Capítulo 5
Desesperación
Desesperación
-Taeyong, estás aquí – exclamó Doyoung con una
enorme sonrisa tras ingresar a la habitación.
-¿En dónde más iba a estar? No todos podemos
irnos de luna de miel a mitad de semestre – bufó visiblemente irritado por la
presencia del otro.
-¿Por qué no me dijiste que Jaehyun era un
salvaje en la cama? – preguntó mientras su chofer colocaba las maletas sobre la
cama para comenzar a desempacar.
Taeyong no respondió.
-No necesité recurrir a ningún método. Fue algo mutuo, ¿entiendes?
El mayor fingía estar muy ocupado haciendo sus
deberes escolares.
-Ah… lo hicimos tantas veces. Estoy exhausto –
suspiró -Ni mencionó tu nombre, ¿puedes creerlo? – sonrió con burla, tomó algo
de ropa y se metió al baño.
Taeyong esperó a que el menor cerrara la puerta
para lanzar su lápiz con furia, haciendo que éste se quebrara tras impactar
contra la pared y que el chofer pegara un brinco luego de aquello.
💥
Al día siguiente, Jaehyun fue a visitar a
Taeyong quien no dudó en hacerle un escándalo gracias a todo lo que Doyoung le
había dicho.
-¡No te creo!
-Taeyong-
-Doyoung te gusta, ¡no mientas!
-¿Por qué crees que regresamos antes, eh? Ya no
soportaba estar a solas con él. Quería venir a verte.
Jaehyun trató de acercarse a Taeyong, pero este
se apartó.
-Incluso dije tu nombre cuando lo estábamos
haciendo.
-¡No me interesa! – gritó el pelinegro.
-Sólo lo hicimos una vez, Tae. Lo juro.
-Él dijo que fueron varias.
Jaehyun suspiró.
-Está bien, fueron dos.
Dicho esto, Taeyong levantó la mirada, furioso.
-Pero fue porque tomé unas pastillas
estimulantes. Por favor, Tae, sabes que te amo con todo el corazón y que no te
dejaría por él – suplicó Jaehyun poniéndose de rodillas ante el mayor.
Taeyong relajó el rostro, se agachó a su altura
y lo abrazó.
💥
[Tres
semanas después]
Doyoung había sido prácticamente arrastrado por
su suegra a la clínica de fertilidad. Le habían hecho varios exámenes para ver
si estaba embarazado.
-¡¿Nada?! ¡Te mandé los mejores afrodisíacos!
¡Te puse a los mejores doctores! Y… ¡¿nada?! – gritaba histéricamente la señora
mientras en sus manos sostenía las pruebas hechas a Doyoung. Todas habían dado
negativo.
-Señora- - Doyoung miró hacia los lados. La
gente de la clínica les veía con susto.
-¡Lo único que tienes que hacer es embarazarte
de mi hijo! ¡Es todo!
Doyoung se sentía humillado, su vista comenzó a
nublarse debido a las lágrimas acumuladas en sus ojos.
-El doctor dijo que esta semana es ideal para
embarazarme – murmuró limpiándose las lágrimas.
La señora lo tomó fuertemente del brazo.
-Mi hijo sigue con ese muerto de hambre, no
tendrás otra oportunidad para alejarlo de él. Planea bien tu estrategia porque no
recibirás ninguna ayuda de mi parte – amenazó -Ahora, ¡lárgate! No pienso
llevarte a ningún lado.
El menor asintió. La señora se fue y Doyoung
pidió un taxi, no quería ir a la universidad puesto que Jaehyun estaba con
Taeyong. Le pidió al taxista que se detuviera en un bar en el cual bebería
hasta acabar el dinero que llevaba consigo.
💥
Taeyong había discutido con Jaehyun por el
examen de embarazo.
-Cuando te calmes, hablamos. No te soporto así
– dijo el menor antes de salir molesto de la habitación.
Apenas Jaehyun se fue, Taeyong salió a comprar
algunas cervezas, las cuales introdujo a su habitación. Agradecía la poca
vigilancia de la universidad a esa hora.
-Estúpido, Doyoung – dijo para sí mismo mientras
luchaba por abrir la quinta botella.
En eso, la puerta se abrió y entró la persona a
quien menos quería ver en esos momentos: Doyoung.
-¿Qué demonios haces aquí? Deberías estar con
tu querido esposo – reclamó.
-No estoy embarazado, mi suegra me odia y mi
esposo gime tu nombre – explicó Doyoung, visiblemente ebrio, tropezando con
todo a su paso.
Taeyong no dijo nada y le dio un sorbo a su
cerveza. Doyoung caminó con dificultad y se sentó junto al mayor, el cual
estaba en su cama.
-Estás ebrio, ve a dormir – dijo Taeyong.
-¿Tan feo soy? – preguntó Doyoung.
Taeyong no contestó y dio otro sorbo a su
cerveza, Doyoung lo tomó del rostro.
-¿Tan feo soy? – volvió a preguntar.
Taeyong apartó la mirada, Doyoung sonrió
enormemente.
-Tú… tienes algo conmigo.
El mayor quedó estático, Doyoung lanzó una
sonora carcajada.
-¿O vas a negar que intentaste besarme el otro
día?
-No hice nada de eso – Taeyong logró que
Doyoung le soltara e hizo por levantarse de la cama, pero el menor le tomó de
la muñeca.
-¿Crees que no he notado cómo me miras? – se podía notar el jugueteo en la voz de
Doyoung -Te atraigo, Taeyong, no lo niegues.
El menor se puso de pie y se acercó demasiado
al rostro del otro, quien luchaba contra sí mismo para no dejarse llevar por
los impulsos.
-Deja de decir estupideces – contestó.
-Jaehyun es muy guapo, pero quieres probar algo
diferente – acarició su pecho con ambas manos -Algo que lleva tentándote desde
hace tiempo.
-Doyoung, basta.
-Vamos, no me acordaré para mañana – Doyoung se
acercó a la boca del otro quien le separó rápidamente -¿Ves? Sí quieres –
susurró el menor en su oído.
Luego de varios segundos en silencio, Taeyong
lo tomó con fuerza de los hombros y lo lanzó a la cama, poniéndose sobre él, lo
tomó de las muñecas con una mano y con la otra lo tomó fuertemente de la
barbilla.
-Sólo una vez – dijo Taeyong, mirándolo
fijamente para después besarlo con ferocidad.
Ambos comenzaron a quitarse la ropa. Taeyong le
besaba el cuello, el pecho, los labios… no pensaba con claridad, no sabía si
era el alcohol o el calor o una mezcla de ambos.
-Doyoung… - jadeaba en el oído del menor
mientras lo embestía.
-Más despacio – pidió el aludido.
Taeyong no hizo caso y se hundió aún más en él.
La intensidad y salvajismo del momento había cesado, ahora disfrutaban de lo
que sea que estuviera pasando entre ambos.
Doyoung intercambió las posiciones y se sentó
sobre el pelinegro, quien no podía estar más excitado debido a la vista y
sensación que el otro le regalaba.
Taeyong lo tomó de las caderas y comenzó a dar
con más fuerza en su interior hasta venirse, Doyoung terminó al mismo tiempo. Mientras
Taeyong trataba de regular su respiración, Doyoung quedó dormido sobre su pecho.
-Doyoung – llamó el mayor para que el menor se
quitara de encima; ahí fue cuando regresó a sus sentidos y se dio cuenta de lo
que había pasado -¡Mierda! – exclamó, quitándoselo de encima con poca
delicadeza. Doyoung no despertó a pesar del movimiento.
Se vistió a toda velocidad y salió de la
habitación. No había ni un alma por toda la escuela, ya que era fin de semana y
de madrugada. Caminó hacia el estacionamiento de la universidad y se metió a su
viejo auto, el cual era una “basura” para los demás, pero para él significaba
esfuerzo y honradez.
-Imbécil, eres un estúpido imbécil – decía
sentado en el asiento del chofer.
Comenzó a llorar desconsoladamente hasta
quedarse dormido.
Continuará…
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