2 de septiembre de 2012

My Princess - Cap. 9


Capítulo 9
Besos y chocolates.
 


{Al otro día}

 

Era viernes y Kibum, por suerte, no tenía clases ya que era día festivo y Minho tampoco trabajaba.

El menor se había levantado con un fuerte dolor de cabeza, quería tomar algo, pero si le preguntaba a Minho, éste seguramente terminaría gritándole; así que no le quedó de otra más que aguantárselo.

Se encontraba andando por la casa, mientras se sobaba las sienes; Choi estaba en el comedor, revisando algunos documentos.

= Tú – habló fríamente el alto.

= ¿Si?

= No quiero que digas ni una sola palabra sobre lo de anoche ¿quedó claro?

= ¡¿Qué pasó anoche?! – cuestionó asustado.

= Hablo de lo que pasó en la bodega – dijo con voz seria.

Kibum se sonrojó tras recordarlo.

= S-sí, no te preocupes, no diré nada – hizo una pausa = Pero…¿puedo preguntarte algo?

= ¿Qué?

= ¿Yuri es tu amante?

Minho se descolocó durante un par de segundos.

= ¡¿Qué mierda estás diciendo?! – alzó la voz.

= Es que…los vi en el baño y…

= ¿Me estabas espiando?

= ¡No claro que no!

= ¡Estúpido niño chismoso! ¡Qué rayos te importa! – decía irritado = ¡Ni una sola palabra a mi novia!

Kibum abrió la boca, pero Minho le interrumpió.

= O si no, le diré a Dongwoon que andas besándome.

= ¿Ah? ¡Yo no te he besado! ¡Tú… - calló y bajó la cabeza; Minho le intimidaba demasiado.

= ¿Entendido enano?

= Sí – murmuró.

= Bien.

La puerta comenzó a sonar.

= Abre – ordenó.

Kibum hizo una mueca al abrir la puerta.

= ¡Yuri! – exclamó el alto = Kibum, lárgate.

Key había acordado salir con Dongwoon. Ya casi era la hora; se alistó rápidamente y bajó dispuesto a irse. Minho estaba encerrado con aquella chica. Así que no se daría cuenta de su ausencia, sin embargo, al acercarse a la puerta…

= ¿A dónde vas? – lo encontró preparando algo en la cocina.

= Voy a salir con Dongwoon.

= No puedes. Estás castigado por haberte emborrachado ayer.

= ¿Castigado? Fue culpa de tu amigo – justificó = Minho por favor, déjame salir con él – suplicaba = No tengo nada qué hacer.

= He dicho que no.

= Minho…

= ¡No es no!

El menor sintió cómo se le humedecían los ojos; se dio la media vuelta dispuesto a irse a su habitación, pero…

= Kibum – habló Minho.

= ¿Qué? – se volteó.

= Ven aquí – le hizo una seña con la mano.

Kim se acercó con algo de duda. El alto lo tomó de la cintura y lo pegó a su cuerpo.

= N-no, déjame – se quejaba, mientras forcejeaba para separarse.

= ¿Tienes brillo en los labios? – cuestionó.

= S-sí, pero, ¡¿qué… - intentó preguntar, pero, unos carnosos y esponjosos labios se posaron sobre los suyos que poco a poco comenzaron a ser lamidos y succionados. Su espalda había chocado con el refrigerador.

Minho depositó ambas manos sobre las caderas del adolescente, el cual, había enredado sus manos entre los suaves cabellos del alto.

Ambos estaban tan sumergidos en su burbuja de besos que no se percataron de la presencia de “cierta” persona.

Choi se separó lentamente de Kibum y lo observó durante algunos segundos, hasta que la mirada de susto que tenía el adolescente lo alarmó.

= ¡¡Yuri!! – exclamó Minho tras voltearse = N-no es lo que piensas, es solo que…

= Minho no sabía que tenías esa clase de gustos – soltó la chica.

= ¡¿Qué?! ¡A mí no me gustan los hombres! – dijo.

= Pues eso no es lo que parece – levantó una ceja.

= Toma tus cosas, te llevaré a casa – dijo Choi.

= Ok – la chica regresó por su bolso a la habitación del empresario.

Kibum se encontraba con la cabeza gacha, esperando a que Minho le echara la culpa por haber sido descubiertos, pero dicho regaño nunca llegó.

El resto del día, no se vieron las caras ni por error. Choi se encerró en su habitación y Kibum hizo lo mismo.

 

 

 

 

 

 

 

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{Al otro día}

 

Por fin era sábado. Key yacía sumido en un profundo y reconfortante sueño, hasta que…

= ¡Kibum! – gritó Minho.

= ¿Qué? – murmuró.

= Necesito que compres algunas cosas.

= No quiero, estoy cansado.

= ¡¿Cansado?! ¡Si no haces nada!

= Claro que sí – se levantó de su cama = Voy a la escuela, te preparo el desayuno, limpio la casa, soporto tus regaños y quejas de viejo andropáusico.

= Hey, tú no limpias la casa, lo hace la señora del aseo.

= Sí como no, ¡hace dos semanas que no viene! – rebatió.

Minho se sobó las sienes.

= Cámbiate y luego bajas a la cocina – ordenó.

= ¡Te odio! – le gritó.

= Ya lo sabía, gracias por recordármelo.

Kibum abrió las puertas de su clóset, tomó lo primero que vio y salió de su habitación.

= ¿Por qué rayos no tengo un baño? – bufó mientras bajaba las escaleras.

Después de lavarse la cara y arreglarse el cabello, fue a la cocina, tal como Minho le había indicado.

= ¿Qué es lo que tengo que comprar?

= Toma – le dio un pedazo de papel = Es algo sencillo, espero que no cometas errores.

= ¡Ash! Dame el dinero.

= Deja de hablarme así.

= ¡Y tú deja de molestarme!

= Ya vete.

Media hora después, regresó Kibum.

= Ahí está.

= Bien – dijo mientras revisaba la bolsa = Ahora, muéstrame qué fue lo que compraste de más.

= No compré nada.

= Pues la nota dice lo contrario. Kibum, eres un tonto ¿sabías?

= ¡Está bien! Compré unos chocolates – le enseñó la caja; Minho se la arrebató.

= Hmm, son de buena calidad.

= ¿Para qué son todas esas cosas?

= Sulli vendrá a cenar; espero que te comportes.

= Espera ¿estoy invitado a la cenar con ustedes?

= ¡No! Me refería a que no digas absolutamente nada sobre Yuri.

= Ah~ - exclamó = ¿Se puede saber por qué engañas a Sulli?

= Son cosas que un niño sin cerebro como tú, jamás entendería.

= ¿Sin cerebro? Apuesto a que tengo más que tú.

= ¿Ah si? ¿Cuánto es 45x34? – dijo de repente; el menor parpadeo varias veces y justamente cuando iba a contestar, Minho interrumpió = ¿Ves? Eres un niño estúpido.

= Y tú una rana fea y egoísta – le sacó la lengua y subió a su habitación.

Minho sonrió al presenciar aquella acción; se le hizo algo…tierna.

 

 

 

 

 

 

 

 

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Eran cerca de las 5:00 PM y un apurado adolescente salía de su habitación.

= ¿A dónde vas? – cuestionó Minho.

= Saldré con Dongwoon.

= No recuerdo haberte dado permiso.

= ¡No me importa, yo me voy! – abrió la puerta.

= ¡No! – Minho la cerró con fuerza.

= ¿Por qué? Mira, si me voy, podrás pasar un buen rato con tu novia; además anoche no me dejaste salir.

El alto parecía pensarlo.

= Lárgate – suspiró.

= ¡Sí! – exclamó y salió del departamento.

 

 

 

 

 

 

 

 

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{Varias horas después}

 

Minho y Sulli estaban cenando tranquilamente cuando de repente se abrió la puerta del departamento, ambos dirigieron sus miradas hacia aquel par de chicos que se devoraban y tocaban con desesperación.

= ¿Kibummie? – exclamó Sulli.

El aludido se separó rápidamente de su novio.

= Yo… - pausó; lanzó un suspiro y se dirigió a su novio = Nos vemos el lunes ¿ok?

El muchacho asintió y rápidamente se esfumó del departamento. Kibum aclaró la garganta y comenzó a hablar.

= Lo siento, es que...

= ¡Eres un grosero! – interrumpió Minho = ¡¿Cómo te atreves a hacer semejantes cosas en MI casa?!

= Minho, tranquilo… - habló Sulli, algo asustada por la reciente alteración del alto.

= No, este bicho debe aprender a respetar – se quejó Choi.

= ¡Minho, por favor! – Sulli intentaba calmar a su novio, pero no funcionaba.

= ¡Ya dije que lo siento! ¡No sabía que estaban aquí! – habló Kibum buscando justificarse.

= ¡¿Qué no lo sabías?! ¡Te lo dije en la mañana!

= Kibummie, ve a tu habitación por favor – pidió la joven.

El adolescente asintió y rápidamente desapareció del panorama; si seguía un mili segundo más parado en aquel lugar, seguramente terminaría aniquilado.

= No deberías hablarle así – dijo la chica.

= Sulli, estaban a punto de tener relaciones en MI casa, enfrente de nosotros – dijo intentando no gritarle a su novia.

= Es un adolescente, compréndelo, le gustan los riesgos, vivir al límite.

= Yo no era así.

= Cada persona es diferente – añadió.

= Como sea – bufó Minho = Ya se me fue el apetito por su maldita culpa.

= Babo – Sulli se puso de pie = Ya me voy amor, necesito pasar a casa de una amiga, por favor trátalo bien, es un buen chico.

= Lamento haber arruinado nuestra cena.

= No te preocupes, ya tendremos otra oportunidad. Adiós – lo besó y sin más se fue.

Minho se dispuso a recoger la mesa.

= Que desperdicio – dijo para sí mismo, al ver su plato prácticamente intacto.

Abrió la puerta del refrigerador topándose con aquella caja color rosa: los chocolates de Kibum.

Dejándose llevar por la molestia e irritación que tenía, abrió la dichosa caja y comenzó a comerse aquellos dulces.

= Mmm~ delicioso – exclamó tras probar el primero de ellos.

= ¡No! ¡Mis chocolates! – gritó Kibum, el cual acababa de bajar a la sala = ¡Minho! – rápidamente se adentró a la cocina.

= ¿Qué? – dijo con la boca llena.

= ¿Por qué te los comes? – preguntó al borde del llanto = Son míos.

= Tú los escogiste, pero los pagaste con mi dinero.

= ¿Por qué eres tan malo conmigo? – comenzó a sollozar mientras veía como desaparecían aquellos empalagosos chocolates.

= Oh, el último – Minho fingió sorpresa.

Kibum pasó saliva suplicando porque Choi no hiciera nada “peligroso” con dicho dulce; sin embargo, para su mala suerte, Minho se lo llevó a la boca.

= ¡No~! – gritó el adolescente.

El alto le hizo una seña para que se acercara; Key tardó un poco en obedecer, pero al final lo hizo. Choi lo tomó de la barbilla y rápidamente lo besó; gracias a su experiencia, logró hacer que Kibum abriera la boca. Con ayuda de su lengua, le pasó el chocolate.

Key abrió los ojos cuando sintió aquello, se separó para poder masticarlo y luego tragarlo.

= ¡Está riquísimo! – chilló inundándose de felicidad.

= Kibum – habló Minho.

= ¿Hm?

= Aún tengo más chocolate – sonrió de medio lado.

= ¿Dónde? – preguntó curioso.

= Aquí – señaló sus labios.

Kibum parpadeó repetidas veces.

= Esto… - susurró.

Minho lo pegó a la meseta de la cocina y de nuevo comenzó a besarlo. Key rápidamente se aferró a su fuerte espalda.

Choi abandonó los suaves labios del menor y lentamente fue repartiendo besos de mariposa en el cuello de este. Empezó a desabotonarse la camisa. Kibum solo lo observaba; su respiración se había tornado irregular y sus mejillas ardían al igual que todo su cuerpo. Jamás había sentido algo así.

El alto volvió a acercarse a Key. Ahora lo besaba con desesperación.

= Minho… - jadeó Kibum = Espera…

El aludido sintió como si todo su cuerpo temblara. Su nombre había sonado tan excitante.

Tragó fuerte y dirigió sus manos hacia el botón del pantalón del menor; lo desabrochó y rápidamente metió su mano, comenzando a tantear el miembro del joven por sobre la tela del bóxer y al poco tiempo ya estaba  acariciando el pene del menor.

= Ahh… - gemía un tembloroso Kibum; su mente se encontraba nublada, no podía pensar con congruencia.

Choi le lamía el lóbulo y de vez en cuando lo mordía suavemente. Sus pieles se empapaban poco a poco de sudor.

Fue cuestión de un par de bombeos más para que Kibum terminara en la mano de Minho.

Ambos se separaron agitados. Minho rompió con aquella distancia y le dio un suave, pero caluroso beso.

= ¿Minho?

Y por primera vez en la vida, odió a su novia por ser tan inoportuna.

= Amor, aquí… - Sulli guardó silencio al toparse con una escena poco peculiar.

= Te dije que no así se abría la salsa – “regañó” Minho mientras “lavaba” la camisa del adolescente.

= L-lo siento – murmuró Kibum.

= Hola chicos, ¿qué pasó? – preguntó adentrándose a la cocina.

= Kibum y su estupidez – contestó Choi.

El menor salió con rapidez de la cocina, sin dar explicaciones y mucho menos mirar a la novia del empresario.

= Sigues tratándolo mal – bufó la muchacha.

= Se lo merece.

= ¿Te ayudo? – se acercó a Minho.

= ¡No! – exclamó alarmado, pues no había ninguna mancha de salsa en aquella ropa = Es que…no quiero que…dañes tus hermosas manos – sonrió.

= Estás raro, pero bueno…iré a ver a Kibummie, seguramente está llorando por tu culpa – se volteó dispuesta a irse.

= ¡No! – volvió a decir = Y-yo… - su mente rápidamente comenzó a maquinar alguna justificación convincente = Iré a llevarle su camisa, no me tardo – como si fuese un atleta olímpico, salió de la cocina y subió las escaleras en cuestión de segundos.

= Ok – dijo la joven = Minho y su rareza – sonrió para sí misma.

 

 

 

 

 

 

 

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[Con Minho]

 

= ¿Kibum? – abrió la puerta lentamente.

= ¿Qué? – cortó.

= Esto…sobre lo de la cocina… - se rascó la cabeza, no encontraba palabras.

= Dijiste que no eras gay – interrumpió Key.

Minho se sintió ofendido con aquello.

= ¡Claro que no lo soy! – gritó saliendo de sus cabales.

Key dio un respingo.

= Es imposible hablar contigo – le lanzó la camisa mojada y salió de la habitación.

El adolescente suspiró con pesadez y se recostó en su cama.

= Si Sulli no hubiese llegado, él y yo… - se sonrojó = Demonios, ¿por qué rayos sigo su maldito juego? – bufó = Perdóname Sulli…pero, es que Minho… - tomó uno de sus peluches y lo abrazó con fuerza = …es un idiota – continuó = Y odio no poder decir que me arrepiento de las cosas que he hecho con él – confesó.

 

 

 

 

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Minho había salido con su novia. No le avisó a Kibum, pues se aún permanecía molesto con él por haberse atrevido a llamarlo gay.

= Amor, ¿pasa algo? Estás muy callado – dijo la chica.

= Nada, fue un día largo – justificó.

= Pero si es sábado.

= ¿Quieres comer algo? Yo invito – cambió de tema.

= ¿No se supone que íbamos a cenar en tu departamento?

= Hubo un pequeño percance con la comida – hizo una pausa = Kibum la arruinó cuando le echó la salsa – mintió.

= Oh ya veo, bueno, entonces vamos – lo tomó de la mano y comenzó a jalarlo hacia el área de los restaurantes.

Mientras comían, Sulli no paraba de platicarle sobre cosas de su familia; Minho solo asentía mecánicamente, pues estaba en conflicto consigo mismo.

= “¿Cómo demonios pude...tocarlo de esa manera? ¡Choi Minho! No eres gay, te encantan las mujeres, has tenido muchísimas durante toda tu vida, pero… – suspiró = …ese niño me provoca cosas extrañas”

= Amor, ¿seguro que te sientes bien?

= ¿Ah? Sí, continúa – sonrió falsamente.

Y de nuevo volvió a sumergirse en su guerra mental.

 

 

 

 

 

 

 

 

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{Horas después}

Minho volvió al departamento.

= ¿Qué haces aquí? – le preguntó al menor tras verlo en la cocina.

= Cenando – contestó.

= Para eso está el comedor.

= Lo siento – tomó su plato y salió de aquel lugar.

= Toma – Choi le lanzó una caja; Kibum dirigió su vista hacia aquel objeto.

= ¡Chocolates! – exclamó sonriente.

= Diviértete con ellos – bufó.

= ¿Divertirme? – susurró.

= Sí, divertirte – corroboró.

= No entiendo – dijo para sí mismo.

= Kibum.

= ¿Hm?

= No te lo había dicho, pero…besas bien – subió a su habitación, dejando en el comedor a un sorprendido y sonrojado adolescente.

 

 

 

 
Continuará…

1 comentario:

  1. Ohhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh maldito Minho decarado conque engañando a la novia y todo... malo, muy muy malo... ojalá y te parta un rayo... TT______________TT Key bonito no sufras si, nadie te está usando, no dejes que te traten tan mal...
    actualiza pronto si ^^

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