CapÃtulo
extra: Nunca es suficiente
Renjun
despertó con el cuerpo adolorido, pegajoso y lleno de marcas rojas.
-¿Por
qué demonios accedÃ? Yo no soy asà – dijo para sà mismo mientras salÃa de la
cama con lentitud y caminaba al baño -Maldito Jaemin, eres un hijo de perra –
murmuró por lo bajo cuándo sintió cómo de sus piernas escurrÃa el semen del
menor.
Esperó
a templar el agua y luego ingresó a la regadera. Su cuerpo se relajó al
instante. Las imágenes de la noche anterior, inundaron su mente, pero habÃa
unas que sobresalÃan.
Las manos de
Jaemin estrujando sus pezones.
Sus labios
besando su cuello.
Sus gemidos.
Su cálido
aliento.
Sus
irreverentes palabras.
Cuando
se dio cuenta, una de sus manos ya estaba en su pezón y la otra en su miembro.
Detuvo todos sus movimientos de inmediato.
-¿Qué
mierda estoy haciendo?
De
pronto, alguien lo tomó de la cintura y lo empujó contra la loza mojada.
-Qué
travieso – susurró contra su oÃdo.
El
corazón de Renjun dio un vuelco tras escuchar la voz de Jaemin.
-Puedo
jurar que estabas gimiendo mi nombre.
-N-no
es… - Renjun comenzó a moverse para escapar.
-Sé
que soy sensual, pero nunca imaginé que fuera capaz de causar sueños húmedos en
alguien como tú.
-No
sé qué hablas.
-¿Me
quieres sentir dentro otra vez? – le preguntó al oÃdo.
-Y-yo…
-Sólo
di sà o no.
-Jaemin
– el aludido comenzó a rozar su semi erecto miembro contra la entrada del
chino.
-Dime
– dijo mientras le mordÃa la oreja izquierda.
-S-sÃ
quiero.
Jaemin
quedó más que asombrado con aquellas palabras. Se esperaba un no rotundo.
-Nunca
dejas de sorprenderme – sonrió -¿Cómo lo quieres?
Renjun
no dijo nada.
-Hey,
no seas grosero. Te estoy dejando elegir como recompensa por lo de anoche.
Renjun
cerró los ojos y apretó los puños.
-C-cómo
tú quieras.
Aquello
casi hace que Jaemin se viniera. Tomó con fuerza las caderas de Renjun y
comenzó a adentrarse en su cuerpo mientras le besaba los hombros y el cuello.
-Acabo
de entrar y ya te veniste. ¿Tanto me deseas?
-No
lo sé…
Jaemin
se sentÃa más que extasiado con lo que estaba provocando en el pobre chino.
Enredó ambas piernas en su cadera y lo atrajo al chorro de agua mientras ambos
se besaban con hambre.
-Renjun…
ah… demonios – Jaemin salió del chorro de agua y lo pegó nuevamente contra la
pared, para arremeter contra su cuerpo algunas veces más y terminar en él.
-Pero…
yo no he—
-Shh,
¿quién dijo que ya terminamos? – interrumpió agitado, volviendo a entrar en él,
pero con más fuerza.
Ambos
continuaron con aquel caliente momento hasta que Jaemin sintió que se mareaba.
-SÃ
que eres intenso, me exprimiste todo – se quejó mientras se secaba con una
toalla que Renjun le habÃa dado.
-Tú
y tus comentarios asquerosos.
-¿Quieres
que te ayude a limpiarte? – le dio una nalgada al chino.
-¡No!
Será mejor que regreses con Jeno.
-Quiero
algo a cambio de lo de la regadera.
-¿A
cambio? Pero si yo no te ped—
Jaemin
se cruzó de brazos y arqueó una ceja. Renjun cerró los ojos y exhaló.
-¿Qué
quieres?
-Conviértete
en nuestro tercer elemento.
-¿Qué?
-Vamos,
tienes potencial, sólo necesitas práctica.
-¿Potencial?
-Dejaré
que estés solamente con Jeno…algunas veces, claro. Aunque sé que al final
terminarás acudiendo a mÃ.
-No
lo sé, nunca imaginé ser parte de un trÃo.
-Sólo
mientras estés soltero.
Renjun
suspiró.
-De
acuerdo. Mierda, ¿en qué me he convertido?
-En
todo un pasivo.
-¡No
te pregunté!
-Ya,
ya. Regresaré con Jeno – le extendió la toalla, Renjun la tomó, Jaemin
aprovechó esto para tirar de ella y atraer al chino a su cuerpo -Gracias – lo
besó fugazmente y salió de la habitación.
Renjun
soltó un largo suspiro. Su vida sà que se habÃa vuelto divertida y todo gracias
a su rival.
F I N
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