Capítulo 4
Segunda oportunidad.
Segunda oportunidad.
=
¿Q-qué? – fue lo único que salió de su boca.
=
¡Ya no quiero verte! ¡Eres un estorbo, una molestia! – gritaba, asustando a los
chismosos que estaban ahí para ver lo que había pasado.
Key,
por más que trató, no pudo evitar lagrimar un poco; se sentía humillado.
=
Disculpe joven, pero él no se puede ir – intervino la señora afectada.
=
¿Por qué? – cuestionó algo molesto.
=
Porque debemos estar todos presentes para cuando venga la aseguradora.
Minho
se golpeó mentalmente por haber olvidado aquel detalle a la vez que maldijo la
suerte que tenía el adolescente.
= De
acuerdo – suspiró y se volteó hacia Kibum = Ni se te ocurra acercarte a mi auto
– le dijo.
El
menor asintió y se alejó un poco.
Cerca
de 2 horas tardaron en arreglar y acordar lo de aquel accidente; la señora fue
muy flexible así que eso le facilitó muchas cosas; pero por otra parte, el
auto de Minho, había resultado muy
dañado y tardarían bastante en arreglarlo, ya que las piezas eran de
importación.
=
Hey niño – exclamó la señora del accidente.
=
¿Yo? – cuestionó Kibum.
=
Sí, tú, ven – le hizo una seña.
=
¿Qué pasa? – se acercó.
= No
te preocupes por él – con su dedo índice apuntó a Minho = Tú cambiarás muchas
cosas en su vida.
=
¿Ah? – no comprendió muy bien aquello.
= Lo
harás una mejor persona – le sonrió dulcemente y se fue alejando lentamente.
Key
asintió, aún sin poder descifrar lo que la señora le había dicho.
=
¿Será una especie de adivina? – suspiró = ¿Hacerlo una mejor persona? Já, es
imposible – bufó.
=
Deja de estar tonteando y sube al taxi – regañó el alto, dándole un pequeño
golpe en la cabeza.
El
adolescente obedeció.
=
¿Qué fue lo que te dijo esa mujer? – preguntó Minho.
=
Nada – contestó.
=
Habla – insistió.
=
¡Nada, no me dijo nada! – gritó.
Minho
se sorprendió ante aquello, pero rápidamente regreso a su actitud seria y
orgullosa.
=
Perfecto, te quedas sin cenar – habló tranquilamente.
Kibum
salió del transe en el que estaba; quiso reclamarle al empresario, pero fue
interrumpido.
= Y
no acepto reclamos – finalizo Choi.
~*~
Acababan
de llegar al departamento. Minho cerró la puerta con fuerza, luego llamaría a
alguien para que la arreglaran.
= A
partir de mañana irás a la escuela y espero buenas calificaciones si no, juro
que te saco de aquí – advirtió.
=
¿Me darás otra oportunidad?
=
Solo una más – bufó.
=
¡Gracias! – hizo una reverencia.
=
Piérdete.
Kibum
se metió a su habitación, pero algunos minutos después volvió a salir.
=
Minho… - habló con miedo.
=
¿Qué? – cortó, estaba ocupado viendo un documental.
=
¿En serio no puedo cenar? – preguntó.
El
alto se levantó del mueble y se acercó al menor, el cual retrocedió un poco.
=
¿Te lo mereces? – dijo Minho.
=
B-bueno…c-creo que s-sí… - respondió.
=
¡¿Sí?! – exclamó.
=
¡De acuerdo! ¡No me lo merezco! – asustado, cerró los ojos.
= No
toques mi helado – dio la media vuelta y regresó a la sala.
El
menor no supo como interpretar eso.
=
Maldición – bufó Minho = ¡Si puedes cenar! – gritó.
Entonces,
Kibum se metió rápidamente a la cocina.
=
Que raro es – suspiró.
~*~
Rápidamente
pasó un mes.
No
muchas cosas cambiaron, pero al menos Minho se dio cuenta de que Kibum, a pesar
de ser la persona más distraída que conocía, era un buen estudiante.
= ¿A
dónde vamos? – preguntó el adolescente.
= Ya
lo verás – respondió Sulli.
Llegaron
a una tienda electrónica.
=
Escoge la televisión que más te guste – habló la chica.
=
¡¿En serio?!
= No
– cortó Minho.
=
Claro que sí, este sapo la pagará – dijo sonriente.
Luego
de haber hecho su elección, Minho se dispuso a pagar y justamente cuando salían
de la tienda, Sulli se dio cuenta de que Kibum se había quedado adentro; lucía
interesado en una laptop color rosa. Se acercó a él.
=
¿La quieres? – cuestionó.
= Es
que yo tenía una así, pero mis padres me la quitaron porque… - bajó la mirada.
=
¿Por qué?
=
Tengo muchos problemas con ellos – confesó.
=
Ahora vengo – dijo y fue a dónde estaba Minho = Amor, Kibummie quiere esa
laptop.
=
Ajá, bien por él – dijo.
=
¡Minho! ¡Cómprasela! – ordenó.
=
Choi Jin Ri – murmuró.
=
Por favor amor, Key tiene muchos problemas con sus padres y no me gusta verlo
triste.
= No
me interesa, vámonos – tomó la muñeca de la chica y comenzó a caminar.
=
¡No! – se soltó violentamente = Si no la compras tú, entonces yo lo haré – dijo
completamente molesta y, de nuevo entró a la tienda.
Minho
se llevó las manos al rostro.
=
¡Maldito niño! – bufó y siguió a su novia = Me la llevo – le dijo al encargado.
Key
y Sulli abrieron los ojos sorprendidos y luego una sonrisa se formó en los
labios de la chica.
=
Conste que esto lo estoy haciendo porque Sulli insistió en que te merecías algo
por ser un “buen estudiante” – hizo comillas con los dedos = Pero si fuera por
mí, jamás lo haría – aclaró.
El
menor torció la boca.
= No
te preocupes, ya se le pasará – dijo Sulli.
=
Gracias Sulli, eres como mi segunda mamá – abrazó a la muchacha.
=
Aaaw~ que tierno – exclamó.
De
vuelta al departamento, el alto llevó todas las cosas a la habitación del
adolescente, mientras que la novia de Minho se quedó en la sala.
=
Espera, no sé cómo instalar la televisión – habló Key.
=
Pues para eso está el instructivo – dijo y sin más salió.
=
Aiish, cómo lo odio – murmuró.
Tras
leer una y otra vez aquel cuadernillo, se dio por vencido, estaba acostumbrado
a que en su casa, todo lo hiciera su nana y su hyung; eran como sus “padrinos
mágicos”, siempre lo cuidaban y lo hacían olvidar todos los regaños y reclamos
de sus padres.
=
Los extraño tanto~ - suspiró con nostalgia y al poco tiempo ya estaba llorando
= Nana, hyung, quiero estar con ustedes – decía entre sollozos = Quiero que me
abracen, que me digan cuánto me quieren.
Minho
había escuchado aquellas palabras; sintió demasiada pena por aquel chico.
Ahora
entendía muchas cosas; Kibum había escapado del yugo de sus padres, pero…¿tan
mal se llevaba con ellos? ¿Quiénes eran “nana” y “hyung”? Tal vez Jonghyun
podría aclararle esas dudas.
=
Minho, ¿qué haces? – cuestionó Sulli = ¿Por qué rayos estás pegado a la puerta
de Kibummie?
=
Y-yo bueno… - ¿qué responderle? = Nada, solo iba…Key, ¿vas a cenar? – preguntó.
= No
tengo hambre.
=
Como quieras.
=
Ash Minho, que malo eres – bufó la chica = Kibummie, deberías comer algo, ¿Qué
te parece si salimos a cenar?
Minho
le hizo señas negativas, pero la joven las ignoró.
=
¿En serio? – la puerta se abrió de golpe dejando ver a un adolescente con los
ojos hinchados y la nariz roja.
=
¡Amor! ¿Qué pasa? – cuestionó Sulli abrazando protectoramente al menor.
= Es
que… - rápidamente su mente inventó algo = No sé como instalar la televisión y
Minho no quiso ayudarme – sonrió internamente, sabía que Sulli no se quedaría
con los brazos cruzados al escuchar aquello.
=
¡Minho eres un tonto! – regañó = No te preocupes corazón, vamos a cenar y
cuando volvamos me encargaré de que este sapo instale tu hermosa televisión –
hábilmente tomó las llaves del auto, las cuales, estaban en el bolsillo del
pantalón de Minho y en un abrir y cerrar de ojos ya se encontraba en la puerta
del departamento = ¡Vamos! – dijo.
Kibum
comenzó a bajar las escaleras, pero Minho pasó junto a él y lo empujó con
fuerza.
=
¡Oye! – gritó.
=
Estorbas – exclamó.
~*~
A la
hora de regresar al departamento, Sulli ya no pudo acompañarlos pues tuvo una
urgencia en el restaurant que atendía.
Minho
agradeció a los cielos por aquello, ya que, podría tomar venganza por lo que
Kibum había hecho.
=
¿No vas a instalar mi televisión? – cuestionó Key.
=
¡No! – respondió.
= Le
diré a Sulli-noona.
=
¿Se puede saber cómo? No tienes su número.
=
Cuando vuelva, ¡te voy a acusar!
=
Eres muy infantil – se sentó en uno de los muebles de la sala, tomó el
periódico y se dedicó a ojearlo un poco.
=
¡Hazlo! – ordenó, pero cuando quiso escapar de ahí para ir a refugiarse en su
habitación, no pudo, ya que Minho lo tomó del brazo y lo lanzó al sillón.
=
¡¿Quién te crees para darme órdenes?! – se puso sobre él = ¡Dime!
=
N-nadie – contestó asustado.
=
Desde que veniste lo único que haz hecho es destruir mis cosas y robarte a MI
novia – reclamó muy cerca del rostro del menor.
=
Y-yo no…lo siento…es que…
=
¡¿No lo sientes?! – gritó.
=
¡Sí lo siento! ¡Déjame ir! – pedía.
Minho sonrió malévolamente y, se relamió los labios de manera sugestiva, logrando
aterrar al adolescente que tenía debajo de su cuerpo.
=
¡Ayuda! – gritó desesperadamente.
=
¿Ayuda? ¿Crees que te voy a violar? – se acercó a los labios del chico.
Key
comenzó a moverse.
=
Lamento informarte que no soy como tú.
=
¡Entonces bájate!
Choi
acercó al oído de Kibum; el menor comenzó a sollozar.
=
Aléjate de Sulli – susurró y rápidamente liberó al muchacho.
Key
salió disparado hacia su habitación. Tras entrar, se quedó recargado en la
puerta, tratando se tranquilizarse; su frente estaba bañada en sudor y todo su
cuerpo temblaba sin cesar.
=
¡Vivo con un violador! – gritó.
Continuará…
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