Capítulo 12
Decisión
Decisión
-Doyoung, ya llegamos – llamó Taeyong mientras
lo movía suavemente para que despertara.
El menor abrió los ojos con pesadez.
-Ugh, qué asco – exclamó cuando vio que las
migajas de todo lo que había comido estaban regadas sobre toda su ropa.
-Límpiate la baba – dijo Taeyong ofreciéndole
un pañuelo de papel.
Una vez que Doyoung estuvo “apto”, Taeyong le
ayudó a salir del auto y luego bajó las maletas.
-Espera, ¿cómo me veo? – preguntó Doyoung
cuando vio que Taeyong estuvo a punto de introducir las llaves en la cerradura
de la puerta.
-Estás bien – respondió Taeyong sin hacer mucho
caso.
-Ni siquiera me miraste – reclamó el menor.
-Te ves bien con lo que sea.
Doyoung se descolocó con aquello, pero no pudo
decir nada más pues la abuela de Taeyong les envolvió en un cálido abrazo.
-Mi niño, no sabes cuánto te extrañé – dijo la
señora mientras besaba las mejillas de su nieto.
-Yo más – la abrazó una vez más -Abue, este es
Doyoung.
El menor hizo una reverencia.
-¡Ay! ¡Pero mira qué linda pancita! – exclamó
la señora acariciándole el vientre con ternura.
Doyoung no supo cómo reaccionar, no era muy
bueno con el contacto físico y la calidez debido a que toda su vida la frialdad
de su familia fue lo único que conoció.
-Qué tonta soy, pasen, el frío está terrible
aquí fuera.
Mientras la señora preparaba la cena, Taeyong
le enseñó la casa a Doyoung.
-Sigo sin estar de acuerdo en que tu abuela me
conozca, acaso, ¿no les has dicho?
-Claro que sí, pero ella insistió y no pude
hacerle cambiar de parecer.
Doyoung bufó.
-Sólo piensa en lo que te dije, ¿sí? – pidió el
mayor.
-Es que… es como si me estuvieras proponiendo
crecer a Lucas juntos.
Taeyong iba a decir algo, pero la voz de su
abuelita le interrumpió.
-Ya está lista la cena – avisó la mujer.
-Ya vamos – respondió Taeyong -¿Vienes? –
preguntó a Doyoung, el cual estaba distraído en sus pensamientos.
-Sí, en un momento te alcanzo.
Taeyong asintió y salió de la habitación; la
casa era muy pequeña por lo que Doyoung y él tendrían que compartir aquel
cuarto.
-¿Qué debería hacer? – Doyoung se preguntó a sí
mismo mientras se veía en el espejo que había empacado en su cosmetiquera, pero
el gruñir de su estómago le sacó de sus pensamientos -Ya voy – dijo a su
vientre -Rayos, eres demasiado comelón.
Doyoung se sorprendió al entrar a la cocina
pues en la mesa había gran cantidad de platillos y todos se veían deliciosos.
-No sé si estés acostumbrado a todo esto, pero
lo hice con mucho cariño para mi biznieto y para ti – dijo la abuelita de
Taeyong.
El menor asintió con una amable sonrisa.
Taeyong le ayudó a servirse la comida.
-¿Cuándo nacerá? – preguntó la señora, luego de
un rato de silencio.
-Entre mediados y finales de enero.
-Ya falta poco – exclamó la mujer.
-Sí – suspiró Doyoung.
-Taeyong vendió varias cosas para comprarle
algo de ropa, ¿puedes creerlo?
Doyoung miró con sorpresa al mayor, el cual no
supo cómo reaccionar; no esperaba que su abuelita dijera aquello.
-N-no sabía.
-Será un buen padre, estoy segura – le sonrió a
su nieto.
Y una vez más, Doyoung se sumió en sus
pensamientos mientras Taeyong y su abuelita platicaban.
-¿Qué opinas Doyoung? – la voz de la señora le
sacó de su ensimismamiento.
-¿S-sobre qué? – preguntó confundido.
-Sobre pasar las fiestas decembrinas aquí.
Tanto Taeyong como la señora le miraban
expectantes. Con todo lo que había pasado, Doyoung se había olvidado de
aquellas celebraciones; generalmente salía a beber algo con unos amigos o iba a
visitar a su tía y a su hermano. Taeyong, por su parte, pasaba todas las
vacaciones de invierno con su abuelita y Jaehyun les visitaba por un rato luego
de haberse escapado de su cena familiar, pero este año todo sería diferente.
-Serían tus primeras fiestas en Corea, ¿no? –
preguntó la señora.
Doyoung asintió.
-Qué mejor que pasarlas con nosotros, aquí en
la tranquilidad del campo.
-¿Ya tienes planes? – preguntó Taeyong.
-No… sé, creo que no. Lo pensaré – dijo,
sorprendiendo al mayor.
Luego de eso, comenzaron a platicar sobre temas
banales hasta que Doyoung dijo que iría a recostarse.
-Muchas gracias, estuvo delicioso – le dijo a
la señora.
-De nada, hijo. Que tengas buenas noches – le
dio un beso en la mejilla.
Doyoung caminó hacia la habitación algo
confundido, no estaba acostumbrado a tanta calidez. Taeyong y su abuelita recogieron
la mesa y se dispusieron a lavar los platos sucios.
-Me siento mal por ese muchacho – suspiró la
mujer.
-¿Por qué? – preguntó Taeyong.
-Se nota que le falta mucho cariño.
-Sí… -
contestó. Su abuelita tenía razón, detrás de aquel chico frío, orgulloso y
presumido, se encontraba alguien que había sufrido demasiado.
-¿Has hablado con él sobre lo que me dijiste?
-Sólo lo mencioné, pero… es que, somos tan diferentes,
no sé si podremos—
-Dense una oportunidad, ese chico está roto y
tú también – le acarició la mejilla a su nieto -Sé lo mucho que Jaehyun
significó para ti, pero necesitas seguir adelante por tu hijo, ¿sí?
Taeyong asintió.
-Ve a descansar, yo me encargo del resto.
-¿Segura?
-Claro que sí, pequeño.
Taeyong le dio un beso en la frente a su
abuelita y fue a su habitación, Doyoung ya se había dormido. Tomó algo de ropa
y una toalla y fue a darse un baño, luego de esto, se aseguró de que todas las
puertas estuvieran bien cerradas y regresó a su habitación.
-Buenas noches – susurró sobre el vientre de
Doyoung y se colocó para dormir, pero la cama era demasiado pequeña para ambos
y quería que Doyoung estuviera lo más cómodo posible, así que salió de ésta y tomó
algunas sábanas y un cobertor para dormir en la sala.
-Espera – la voz de Doyoung le detuvo cuando
estuvo a punto de abandonar el lugar.
-¿Qué pasa? – preguntó.
-No sé qué será de nosotros, pero quiero que
Lucas tenga a ambos padres.
Continuará…
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