Capítulo 8:
Decepción
-Lo está
cubriendo – dijo Renjun mientras depositaba un par de cervezas sobre la mesa de
centro en la sala de su casa.
Apenas
terminaron de ensayar, pidió a Jeno y Jaemin que les acompañara a su casa, pues
necesitaba platicar con ellos sobre Mark, el cual había actuado como si nada
durante la práctica.
-¿Quién a
quién? – preguntó Jaemin para después un sorbo a su botella de cerveza.
-Donghyuck a
Mark – respondió Renjun
-¡¿Hablaste
con él?! – cuestionó Jeno.
-Sí, ambos
dijeron que fue consensuado. No les creo nada, para mí que Mark amenazó a
Donghyuck – pausó -Tenía las muñecas marcadas y le cuello con moretones, ¿no
les hace sospechoso?
-Hmm… sabía
que Mark tenía algo sado en él – comentó Jaemin.
-Cierto, sí
que le dio duro al chico.
-¡Hey! Esto
es algo serio, Mark pudo haber torturado y abusado del chico – interrumpió
Renjun.
-No seas un
abuelo, Renjun – bufó Jaemin -Olvídate ya de eso. Si ambos dijeron que fue
consensuado pues listo, asunto arreglado.
-No me
extrañaría que Donghyuck estuviera en su departamento ahorita – dijo Jeno.
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Donghyuck
sentía que se asfixiaría en cualquier momento; podía sentir cómo el pene de
Mark tocaba su úvula, produciéndole arcadas.
Mark estaba
encantado con la vista: ojos llorosos, mejillas sonrojadas, sudor recorriendo
su piel. Depositó su mano izquierda sobre la puerta, para apoyarse mientras que
con la derecha alejaba los cabellos sudados del rostro de Donghyuck, para poder
apreciarlo en todo su esplendor.
Donghyuck
nunca en su vida había tenido un pene en su boca; así que no sabía qué debía
hacer, sólo obedecía a las instrucciones que de vez en cuando Mark le daba.
-M-mierda…
estoy cerca – jadeó el chico malo, moviendo frenéticamente las caderas, embistiendo
la boca de Donghyuck.
-Mmn… - gimió
Donghyuck tras sentir cómo su boca se llenaba de aquella sustancia viscosa y
con sabor a pescado.
Mark sacó su
miembro de la boca del otro rápidamente, provocando que el rostro de su vecino
se manchara con su semen.
-Buen chico,
lo hiciste muy bien – felicitó Mark, limpiándole las manchas de semen con su
camisa.
Una vez que
Donghyuck estuvo de pie, el ambiente se hizo tenso. Mark se había alejado de él
y se encontraba limpiándose, incluso se había subido los pantalones.
Donghyuck
estaba de pie, estático, con el miembro al aire, el cuerpo caliente y la
respiración agitada.
-¿Y bien? –
exclamó Mark, girándose hacia él.
Donghyuck
mordió su labio inferior. ¿Qué debería hacer?
Mark arqueó
una ceja y se cruzó de brazos.
-¿Tienes algo
que pedirme?
Donghyuck
sabía que eso era una invitación, pero,
¿quería tomarla?
-Si no… será
mejor que te vayas – bufó -Gracias por calentarme el pene para mi chico de
Grindr.
Y aquello
rompió algo en Donghyuck, le hizo perder el sentido común. Caminó a paso firme
hacia Mark, lo tomó del rostro y lo besó. Mark sonrió apenas sus bocas se
separaron un par de centímetros.
-Cógeme, Mark
– susurró Donghyuck en su oído; ni él mismo podía creer lo que acaba de salir
de su boca.
El aludido
volvió a besarlo, mientras se retiraba la ropa, ayudando a Donghyuck a hacer lo
mismo.
Apenas cayó
en la cama, Donghyuck estiró los brazos hacia arriba, pasándolos sobre su cabeza,
agarrándose de los barrotes de la cabecera de la cama. No había tiempo para
cambiar de esposas.
Mark tomó el
lubricante y un condón, rápidamente mojó sus dedos y volvió a subirse a la
cama; Donghyuck abrió las piernas, las cuales tenía flexionadas.
El moreno arqueó
la espalda apenas sintió el primer dígito, dejando que un suave jadeo saliera
de su boca. Mark ingresó el segundo dígito y segundos después el tercero. Los
movió de adentro hacia afuera, después en círculos hasta tocar su próstata,
haciendo que el miembro de Donghyuck reaccionara, quedando semi-erecto.
Mark detuvo
todos sus movimientos y se bajó de la cama; Donghyuck le siguió con la mirada,
notando que sacaba algo de uno de los cajones de la cómoda que se encontraba
contra la pared a su costado izquierdo.
-Comenzaremos
con algo simple – anunció Mark, mostrándole un objeto redondo.
-¿Q-qué es
eso? – cuestionó asustado.
-Una anilla
estranguladora.*
-¿Y dónde va?
Mark no
respondió, simplemente regresó a la cama, Donghyuck hizo por cerrar las
piernas, pero el chico malo se lo impidió, poniéndose entre éstas,
flexionándolas. Tomó un poco de lubricante, mojó el pene de Donghyuck y la
anilla.
-Ah… Mark…
¿qué—
Donghyuck no
podía articular palabra. Su pene estaba siendo literalmente estrangulado a medida que Mark deslizaba
aquel objeto hasta dejarlo en la base del tronco.
-Shh, dijiste
que serias un buen chico, ¿no?
Donghyuck
asintió; sus ojos se encontraban cristalinos, su piel erizada y su corazón
bombeando con fuerza.
-Entonces
nada de quejas – se acercó a su oído -Sólo gemidos – susurró, para después
introducir de nuevo sus dedos en el chico.
Donghyuck
prácticamente estaba gritando; no sabía cómo nombrar a todo aquello que estaba
sintiendo. Era una mezcla de placer y dolor, pero en exceso, sin límites.
Mark se
incorporó un poco para poder ponerse el condón, observando con triunfo el
desastre que tenía enfrente. Estaba orgulloso. Tomó su pene con la mano derecha
mientras que con la izquierda levantó la pierna derecha de Donghyuck y la depositó
sobre su hombro izquierdo, levantándole la cadera. Dirigió su miembro hacia la
entrada del moreno, deleitándose con la sensación que comenzó a envolverle.
-Mark… quiero
v-venirme… por favor…
-No, aún no –
dicho esto, movió sus caderas, empezando con las embestidas, las cuales en
minutos ya eran rápidas, tortuosas, delirantes.
Sus gemidos
inundaban la habitación, retumbando las paredes. Donghyuck había soltado la
cabecera y ahora sus brazos se encontraban alrededor del cuello de Mark,
sintiéndolo hasta el fondo de su ser.
Sus bocas
ardían debido a los besos y mordidas que se daban.
Mark deslizó
una mano hacia la entrepierna de Donghyuck.
-Q-quítamelo,
me duele. Por favor – suplicó.
-¿Has sido un
buen chico?
-Sí, lo he
sido… ¡A-AH!
Mark nunca en
su vida había visto a alguien tener un orgasmo y verse tan hermoso y sensual como Donghyuck. Esa mera imagen bastó para que
terminara unos segundos después. Se dejó caer sobre el agitado y exhausto
cuerpo de su vecino.
-En verdad
eres muy interesante – murmuró Mark,
recostándose a un costado del chico.
-Pensé que
iba a morir.
-Claro que
no, no después de haberme dado tanto placer.
Donghyuck no
supo cómo tomar aquello. Por un lado, se sentía bien pero por otro… ¿no? Es
decir, Mark sólo lo veía como un juguete más, ¿un fuck buddy?
-¿Ya te vas?
– cuestionó el chico malo tras ver al moreno incorporarse en la cama.
-Sí, quítame
las esposas.
-¿Por qué me
estás dando órdenes?
Donghyuck le
miró asustado ante el repentino cambio de voz; olvidó en dónde y con quién se
encontraba.
-Por favor,
quítame las esposas – corrigió.
-Aún no usas
las palabras correctas, pero lo dejaré pasar esta vez. Estoy cansado – comentó,
liberando las muñecas del otro.
Donghyuck no
dijo más, se vistió en silencio mientras Mark revisaba su celular, como si no
hubiera pasado nada. Eso en realidad enfurecía al chico, ¿qué no podía al menos
fingir algo de interés?
-Donghyuck.
El aludido se
giró apenas escuchó la voz de Mark.
-Tendrás que
reponer el poster con dos cajetillas de cigarros.
El rostro de
Donghyuck se descolocó, ¿estaba hablando en serio?
-Consíguelas
pronto y déjalas en la puerta – indicó, sin dejar de mirar su celular y fumar
su cigarrillo.
-Está bien –
susurró.
Donghyuck
salió del departamento y regresó al suyo; apenas entró, se lanzó al sofá donde
quedó dormido.
Continuará…