Capítulo 3
Tres segundos para desaparecer.
Tres segundos para desaparecer.
=
Minho, puedo explicarlo – dijo e intentó ponerse de pie, pero las piernas le
temblaban horriblemente.
=
¡No hay nada qué explicar! ¡Hablaré con Jonghyun!
=
¡No por favor, no lo molestes! – pidió.
El
alto iba a lanzar otro grito, pero se asustó al ver cómo una gota de sangre
proveniente de la frente del menor, cayó al piso.
= Oh
Dios… - exclamó Key.
=
Demonios, vamos al baño – lo ayudó a ponerse de pie.
= Mi
rodilla – dijo = Está sangrando.
=
¿Qué? – Minho dirigió su vista hacia el lugar mencionado por el adolescente y
efectivamente, aquel pantalón azul de gatitos estaba manchado = Maldición – lo
cargó y lo llevó al baño.
Key
comenzó a lloriquear de dolor.
=
Tendrás que pagar la pecera – dijo mientras sacaba algunas cosas del botiquín.
= No
tengo dinero.
=
Pues pídele a tus padres.
=
¡No! Ellos…
= No
saben que estás aquí ¿cierto? – levantó una ceja.
Kibum
no pudo ocultar su nerviosismo.
=
Empiezo a sospechar que no eres primo de Jonghyun, él nunca mencionó tener uno
– quitó el pedazo de cristal incrustado en la rodilla del menor.
=
¡¡Duele!! – gritó = Y, claro que soy primo de Jonghyun – aclaró.
=
¿Sabes una cosa?
El
adolescente negó con la cabeza.
= No
te creo.
=
Pero…
=
Listo, ahora limpias el desastre de la sala ¿ok?
= ¿Qué?
– exclamó.
= Y
tal vez haciendo eso, no tengas que devolverme el dinero.
Kibum
asintió algo pensativo. Minho volvió a su habitación, se recostó en su cama y
cerró los ojos, pero los abrió a los pocos segundos. El cargo de conciencia había
llegado.
Con
lentitud, salió de su habitación y acechó para ver lo que el menor hacía. Lo
encontró llorando y recogiendo los fragmentos de lo que alguna vez fue una
pecera.
=
Auch, duele – decía.
Vio
como, con cuidado, se puso de pie y caminó hacia la cocina en busca de la
escoba. Escuchó como algo caía, alarmado fue a ver, pero se detuvo.
=
Debe hacerlo solo, a ver si con esto aprende – y dicho esto, se fue a dormir.
~*~
Era
un nuevo día, la alarma de Minho comenzó a sonar. Luego de estirarse varias
veces, salió de su cama y se metió al baño.
Una
vez que estuvo listo, bajó a desayunar. Se asustó al encontrar a un “extraño”
durmiendo en su sala.
=
Oye – le habló = Vete a dormir a tu habitación.
Pero
no hubo reacción por parte del menor.
=
¡Key! – gritó; el aludido pegó un brinco que lo hizo caer del mueble en el que
se encontraba.
= Lo
siento, estaba muy cansado y…
=
Ajá ¿vas a dormir o a desayunar?
=
Voy a desayunar – contestó.
Minho
iba a ir a la cocina, pero recordó que el menor se encontraba mal herido.
= No
dejo de sangrar – exclamó temeroso el adolescente.
= Estoy seguro de que no son heridas profundas – murmuró.
=
¿Eres doctor?
=
Claro que no, pero mi padre sí.
= Ya
veo – lentamente comenzó a subir las escaleras.
El
empresario lo ayudó y después regresó a prepararse el desayuno, se le hacía
tarde para llegar al trabajo.
=
“Maldita culpa que me come vivo” – pensó.
Con
tranquilidad tomaba su café y leía el periódico; escuchó una puerta cerrarse;
se acercó un poco y se encontró con un asustadizo Kibum intentando bajar las
escaleras, resbaló y estuvo a punto de rodar, sin embargo, Minho lo sostuvo a
tiempo.
=
¡Idiota! Me debiste avisar.
= No
quería molestarte más – justificó.
Después
de que acabaran con su desayuno, Minho estaba listo para irse, pero antes dio
millones de advertencias a Key.
=
Mientras menos salgas de tu habitación será mejor.
= Ya
sé – dijo cabizbajo = Pero me aburro, no tengo nada qué hacer ahí.
=
Este niño… – murmuró = La clave del internet está…no, mejor voy a buscarla, no
vaya a ser que causes otro desastre.
Key asintió.
=
Toma – le pasó una tarjeta = Me voy, no causes problemas ¿entendido?
= Sí
– susurró.
~*~
[En
la oficina]
=
Minho~ ¿cómo está Key? – preguntó Jonghyun.
= Bien
– intentó sonar lo más seguro posible.
=
Hace un rato me habló y dijo que estaba muy triste y que le dolía la rodilla
¿qué tienes que decir en tu defensa? – interrogó.
=
Que el muy bruto rompió mi pecera.
=
¿Qué? ¿La que costaba millones? ¿La
grandota?
=
Sí, esa.
=
Pero, pero…Kibummie no causa problemas.
=
¿Ah no? Me da miedo dejarlo solo en el departamento, ahí hay cosas de gran
valor que él podría romper.
=
Solo tenle paciencia.
=
Jonghyun ¿por qué no te lo llevas a casa?
=
¡Porque no!
=
Sus padres no saben que está aquí, creo que se escapó.
=
¿Te lo dijo?
=
Así que lo sabías.
= Yo
bueno…esto…
=
¡No quiero ser parte de tu plan! ¡No lo quiero conmigo ni un minuto más! ¡Y no
quiero seguir gastando mi dinero en él! – gritó.
= Te
contaré todo, pero espero que no me mates…
=
Habla.
= Lo
que pasa es que…
=
¡Minho!
=
Sulli, ¿qué haces aquí?
=
¿Cómo que qué hago aquí? Minho, hoy te nombran vicepresidente – dijo.
=
Oh, es verdad, perdón por no pasar a buscarte.
= No
te preocupes amor – besó sus labios.
Jonghyun
comenzó a levantarse de la silla en la que se encontraba y lentamente se
dirigió a la puerta.
= Me
voy~ – huyó de la oficina; iría a ver a Kibum.
=
¡Jonghyun! – le llamaron.
=
¿Si?
= ¿A
dónde vas? Tenemos una junta – dijo su secretaria.
=
P-pero…necesito…no tardaré, lo prometo.
= Está bien.
Condujo
a toda prisa. Cuando llegó, tocó infinidad de veces la puerta, pero no le
abrían.
=
Bummie, soy Jonghyun.
=
¡Puppy! – la manija no cedía, molesto le dio un golpe y ésta se rompió, pero el
menor no se dio cuenta de aquello.
=
¡Hola! – lo abrazó = ¡¿Qué rayos te pasó en la cara?!
= Ya
te lo había dicho.
=
Ash, Minho es un idiota, no sabe cuidarte.
=
¿Seguiré viviendo con él? – cuestionó preocupado.
=
Claro que sí.
=
Pero no quiero, no me gusta como me trata.
= Es
gruñón, lo sé, pero porque te ve como un niño y a él no le gusta cuidar de
“infantes”.
=
¡Pero soy un adolescente!
=
Ya, ya, ven aquí – lo acomodó en su regazo.
= Te
quiero Puppy – suspiró.
= Y
yo a ti – le besó la frente = Muy bien, ahora te preparé algo para comer,
supongo que tendrás hambre.
= Sí
y mucha.
Jonghyun
se dirigió a la cocina y luego de revisar y revolver la despensa, encontró lo
necesario para hacerle una buena pasta. Tras acabar con ella, se despidió de Key y regresó a la empresa.
~*~
Cuando
llegó, se llevó a cabo la dicho junta en donde se le cedía el lugar de
presidente corporativo.
=
Maldición ¿por qué soy vicepresidente? – se quejó Minho.
=
Porque tu proyecto quedó en segundo lugar – contestó Jonghyun = Por cierto,
eres un reverendo idiota, tratas muy mal a mi Bummie.
=
¿Bummie? ¿De quién hablan? – cuestionó Sulli.
= Mi
primo, Minho lo está cuidando.
=
¿Ah? No me habías dicho nada – le dio un manotazo a su novio.
=
Juro que lo iba a hacer esta noche.
=
Como sea, ¿cuántos años tiene? ¡Amo los niños! – exclamó curiosa.
=
17.
=
¡Aaaw~! Es un bebé.
= Un
adolescente – aclaró el, ahora, dueño de la empresa.
=
Pero demasiado problemático – intervino Minho.
=
Exageras, solo porque rompió tu pecera…
=
¡¿Qué?! – gritó Sulli = ¿La pecera que tanto me gustaba? ¡Minho! ¿Se murieron
nuestros hijos? – le preguntó.
= Sí
– susurró.
=
Ese niño… - bufó la chica.
=
Hey, hey, no lo odien, es algo distraído pero se porta bien. Lo juro.
=
¡No jures en vano, enano del mal! – gritó Minho.
=
Pues si ya no quieres seguirte preocupando por tenerlo en tu departamento las
24 horas del día será mejor que le consigas una escuela – propuso Jonghyun.
=
Hmm, tienes razón, Sulli acompáñame a buscarle una – tomó la mano de la chica.
=
Más te vale que sea de alta calidad.
=
Claro que sí jefecito – dijo.
~*~
{Horas
después}
Minho
llegó al edificio, calmadamente se subió al elevador, caminó por los pasillos
hasta llegar a aquel lujoso departamento, como amaba vivir en ese lugar; pero
al teclear la clave para que la puerta se abriera, se dio cuenta de que algo
andaba mal.
=
“¿Entraron a robar?” – pensó al darse cuenta del estado de la manija.
Tras
ingresar alarmadamente a su hogar, la preocupación que tenía se esfumó, todo se
encontraba en perfecto estado y…un momento, ¡la cocina!
=
¿Qué pasó? – se preguntaba; todos los productos estaban revueltos y al parecer,
“alguien” había preparado “algo” = ¡¡Kibum!! – gritó.
=
¿Qué? – dijo de mala gana.
=
Explícame en este mismo instante qué fue lo que hiciste.
=
¿Yo? Nada, Jonghyun vino a verme – dijo.
=
¿Jonghyun? ¿Él forzó la puerta?
=
No, creo que fui yo – gran error.
=
¡¡¿Tú?!!
Key
quiso correr, pero un punzante dolor le llegó a la rodilla y cayó al piso.
=
¡Lo siento! – decía con desesperación = ¡Ay no! – exclamó tras ver como su
pantalón se manchaba de rojo.
= ¡Eres
un imbécil! – gritó Minho = ¡Vamos! – lo cargó y lo metió al elevador.
= La
puerta del departamento.
= Le
diré al guardia que lo cuide; ahora presiona la herida para que ya no fluya más
sangre.
=
O-ok.
~*~
Una
vez en el hospital, Key era atendido mientras que Minho esperaba a fuera.
=
Minho… - lo llamaron, salió de su transe = Ya nos podemos ir.
=
Sube al auto – ordenó.
Durante
el camino, el silencio era demasiado molesto.
= Me
hicieron unas puntadas, debo volver en unos días – habló en voz baja.
Minho
permaneció concentrado manejando.
= ¿A
dónde vamos? Este no es el camino – si algo bueno tenía Kibum, era su
extraordinaria capacidad para memorizar con rapidez.
= Te
llevaré a casa de Jonghyun.
=
¡No Minho, no lo hagas! – gritó asustado; comenzó a mover el volante.
=
¡Suéltalo! – pedía.
=
¡No me lleves con él!
Y a
los pocos segundos, se escuchó un fuerte golpe.
=
¡Me lleva el demonio! – exclamó; había chocado contra otro auto. Rápidamente se
bajó para asegurarse de que no hubiera heridos.
=
Estamos bien joven – habló la señora que manejaba, mientras le quitaba el
cinturón de seguridad a sus pequeños.
= Lo
siento mucho, hablaré a mi aseguradora – dijo un poco asustado.
Kibum
permaneció en el auto; cualquier movimiento en falso y “moría” a manos del
empresario.
=
Bájate – ordenó Minho.
=
¿Por qué?
=
Tienes tres segundos para desaparecer de mi vista.
Continuará…
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