16 de septiembre de 2012

My Princess - Cap. 10


Capítulo 10
¿Adiós?

 


Era domingo en la mañana; el empresario acostumbraba levantarse muy tarde ese día, pero, desde que Kibum vivía con él, eso era prácticamente imposible.

= ¡Minho! – la puerta de su habitación se abrió del golpe.

= ¿Qué quieres? ¡No ves que estoy durmiendo! – se tapó la cara con aquel grueso cobertor.

= ¡Tengo que decirte algo!

= Demonios, déjame dormir…

= Levántate – insistía = Es algo bueno.

= Viniendo de ti, no lo creo.

= ¡Me voy a vivir con Dongwoon! – dijo.

Minho se destapó la cabeza y rápidamente se incorporó.

= ¿Qué?

= ¡Sí! ¡Me voy con él!

= ¿Ya le dijiste?

= Nop, pero estoy seguro de que no se va a negar.

= Pues yo no quiero.

Kibum se descolocó cuando escuchó eso, se suponía que Minho ya no lo quería con él ¿no?

= Pero…

= No quiero y punto, olvídate de esa idea – salió de la cama.

= ¡Pero yo quiero vivir con él!

= Entiende, no es no.

= Minho ¡juro que no te entiendo! Desde que llegué querías sacarme de tu departamento, pero ahora que yo quiero irme no me dejas – reclamaba.

= No voy a cambiar de opinión, te quedas aquí y punto; ahora baja y prepárame el desayuno – ordenó.

= No es justo~ – hizo un puchero y salió de la habitación.

= Irse de mi departamento, eso nunca pasará.

Apenas se dio cuenta de lo que había dicho, se quedó callado y luego suspiró con pesadez.

= Levantarme temprano me atrofia el cerebro – volvió a recostarse en su cama.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Kibum preparó el dichoso desayuno; lo sirvió y llamó a Minho. Ambos comían en silencio, hasta que el menor hizo una pregunta inoportuna.

= ¿Crees que Yuri hable sobre lo que…pasó?

Choi casi se atraganta.

= No lo sé, espero que no – bebió un poco de jugo = De todas formas, le dejé muy en claro que no me gustan los hombres…

= ¡¿Entonces por qué me besas y me…haces todo eso?! – cuestionó irritado.

= Primero, no me alces la voz, niño idiota – tomó aire = Y segundo… – no sabía qué contestarle = …no lo sé, solo me gusta fastidiarte – agregó.

= ¿Fastidiarme? Minho.

= Nada Kibum, cállate – se levantó de la mesa = Yuri no va a hablar, se lo prohibí.

= Terminará haciéndolo – dijo.

= No le conviene.

= ¿Ah?

= No preguntes, solo confía.

= Dime, quiero saber.

= Demonios, últimamente andas muy confianzudo – bufó = Mira, Yuri se acostó un par de veces conmigo, para que así le diera el puesto de secretaria ejecutiva en la empresa.

= Entiendo…

= Creí que eso era imposible – bufó.

= Bueno, ya que estás de buen humor quiero pedirte permiso para ir a casa de Dongwoon.

= ¡¿A qué?! – interrogó.

= Quiero salir con él – hizo una pausa = No me voy a mudar si eso es lo que estás pensando.

Minho, al verse descubierto, parpadeó repetidas veces e intentó poner una cara neutral.

= Lárgate.

= ¡Gracias! – sonrió y se fue corriendo a su habitación; necesitaba arreglarse.

 

 

 

 

 

 

 

 

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Kibum estaba de lo más feliz con su novio, hasta que, de la nada comenzó a llover con fuerza.

La gente que andaba por la calles, empezó a meterse a las tiendas en busca de un refugio.

Ambos adolescentes entraron a una tienda de ropa.

.- Esto es una noticia de último momento. Según el centro meteorológico de Seúl, lo que estamos presenciando en estos momentos se trata de una tormenta. Por favor, tomen sus precauciones -.

 

 

 

 

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Minho vio eso en la televisión e intentó contactar a Kibum, pero no daba con él; le habló a Dongwoon y este le dijo que ya había salido para el departamento.

Los minutos pasaron y no había rastros de Kim. Choi salió desesperado a buscarlo, sin importarle el horrible aguacero. Ni él mismo sabía por qué estaba haciendo eso; solo quería encontrarlo; necesitaba encontrarlo para sentirse bien, completo.

Se había empapado como si lo hubieran lanzado a una piscina, ya que no quiso llevar su auto, pues al estar inundadas la calles, se le haría muy difícil atravesarlas.

La gente que se encontraba refugiada en los locales se le quedaba viendo, pues todos querían huir de aquella tormenta y no bañarse en ésta.

= “Es inútil, no lo encuentro” – pensó.

Y emprendió su regreso al departamento, sin embargo intentó volver a llamar al menor, pero nada.

Cansado, entró al edificio, luego al elevador y posteriormente a su departamento, pero, al abrir la puerta encontró al menor, en el comedor, tomando una gran taza de café con toda la tranquilidad del mundo.

= ¡Minho! – exclamó el menor.

= ¿Dónde estabas? – se acercó a él, sin importarle mojar la duela de su departamento.

= Me quedé en una tienda, la lluvia está muy fuerte, ¿saliste a algún lado?

= Sí – pausó = Salí a buscarte – dijo.

= ¿P-por qué?

= Porque no contestabas mis llamadas.

= Es que me quedé sin pila.

= Eres muy tonto ¿sabías? – tomó su barbilla.

= No lo soy.

= Pero…aun así, me caes bien – confesó y sin dejar que el menor replicara, lo besó profundamente. Saboreando su boca, mordiendo aquellos labios, como tantas veces lo había hecho.

Lo fue guiando a su habitación. Ambos sabían perfectamente lo que iban a hacer y ninguno quería evitarlo, en especial Minho, el cual se encontraba revuelto entre sus propios pensamientos.

= Minho… - habló el menor una vez que estuvo recostado en la cama.

= No tengas miedo – pidió.

= Es que es mi primera…

Choi puso su dedo índice sobre aquellos lindos labios.

= Lo sé, confía en mí ¿si?

El menor asintió y cerró los ojos dejando que la lengua de Minho recorriese su pecho de ida y vuelta.

La lluvia golpeaba con fuerza las ventanas de aquella fría habitación, las noticias tenían razón, era una tormenta terrible, pero nada comparada con la que Minho y Key vivían aquellos momentos.

Minho lo besaba una y otra vez, adoraba los labios del menor, el cual se encontraba temblando y no era precisamente por frío, sino porque jamás le había ocurrido algo así. Choi le regaló unas cuantas caricias para intentar tranquilizarlo.

= Relájate – le susurró al oído para después morderle sensualmente el lóbulo.

Suavemente, se hizo un espacio entre las finas piernas del muchacho.

= Kibum, mírame – pidió con voz pasiva.

= ¿S-si? – aún permanecía temblando.

= Te lo repito, confía en mí ¿si?

= Pero Minho yo no…

= Hazlo – prácticamente, suplicó.

= Está bien – murmuró.

Y poco a poco fue sintiendo aquella intromisión; rápidamente, se aferró a la espalda de Minho, el dolor era bastante fuerte.

El empresario, por su parte, estaba igual o más nervioso que Kim; lo que estaba haciendo era prácticamente inconcebible, Kibum era un menor de edad y eso, francamente, poco le había importado hasta este momento. Aquellos dilemas, se esfumaron tras escucharlo sollozar.

= No llores – dijo con voz baja.

= Me duele ¡ah!

= Solo es momentáneo, lo prometo.

Minho comenzó a moverse, primero lento, luego alcanzó un ritmo apto y placentero para los dos.

Una mano se escabulló entre las finas mantas de los cubrían, hasta llegar a su objetivo: el miembro del chico. Comenzó a masturbarlo.

Kibum sentía que su cuerpo no podría almacenar tantas “cosas extrañas” como llamaba a lo que estaba experimentando.

= N-no Minho…siento que… - no gemir le era prácticamente imposible.

= Hazlo, vamos… -  Minho le besó los labios y al poco tiempo, sintió el semen del menor mojar su mano.

De repente, el adolescente se tensó por completo, y Minho sabía perfectamente a qué se debía aquello. Las “sucias” anécdotas de Jonghyun con Onew, por fin le habían servido para algo.

= N-no…des a-hí – jadeó el menor.

= ¿Por qué? – sí, no era momento para hacer esa clase de preguntas, pero su lado “malévolo” había hecho presencia.

= Es que….¡ahh! – clavó las uñas en los fuertes brazos de Minho = Yo… - el aire se le hacía pesado, su respiración y los latidos de su corazón se encontraban en un ritmo irregular = ¡Hmn! – encorvó la espalda y fue víctima del orgasmo, el cual llevaba por nombre: Minho; segundos después, terminó entre ambos.

Choi lo besó con cierta ferocidad mezclada con algo de suavidad y mientras su lengua hurgaba en la boca del menor, dio unas estocadas más, lo sentó en sus piernas y continuó penetrándolo hasta que se vino.

Kibum lo abrazó con fuerza y tras algunos besos, Choi volvió a tumbarlo en la cama; descansó algunos segundos sobre el pecho agitado del que, ahora se había convertido en un especie de “amante”. Una vez tranquilo, se recostó a un lado, el menor quien se acercó tímidamente, tenía miedo de que, después de aquello, Minho lo sacara de la habitación, pero no fue así, al contrario, lo abrazó y cubrió con las mantas de la cama.

= Descansa – dijo un agotado empresario.

El más bajo asintió y cerró ojos, durmiéndose al instante. Había sido una noche extraña para ambos.

 

 

 

 

 

 

 

 

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{Al día siguiente}

 

Algunos ruidos extraños, resonaban en la habitación lo que ocasionó que el menor comenzara a abrir los ojos con pesadez, dándose cuenta de que el lugar en el que se encontraba no era su habitación.

Se incorporó de golpe.

= Oh no… - exclamó tras recordar lo que había pasado = Minho y yo… - enrojeció en cuestión de segundos.

Miró el reloj que había en la pared de enfrente y sus ojos se salieron de órbita.

= ¡Las once! – exclamó = ¡No fui a la escuela! – dijo.

Y, de la nada, un fuerte golpe se escuchó. Rápidamente, supo de dónde provenía, es decir, del baño de Minho.

Salió de la cama y sintió un ardor en su espalda baja. Tomó la primera prenda que encontró en el piso y se la puso.

= ¿Minho? ¿Estás bien? – cuestionó mientras daba algunos golpes suaves a la puerta pero no obtuvo respuesta = ¿Minho? – y de nuevo, nada. Desesperado, abrió la puerta de golpe y lo encontró lavándose los dientes = Oh…yo, bueno, lo siento – avergonzado y sonrojado, bajó la mirada.

Choi lo recorrió de abajo hacia arriba con la mirada y luego le apuntó con el dedo índice.

= ¿Mi ropa? – cuestionó el menor; Minho asintió y ahí fue cuando, Kibum se percató de que la prenda que se había puesto era nada más y nada menos que la camisa del alto la cual aún se encontraba húmeda = L-lo lamento, ahorita me la quito – dijo rápidamente.

= No – habló Minho, se enjuagó la boca y continuó con lo que estaba diciendo = Te ves bien así.

= Pero todavía está mojada.

= Hmm…es verdad, entonces… - comenzó a esculcar en las bolsas de su pantalón; sacó su celular.

= ¿Q-qué vas a hacer?

= Quédate quieto – demandó = Y…listo – sonrió.

= ¡¿Me tomaste una foto?! – exclamó.

= Sí – se mordió el labio inferior.

= I-iré a cambiarme – y como flash, abandonó la habitación.

Minho miró una vez más aquella imagen. Parecía sacada de algún anime; las mejillas sonrojadas, el cabello revuelto, el cuello lleno de marcas y para rematar, aquella camisa azul que le quedaba grande.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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[Con Kibum]

 

Estaba revisando entre todas sus ropas algo cómodo; una vez que la encontró, bajó para ir a bañarse.

= Kibum – habló Minho.

= ¿Si?

= ¿Sabes dónde están las medicinas?

= ¿Te sientes mal? – cuestionó.

= Me duele la garganta y la cabeza – contestó = Y es tu culpa.

= ¿Pero por qué?

= Porque si no te hubieses escapado, no habría tenido que mojarme en la lluvia.

Kibum bajó la cabeza.

= Tienes razón, lo siento – dijo.

= Yo siempre tengo razón. Iré a mi habitación, no molestes.

El adolescente se metió al baño.

Minho no había salido para nada, ni si quiera para comer. Kibum intentó ignorar aquello, pero vamos, le fue imposible, por más raro que Minho fuese, nunca se saltaba las comidas.

“No me molestes” recordó, sin embargo, hizo caso omiso a esa orden y ya se encontraba parado frente a la puerta de aquella habitación.

= Minho – dijo nervioso; pensó varias veces en tocar o no. Hasta que decidió por abrir lentamente la puerta.

Tras hacerlo, una fuerte ráfaga de aire caliente choco contra su cuerpo.

= “¿Pero qué…? – pensó; con la vista comenzó a buscar al empresario hasta que lo encontró recostado en la cama, tapado hasta la cabeza = Minho esto es un infierno – exclamó.

= Tengo frío – justificó, lo cual logró que el menor se alarmara. Rápidamente le bajó a la calefacción, se acercó a él, lo destapó y puso una mano sobre su frente y la otra sobre la suya.

= ¡Estás hirviendo! Le avisaré a Sulli ella sabrá qué hacer.

= No – Minho lo tomó de la muñeca.

= Pero es que…

= Quiero que me cuides tú.

= ¿Qué?

= Es tu castigo por lo que hiciste ayer – agregó.

= D-de acuerdo – murmuró = Ahora vuelvo iré por algunas cosas a la cocina.

Tras volver, Kibum se dedicó a poner paños fríos en la cabeza; jamás había cuidado a un enfermo, pero su “nana” y su “hyung” le habían enseñado muchos remedios caseros.

Constantemente le checaba la temperatura con el termómetro.

= Kibum – aquella forma tan dura de llamarlo, le asustaba = Tengo frío.

= Pero no deberías taparte tanto.

= Ven aquí – señaló un hueco en la cama.

= Pero…

= Maldición, solo hazlo – dijo irritado.

= Está bien, ya voy – se acomodó a su lado; Minho lo abrazó como si de un peluche se tratara.

= Así está mucho mejor – suspiró en el oído del menor. Aspiró su aroma; era un combinación de jabón, shampoo y su perfume = Aún hueles a mí – dijo.

Kibum enrojeció.

= Sabes, creo que deberías…

= Quédate aquí, no te vayas – suplicó.

= N-no lo voy a hacer – dijo.

Minho lo abrazó protectoramente y tras algunos suaves y tímidos besos, ambos se quedaron dormidos. Choi en verdad se sentía seguro y completo con ese “niño”.

 

 

 

 

 

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Tras una larga y reconfortante siesta, Choi ya sentía mucho mejor. Se levantó de la cama y observó durante un par de minutos al chico que yacía en esta.

Ya no estaba seguro si lo odia como el primer día que lo conoció y si…

= Solo estoy pensando en estupideces – bufó.

Una vez en la cocina, comenzó a buscar algo para comer, pero no encontró nada, así que pidió algo a domicilio, mientras esperaba, encendió la televisión, a los pocos minutos bajó el adolescente.

= ¿Ya estás mejor? – cuestionó el menor.

= Sí – fue todo lo que dijo; Kibum esperaba escuchar un “gracias” pero sabía que eso jamás llegaría.

= Que bueno – la cabeza le dolía y comenzaba a tener algo de flujo nasal y no pensaba decirle a Minho ya que este no haría nada para cuidarlo.

= Oye, saca los platos, pedí una pizza – comunicó el alto.

= No tengo hambre – dijo.

= Pff, como quieras, tú te lo pierdes.

Kibum fue a su habitación, le dolía todo el cuerpo.

= Maldito Minho, por su culpa estoy enfermo – bufó para sí mismo.

La puerta sonó y supuso que era la ansiada pizza que había ordenado el alto, sin embargo, tras escuchar la voz de dos personas totalmente conocidas por él, se congeló.

= ¿Qué hacen aquí? – se preguntaba = ¿Minho los invitó? – decía, cuando de la nada, tocaron su puerta.

= Soy Minho, abre – dijeron.

= ¿Por qué vinieron? – fue lo primero que dijo.

= No lo sé, solo, trata de no hacer ruido ¿quedó claro?

= Sí, pero…¿puedo hablar con Jonghyun?

= ¿Qué? ¿Estás idiota? ¡Onew vino con él!

= Lo sé…en serio necesito hacerlo.

= No Kibum, es muy peligroso, dime ¿qué pretexto le voy a dar a Onew?

= Inventa algo.

= ¡Que no! – la insistencia del menor, estaba sacándolo de sus cabales.

= Hazlo, por favor, solo serán unos minutos ¿si?

Choi tomó aire intentando calmarse; pero le era prácticamente imposible.

= No, además, ¿no se supone que ya no querías saber de él?

= Minho…Jonghyun fue mi… - bajó la cabeza.

= ¿Tu qué?

= E-él…fue mi novio… - una vez dicho aquello, cerró los ojos con fuerza, preparándose para escuchar el sermón.

= ¡¿Q-qué?! – el mayor se fue alejando lentamente = ¿U-ustedes…?

= N-no somos primos de sangre – aclaró rápidamente antes de que Minho sacara conclusiones erróneas.

= ¡¿Te metiste con tu primo?! – gritó = Y yo de idiota pensando que fue tu primera vez.

= ¡No! Él y yo nunca hicimos “eso” – dijo nervioso.

= Ya no te creo nada Kibum, no puedo creer lo que hiciste.

= P-pero…

= Será mejor que te vayas a vivir con Dongwoon – salió de la habitación.

Kibum se quedó perplejo Minho le había tachado de zorra; ni siquiera le permitió explicarle cómo fueron las cosas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Minho volvió a la sala.

= ¿Y las películas? – cuestionó Jonghyun.

= ¿De qué hablas?

= Dijiste que ibas por algunos DVD.

= Lo olvidé – pausó = Saben, no quiero ser grosero, pero necesito estar solo.

= ¿Te sientes bien? – preguntó Onew.

= No, perdónenme, me acabo de enterar de algo que realmente me decepcionó – dijo.

= Bueno, espero que se resuelva pronto – dijo Onew = Vamos Jong, dejemos de estorbarle a Minho.

= Adelántate amor, ahorita te alcanzo – comunicó el chico = Minho ¿él sigue aquí?

= Tú – Choi cambió su cara triste a una llena de rabia = ¡TÚ! ¿Cómo fuiste capaz de mentirme? – lo tomó fuertemente del brazo.

= ¿Q-qué?

= Kibum no es tu primo, ¡es tu maldito amante! – gritó.

El mayor palideció.

= E-eso tiene una explicación. Tengo que ir con Onew, mañana nos vemos en la empresa, adiós – salió despavorido.

Minho se sentó en el mueble y lanzó un largo suspiro.

= M-Minho – escuchó.

= ¿Qué quieres?

= Y-yo bueno…

= Ni pienses en decir: “puedo explicarlo, no es lo que crees” porque sabes, no te voy a creer ni la más mínima palabra.

= L-lo sé, solo quería decirte que ya me voy.

Choi al escuchar esto, se puso de pie y efectivamente ahí estaba él con sus maletas a los lados.

= D-dongwoon aceptó que vaya a su casa.

= Sí ajá, ya vete – dio la media vuelta, no quería verlo, su pecho dolía, sentía como su corazón se estrujaba con cada palabra de odio que le lanzaba al menor.

= P-perdón por todos los problemas que te cause.

= Olvídalo.

Kibum se acercó a la puerta.

= Adiós – finalizó y sin más salió del departamento.

El alto no pudo más y rompió en llanto; le dolía mucho verlo partir así. Demonios, si tan solo no fuera tan orgulloso y le hubiese permito explicarse, eso jamás habría pasado.

= La vida sigue Minho – se dijo a sí mismo = Tú tienes novia, y la quieres mucho, ese niño solo te hizo dudar por algunos momentos…pero ¿por qué me duele tanto?

 

 


 

 

Continuará…

1 comentario:

  1. Minho te voy a matar, voy a golpearte hasta que no puedas más y luego no te la vas a acabar, como Key te haya mentido y este por ahí vagando solo ya vas a ver lo que te espera... mi pobre Bum-Bum, pero es que tu no le mentiste apropósito solo creo que te dejaste ilusionar por es Jjong perrodino desgraciado pero no te preocupes yo me encargo de dejarlo sin la posibilidad de tener hijos... jajaajajajjajajajajjajajaa me divertí mucho aunque estén sufriendo se me fue el estrés! ^^

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