Capítulo 12:
Manipulador
-¿Y bien?
¿Puedo pasar la noche aquí? – insistió Mark tras ver que Donghyuck no salía de
su ensimismamiento.
El aludido
parpadeó un par de veces.
-Y-yo—
-Ok, iré con
mi chico de Grindr – bufó, dándose la media vuelta.
Mark no había
dado ni dos pasos para alejarse de Donghyuck cuando sintió que éste le tomó del
brazo, deteniéndolo. Sonrió enormemente, pero rápidamente se recompuso y
regresó a su expresión de fastidio.
-¿Sigues
viéndolo? – cuestionó Donghyuck cabizbajo; su voz notaba preocupación.
-¿Y tú?
¿Sigues viendo al del otro día?
Donghyuck
negó con la cabeza.
-Prometí no
acostarme con nadie más, sólo tú – agregó.
Mark sintió
su entrepierna despertar con aquellas palabras, pero ahora no era momento para
pensar en sexo; necesitaba un lugar en donde dormir, estaba exhausto.
-Buen chico –
felicitó Mark a la vez que le palmeó la cabeza y despeinó un poco el cabello.
Aquel acto
provocó un incómodo silencio entre ambos.
Donghyuck
sintió su pulso acelerarse cuando vio algo que jamás imaginó ver: Mark
sonriendo genuinamente.
-¿Qué pasa? –
cuestionó Mark tras ver la mirada ausente de Donghyuck.
-S-sí puedes
quedarte, pero… mi hermano—
-¿Está?
Donghyuck
negó con la cabeza.
-Sólo será
esta noche, mañana renovaré mi contrato – sin pedir permiso, dio unos pasos
hacia adelante, dejando a Donghyuck sin otra opción más que permitirle pasar.
-¿Te
desalojaron?
-¿No
escuchaste todo el alboroto? – respondió Mark, dejando su bajo y su mochila en
el sofá de la sala.
-Algo… tenía
los audífonos, así que pensé que era el ruido usual.
-Pues no, esa
maldita mujer secuestró mis cosas y si no renuevo el contrato, no podré
recuperarlas – explicó mientras encendía un cigarrillo y se sentaba en el sofá.
-Am… -
Donghyuck bajó la cabeza y comenzó a jugar con las mangas de su suéter -Puedes
dormir en mi habitación, si quieres.
Mark sonrió
juguetonamente, cruzando las piernas a la vez que soltaba el humo acumulado en
su boca.
-¿Seguro? –
preguntó, levantando una ceja.
Donghyuck
asintió con la cabeza.
-Bien –
contestó con simpleza Mark. Se puso de pie, tomó sus cosas y caminó hacia la
habitación de Donghyuck -Mierda, necesito darme un baño – exclamó para sí
mismo, quitándose la chamarra negra de cuero y la camisa blanca que traía
debajo.
Donghyuck
apartó la mirada, algo que Mark notó, obviamente.
-Hey, no es
como si fuera la primera vez que me ves desnudo – murmuró mientras se retiraba
el cinturón.
Donghyuck
tragó fuerte ante aquel comentario.
-Pero lamento
informarte que hoy no pasará nada, no estoy de humor – agregó, para después
salir de la habitación e ingresa al baño.
El moreno
suspiró y relajó su cuerpo apenas Mark estuvo lejos de él. Trató de distraerse
recogiendo la ropa que el chico malo había dejado regada en el suelo; la metió
en una bolsa de papel que encontró en la cocina y la depositó a un lado de la
silla donde había acomodado las pertenencias de su vecino.
-¡Donghyuck,
préstame una toalla! – escuchó que Mark gritó desde el baño.
El aludido
rodó los ojos y fue por una a la habitación de su hermano.
-Aquí es—tá –
su cuerpo volvió a tensarse apenas vio a Mark debajo de la regadera.
-No insistas,
Donghyuck.
-Y-yo… perdón
– prácticamente salió huyendo del baño.
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-¿Tienes algo
para cenar?
Donghyuck
rápidamente soltó su lápiz apenas escuchó cómo Mark abría el refrigerador. Sus
tareas tendrían que esperar un poco más.
-No,
últimamente sólo compro comida para mí.
-¿Alguna sopa
instantánea? – preguntó Mark mientras revisaba los cajones de la alacena.
Donghyuck no
podía negar que aquello le molestaba, no, le enfurecía; nunca le había gustado
ese tipo de gente, la cual toca las pertenencias de los demás sin permiso,
sobre todo si se trataba de comida.
-¿Te importa
si— por qué esa cara de pocos amigos? – cuestionó Mark apenas miró a Donghyuck
-No seas egoísta.
-Pero esa
sopa es mi—sabes qué, olvídalo – suspiró con cansancio, regresando a su
habitación.
Cerca de 10
minutos después, Mark también entró; el olor de aquel ramen instantáneo inundó
las fosas nasales de Donghyuck, distrayéndolo de sus deberes.
-¿Qué haces,
nerd?
-Tarea –
respondió Donghyuck, quien estaba en su escritorio.
-Ugh, qué
aburrido – exclamó Mark, sentándose en la cama -Veo que acomodaste mis cosas,
qué bien.
-Un “gracias”
no estaría mal – murmuró Donghyuck para sí mismo, pero por desgracia, Mark lo
escuchó.
-¿Qué
dijiste?
Donghyuck se
alarmó apenas vio cómo Mark depositó el tazón de ramen y se levantó de la cama.
-No te pongas
de exigente, eh – advirtió el chico malo.
Donghyuck
mordió su labio inferior. Había tantas cosas que quería decirle, pero tenía…
miedo.
-Es mi casa,
Mark y—
El chico malo
giró con violencia la silla de Donghyuck, para después jalarlo con fuerza y sentarlo
en aquel pequeño escritorio.
-Con que muy
mandón, ¿no?
Donghyuck
cerró los ojos apenas sintió el aliento de Mark estrellarse contra su rostro.
-Ahn… - jadeó
Donghyuck cuando sintió cómo el chico malo mordía su cuello.
Mark soltó
una risilla, para después lamer su oreja derecha.
-Cógeme,
Mark. Ya no puedo más – Donghyuck suplicó con desesperación.
El aludido sonrió
y se alejó del cuerpo del moreno.
-No, te dije
que no pasaría nada hoy – respondió y sin más regresó a la cama, tomó el tazón
de ramen y continuó comiendo.
Donghyuck sintió
cómo su rostro ardía de la vergüenza. Se bajó del escritorio y trató de
continuar con sus deberes, pero no lograba concentrarse.
-Hey, ¿cuál
es tu contraseña del internet?
El moreno mordió
su labio inferior; una idea cruzó por su mente.
-Te la daré,
pero con una condición.
-¿Ah? Oh— ya
sé cuál.
Donghyuck se
levantó de la silla giratoria y caminó hacia la cama.
-¿Aceptas?
Mark sonrió
con malicia.
-Sí que eres
insistente – exclamó el chico malo -Bien, acepto.
El rostro de
Donghyuck se iluminó con aquellas palabras. Corrió hacia el mueble donde
guardaba su ropa y rebuscó entre los cajones algo que recién había adquirido.
-Vaya… -
exclamó Mark cuando reconoció lo que Donghyuck tenía en las manos -Nunca los he
usado – agregó, sonriendo ampliamente.
Donghyuck
sostenía un par de fundas anales*, no las había usado, sólo limpiado y vuelto a
guardar, esperando el momento adecuado para proponérselo a Mark; sí, sólo a él.
-¿Con cuál
quieres comenzar? – cuestionó Mark, tomando las fundas de las manos del otro
para analizarlas más de cerca.
Donghyuck
sintió su pulso acelerarse, aquello le excitaba demasiado. Se acercó al oído de
Mark y susurró:
-La que tú
quieras.
Una corriente
de electricidad recorrió de pies a cabeza el cuerpo de Mark, girándose
levemente para mirar a Donghyuck. Sin pensarlo mucho, rodeó su cintura con el
brazo izquierdo, acercándolo a su cuerpo, mientras que con el otro lo tomó de
la nuca y lo besó con hambre, dirigiéndolo hacia la cama.
Apenas
Donghyuck sintió el colchón chocar contra su espalda, abrió las piernas para
recibir a Mark entre ellas, presionándolo contra su cuerpo, especialmente su
entrepierna, demostrándole cuán hambriento estaba de él.
Mark no podía
parar de devorar aquella boca, que poco a poco mejoraba su manera de besar.
La ropa
rápidamente cayó al suelo.
Mark estaba a
punto de verter el lubricante que Donghyuck le había entregado, cuando se
escuchó que alguien abría y cerraba la puerta del departamento.
-¿Qué—
-¡Mi hermano!
– exclamó Donghyuck, prácticamente empujando a Mark para quitárselo de encima.
-¿No que no
vendría hoy? – cuestionó Mark, quien seguía confundido.
-A veces
viene a dormir, pero nunca avisa – respondió Donghyuck, colocándose rápidamente
la ropa.
-¿Por qué la
prisa? ¿No puedes saludarlo desde aquí o algo? Además, todas mis cosas están en
tu habitación, no creo que sospeche.
-Ya sé, pero
más vale prevenir.
-No sé por
qué, pero creo que vas a cagarla. Se nota que no eres bueno mintiendo – agregó
Mark, acomodándose en la cama.
-¿Podrás—ponerte
algo de ropa?
-¿Por? ¿Te
distraigo? – preguntó con hipocresía mientras que con su mano derecha sacudía
su miembro.
Donghyuck
rodó los ojos, se giró hacia la puerta, suspiró y sin más salió de la
habitación.
Continuará…
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