Capítulo 13
Mundo desmoronado II
Mundo desmoronado II
=
¿Joven? – habló la sra. Kim.
=
D-disculpen – hizo una pausa para poder acomodar sus ideas = Pasen, adelante.
Ambos
señores entraron al departamento.
=
Kibum no está, pero no se preocupen, no debe tardar en llegar.
= ¿A
dónde fue?
= A
hacer un trabajo en equipo. ¿Quieren tomar algo?
= Un
café estaría bien – dijo el padre de Kibum o lo que la sra. Kim asintió.
=
Enseguida los traigo.
~*~
Minho
entró a la cocina y rápidamente se apoyó en la meseta, enfrente del lavamanos.
Estaba nervioso, ¿quién demonios le había dicho a los padres de Kibum?
Sirvió
el café es las respectivas tazas, luego las puso en la bandeja, suspiró un par
de veces y se dirigió a la sala, donde se encontraban los señores.
= Y
dígame joven Minho, ¿qué relación tiene con mi hijo? – cuestionó el señor.
Choi
estuvo a punto de escupir su café.
=
Somos…
Y el
sonido de la puerta le interrumpió. Kibum entró con una enorme sonrisa que
enseguida desapareció.
=
¿Q-qué hacen aquí? – preguntó palideciendo al instante.
=
¡¿Por qué demonios te escapaste?! – gritó su madre.
=
Amor, por favor, tranquilízate – intercedió el sr. Kim.
=
¡¿Tienes idea de cuánto sufrimos?! ¡Medio país te está buscando!
=
¿Sufrimos? Por favor, ustedes ni caso me hacían, ¡solo soy un maldito estorbo
en sus vidas!
=
Quieras o no vas a volver con nosotros, así que empaca tus malditas cosas y nos
vamos – ordenó su padre.
=
¡No! ¡Jamás voy a volver con ustedes! ¡Los odio! – gritó.
Minho
no sabía qué hacer.
=
¡Que empaques te digo! – gritó su madre.
Kibum
corrió a su habitación.
=
Hablaré con él – dijo el empresario.
=
Gracias – dijeron en unísono los señores.
=
Kibum, abre por favor – dijo contra la puerta.
=
Minho – chilló y se lanzó a los brazos de su novio = No dejes que me lleven, no
quiero separarme de ti – decía contra su pecho.
= Yo
tampoco pequeño – le acariciaba la cabeza = Pero son tus padres y no podemos
hacer nada en contra de eso.
=
Soy mayor de edad… - dijo.
=
Pero en tu país no – moduló intentado no desmoronarse ante su novio.
=
¡No quiero! ¡No quiero irme! Intentaré convencerlos – se limpió las lágrimas =
Tal vez y eso sirva.
=
Kibum.
= Lo
lograré, ya verás – salió de su habitación y regresó a la sala = Mamá, papá,
por favor, se los suplico, no quiero volver con ustedes, aquí tengo todo.
= No
Kibum, ya te di una orden.
=
Pero mamá…
=
¡No es no, así que obedece! ¡Sino lo haces, demandaré a este tipo por
secuestro!
=
¿Qué? – exclamó el menor.
=
Disculpe señora, pero yo no secuestré a nadie – intervino Minho.
=
Mamá deja de decir estupideces, él no tiene nada que ver.
=
¡Entonces obedece y vámonos de una vez!
El
adolescente, con lágrimas en los ojos, asintió.
=
Acompáñame Minho – susurró al pasar junto a él.
De
nuevo, volvieron a la habitación del joven.
=
Kibum… - susurró el mayor.
=
Los odios Minho, te juro que los odio – lo abrazó.
= No
puedes hacerlo, son tus padres, ellos te dieron la vida.
=
Encontraré la manera de volver, me niego a perderte.
= Te
meterás en muchos problemas.
= No
me importa ¿entiendes? – lo besó suavemente.
= Te
amo Kibum, como no tienes idea – y una solitaria lágrima recorrió su mejilla y
terminó en la mano derecha de adolescente.
= Te
amo – lo besó una vez más; fue un beso cargado tristeza y a la vez de amor. No
querían separarse.
Una
vez que Kibum terminó de empacar sus cosas, besó al alto, como si la vida se le
fuera en eso; no sabría hasta cuándo podría, sí es que lo haría, besar de nuevo
aquellos esponjosos y carnosos labios.
=
Vamos, te están esperando – dijo el alto.
=
Apúrate hijo, el vuelo sale en media hora – dijo su padre.
=
Sí, ya voy… - susurró desganado.
=
Bueno joven, disculpe mis arranques de locura – habló la sra. = Gracias por
cuidar a mi hijo.
= No
se preocupe señora – murmuró, estaba a punto de romper en llanto.
=
Gracias Minho… - dijo el menor = Gracias por todo – lo abrazó = Te amo – le
susurró al oído.
Y
Choi no pudo más y comenzó a derramar lágrimas.
=
Vámonos, se nos hace tarde – apuró la señora; sin embargo, el padre de Kibum se
sintió un poco mal al ver aquella escena, al parecer, su hijo y aquel joven,
tenían una bonita amistad.
=
Adiós – Kibum rompió el abrazo y su junto con esto, el clandestino enlace que
tenían sus manos.
La
puerta se cerró y Choi sintió que su corazón se partía en millones de pedazos,
una vez más perdía a su amor, pero, al parecer, esta vez, sería para siempre.
=
Sus padres no dejaran que vuelva… - decía entre sollozos = ¡Lo perdí! Perdí a
mi Kibummie – se recostó en el mueble.
Su
celular comenzó a sonar. Era Jonghyun.
=
¿Qué? – contestó.
=
Hermano~ ¿qué tal? ¿te gustó la sorpresa?
=
¿Qué sorpresa?
=
Pues la que te mandé – hizo una pausa = ¡Los padres de Kibummie!
=
¡Fuiste tú maldito hijo de perra! – gritó = ¡Tú, idiota! ¡No sabes la gran
estupidez que acabas de hacer!
=
Hey tranquilo, yo solo quería ayudar, porque…se supone que odiabas a mi…ex.
= ¡A
quien odio es a ti!
=
Minho, ¿qué pasa? – dijo un poco más serio.
=
Jonghyun, yo… - suspiró = Yo amo a Kibum.
=
¿Ah?
= Lo
amo, me enamoré de él ¿ya?
=
P-pero…
= Y
él de mí, pero tú acabas de separarnos para siempre.
=
Y-yo no sabía…Minho, perdóname.
= Te
odio – cortó la llamada = ¡Odio a todo el maldito mundo! – sus ojos volvieron a
inundarse de lágrimas.
De
nuevo su celular comenzó a sonar; lo abrió y le sacó la pila; no quería hablar
con nadie, quería estar solo. Se puso de pie y apagó su teléfono inalámbrico.
Una
vez más se aislaría de la sociedad.
~*~
{Varias
semanas después}
=
Kibum, no me gusta verte así, sonríe hijo – dijo el sr. Kim.
= No
tengo razones para sonreír.
= Si
tu madre te ve…
=
¡Me importa un comino! Ella me separó de… - calló al instante.
=
Hijo – tomó aire = Dime, ¿qué tipo de relación tenías con ese muchacho?
=
S-solo…
=
Dime la verdad, no voy a regañarte.
Por
suerte, el padre de Kibum era un poco más comprensivo que su madre, pero,
desgraciadamente ésta tenía mucha influencia sobre el pobre señor.
= Él
y yo éramos novios – soltó con tristeza.
= ¿Y
has intentado contactarlo?
=
No, no sé nada de él, le hablé a su ex novia, hablé a Jonghyun pero nadie sabe
nada. Papá estoy muy asustado ¿y si le pasó algo? Yo lo amo y no quiero
perderlo – comenzó a llorar.
=
Ya, ya… - abrazó a su hijo = Todo estará bien, pronto sabrás de él.
=
Nunca pensé que podría hablar así contigo.
=
Eres mi princesa ¿no?
= Te
quiero papi – besó su mejilla.
=
Vamos a hacer algo, te ayudaré a buscar a ese muchacho, pero eso sí, ni una
sola palabra a tu madre ¿ok?
=
¡Te amo papá! ¡Muchísimas gracias!
=
Todo sea por verte feliz.
~*~
Luego
de aquella plática, Kibum fue a los jardines a tomar un poco de aire fresco.
=
¿Jonghyun?
=
¡Kibummie! ¡Hola! – saludó el chico.
=
Oye, ¿tienes noticias de Minho?
=
¿Buenas? No – suspiró con tristeza.
= ¿A
qué te refieres? ¡Habla! – exigió.
=
Hace unos días Sulli fue a su departamento y al parecer… - hizo una pausa = …al
parecer, Minho se mudó.
=
¡¿Qué?! – gritó = ¿A dónde?
=
Nadie sabe y para colmo no contesta el celular, Kibummie, esto es mi culpa, yo
le dije a tus padres que estabas con Minho.
= Te
odio Jonghyun.
=
¡Perdóname pequeño! Te juro que yo no sabía que ustedes eran novios.
=
Olvídate de las disculpas, ahora preocupémonos por averiguar a dónde está Minho
– decía con la voz a punto de quebrársele, poco le falta para soltarse a
llorar.
=
Tienes razón, pero, ¿piensas regresar a Corea?
=
Sí, mi papá me va a ayudar – confesó.
=
Oh, ya veo, bueno Bummie, entonces cuando tenga noticias te aviso ¿ok?
=
Ok, adiós – cortó la llamada e inmediatamente comenzó a sollozar, su noona lo
abrazó cálidamente.
=
¿Qué pasa?
=
Noona, nadie sabe a dónde está Minho – dijo escondiendo la cara en el pecho de
la mujer.
= Mi
pobre Kibummie – le acarició la cabeza.
=
¿Por qué lloras? – cuestionó la madre del adolescente.
=
Cosas que tú no entenderías – respondió Kibum.
= No
me hables así, niño mal educado – dijo = Toma, estos son algunos folletos de
universidades, escoge una.
Kibum
los tomó de mala gana y los leyó rápidamente.
=
Ninguno de gusta.
=
Tiene que haber una, a menos que quieras que escoja por ti; ah y de una vez te
digo que queda prohibido hacer un intercambio a otro país.
El
menor se quedó estático, ¿cuál era el gusto de su madre por tenerlo “encerrado”
en Estados Unidos?
= No
quiero que regreses con ese tipo – dio la media vuelta dispuesta a entrar a la
casa.
=
¡¿Por qué?! – gritó.
=
Porque yo lo digo.
Kibum
iba a decir algo más, pero su nana le tomó el brazo y le susurró
tranquilamente:
= No
la molestes, vamos a platicar a tu habitación.
=
Sino quieres ser castigado, hazle caso a tu nana – ingresó a la casa.
=
¡Ash! ¡No la soporto!
~*~
=
Joven, por fin despierta – dijo una enfermera.
=
¿Qué me pasó?
=
Tuvo un accidente.
=
¿Qué?
=
Sí, un auto estampó contra el suyo – explicó = Intentamos llamar a algún
familiar suyo, pero…
= No
tengo a nadie – cortó.
=
Ah, entiendo, ¿necesita que le traiga algo?
=
No, pero necesito que me expliques porqué me duele tanto la cabeza.
= Es
que, según el doctor, usted se golpeó contra la ventana de su auto y perdió el
conocimiento.
=
Entiendo ¿y qué más?
=
Pues, es necesario que le hagan estudios para descartar alguna hemorragia
interna.
= Lo
mejor que podría pasarme es morir – susurró.
=
¿Disculpe?
=
Nada, gracias por todo señorita, ahora, déjeme solo.
=
Como diga joven, con permiso – salió de la habitación.
= Mi
Kibummie, ¿qué estarás haciendo en estos momentos? ¿Me extrañarás tanto como yo
a ti? – suspiró.
=
¿Choi Minho? – llamaron.
=
¿Si?
=
Soy el doctor Lee.
=
Mucho gusto.
=
Igualmente – pausó = Como sabrá, un golpe en la cabeza, puede traer muchas
malas consecuencias, por lo que necesitamos hacer algunos estudios.
=
Sí, ya sé, la enfermera me explicó.
=
Bueno, en ese caso, si está de acuerdo, podemos hacerle una resonancia ahorita.
=
Pues…creo que sí.
=
Perfecto, pediré que preparen el equipo, en enseguida le ayudarán a
trasladarse.
= ¿Ayudarme?
= Sí
joven, usted se fracturó la pierna derecha.
=
¿E-es grave? – preguntó con miedo.
= Un
cierto porcentaje, pero con terapias y con tiempo, se curará – salió del
cuarto.
Minho
volvió a recostarse en la camilla.
=
Odio mi vida.
~*~
Minutos
después, Minho fue sometido a la dichosa resonancia. Los doctores analizaban
las imágenes mientras él permanecía sentado, esperando el veredicto.
=
Bueno joven… - habló el doctor Lee = Usted…
=
¿Es grave? – por la cara que traía el médico, dedujo rápidamente lo que estaba
pasando.
=
Sí.
=
¿Me voy a morir?
=
Sino operamos pronto, me temo que sí, sí va a morirse.
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