el menor había resultado alfa y el mayor un simple beta.

-Llévame con él por las buenas – amenazó Doyoung.

El momento fue interrumpido por un claxon bastante conocido por Taeyong.

-Jaehyun – saludó Taeyong apenas la camioneta de su madre se detuvo frente a ellos.

-Hey, ¿qué hace él aquí? – cuestionó el aludido.

-¿Pasa algo? – preguntó la madre de ambos.

-No – dijo Taeyong.

-¿Cómo que no, pero si él— - el menor calló sus palabras cuando notó el firme agarre de su hermano en la cintura del otro.

-Má, Doyoung se siente mal. Me quedaré con él – explicó Taeyong.

-¿O sea que vine hasta acá en vano? – reclamó la señora.

-¿Puedo irme con ustedes? – preguntó Doyoung, sorprendiendo a Jaehyun y a su madre y enfureciendo a Taeyong.

-Perdón, má. Vámonos, Doyoung – indicó el beta para después huir de ahí, llevándose a punta de jaloneos al omega, dejando a su madre a su hermano completamente confundidos.

-¿Qué fue eso? – exclamó la señora.

-Má – llamó Jaehyun.

-Dime.

-¿Hay alguna posibilidad de que un beta se convierta en alfa?

La señora abrió los ojos con sorpresa; volteó levemente su cuerpo y miró a su hijo menor.

 

 

 

 

ʚɞ

 

 

 

El último cubículo del baño era testigo de aquel peligroso juego entre el beta y el omega.

-¿Por qué no me dejas en paz? – cuestionó entre jadeos Doyoung.

-¿No es obvio? – respondió Taeyong mientras arremetía con fuerza contra el cuerpo del otro.

-Ah… no me digas que—

-Me gustas – sin darle tiempo a protestar, lo besó intensamente -Y no pienso compartirte con nadie – dicho esto, giró el cuerpo del omega, presionando su pecho contra la fría loza del baño.

El beta sabía que lo iba a hacer estaba mal, que ponía mucho en riesgo, pero no quería perderlo ni compartirlo con nadie; así que, con suaves besos, acarició la nuca del otro, quien se encontraba con los ojos cerrados, perdido en placer. Taeyong aprovechó dicha distracción y sin más abrió la boca y clavó sus dientes en aquella blanca y tersa piel.

La repentina acción había llegado en el momento clímax de aquel acto, haciendo que ambos acabaran al mismo tiempo.

-¿Q-qué hiciste? – cuestionó Doyoung mientras se tocaba la parte afectada -¡¿Me mordiste?!

La razón había regresado a Taeyong, el cual le miró asustado al mismo tiempo que se limpiaba los restos de sangre de la boca.

No había vuelta atrás. El vínculo estaba hecho.

 

 

Continuará…

The Master - Capítulo 6

 

6. Día 7

 

Luego de haber culminado nuevamente con aquel encuentro, el íncubo rápidamente se incorporó y se sentó en la orilla de la cama.

-¿Qué pasa? – cuestionó Donghyuck, incorporándose también.

-Perdóname, dije que no influiría en tu decisión, pero lo que dijo Doyoung—

-Quiero que tengamos una cita – pidió repentinamente el humano.

-Sólo nos quedan dos días – respondió con tristeza el demonio.

-Bueno, salgamos mañana – insistió Donghyuck.

-¿Por qué?

-Quiero hacer algo distinto. Verte en situaciones distintas.

-Donghyuck, sabes que nunca podrá darme la luz del día. Soy una criatura nocturna.

-Lo sé, lo sé. Tampoco estaremos hasta el amanecer.

Mark sonrió y asintió, regresando a la cama para después envolver al humano en un fuerte abrazo, como si nunca quisiera separarse de él. Las palabras sobraban en aquel momento.

 

 

 

 

 

 

Cerca de la media noche, Mark y Donghyuck se encontraban en un parque que de costumbre no era muy concurrido. Ambos estaban tomados de la mano, sin importar las miradas que las demás personas les daban.

-Si me das tu alma, yo recupero mi forma humana, pero sólo permaneceré así hasta que tu tiempo termine en la Tierra, luego pertenecerás a mi padre Asmodeos – explicó Mark, luego de que ambos encontraron una mesa vacía afuera de una tienda de conveniencia. Necesitaban platicar sobre aquel tema que tanto les acongojaba.

Donghyuck tragó el bocado de ramen que tenía, se limpió la boca con una servilleta de papel y miró a Mark.

-¿Podré estar contigo siendo demonio? – preguntó.

El aludido suspiró, bajó la cabeza y negó con la misma.

-No, tendrás que buscar humanos y hacer todo lo de un íncubo – respondió -En resumen, lo de vender tu alma es sólo para que mi padre tenga más hijos.

Donghyuck mordió su labio inferior, tratando de buscar alguna opción para no tener que separarse de Mark.

-¿Puedo reencarnar?

Mark negó con la cabeza.

-Es más complicado de lo que imaginé – suspiró decepcionado.

-Perdóname – dijo el demonio.

-No es necesario. Desde que llegaste has cambiado por completo mi vida – confesó -En lugar de robarme energía, me la das. Me siento más motivado, algo que llevaba mucho tiempo sin sentir.

Aquello sólo hizo que el demonio se sintiera peor.

-Mark – llamó Donghyuck, tomándolo de la mejilla izquierda para levantarle el rostro -Estás… ¿llorando?

El demonio sonrió sin mucha energía, limpiándose las lágrimas. Cuando vio que Donghyuck planeaba preguntar algo, acortó la distancia y lo besó.

-Regresemos a casa, ya es tarde – indicó el humano tras separarse escasos centímetros de la boca de Mark.

Ambos caminaron en silencio de vuelta al departamento de Donghyuck. Cada uno estaba sumergido en sus propios pensamientos.

El amanecer del día siete amenazaba con presentarse y con ello, una difícil decisión sería tomada.

 

 

 

 

 

 

-Lo siento, pero no puedo, Mark. Decido quedarme así – confesó Donghyuck, quien mantenía la cabeza gacha; no podía mirar a los ojos al demonio.

El aludido sintió cómo la tristeza invadía su cuerpo humano. Era un sentimiento indescriptible, su pecho dolía y su vista comenzaba a nublarse debido a las lágrimas que empezaban a acumularse.

-Entiendo – contestó, acercándose a él.

-Perdóname – murmuró.

Mark lo tomó suavemente del rostro con ambas manos, levantándole la cabeza para poder mirarlo a los ojos. Con ambos pulgares, le limpió las lágrimas que resbalaban por sus mejillas.

-Perdóname tú a mí por no haber puesto un alto a mis sentimientos hacia ti – dijo el íncubo.

-Gracias por hacerme sentir tanto en tan poco tiempo – respondió el humano.

El demonio asintió, tratando de tragar aquel nudo en su garganta. Cortó aún más la distancia entre ambos para después darle un suave beso, al cual Donghyuck correspondió al instante. Apenas se separaron escasos centímetros, se envolvieron en un fuerte abrazo, cargado de tristeza.

Donghyuck lloraba desconsoladamente en el hombro del demonio. Estaba seguro de la decisión que había tomado, pero aun así dolía mucho.

Mark rompió el abrazo y dio unos pasos hacia atrás, separándose del humano.

-Es el momento – suspiró Mark, limpiándose las lágrimas que no dejaban de salir de sus ojos.

Donghyuck sorbió su nariz y asintió. Mark estiró ambos brazos y abrió las manos, esperando a que Donghyuck las tomara.

-Yo, Mark, te libero de la maldición de los siete días. Ya no serás mi esclavo ni obedecerás mis órdenes. Serás libre y continuarás tu camino sin acordarte de mí.

Donghyuck abrió los ojos apenas escuchó la última frase; Mark nunca le mencionó que olvidaría todo lo que había pasado durante aquella semana.

-M-ma—

-Que así sea – finalizó el íncubo.

En el espacio de suelo que había entre ambos apareció un sello igual al que Donghyuck tenía en su vientre, éste se iluminó apenas Mark pronunció las últimas palabras.

Donghyuck sintió un insoportable ardor en su vientre, como si le estuvieran arrancando la piel. Luego, un dolor punzante empezó a atormentarle la cabeza, haciendo que soltara las manos de Mark y cayera hincado al suelo.

-Gracias, Donghyuck.

Fue lo último que escuchó antes de perder el conocimiento.

 

 

Continuará…