4.
-¡No entiendo por qué no lo matas! – gritó su novia al borde la
histeria.
-Tú te metiste con él, ahora aguántate.
-¿Tanto te gustó cogértelo?
Taeyong no pudo ocultar su sorpresa.
-Olvidaste apagar la cámara de esa habitación.
El pelinegro no dijo nada.
-¡Responde! ¿Tan bien te lo hizo? – preguntó con lágrimas en
los ojos la chica.
-Princesa, escucha— - se acercó a ella con intenciones de
tomarla de los hombros, pero la chica se alejó.
-¡No! ¡No escucharé nada! Mi único error fue acostarme con él
pero tú… tú— te gusta, ¿verdad?
Taeyong desvió la mirada.
-¡Te gusta! ¡Es por eso que no lo matas! – comenzó a golpearle
el pecho.
-¡Basta! – le dio una cachetada -No tienes derecho a hablarme
asÃ, olvidas tu lugar, olvidas que te salvé la vida. Si no fuera por mÃ,
estarÃas en una fosa pudriéndote mientras otras personas viven felices con tus
órganos por dentro.
La chica no dijo nada sólo lloraba amargamente.
-Doyoung no es más que un juguete para mÃ, no siento ni la más
mÃnima compasión por él. Que te quede claro.
-¿Entonces por qué ya no me tocas?
Taeyong lanzó un suspiró y rodó los ojos.
-Estaba en una silla de ruedas, por si lo olvidas. No podÃa
hacer esfuerzos.
-Yo pude haber hecho todo.
-Si vuelves a tocar el tema, te sacaré para siempre de la
mansión y de mi vida.
La chica le miró asustada.
-¿Está claro? – preguntó.
-Sà – contestó entre sollozos.
-Bien – se acercó para besarla.
Y los deseos de la chica fueron concebidos. Taeyong la poseyó
hasta el amanecer.
🌹
[Horas
después]
-¿Qué pasa, Johnny? – preguntó Taeyong algo adormilado.
-Su madre… jefe.
-¿Qué? ¿Qué tiene?
-Está encerrada con Doyoung. Apagó la cámara y se niega a
abrir.
Taeyong ordenó a sus guaruras tumbar la puerta. Doyoung estaba
inconsciente y amarrado a la silla.
-¿Qué hiciste, mamá? – exclamó Taeyong acercándose al menor.
-Sólo está anestesiado – contestó la mujer -Escucha, un cliente
necesita un riñón y él fue el primero en el que pensé.
-Pero es mÃo.
Los guaruras y la madre de Taeyong quedaron sorprendidos.
-Puedo conseguirte uno, sólo tenÃas que decÃrmelo – agregó
Taeyong.
La mujer suspiró con pesadez. Los guardias abandonaron la
habitación a petición de la señora.
-Hijo, no te obsesiones con ese muchacho.
-No lo estoy – contestó con el ceño fruncido.
-No quieres que nadie lo toque pero tampoco quieres matarlo. No
simpatizaré con tu novia pero puedo ver lo mucho que está afectando su
relación.
-Ya arreglé eso con ella.
-Entonces deshazte de él.
La señora salió de la habitación, Taeyong quedó pensativo
durante un par de minutos; Doyoung comenzó a despertar.
-Tu madre… sà que da miedo – exclamó tras reconocer la silueta
de Taeyong -Oye, ¿qué te pasa?
Taeyong se volteó y se acercó a él.
-¿Cuánto estarÃa dispuesta tu familia a pagar por tu rescate?
Doyoung quedó perplejo.
-¿Me dejarás ir? – levantó una ceja.
-Si la cantidad me convence, sÃ.
-¿Qué te hizo cambiar de opinión?
-¡¿Acaso importa?!
Doyoung dio un respingo ante el grito de Taeyong.
-Contacta a mi padre – indicó Doyoung.
Taeyong asintió.
-¿Qué? – preguntó Doyoung ya que Taeyong no le quitaba la
mirada de encima.
El pelinegro lo besó, Doyoung no correspondió al principio pero
después se dejó llevar. El también deseaba ese momento.
🌹
-Señora, ¿ha visto a Taeyong? – preguntó la novia de éste
cuando se topó con la madre de Taeyong en la sala de la mansión.
-¿No regresó a su habitación? – preguntó la señora.
-No – respondió la chica.
La señora soltó un bufido.
-Acompáñame – le dijo a la joven.
Ambas caminaron hacia la sala de seguridad en donde tenÃan los monitores
que transmitÃan lo que grababan las cámaras. La señora le pidió al chico que
trabajaba ahà que le reconectara la cámara de la habitación en la que tenÃan
encerrado a Doyoung.
-¿Segura, señora? – preguntó el chico.
-¡SÃ! ¡Hazlo rápido!
El muchacho asintió.
-¡Maldita sea! – exclamó la novia de Taeyong tras ver lo que
pasaba en aquella habitación.
La madre del pelinegro apartó la mirada del monitor.
Continuará…
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