25 de septiembre de 2022

Rock Me - Capítulo 8

 

Capítulo 8:
Decepción

 

 

-Lo está cubriendo – dijo Renjun mientras depositaba un par de cervezas sobre la mesa de centro en la sala de su casa.

Apenas terminaron de ensayar, pidió a Jeno y Jaemin que les acompañara a su casa, pues necesitaba platicar con ellos sobre Mark, el cual había actuado como si nada durante la práctica.

-¿Quién a quién? – preguntó Jaemin para después un sorbo a su botella de cerveza.

-Donghyuck a Mark – respondió Renjun

-¡¿Hablaste con él?! – cuestionó Jeno.

-Sí, ambos dijeron que fue consensuado. No les creo nada, para mí que Mark amenazó a Donghyuck – pausó -Tenía las muñecas marcadas y le cuello con moretones, ¿no les hace sospechoso?

-Hmm… sabía que Mark tenía algo sado en él – comentó Jaemin.

-Cierto, sí que le dio duro al chico.

-¡Hey! Esto es algo serio, Mark pudo haber torturado y abusado del chico – interrumpió Renjun.

-No seas un abuelo, Renjun – bufó Jaemin -Olvídate ya de eso. Si ambos dijeron que fue consensuado pues listo, asunto arreglado.

-No me extrañaría que Donghyuck estuviera en su departamento ahorita – dijo Jeno.

 

 


 

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Donghyuck sentía que se asfixiaría en cualquier momento; podía sentir cómo el pene de Mark tocaba su úvula, produciéndole arcadas.

Mark estaba encantado con la vista: ojos llorosos, mejillas sonrojadas, sudor recorriendo su piel. Depositó su mano izquierda sobre la puerta, para apoyarse mientras que con la derecha alejaba los cabellos sudados del rostro de Donghyuck, para poder apreciarlo en todo su esplendor.

Donghyuck nunca en su vida había tenido un pene en su boca; así que no sabía qué debía hacer, sólo obedecía a las instrucciones que de vez en cuando Mark le daba.

-M-mierda… estoy cerca – jadeó el chico malo, moviendo frenéticamente las caderas, embistiendo la boca de Donghyuck.

-Mmn… - gimió Donghyuck tras sentir cómo su boca se llenaba de aquella sustancia viscosa y con sabor a pescado.

Mark sacó su miembro de la boca del otro rápidamente, provocando que el rostro de su vecino se manchara con su semen.

-Buen chico, lo hiciste muy bien – felicitó Mark, limpiándole las manchas de semen con su camisa.

Una vez que Donghyuck estuvo de pie, el ambiente se hizo tenso. Mark se había alejado de él y se encontraba limpiándose, incluso se había subido los pantalones.

Donghyuck estaba de pie, estático, con el miembro al aire, el cuerpo caliente y la respiración agitada.

-¿Y bien? – exclamó Mark, girándose hacia él.

Donghyuck mordió su labio inferior. ¿Qué debería hacer?

Mark arqueó una ceja y se cruzó de brazos.

-¿Tienes algo que pedirme?

Donghyuck sabía que eso era una invitación, pero, ¿quería tomarla?

-Si no… será mejor que te vayas – bufó -Gracias por calentarme el pene para mi chico de Grindr.

Y aquello rompió algo en Donghyuck, le hizo perder el sentido común. Caminó a paso firme hacia Mark, lo tomó del rostro y lo besó. Mark sonrió apenas sus bocas se separaron un par de centímetros.

-Cógeme, Mark – susurró Donghyuck en su oído; ni él mismo podía creer lo que acaba de salir de su boca.

El aludido volvió a besarlo, mientras se retiraba la ropa, ayudando a Donghyuck a hacer lo mismo.

Apenas cayó en la cama, Donghyuck estiró los brazos hacia arriba, pasándolos sobre su cabeza, agarrándose de los barrotes de la cabecera de la cama. No había tiempo para cambiar de esposas.

Mark tomó el lubricante y un condón, rápidamente mojó sus dedos y volvió a subirse a la cama; Donghyuck abrió las piernas, las cuales tenía flexionadas.

El moreno arqueó la espalda apenas sintió el primer dígito, dejando que un suave jadeo saliera de su boca. Mark ingresó el segundo dígito y segundos después el tercero. Los movió de adentro hacia afuera, después en círculos hasta tocar su próstata, haciendo que el miembro de Donghyuck reaccionara, quedando semi-erecto.

Mark detuvo todos sus movimientos y se bajó de la cama; Donghyuck le siguió con la mirada, notando que sacaba algo de uno de los cajones de la cómoda que se encontraba contra la pared a su costado izquierdo.

-Comenzaremos con algo simple – anunció Mark, mostrándole un objeto redondo.

-¿Q-qué es eso? – cuestionó asustado.

-Una anilla estranguladora.*

-¿Y dónde va?

Mark no respondió, simplemente regresó a la cama, Donghyuck hizo por cerrar las piernas, pero el chico malo se lo impidió, poniéndose entre éstas, flexionándolas. Tomó un poco de lubricante, mojó el pene de Donghyuck y la anilla.

-Ah… Mark… ¿qué—

Donghyuck no podía articular palabra. Su pene estaba siendo literalmente estrangulado a medida que Mark deslizaba aquel objeto hasta dejarlo en la base del tronco.

-Shh, dijiste que serias un buen chico, ¿no?

Donghyuck asintió; sus ojos se encontraban cristalinos, su piel erizada y su corazón bombeando con fuerza.

-Entonces nada de quejas – se acercó a su oído -Sólo gemidos – susurró, para después introducir de nuevo sus dedos en el chico.

Donghyuck prácticamente estaba gritando; no sabía cómo nombrar a todo aquello que estaba sintiendo. Era una mezcla de placer y dolor, pero en exceso, sin límites.

Mark se incorporó un poco para poder ponerse el condón, observando con triunfo el desastre que tenía enfrente. Estaba orgulloso. Tomó su pene con la mano derecha mientras que con la izquierda levantó la pierna derecha de Donghyuck y la depositó sobre su hombro izquierdo, levantándole la cadera. Dirigió su miembro hacia la entrada del moreno, deleitándose con la sensación que comenzó a envolverle.

-Mark… quiero v-venirme… por favor…

-No, aún no – dicho esto, movió sus caderas, empezando con las embestidas, las cuales en minutos ya eran rápidas, tortuosas, delirantes.

Sus gemidos inundaban la habitación, retumbando las paredes. Donghyuck había soltado la cabecera y ahora sus brazos se encontraban alrededor del cuello de Mark, sintiéndolo hasta el fondo de su ser.

Sus bocas ardían debido a los besos y mordidas que se daban.

Mark deslizó una mano hacia la entrepierna de Donghyuck.

-Q-quítamelo, me duele. Por favor – suplicó.

-¿Has sido un buen chico?

-Sí, lo he sido… ¡A-AH!

Mark nunca en su vida había visto a alguien tener un orgasmo y verse tan hermoso y sensual como Donghyuck. Esa mera imagen bastó para que terminara unos segundos después. Se dejó caer sobre el agitado y exhausto cuerpo de su vecino.

-En verdad eres muy interesante – murmuró Mark, recostándose a un costado del chico.

-Pensé que iba a morir.

-Claro que no, no después de haberme dado tanto placer.

Donghyuck no supo cómo tomar aquello. Por un lado, se sentía bien pero por otro… ¿no? Es decir, Mark sólo lo veía como un juguete más, ¿un fuck buddy?

-¿Ya te vas? – cuestionó el chico malo tras ver al moreno incorporarse en la cama.

-Sí, quítame las esposas.

-¿Por qué me estás dando órdenes?

Donghyuck le miró asustado ante el repentino cambio de voz; olvidó en dónde y con quién se encontraba.

-Por favor, quítame las esposas – corrigió.

-Aún no usas las palabras correctas, pero lo dejaré pasar esta vez. Estoy cansado – comentó, liberando las muñecas del otro.

Donghyuck no dijo más, se vistió en silencio mientras Mark revisaba su celular, como si no hubiera pasado nada. Eso en realidad enfurecía al chico, ¿qué no podía al menos fingir algo de interés?

-Donghyuck.

El aludido se giró apenas escuchó la voz de Mark.

-Tendrás que reponer el poster con dos cajetillas de cigarros.

El rostro de Donghyuck se descolocó, ¿estaba hablando en serio?

-Consíguelas pronto y déjalas en la puerta – indicó, sin dejar de mirar su celular y fumar su cigarrillo.

-Está bien – susurró.

Donghyuck salió del departamento y regresó al suyo; apenas entró, se lanzó al sofá donde quedó dormido.

 

 

Continuará…

16 de septiembre de 2022

Rock Me - Capítulo 7


Capítulo 7:
Buen chico

 

-Seguramente, sí. Pero hoy no – respondió Mark.

-¿Por qué?

-Porque no está, se fue a la universidad.

Renjun asintió.

-Bien, entonces el jueves que tengamos práctica, lo haré.

-Sí, sí. Lo que digas, ahora vete, que quiero dormir.

El chico se puso de pie y caminó hacia la puerta. Mark rogaba porque a su vecino no se le ocurriera salir del departamento al mismo tiempo.

-Ah, y no se te olvide pedirle disculpas a Jeno. Necesito que la banda esté en paz.

-Hmm… yo soy el líder, ¿lo olvidas?

-Y yo soy el único con cerebro de todos ustedes – contraatacó -Así que hazlo.

-Sí – contestó de mala gana.

-Nos vemos.

-Sí, sí.

Mark esperó a que Renjun terminara de bajar las escaleras para asomarse por el barandal de estas hasta verlo salir del condominio. Lanzó un suspiro de alivio y se giró para regresar a su departamento; una sonrisa se dibujó en su rostro cuando vio quién acaba de salir del suyo.

-Hey, ¿a dónde vas? – Mark tomó con fuerza la muñeca de su vecino.

-No he hablado con nadie sobre lo que pasó, déjame ir por favor – suplicó Donghyuck, buscando soltarse.

Mark lo jaló hacia su cuerpo, logrando que el chico perdiera el equilibrio y su espalda chocara contra el pecho del chico malo.

-Espero que permanezca así – advirtió Mark en su oído, abrazando la cintura del moreno con su mano izquierda mientras que la derecha se enredaba en el cuello de su víctima.

-L-lo juro – agregó con voz temblorosa

Mark iba a soltarlo, pero una idea cruzó por su mente. Lo empujó hasta acorralarlo entre la pared divisora de ambos departamentos y su cuerpo. Su mano izquierda ya no estaba en su cuello, ahora en su nuca.

-Dime, Donghyuck, ¿me tienes miedo? – estrelló su cálido aliento contra la oreja derecha del chico.

-A-ah… s-sí – respondió con dificultad el aludido.

-¿En serio? ¿Y por qué estás tan excitado? – deslizó su mano derecha hacia el miembro del chico, sorprendiéndose de encontrarlo semi-erecto -¿Quieres sentirme de nuevo? – lamió la oreja derecha mientras que su mano se colaba por dentro del pantalón del moreno masajeando su miembro por sobre la ropa interior.

Donghyuck se había recargado en la pared con ambas manos. Tenía los ojos cerrados mientras que mordía con fuerza su labio inferior.

Mark detuvo sus movimientos y se alejó del otro.

-Entonces sé un buen chico y ya veremos – dijo y sin más ingresó a su departamento.

 


“Buen chico.”

 


Donghyuck se giró y recargó la espalda en la pared, tratando de regular su respiración. ¿En verdad se había venido con aquellas dos palabras?

 

 



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[Jueves | 9:00 PM]

 

-¿Cómo que no vendrás a dormir? – reclamó Donghyuck a su hermano.

 

-Ya te dije que lo siento, pero Rosé no quiere quedarse sola. Le tiene miedo a los truenos – explicó el mayor desde el otro lado de la línea.

 

Y como si el clima estuviera escuchando a Johnny, un fuerte trueno retumbó. Donghyuck pudo escuchar el grito de la chica a lo lejos.

 

-Tengo miedo, Johnny – la voz femenina se escuchó más cerca.

 

-Está bien, aquí estoy. Lo siento, Donghyuck. Te lo compensaré con una pizza, puedes tomar dinero del frasco de galletas.

 

-Ok, pero no te perdono – bufó.

 

Aquel era día de “hermanos”, ya que Johnny no hacía guardias y Donghyuck salía temprano de la universidad, así que todos los jueves en la noche se reunían a ver una película o algún capítulo de alguna serie; pero desde que el mayor había comenzado a salir con Rosé, su tiempo de calidad se había visto disminuido, dejándolo solo la mayoría de los días.

 

-Lo siento, de verdad.

 

-Sí, adiós – cortó la llamada -¿Qué pasó con “siempre estaré para ti”? Jódete, Johnny. Primero tuviste hermano y luego novia – se quejó al aire.

 

Salió de su habitación y caminó a la cocina. Claro que pediría la pizza y no sólo eso, también dedos de queso, papas a la francesa y lo que llamara su atención en el menú.

Tras realizar su pedido, sacó el dinero del frasco de galletas, caminó a la sala, depositó el dinero en la mesa de centro y se recostó en el sofá. Se dispuso a revisar sus redes sociales.

De pronto, alguien tocó la puerta.

-¿Tan rápido? – se preguntó a sí mismo, mirando la hora en su celular -No han pasado ni 15 minutos.

Se levantó del sofá y sin pensarlo mucho, abrió la puerta. Sintió cómo la presión se le bajaba.

-Hola, Donghyuck. ¿Puedo hablar contigo?

Era el amigo de Mark, el que le había regresado el celular.

-Disculpa, soy Renjun – agregó el chico.

-¿S-sobre qué quieres hablar?

-Mark.

Donghyuck no pudo ocultar cómo el pánico se apoderaba de él.

-¿Q-qué pasa con él? – maldición, sentía la garganta seca.

Renjun cerró los ojos y suspiró.

-¿Puedo pasar?

El moreno no sabía qué hacer, estaba muy nervioso.

-¿No? – “contestó” no muy convencido de su respuesta.

-Ok, entonces hablemos aquí—

-E-es decir, sí. Pasa – se hizo a un lado para que chico ingresara al departamento. No estaba seguro si su decisión era la correcta.

-Bien, seré rápido – tomó aire -Sé que entre Mark y tú pasó algo – dijo, esperando a ver la reacción del otro.

Donghyuck llevó sus manos hacia atrás, tratando de ocultar sus muñecas. Llevaba toda una semana usando sudaderas y camisas con cuello de tortuga para ocultar sus heridas; ni Johnny se había dado cuenta. Agradecía que el frío de otoño le permitía usar ese tipo de ropa.

-Por algo me refiero a que—

-Fue consensuado – soltó sin más.

-¿Qué? – exclamó Renjun, completamente descolocado.

-S-sí – no estaba seguro de por qué no había negado todo, simplemente contestó lo primero que se le vino a la mente.

-¿Estás seguro? Puedes contarme la verdad, yo lidiaré con Mark.

-No, ya te dije. Fue consensuado – repitió.

Renjun asintió y caminó hacia la puerta.

-Está bien – respondió -¿Te tiene amenazado? – preguntó apenas vio a Donghyuck girar el pomo de la puerta.

-No.

Renjun volvió a asentir; no era tonto, podía ver la marca en su muñeca derecha, la cual se asomaba por la manga de la sudadera verde olivo que traía puesta. También veía pequeños moretones en su cuello.

-Disculpa la molestia, entonces – comentó, saliendo del departamento -Ah, probablemente hagamos ruido, tenemos que practicar.

-No hay problema – contestó, cerrando la puerta con rapidez y para después pasar el pestillo.

-Demonios, Mark, ¿qué hiciste? – exclamó para sí mismo Renjun.

 



 

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[11:30 PM]

 

Donghyuck se retiró los audífonos apenas dejó de escuchar la música en el departamento de al lado. Al parecer ya habían terminado de practicar.

Por su mente no dejaban de rondar las palabras de Renjun; ¿era buena idea confiar en él? ¿Qué tal si Mark se enteraba?

 


“Buen chico.”

 


No de nuevo.

Sentía que estaba perdiendo la cordura; esa maldita voz taladrándole la cabeza, sus asquerosas manos recorriendo su cuerpo, su húmeda y cálida lengua lamiendo su cuello…

Se palmeó ambas mejillas buscando alejar aquellos pensamientos; ¿qué demonios le estaba pasando?

Salió de su habitación para depositar en el lavamanos el plato y vaso que había usado en la cena. Luego de lavarlos, se dio un baño, lavó sus dientes y estaba a punto de ingresar a su habitación, dispuesto a dormir cuando escuchó un fuerte golpe en el departamento de al lado.

Permaneció estático, esperando alguna voz.

-Demonios, bebé, ¿qué te tiene tan molesto?

Donghyuck sintió cómo algo se apoderaba de su cuerpo; algo que nacía de su pecho, bajaba a su estómago y se distribuía por todo su sistema.

Sin pensarlo mucho, salió de su departamento y tocó sin parar la puerta de al lado.

 

 



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-¿Esperas a alguien? – cuestionó el chico de cabello color durazno, quien estaba apoyado en la pared y tenía las piernas alrededor de la cintura de Mark.

El aludido sonrió enormemente y bajó al muchacho.

-¿Qué pasa? – insistió el joven.

Mark no respondió, le limitó a salir de la habitación y caminar hacia la puerta, abriéndola rápidamente, sin borrar aquella sonrisa de su rostro.

-¿Qué quieres?

Pudo ver cómo Donghyuck entraba en pánico.

-¿Te comió la lengua el ratón?

Como si el demonio estuviera del lado de Mark, su cita salió de la habitación.

-Oh, el chico del otro día. Hola.

Y si el pánico pudiera convertir en piedra a alguien, Donghyuck ya sería una estatua.

-Mark, bebé, ¿me vas a dejar esperando?

El chico malo miró a Donghyuck, el cual también le estaba mirando.

-¿Y bien? ¿Vas a decir algo? Porque… estoy ocupado, como puedes ver.

Donghyuck giró su cuerpo, dispuesto a huir de ahí y regresar a la seguridad de su departamento. Mark lo tomó del brazo y cerró la puerta de su departamento, quedando a solas con su vecino en el pasillo.

-¿Otra vez escapando? – cuestionó Mark.

-S-suéltame.

-Hmm… no, viniste por algo y yo sé muy bien qué es.

-No—

Mark chasqueó la lengua, con su mano libre lo tomó del cabello y, como la otra vez, lo jaló hacia su cuerpo, haciendo que estrellara la espalda en su pecho. Jaló su cabeza hacia atrás, dejándola recargada en su hombro.

-Puedo pedirle que se vaya, sólo tienes que decirme lo que quieres – susurró en su oído.

La puerta del departamento de Mark sonó, haciendo que ambos se separaran rápidamente.

-¿Ya te vas? – cuestionó Mark, sin soltar la muñeca izquierda de Donghyuck pues lo vio con intenciones de huir.

El chico se acercó a ambos.

-No sé qué le ves – bufó indignado y sin más bajó las escaleras asegurándose de contornear sus caderas, algo que sabía que llamaría la atención de Mark.

Donghyuck notó aquello y comenzó a jalarse para zafarse.

-Hey, ¿qué te dije sobre ser un buen chico?

El moreno detuvo sus acciones y le miró fijamente.

-Oh vaya, ¿con que también te gustan los pet names? – Mark lo empujó hasta dejarlo acorralado en la pared divisora, pero esta vez ambos estaban de frente al otro -Entonces, ¿qué? ¿Vas a ser un buen chico?

Donghyuck pasó saliva, su mirada seguía clavada en la de Mark, como si estuviera hipnotizado.

Mark lo tomó del cuello y se acercó más a él, rozando sus entrepiernas.

-Responde, Donghyuck.

-S-sí, seré un buen chico.

Mark pudo sentir cómo si la sangre de todo su cuerpo se acumulaba en su pene. No pudo resistirse más, lo besó con hambre, lascivia, deseo. Sentía cómo la saliva escurría por las comisuras de los labios del otro. Enredó sus piernas en su cadera y lo llevó a su departamento.

Pero Donghyuck comenzó a moverse una vez que estuvieron dentro de la habitación de Mark, haciendo que éste estuviera a nada de perder el equilibrio.

-¿Ahora qué? – cuestionó con fastidio.

-¿M-me pondrás las esposas? – preguntó con inocencia Donghyuck, recargando la espalda en la puerta de madera de la habitación.

Mark sonrió de oreja a oreja.

-Claro – se separó del chico y fue a su cajón de juguetes, donde guardaba un par de esposas extra.

Una vez que Donghyuck estuvo esposado, Mark lo observó de arriba abajo. Rápidamente, lo giró y estampó contra la puerta, haciendo que el chico soltara un jadeo de dolor tras el impacto.

Las traviesas manos de Mark comenzaron a bajarle el pantalón del pijama mientras su lengua recorría su cuello.

Mark bajó la mirada hacia el trasero de Donghyuck, quedando encantado con lo que acaba de ver.

-¿Un tatuaje? – preguntó el chico malo -Un corazón en llamas*, interesante – dijo en el oído del otro, para después lamerlo.

La lengua de Mark fue descendiendo hacia la nuca del chico, luego pasó por su espalda, donde besó y mordió su piel hasta quedar hincado y llegar al tatuaje, el cual estaba en el coxis de Donghyuck.

El moreno no pudo contener un gemido cuando sintió cómo Mark delineaba el tatuaje con su lengua, a la vez que estrujaba sus nalgas.

-¿Continúo? – cuestionó Mark.

El aludido estaba sumamente agitado, con el corazón latiendo a mil por hora y la cabeza dándole vueltas.

-S-sí.

Mark soltó una risilla. Separó las nalgas del chico y con su lengua recorrió su entrada, a la vez que lo presionaba contra la puerta. Donghyuck comenzó a rozar su cuerpo contra esta y con ello su goteante miembro y sus duros y adoloridos pezones.

-M-Mark—ah… vo-voy—

-¿Qué se dice? – cuestionó con voz ronca Mark, regresando a su trabajo. Ingresando su lengua en Donghyuck.

Una corriente eléctrica recorrió al otro de pies a cabeza.

-V-voy a venirme – jadeó.

Mark sacó su lengua; lamió del tatuaje hacia el comienzo de sus testículos, recorriendo su entrada un par de veces más, a la vez que estrujaba sus nalgas con fuerza, dejando marcas de sus dedos en ellas.

Donghyuck cerró sus manos en puños y terminó.

-Mierda, mira cómo dejaste mi poster. Tienes suerte que nos es de mis favoritos – indicó Mark a la vez que se ponía de pie.

-Lo siento – respondió Donghyuck, agitado y recargando la cabeza contra la puerta tras haberse girado.

Donghyuck bajó la cabeza tras no escuchar respuesta por parte de Mark, encontrándose con la hambrienta mirada de éste, quien depositó ambas manos sobre sus hombros, indicándole que se hincara.

-Ahora es tu turno de hacerme sentir bien.

 

 

Continuará…


Rock Me - Capítulo 6


Capítulo 6:
Pánico

 

“Knives & Roses” como Mark había nombrado a su banda acababan de terminar de tocar en un bar diferente al de siempre, Renjun había movido sus contactos para que les hicieran un espacio.

Los cuatro chicos se encontraban descansando en la habitación que el bar utilizaba como camerino para las bandas.

-Hablen – exigió Mark, tomando una botella de agua del frigobar que había en la habitación.

Jeno y Jaemin se miraron. El primero estaba recargado en una de las paredes de la pieza, mientras que el segundo se encontraba sentado en una silla.

-¿Sobre qué? – preguntó Renjun sin tener la más mínima idea de lo que estaba pasando.

-Sé que están ocultando algo, han estado actuando más raro de lo normal – explicó Mark, sentándose en el sofá de cuero negro que había en la habitación.

-Creo que esa frase aplica más para ti, ¿no crees? – contraatacó Jaemin, levantando una ceja.

-¿A dónde quieres llegar? – Mark apretó la botella con agua.

-¿Qué hiciste anoche? – agregó Jeno.

Mark abrió los ojos de par en par.

-¿Cómo se enteraron? – cuestionó, depositando la botella de agua sobre la mesa que había frente a sofá; sacó la cajetilla de cigarros de uno de los bolsillos de su pantalón mientras tanteaba los demás en busca del encendedor.

Jeno suspiró y se acercó para prestarle el suyo.

-Fuimos a tu casa en la mañana, la puerta estaba entre abierta, pensamos que algo había pasado así que entramos – pausó -Luego fuimos a tu habitación y lo vimos – explicó Jaemin.

-¿A quién vieron? – preguntó Renjun.

-A su vecino – contestó Jaemin, mirando fijamente a Mark, el cual se encontraba pálido; su pierna derecha no dejaba de moverse, haciendo obvia su ansiedad.

Renjun giró la cabeza, mirando al chico que se encontraba su lado.

-¿Qué hiciste, Mark? – cuestionó.

-Nada – respondió Mark sin dejar de mirar a Jaemin.

-¿Nada? TU vecino estaba desnudo, durmiendo en TU cama – explicó Jeno.

La ira se disparó en Mark, el cual no lo pensó dos veces, se levantó del sofá y lanzó un puñetazo a Jeno. Jaemin y Renjun los separaron lo más rápido que pudieron.

-¡¿Qué mierda, Mark?! ¡¿Qué te pasa?! – gritó Renjun. Mark nunca había actuado así con ninguno de ellos, a pesar de ser imprudente e impulsivo, siempre les había respetado.

Mark no dijo más, tomó su bajo y la mochila con la que siempre andaba y salió de ahí echo una fiera.

-¿Están seguros que era SU vecino? – preguntó Renjun.

-Tan seguros como que a Mark le gustan los hombres – contestó Jeno, sobándose la mandíbula -Y eso que es “homofóbico”.

-No entiendo nada, ¿por qué volvió a molestar a ese chico? – se quejó Renjun.

-Dudo que Mark quiera contestar algo así – dijo Jaemin -A todo esto, ¿por qué es homofóbico? ¿Qué tiene de malo que a un hombre le guste otro?

Renjun suspiró. Era el que más años tenía de amistad con Mark y había ciertas cosas que éste le había contado y hecho prometer que nunca platicaría con nadie.

-Voy a romper mi promesa con él por el bien de esta amistad y por la banda, ¿ok? – indicó.

Ambos chicos, que ahora se encontraban sentados en el sofá, asintieron al mismo tiempo.

-Cuando estábamos en la banda anterior, después de una presentación, se acercó a nosotros un señor de unos 50 años. Se presentó como empresario y nos dijo que le gustó nuestra música y que le gustaría que hacernos un casting, así que pidió hablar con el líder; o sea, Mark – pausó, tratando de recordar con precisión aquel suceso -Ambos se fueron a la parte de atrás del bar, donde estaba el estacionamiento y había más silencio. Mark regresó cerca de 20 minutos después, estaba pálido, tembloroso, incluso tenía los ojos llorosos. Jamás lo había visto así. Lo llevé a los baños y le pregunté qué había paso, me dijo que aquel sujeto le había golpeado e intento violar en el estacionamiento. Desde eso odia a los homosexuales. Al principio pensé que estaba bromeando, pero cuando lo vi golpear y humillar a chicos gays, supe que estaba hablando enserio.

-Pero, ¿qué tiene que ver el vecino en todo esto? – preguntó Jeno.

-Que es gay, simple – contestó Jaemin.

Su conversación se vio interrumpida por el dueño del bar, el cual había llegado con el pago por la presentación.

-¿Quién lleva el dinero a nuestro querido amigo? – cuestionó Jaemin.

-Yo lo hago – contestó Renjun -Pero esperaré unos días hasta que se le baje el enojo. Ha de estar que asesina a la primera persona que vea. Además, necesito hablar con él sobre lo que ustedes vieron, porque… si le hizo algo malo a ese chico, Mark estará metido en pura mierda.

 

 


 

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-Estuviste increíble, como siempre – exclamó el chico que le había visitado la noche anterior.

-¿Te gustaron los nuevos juguetes?

-¡Me encantaron! – exclamó feliz, acariciando el pecho desnudo de Mark, el cual se limitó a asentir con la cabeza y darle una calada a su cigarrillo -¿Qué pasó con el chico del otro día?

Mark tuvo que ahogar la tos tras sentir cómo el humo del cigarrillo se atoraba en su garganta.

-¿Cuál? – preguntó con la voz temblorosa.

El chico rodó los ojos y bufó.

-El de anoche.

Mark separó al joven de su cuerpo y salió de la cama.

-¿Tuviste sexo con él? – cuestionó el chico con interés, incorporándose en la cama -Pero si no es tu tipo, según yo te gustan traviesos, pero delicados, como yo – sonrió con orgullo.

-Vete – Mark ordenó.

-Hmm… yo creo que sí pasó algo – dijo con malicia -Cambiaste las sábanas de la cama, no son las negras que usualmente utilizas; estas son rojas – agregó, acariciando las sábanas debajo de su cuerpo.

Mark se acercó a el chico, lo tomó fuertemente del cabello y lo acercó a su rostro, sacándole un gemido con aquel acto.

-Cuidado con lo que dices.

El chico sonrió enormemente.

-Ok, tomaré eso como un “no”.

Mark lo soltó.

-Pero prométeme que volverás a llamarme – pidió.

-Después de lo que acabas de decir—

-Vamos, Mark~ prometo que me portaré bien.

El aludido sonrió.

-De acuerdo, pero vete ya.

El chico asintió.

Una vez que el muchacho terminó de vestirse, Mark lo acompañó a la puerta.

-Hasta la próxima, bebé – se despidió el chico.

Mark estaba por cerrar la puerta cuando escuchó que la de al lado se abría. Giró la cabeza y su mirada chocó con la de Donghyuck, el cual rápidamente dio un portazo y pasó el pestillo.

Una risilla escapó de la boca del chico malo.

 

 

 



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Donghyuck tenía la espalda recargada contra la puerta de su departamento; su corazón latía con fuerza y su respiración se encontraba acelerada.

Había decido ir a la universidad luego de dos días de no dar señales de vida, pero luego de toparse nuevamente con su vecino, aquel pequeño avance que había hecho, se fue a la mierda.

-¿Estás bien? – preguntó Johnny, quien acaba de salir de su habitación.

-S-sí – respondió, alejándose de la puerta.

-¿Ya no irás a la universidad? – cuestionó el mayor.

-N-no.

Johnny suspiró y detuvo del brazo a su hermano menor tras ver cómo tenía intenciones de huir de ahí y esconderse en su habitación.

-¿Qué pasa, Donghyuck?

El moreno bajó la cabeza, tratando de ocultar su rostro.

-Llevas un par de días actuando muy extraño. Te veo triste, perdido, pero a la vez alarmado. ¿Hay algo que quieras contarme?

Donghyuck mordió su labio inferior. Claro que había algo, pero no se lo contaría, no quería ser cuestionado, humillado, regañado…

-N-no, estoy bien – se soltó del agarre de su hermano -S-sólo es… una decepción amorosa.

-¿En serio?

-Sí, eso – aseguró, seguía dándole la espalda a Johnny.

-Pues muy mal por él, entonces.

-Sí, muy mal por él – secundó -Voy a mi habitación.

-Está bien, pero no olvides que aquí estoy para lo que necesites.

Donghyuck asintió, sintiendo cómo las lágrimas se acumulaban en sus ojos; su hermano siempre encontraba las palabras correctas para tranquilizarle el alma.

 

 

 


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-¿Qué quieres? – preguntó con fastidio Mark tras abrir la puerta y encontrarse a Renjun.

-Vine a traer tu parte de la paga.

Mark rodó los ojos y estiró la mano. Renjun bufó y sin más le empujó para ingresar al departamento.

-¿Pero qué—

-También necesito hablar contigo – agregó, sentándose en el sofá.

-Oh no, si es sobre la estupidez que dijeron eso dos… - Mark cerró la puerta y se acercó a su amigo, quedando de pie frente a éste.

-Oh sí. ¿Qué pasó, Mark? Tú nunca habías reaccionado así con ninguno de nosotros.

-Tengo un límite, Renjun. Y esos dos lo rebasaron.

-Dime la verdad – pidió -Sabes que yo no voy a juzgarte.

-¿Juzgarme? ¿Por qué? – se cruzó de brazos.

Renjun suspiró.

-¿Te gustan los hombres?

Y aquella frase le hizo recordar todo lo que había pasado con Donghyuck. Sus muñecas esposadas, sus cejas arrugadas por el dolor, la suavidad de su piel, sus tímidos, pero desesperados gemidos… maldición, si seguía pensando en eso, su pene seguramente despertaría frente a su amigo.

-No – cortó.

-Ok, entonces… ¿por qué estaba tu vecino desnudo en tu cama? ¿Invitaron a alguna chica e hicieron un trío?

-No.

-¡Maldición, Mark! ¡Habla de una vez! – gritó Renjun, perdieron la paciencia.

-¡Está bien! ¡Sí! Sí, me acosté con él, pero fue consensuado.

Renjun abrió los ojos de par en par.

-No soy un depravado – agregó.

-Si le pregunto directamente a Donghyuck – pausó -¿Me dirá lo mismo?

Mark le miró con pánico.

 

 

Continuará…

Rock Me - Capítulo 5

 

Capítulo 5:
Secuelas

 

[Al día siguiente]

 

-Le estuve llamando al celular, pero no me contestó – comentó Jeno, mientras subía las escaleras que conducían hacia el departamento de Mark.

-Seguro tiene una resaca del demonio – secundó Jaemin.

-¿Tú crees? – agregó Jeno.

-Sabes cómo es – contestó el otro.

Su pequeña charla se detuvo apenas ambos estuvieron frente a la puerta del departamento de su amigo.

Jeno iba a tocar la puerta, pero la vio entre abierta; miró a Jaemin, el cual estaba tan sorprendido como él.

-Entremos – alentó Jaemin.

Jeno abrió la puerta con lentitud, el lugar estaba hecho un desastre, como siempre.

-Mira – exclamó Jaemin, señalando la habitación de Mark.

-¿La puerta abierta? ¿Desde cuándo? – cuestionó Jeno.

Mark nunca dejaba abierta la puerta de su habitación, aunque viviera solo. Aquel era su espacio privado, ni sus amigos sabían cómo lucía a pesar de llevar años visitándolo.

Ambos caminaron hacia ahí y, con mucho cuidado, asomaron la cabeza.

-Dios mío – exclamó Jaemin tras ver quién estaba durmiendo en la cama.

-Oh – fue lo único que salió de la boca de Jeno.

Los dos chicos estaban estáticos, tratando de procesar lo que estaban viendo. Donghyuck, el tan odiado vecino de su amigo, estaba en la cama, completamente desnudo.

-¿En dónde está Mark? – preguntó Jeno.

Ambos se quedaron en silencio y fue ahí donde se percataron del sonido de la regadera.

-¿Qué hacemos? – exclamó Jaemin.

-¿Irnos? Si se entera de lo que descubrimos, nos matará – explicó con miedo Jeno.

-Tienes razón, salgamos de aquí – agregó Jaemin.

Ambos abandonaron el lugar, no sin antes dar un último vistazo al chico en la cama; seguían sin poder creerlo.

Terminaron escondiéndose en la tienda de conveniencia cercana al condominio.

-¿Crees que lo haya violado? – preguntó Jaemin, extendiéndole un vaso de café a Jeno para después sentarse junto a él.

-No sé qué pensar, ni siquiera revisamos si estaba vivo – contestó el otro chico.

-Dudo que lo haya asesinado. Pero lo de violarlo… no sé – opinó Jaemin.

-Mark es todo un misterio y eso que es nuestro amigo.

-Tienes razón.

Ambos brindaron con sus vasos de café y continuaron platicando de temas banales. Ninguno de los dos quería platicar a profundidad sobre aquel tema, pero sabían que necesitarían preguntarle a Mark tarde o temprano.

 

 

 


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Donghyuck abrió los ojos con pesadez, su cuerpo dolía terriblemente, sobre todo su espalda baja.

Con dificultad, se incorporó en la cama, percatándose de que sus muñecas habían sido liberadas. Apenas logró despabilarse, los recuerdos de lo ocurrido la noche anterior inundaron su mente, haciendo que sus ojos se humedecieran de inmediato.

-Necesito salir de aquí – dijo para sí mismo. Limpió el par de lágrimas que salieron de sus ojos y se dispuso a levantarse de la cama, apoyándose del colchón y de la cabecera. Sintió una dolorosa punzada en su trasero apenas sus pies tocaron el suelo; el llanto regresó a él.

Una vez que logró recolectar su ropa y vestirse, importándole muy poco limpiar los restos de semen en su vientre, caminó hacia la entrada de la habitación, aprovechando que la puerta estaba abierta, pero sus pasos se detuvieron cuando Mark apareció frente a él.

-¿Sigues aquí? – cuestionó con desgano el chico malo.

-Y-yo… - Donghyuck rompió el contacto visual y bajó la cabeza -Sí – murmuró.

-Creo que no hace falta advertirte que, si dices algo—

Estiró la mano derecha depositándola en el hombro izquierdo de Donghyuck, estrujando con fuerza su piel.

-Las cosas se pondrán feas, ¿verdad? – agregó.

Donghyuck mordió su labio inferior, intentando no llorar.

-No diré nada – contestó en voz baja Donghyuck.

-¿Qué? No te escuché.

-¡No diré nada! – alzó la voz.

-Así me gusta. Ahora, ¡fuera de aquí!

Donghyuck dio un respingo y caminó hacia la salida lo más rápido que su cuerpo y adrenalina le permitieron.

-Espera – la voz de Mark le detuvo en seco -Le quité el seguro a tu puerta. Tómalo como un regalo después de lo de anoche.

Los ojos de Donghyuck nuevamente se humedecieron, pero salió de ahí antes de que no pudiera contenerlo más.

 

 

 


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Donghyuck agradeció que su hermano tenía el hábito de ir directo a su habitación luego de su guardia, sólo le gritaba un “hola” y no lo volvía a ver hasta pasado el medio día.

Antes de que las emociones le sobrepasaran, necesitaba hacer algo con el dolor en su cuerpo; así que, sin tener otra opción, caminó hacia la habitación de Johnny, quien debería tener algo para el dolor. Rogaba porque éste estuviera profundamente dormido y no le hiciera preguntas porque si no explotaría ahí mismo.

Abrió la puerta y asomó la cabeza. Su hermano no estaba en la habitación; era extraño que no llegara a dormir y que no avisara antes. No le quiso dar más vueltas al asunto y terminó de ingresar a la pieza.

-Esto debe funcionar – exclamó tras encontrar una caja con medicamentos para el dolor. Conocía lo más básico sobre farmacéutica, pero al menos le ayudaba a salir de apuros.

Salió de la habitación y fue a la cocina por un vaso con agua para poder tragar con facilidad la pastilla. Tras depositar el vaso en el lavamanos, no pudo contenerlo más y estalló en llanto.

Estuvo cerca de 10 minutos apoyado en el lavamanos, estrujándolo con fuerza, llorando hasta que sus ojos ardieron y su nariz chorreaba de fluido nasal.

-Maldita sea, Donghyuck, ¿por qué lo permitiste? – reclamó con coraje hacia sí mismo.

Abrió la llave de agua y se enjuagó el rostro. Se dio la media vuelta y caminó hacia su habitación, aún tenía algunos espasmos por el llanto. Tomó algo de ropa limpia y se dirigió al baño.

No tenía idea de qué hora era, sólo sabía que tenía clase y que seguramente tendría 500 llamadas y 1, 000 mensajes de Jungwoo, pero poco le importaba; necesitaba arrancar de su cuerpo lo que había pasado la noche anterior.

Tras retirarse el pantalón junto con la ropa interior, pudo ver pequeñas manchas rojas impregnadas en la última prenda, lo cual sólo ocasionó que el llanto regresara y un par de arcadas se hicieran presentes.

Sacudió la cabeza, tratando de sacar de su mente las imágenes que no quería recordar. Ingresó a la ducha donde continuó su llanto mientras tallaba su cuerpo hasta dejar su piel roja; las marcas de las esposas estaban ahí, eran demasiado obvias. Inconscientemente se tocó el cuello, seguramente también tendría marcas ahí.

Bajó la mirada hacia su miembro.

 


“¿Vas a venirte?”

 


-No, no, no. No lo recuerdes – se regañó a sí mismo.

 


“Venirse sin avisar, eso no se hace.”


 

Para cuando reaccionó, su mano derecha ya había envuelto su miembro. Se apoyó en la pared con su mano izquierda, separó las piernas un poco y comenzó a subir y bajar la mano que sostenía su pene, disfrutando de la fricción.

La sensación de la lengua y labios de Mark saboreando su boca, sus piercings y sus gruesas manos presionando contra su piel, asaltaba su mente y cuerpo.

El movimiento en su mano había aumentado, sus caderas comenzaron a moverse también. Estaba a punto de acabar, pero faltaba algo más.

Se volteó y recargó la espalda contra la fría loza para no perder el equilibrio y liberar su mano izquierda, la cual dirigió hacia su entrada, ingresando un dígito y luego otro, imaginando que aquellos eran los dedos de Mark, incluso los tatuajes aparecieron en su fantasía. La imagen del chico malo mirándolo fijamente mientras aceleraba el movimiento de sus dedos, estaba clavada en su mente.

 


“Qué bien te sientes, maldita sea.”


Con esta última frase, sintió aquel líquido caliente en su mano. Hizo la cabeza hacia atrás y la apoyó contra la pared, tratando de regular su respiración. Retiró los dedos de su interior y volvió a enjuagarse sin pensar mucho en lo que acaba de hacer, quería echarle la culpa a lo sensible que se encontraba su cuerpo tras lo que había pasado con su vecino.

 

 

Continuará…