30 de noviembre de 2012

My Princess - Cap. 15


Capítulo 15
De mal en peor

 

Desgraciadamente, nadie acudió a tiempo, ya que, Minho se desmayó a los pocos segundos.

= ¿Qué haces aquí? – preguntó el doc. Lee a la enfermera de Minho = Te dije que lo vigilaras.

= Lo siento, es que tenía mucha hambre.

= ¡Ese hombre se está muriendo! ¡Tu hambre puede esperar! – regañó.

La joven asintió y entró a la habitación de Minho, tras encontrarlo tumbado en el piso, se alarmó y llamó al doctor.

= Demonios, su pulso está muy débil, rápido, que lo trasladen al quirófano, hay que operar ya – ordenó.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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= ¿Señor Kim?

= Sí, ¿qué pasa? – dijeron del otro lado de la línea.

= Señor, Kibummie dice que Minho se está muriendo, quiere irse cuanto antes a Corea – dijo el chofer del adolescente.

= Entonces que se vaya, le doy permiso.

= Ese no es el problema señor, lo que pasa es que la señora tiene su pasaporte.

= ¿Qué?

= Sí, ella se lo guardó. Mire, mi esposa me dijo que la señora lo tiene en su bolso, el que lleva a su trabajo. Nosotros pensamos que si usted…

= ¡Claro! ¡No se preocupen, en seguida lo busco y lo mando a la casa!

= Muchas gracias señor, Kibummie se pondrá muy feliz.

= Es lo menos que puedo hacer por mi princesa. Bueno, en un rato estará por ahí un chofer de la oficina.

= Bien, hasta luego señor – cortó y suspiró.

= ¿Qué pasó? – preguntó la nana.

= Asunto arreglado, en un rato lo traen.

= ¡Gracias! – exclamó Kibum = No sé qué haría sin ustedes.

Mientras esperaban al trabajador, la nana de Kibum le ayudó a arreglar la habitación de sus padres.

= Hijo, deberías comer algo antes de irte – dijo su nana.

= No te preocupes, compraré un café en el aeropuerto.

El timbre sonó, el chofer corrió a abrir. Tras una rápida plática con el trabajador, el señor se asomó con aquel librito tan importante.

A Kibum le brillaron los ojos al verlo, corrió a abrazar a su hyung. Luego, tomó su equipaje y tras llenar de besos a ambos señores, decidió partir.

= Mucha suerte – dijo su nana entre sollozos.

= Cuídate pequeño – secundó el señor.

= Los amo – se limpió una lágrima que recorría su mejilla, y, sin más, salió.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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= ¡¿Por qué no pueden operarlo?! – cuestionó en doctor Lee.

= Porque hemos encontrado algo nuevo y necesitamos hacer algunos cambios en la cirugía – explicó otro doctor.

= Este hombre se está muriendo, ¿qué parte de eso no entiendes?

= Sí operamos ahora, dalo por muerto – cortó.

El doc. Lee suspiró pesadamente.

= Está bien, regrésenlo a su habitación e intenten reanimarlo – ordenó.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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= ¡Victoria!

= ¡Sulli! ¿Qué haces aquí? Estoy en horas de trabajo – dijo la chica.

= Me dijiste que hoy operaban a Minho y pues…¡Minho! – gritó tras reconocer a la persona que yacía inconsciente en la camilla.

= Al parecer no lo van a operar hoy, encontraron algo nuevo – explicó.

= Minho, Kibummie ya sabe, pronto vendrá y permanecerá a tu lado – susurró dejando que las lágrimas inundaran sus ojos.

= ¿Kibummie?

= Su novio.

= Oh – exclamó = Necesitamos despertarlo, sino te importa…

= Me quedo con él.

= Ash, está bien.

Por más intentos que los residentes y enfermeros hicieron, el joven no reaccionaba. Llamaron al doctor Lee, pero este se encontraba en una junta con otros doctores para intentar resolver el enigma que tenía aquel coágulo en el cerebro de Minho.

Sulli tuvo que salir de la habitación, no soportaba ver a Minho así, lleno de tubos y cosas que le habían puesto para ver si así despertaba.

= Minho, por favor, reacciona – murmuraba entre llantos.

En eso, el doctor Lee salió de su junta y tras ver al cúmulo de gente en la habitación de Minho, entró rápidamente.

Sulli vio como toda esa gente se movía a prisa, de un lado a otro.

= ¡Victoria! – gritó deteniendo la carrera que estaba a punto de hacer la chica.

= ¿Qué?

= ¿Qué pasa? ¿Qué tiene Minho?

La chica bajó la cabeza.

= ¡Dime! – gritó.

= Entró en estado de coma.

Sulli palideció y soltó los hombros de su amiga. Tomó su celular para llamarle a Jonghyun.

= Sulli, ¿qué pasa, por qué lloras?

= ¿Tienes noticias de Kibummie?

= Hace un rato me dijo que ya estaba por arribar el avión.

= Jong…Minho está en coma – dijo.

La llamada se cortó, seguramente por la impresión que el chico se había llevado.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Las horas pasaban y Minho seguía ahí, inconsciente, con aquel coágulo en el cerebro que lentamente iba acabando con su cuerpo.

El doc. Lee apuraba a sus colegas, sabía perfectamente que el tiempo era esencial en estos casos.

Sulli era consolada por Victoria. Jonghyun esperaba a Kibum en el aeropuerto, moría de nervios, no tenía la menor idea de cómo le diría lo que estaba pasando con Minho.

= Hola Jong – saludó el adolescente.

= Hola – susurró y lo abrazó con fuerza.

= ¿Q-qué pasa? Tú no eres de llorar – cuestionó preocupado.

= Bummie… - suspiró = Minho….Minho está en coma.

Sintió como el menor se desvanecía en sus brazos. La gente, chismosa como siempre, comenzó a murmurar, Jonghyun, con ayuda de una enfermera que, por suerte andaba por ahí, recostaron a Kibum en una de las sillas.

Tras reanimarlo, la chica se despidió alegando que su vuelo estaba a punto de partir; Jonghyun le agradeció cerca de unas 100 veces.

= Bummie, perdona mi estupidez, no sabía cómo decírtelo.

= Ya, no te preocupes. Llévame al hospital, quiero verlo.

= Claro.

Ambos caminaron hacia el estacionamiento.

= Oh rayos, se me olvidó decirte que Onew vino conmigo.

= No importa – murmuró y se metió en silencio al auto, sacó un suéter de su maleta y se arropó. No quería que lo vieran llorar.

Ya en el hospital, Kibum se lanzó a los brazos de Sulli. Lloraba amargamente en el regazo de ésta.

Jonghyun abrazó a Onew, el cual comenzaba a ponerse melancólico con aquella escena.

= ¿Por qué Sulli? ¿Por qué tengo tanta mala suerte? – preguntaba.

= No tienes mala suerte pequeño. Estas son pruebas que la vida nos pone.

 = Quiero verlo – murmuró separándose de la joven = Quiero ver a Minho – pidió.

Sulli le dijo a Victoria y ésta accedió.

= ¡Minho! – exclamó una vez que estuvo dentro de la habitación = ¡Minho, amor, estoy aquí, a tu lado! – decía entre sollozos = No voy a abandonarte, jamás, lo juro, pero por favor, no me dejes, no podría vivir sin ti.

Jonghyun, Onew, Sulli y Victoria solo veían y permanecían en silencio.

= Perdón por la interrupción, pero, ya  está todo listo para que el joven sea operado – dijo el doctor Lee.

= ¿Operado? – preguntó Kibum.

= Sí, disculpa, ¿quién eres?

= Soy su novio – dijo.

= ¿Kibum?

= ¿C-cómo lo sabe?

= Antes de quedar en coma, Minho decía tu nombre entre sueños, decía que te extrañaba mucho.

Esto, derribó más al pobre adolescente.

= Bueno, ya, no perdamos más tiempo.

Kibum quiso entrar al quirófano, pero se lo prohibieron. Era una operación muy tediosa y de alto peligro, cualquier distracción podría ser fatal.

 

 

 

 

 


 

 

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Una, dos, tres, cuatro horas y nada. No había noticias. Kibum había perdido la cuenta de los cafés que había tomado. Sulli intentaba calmarse para no alterar más al adolescente. Jonghyun abrazaba a un abatido Onew.

Y, cuando menos se lo esperaban, el doctor apareció.

= ¿Cómo está? – cuestionó Kibum.

El médico suspiró.

= La operación fue un éxito, logramos extraer el coágulo, pero… - pausó = Sigue en estado de coma.

Kibum no sabía si sentirse feliz o más triste.

= ¿Y sabe cómo cuánto tiempo estará así? – preguntó Jonghyun.

= La verdad no, pueden pasar días, meses, incluso años o en el peor de los casos, puede que nunca despierte.

Sulli sintió como unos delgados brazos rodeaban su cintura, era Kibum que pedía un abrazo. Por nada del mundo se lo negó.

Una hora después Minho fue regresado a su habitación. Esta vez le pusieron más tubos y una máquina para medir sus signos vitales. Aquella que hace un sonido desesperante.

 

 

 

 

 


 

 

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{Dos días después}

 

Kibum había permanecido aquellas 48 horas a lado de Minho. Sosteniendo con fuerza su mano. No había comido, solo tomado café para aguantar un poco más.

= Bummie, necesitas descansar, yo me quedo con él – dijo Sulli con voz suave.

= No, no quiero.

= Bummie, tu padre te habla – intervino Jonghyun.

= ¿Qué?

= Dice que necesita decirte algo.

= Está bien, ustedes ganan – se levantó de la silla y salió de la habitación.

= Minho, por favor, reacciona – suplicó Sulli = Hazlo por Kibummie.

= ¿Hola?

= Mi princesa, ¿cómo está todo por ahí?

= Mal papi, Minho fue operado y le quitaron el coágulo, pero… - suspiró intentando, inútilmente, esconder su llanto = Está en coma.

= Santo Dios – exclamó = Hijo, llamo para decirte que tu madre estará de viaje por tres meses así que no te preocupes.

= ¿Preguntó por mí?

= Sí, y le dije que habías ido a casa de Mir.

= Gracias papi, en serio, gracias por estar conmigo.

= Sabes que si pudiera ya hubiese volado a Corea, pero los negocios no me dejan.

= Tranquilo, yo estoy bien aquí, Jonghyun está conmigo.

= Bueno pequeño, no te quito más el tiempo, cuídate mucho hijo.

= Tú también papi – colgó.

= Kibum – le llamaron.

= ¿Si?

= Ten, compré algo en la cafetería, necesitas comer algo, te ves muy débil.

= Gracias Onew. Yo…

= Si es por lo que pasó entre Jonghyun y tú, hagamos borrón y cuenta nueva ¿si?

= De acuerdo – suspiró y se sentó a comer.

 

 


 

 

 

 

 

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{Al día siguiente}

 

= Doctor, ¿cómo ve a Minho? – preguntó Jonghyun = Por favor, sea sincero.

= Está bien – suspiró = Hablaré  en serio y crudamente.

Jonghyun asintió y tomó con fuerza la mano de su novio.

= Dudo mucho que Minho despierte.

Tras un rato de silencio, en el que la pareja intentó asimilar la noticia, el médico continuó hablando.

= Lo siento.

= ¿Cómo se lo diremos a Kibum? – murmuró Onew.

= Intentaré explicárselo – dijo el doctor = No se preocupen, lo haré lentamente, si se lo digo de la misma manera en la que se los dije a ustedes, el pobre chico terminará destrozado.

= Está bien doctor – dijo Onew, ya que Jonghyun estaba hecho un mar de lágrimas y le era prácticamente imposible hablar.

Ambos regresaron a su departamento para espabilarse un poco, Kibum estaba viviendo con ellos.

Jonghyun se encerró en su habitación para que Kibum no lo viera, mientras tanto, Onew estaba preparando algo para que comieran.

= Onew ¿qué le pasa a Jong? – preguntó el chico.

= Nada, está cansado, eso es todo – mintió.

= Ah, ya veo.

= “Perdóname Kibum” – pensó.

 

 

 

  

Continuará…

10 de noviembre de 2012

My Princess - Cap. 14


Capítulo 14
“Es difícil llegar a ti”

 

Minho cerró los ojos con fuerza e intentó tranquilizarse.

= La enfermera me dijo que usted no tiene familiares.

= No.

= ¿Está seguro? Hay algunos documentos y trámites que necesitan hacerse.

= Doctor, por favor, ya no insista.

= Como usted diga.

= ¿Podría explicarme qué es exactamente lo que tengo?

= Un coágulo en el cerebro – contestó crudamente.

= Bien, y…¿cuándo me operan?

= Me temo que necesitamos un poco de tiempo para saber cómo practicaremos la operación pues el coágulo se encuentra en una zona muy importante del cerebro.

= ¿No se supone que debo operarme pronto?

= Así es joven, pero nuestras investigaciones tomarán a lo máximo una semana, sin embargo, usted estará en extrema vigilancia.

= De acuerdo.

Minho fue regresado a su habitación, mientras que los doctores de quedaron en aquel cuarto analizando aquellas imágenes.

= Esto es muy peligroso, ¿crees que sobreviva? – preguntó un doctor.

= No lo sé, hay que llamar a los otros, necesitamos más opiniones.

 

 

 

 

 

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= Kibummie, ¿por qué no escoges esta universidad? Se ve muy buena – dijo su nana.

= Nana, lo único que quiero es encontrar a Minho, ahorita no tengo cabeza para estudiar.

= Lo sé, pero tu madre…

= Está bien, está bien, escogeré esta maldita universidad solo para callarle la boca.

= Hijo… - susurró su nana.

= Voy a decirle de una vez.

Rápidamente se dirigió al estudio, donde se encontraba su madre.

= Esta es la universidad – le aporreó el folleto en la mesa.

= Bien, mañana mismo ingresarás.

= ¡Bien! – se fue.

Rápidamente llegó la noche, lo que Kibum más odiaba, pues, al haber tanto silencio y tranquilidad, no podía evitar recordar el tiempo que pasó con Minho, todas las cosas buenas y malas que vivió con él, aquellos besos robados que le había dado, aquellos regaños, aquellos abrazos, aquellos “te quiero”, aquel “adiós” cargado de tristeza.

= Minho… - suspiró antes de quedarse dormido.

 

 


 

 

 

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{Al otro día}

 

= Kibummie, despierta pequeño, el desayuno está listo – dijo su noona.

= Cinco minutos más.

= No se puede, ya te los di.

= ¿En serio? – se incorporó de golpe.

= Sí – mintió.

= Ash, está bien – se levantó de la cama y entró la baño.

20 minutos después, ya se encontraba vestido y desayunando en el comedor, junto con sus padres.

= Hijo, me alegro de que hayas escogido esa universidad – dijo su madre.

= Sí, lo que digas – continuó comiendo = Bueno, me voy, adiós a todos – tomó su mochila y salió de la casa.

Su chofer ya lo esperaba.

= ¡Hyung! – gritó y abrazó a su “padrino mágico” = ¿Qué haces aquí? Mi mamá te había despedido.

= Pero volvió a contratarnos a tu noona y a mí, porque sabía que te sentirías muy solo.

= Hmm, tienes razón, eso explica que mi noona esté aquí – con todas las cosas que habían pasado, se había olvidado por completo de que su madre, en un arranque de histeria, había despedido a sus “padrinos”.

= Bueno hijo, sube al auto.

= Ah sí, es verdad.

= ¿No se supone que deberías quedarte a vivir en la universidad?

= Mi mamá movió sus influencias para que solo fuera a estudiar y luego, regresar a la casa.

= Oh ¿y por qué?

= Porque está loca, quiere tenerme encarcelado.

= Pues, lo que hiciste no estuvo bien.

= Ya sé, pero estaba harto de sus regaños, por eso me fui.

= Bueno, ya, no platiquemos más de eso, no me gusta verte molesto.

Rápidamente, llegaron a la dichosa escuela. Ingresó a su salón y tras la típica presentación, tomó su asiento correspondiente.

= Hola – saludó el chico de a lado = Me llamo Bang Cheol Yong, pero dime Mir.

= Hola Mir – dijo neutralmente. Aquel chico se le hizo muy simpático.

= ¿Tus papás son coreanos?

= Sí ¿por qué?

= Los míos también.

Kibum comenzó a reírse tímidamente.

= Ya lo sabía.

= ¿Qué, cómo?

= Cuando me dijiste tu nombre.

= Es verdad – ambos comenzaron a reírse.

= Jóvenes, silencio por favor – dijo la maestra.

= Oops – exclamó Mir.

Y Kibum, rápidamente, había encontrado a un nuevo amigo; tal vez y haber entrado a aquella universidad, no fue mala idea.

 

 

 

 

 

 

 

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Y así pasó rápidamente una semana. Kibum había hecho una fuerte amistad con Mir y la madre de Kibum estaba feliz de esto, pues, Mir era el hijo de uno de los políticos más cercanos al presidente y aprovecharía esto para conseguir más poder y dinero.

= ¿Entonces tu mamá te fue a buscar a Corea? – cuestionó Mir.

= Sí, pero planeo volverme a ir, solo que no sé muy bien cuándo – contó.

= Oh qué bien, eso deberías hacer. Tu mamá me asusta un poco.

= A mí demasiado.

Ambos comenzaron a reírse, en eso, entró la señora.

= Hola muchachos – saludó, los dos chicos guardaron silencio.

= Hola – murmuró Mir.

= Mir, podrías conseguirme una cita con tu padre, quiero hablar con él.

= Claro.

= ¿Pasa algo? – intervino Kibum.

= No, todo está bien – salió de la habitación = Me avisas hijo ¿ok?

= Sí señora.

= ¿Ves? Te digo que asusta – dijo Kibum.

Y de nuevo las risas se hicieron presentes.

 
 

 

 

 

 

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[Con Minho]

 

= Joven, hemos terminado con nuestras investigaciones y tenemos todo listo para que usted sea operado.

= Perfecto – dijo Minho.

= ¿Quiere que le diga los riesgos?

= Morir, eso ya lo sé, no hace falta, gracias.

= Bien, entonces, en seguida mando a la enfermera con los papeles para que usted llene.

= Gracias.

Todas sus respuestas eran cortas y con voz desganada; tenía miedo de morir, es cierto que sin Kibum a su lado era como estarlo, pero en realidad, no quería irse.

= Demonios – exclamó y se llevó las manos a la cabeza; últimamente le daban unos dolores insoportables, como si le estuviesen taladrando la cabeza; el doctor le había dicho que era debido al coágulo.

Tras llegar la enfermera, ésta le administró sus medicamentos y luego le dejó los papeles para que llenara, no sin antes indicarle todo lo que debía hacer.

= Dios mío, no dejes que me muera… - suspiró mientras firmaba el último documento.

 

 

 

 

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{Al día siguiente}

 

Kibum estaba en la escuela a punto de dormirse debido a la fastidiosa clase de sociología.

En eso, sintió que algo vibraba en su mochila, rápidamente sacó su celular y tras ver la pantalla que decía: Jonghyun, contestó.

= ¿Qué quieres? – susurró = Estoy en clase.

= Kibummie, esto es muy importante.

= ¿Es sobre Minho? ¿Qué pasa?

= Minho se está muriendo – soltó.

= ¡¿Qué?! – no pudo evitar gritar, sin embargo, la maestra estaba tan perdida en su explicación que ni cuenta se dio = Jonghyun, dime que es mentira.

= No Kibummie, Sulli tiene una amiga en el hospital donde está Minho.

= ¿P-pero, qué le pasó?

= Un accidente automovilístico, al parecer tiene un coágulo en el cerebro y sino lo operan, se muere.

= ¡No puede ser!

= Kibummie, no vayas a hacer ninguna estupidez ¿si?

= ¿Cómo no la voy a hacer? Con lo que acabas de decirme eso es imposible.

= Pero tu madre…

= ¡No me importa! Ahora mismo me voy a Corea.

= Pero…

= ¡Pero nada! Nos vemos en unas horas – cortó la llamada.

= Kibum, ¿qué pasa? Estás muy pálido.

= Mir, Minho se me muere, necesito ir a verlo.

= ¿Q-qué? ¿A dónde vas? – cuestionó al ver como su amigo tomaba su mochila y se ponía de pie.

= Adiós Mir, gracias por tu amistad – le sonrió y se acercó a la maestra.

Tras explicarle que necesitaba irse pues una persona muy importante estaba a punto de morirse, la maestra le dejó salir.

Le llamó a su “hyung” el cual no tardó en llegar. Cuando estuvo en su casa, aprovechó que su madre se encontraba trabajando, entró a la habitación de sus padres, registró todo el lugar hasta topar con la caja en la que su histérica madre guardaba el dinero.

Se sabía la contraseña pues su padre se la había dicho. Luego corrió a su habitación, empacó algo de ropa, pero faltaba algo muy importante: su pasaporte.

Por más que vació sus cajones, su clóset, sus carpetas, sus libros, no encontró nada. Aquel “librito” había desaparecido.

= Mi madre – exclamó = Ella lo tiene – dijo con odio.

Regresó a la habitación de sus padres y, valiéndole todo, comenzó a revolver los miles de folders, seguramente importantes, que se encontraban arrumbados en un rincón de aquel cuarto; sin embargo no halló absolutamente nada.

= ¡¡NANA!! – gritó a todo pulmón, la señora no tardó en llegar.

= ¡Hijo! ¿Qué haces aquí? Si tu madre lo ve…

= ¡Me vale! Nana, Minho se muere, necesito irme a Corea ahora mismo.

= ¿Qué? ¿No vas a esperar a tu padre?

= No puedo, seguramente llegará con mi mamá.

= Tienes razón, pero, ¿qué tanto buscas?

= Mi pasaporte.

= Oh… - exclamó.

= ¿No lo has visto? – preguntó = Nana, ayúdame por favor – suplicó al borde del llanto.

La señora suspiró.

= Sí, sí lo he visto, tu madre lo escondió y me hizo jurar que no te diga dónde está.

= ¡Dímelo, por favor! ¡Dímelo nana! – imploraba de rodillas.

= No está en la casa.

= ¿Qué?

= Lo tiene en su bolso, ese, el que siempre lleva a su trabajo.

= ¡No! – gritó y se tiró al piso = ¡No! ¡No! ¡Minho, necesito ir a verlo! – gritaba.

Su nana llamó a su esposo para que le ayudara a calmar al adolescente, el cual era víctima de un ataque nervioso.

= Necesito irme, necesito mi pasaporte… - decía entre berridos.

= ¿Qué hacemos? – preguntó el señor.

= No lo sé, por lo pronto calmarlo, no me gusta verlo así, me parte el corazón – respondió la nana.

= Tal vez si llamamos a su padre y le explicamos…

= ¡Tienes razón! Él puede traernos el pasaporte – dijo la señora = ¡Rápido tráeme el teléfono! – pidió = Tranquilo bebé, pronto estarás con Minho – dijo mientras le acariciaba la cabeza a un convulsionante Kibum.

= G-gracias… - susurró para luego abrazarla fuertemente.

 

 

 

 

 

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Minho intentaba comer algo, pero tenía el estómago revuelto y se encontraba mareado.

De repente, sintió un dolor punzante en la cabeza. Era el más fuerte de todos los que le habían dado. Se tiró al piso sin importarle el yeso que tenía en su pierna derecha.

= ¡Enfermera! – gritó = ¡¡Enfemera!!

 

 

 


Continuará…