25 de agosto de 2022

Rock Me - Capítulo 3


 Capítulo 3:
Marcas

 

Tras ser liberado, Donghyuck entró a su departamento con suma rapidez; su hermano no estaba, así que no habría nadie para interrogarlo y podría dejar que todas sus emociones fluyeran libremente. Lanzó su mochila al suelo y fue directo al baño; no se inmutó cuando sintió el agua fría golpear su cuerpo tras colocarse bajo la regadera.

¿Qué diría Johnny si lo viera en ese estado? Seguramente estaría decepcionado de él; había trabajado tanto para sacarlo de aquel ambiente hostil en el que crecieron, le había aconsejado para que construyera su carácter y no se dejara pisotear por nadie, y ¿cómo se lo agradecía? Dejándose humillar por un imbécil homofóbico y su banda de esclavos.

Salió de la regadera del baño e ingresó a su habitación para secarse y ponerse ropa limpia. Después limpiaría el agua del suelo. Tras colocarse su pijama, la cual consistía en unos pantalones a cuadros y una camiseta blanca, regresó al baño para recoger su ropa y meterla a la lavadora; no podía dejar “evidencia” de lo que había pasado, así que necesitaba eliminar el olor a cerveza que había inundado el departamento apenas entró en él.

Mientras miraba cómo las prendas giraban en la lavadora, su vista se humedeció; estaba llorando, ya no podía contenerlo más. Tomó un profundo respiro, intentando calmarse. Se dispuso a limpiar el agua que había dejado en el suelo con el mop que recién había comprado su hermano; vaya manera de estrenarlo.

Luego de haber eliminado toda evidencia, fue a su habitación. Planeaba acostarse en su cama y dormir lo que fuera necesario, pero sus pasos se detuvieron apenas pasó por el espejo de pie que tenía en una esquina. Se acercó a él.

-Mierda – exclamó tras percatarse del enorme y obvio golpe que adornaba su pómulo izquierdo -Ouch – se quejó tras pasar sus dedos sobre el moretón y sentir una punzada de dolor.

El maquillaje no cubriría aquello; necesitaba inventar una historia para que Johnny le creyera. Continuó revisando su cuerpo, sus brazos también estaban marcados por los cables con los que había sido amarrado, pero aquellas marcas se irían en cuestión de horas, el golpe en su pómulo no.

Mientras hacía una lluvia de ideas mental, escuchó que llegaba su hermano; su corazón comenzó a bombear con fuerza, estaba muy nervioso.

-Donghyuck, ¿en dónde estás? Traje la cena – avisó Johnny.

El aludido pasó saliva, cerró los ojos y lanzó un suspiro al aire.

-Voy – contestó.

Tomó un cárdigan gris que había dejado sobre su cama, para ocultar las marcas en sus brazos. Caminó hacia la puerta de su habitación. Suspiró una vez más antes de girar el pomo y salir.

-¿Qué te pasó? – fue lo primero que recibió apenas puso un pie fuera de la habitación.

-Ah… me golpeé.

Johnny arqueó una ceja.

-¿Con…?

-Se me cayó el celular encima, ¿ok?

-¿Desde qué altura?

-No importa ya. ¿Qué trajiste para cenar?

Su hermano hizo una mueca con la boca, no muy convencido por la historia del otro, pero no preguntó más.

Mientras Johnny explicaba la travesía que había pasado para conseguir la cena, Donghyuck trataba de recordar en dónde demonios había dejado su celular; sintió un escalofrío recorrer su espalda cuando una opción cruzó su mente: el departamento de Mark.

 

 

 

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[Al día siguiente]

 

Donghyuck no encontraba su celular por ningún lado, había puesto de cabeza su habitación y nada. La posibilidad de haberlo dejado en el departamento de Mark le causaba ansiedad pura.

Aprovechando que lo había escuchado salir a tempranas horas de la mañana, fue corriendo por su billetera al supermercado mientras pensaba muy bien y se armaba de valor para hacer algo que llevaba mucho tiempo sin hacer.

Tras regresar al condominio, en lugar de ingresar a su departamento, se paró frente a la puerta del de Mark.

Sacó su credencial de universitario; haría el viejo truco de abrir la puerta con una tarjeta, era un experto en ello, lo había hecho varias veces cuando sus padres le dejaban encerrado en su habitación como “castigo”, Johnny se lo había enseñado.

-Vamos, vamos – murmuró para sí mismo. De pronto escuchó el “click” -¡Sí! – exclamó orgulloso.

Apenas abrió la puerta, el olor a cigarro invadió su nariz y boca; no pudo evitar toser un par de veces. No sabía con cuánto tiempo contaba, así que necesitaba ser rápido.

Registró los muebles, la cocina y el baño y no encontró nada. Su última opción eran las habitaciones; con temor caminó hacia la primera que vio, estaba seguro que era de Mark por los posters de bandas de rock pegados en ella, pero justo cuando giró el pomo, sintió una mano en su hombro derecho.

-¿Buscabas esto?

Donghyuck dio un brinco y sintió cómo la presión se le bajaba. Se giró con el miedo y la ansiedad comiéndolo vivo, pero un suspiro abandonó su cuerpo cuando vio que no era quien pensaba.

-No deberías estar aquí. Tienes mucha suerte de que fui yo quien entró – dijo Renjun, extendiéndole el celular -Anoche lo confundí con el mío por las prisas, no pienses mal.

-N-no, para nada. Gracias – Donghyuck prácticamente le arrebató el celular y caminó hacia la salida.

-No te metas con Mark, lo digo en serio – advirtió Renjun girándose para ver que el otro abandonara el departamento.

Donghyuck asintió repetidas veces y se fue de ahí.

 

 

 

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Donghyuck no había escuchado a Mark por varios días; pensó que se había mudado o simplemente metido en algún lío y estaba en la cárcel, poco le importaba.

Sus días habían sido llenos de tranquilidad, su hermano había estado durmiendo en el departamento, por lo que no tenía miedo de que alguien le hiciera algo malo.

 

Pero…

 

 

Un sábado por la noche, cuando regresaba de haber ido a cenar con Jungwoo, vio a Mark platicando con sus amigos en la puerta de su departamento.

Tomó aire y subió las escaleras sin hacer contacto visual. Podía sentir la intensa mirada de Mark sobre él; trató de ignorarlo lo más que pudo mientras hacía lo posible por abrir la puerta de su departamento.

Apenas estuvo “a salvo” en su hogar, se metió a su habitación y se tiró en la cama. Miró hacia el techo y luego hacia su puerta, la cual estaba cerrada y tenía una nota ahí.

 

Tengo guardia. Saca la basura por mí :)

 

Donghyuck suspiró molesto, ¿que no podía mandar un mensaje por celular? Además, claro que no lo haría hasta que estuviera seguro de que los amigos de Mark se hubieran ido y que éste último estuviera durmiendo o encerrado en su departamento.

Cerró los ojos y sin darse cuenta se quedó dormido.

 

 

 

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Donghyuck despertó de golpe, había tenido una pesadilla: Mark lo secuestraba.

Miró su celular, eran las 3:40 a.m. Pegó la oreja a la pared, tratando de escuchar lo que pasaba en el departamento de al lado. No escuchó nada por lo que supuso que sus amigos se habían ido.

Tomó las bolsas de basura; abrió la puerta con mucho cuidado, miró hacia ambos lados y no vio a nadie. El lugar estaba desierto. Suspiró y caminó hacia el conducto en donde tiraban la basura.

Bostezó y estiró los brazos, haber salido le había dejado sin energía. Caminó con lentitud hacia su departamento y justamente cuando estiró el brazo para tocar el pomo de la puerta, la de Mark se abrió.

-¿Por qué tan asustado? – preguntó su vecino.

Donghyuck no pudo evitar hacer una mueca tras sentir el aliento alcohólico de Mark. Optó por ignorarlo e hizo por girar el pomo de la puerta.

-Hmm… no creo que funcione, la dejaste abierta y no pude evitar ponerle seguro – dijo con cinismo.

Donghyuck abrió los ojos de par en par. Comenzó a dar unos pasos hacia atrás para escapar de ahí, no sabía a dónde, pero estar más tiempo cerca de él no traería nada bueno. Mark rápidamente le tomó de la camiseta.

-Déjame ir, por favor… no te he hecho nada – suplicó cuando sintió aquel fuerte agarre en su ropa.

Mark no dijo nada, lo tomó del cabello y lo arrastró hacia su departamento.

-¡Por favor! – suplicó Donghyuck.

Mark lo lanzó al sillón de la sala. Donghyuck no sabía qué hacer, no sabía cómo actuar.

-Qué interesante, ¿cómo fue que recuperaste tu celular? – cuestionó Mark.

-N-no lo hice – mintió, desviando la mirada.

-Te vi subiendo las escaleras con él.

Donghyuck no dijo más. Mark tomó una cerveza de la mesa frente al sofá, la abrió y comenzó a beberla.

-¡Mierda! Está caliente – se quejó para después eructar -Sabes, pensaba vender tu celular y pagarme unas líneas* con el dinero, pero ¡tenías que joder mis planes! – gritó.

-T-te lo puedo dar, sólo déjame ir por él – dijo, intentado levantarse del sofá, Mark se lo impidió.

-¿Me crees imbécil o qué? – exclamó –No sólo me enfurece que hayas arruinado mis planes, sino que entraste a mi departamento.

-T-tu amigo— él… ¿te lo dijo?

-Claro, Renjun no es bueno con el alcohol. Fue cuestión de un par de cervezas – explicó.

-Y-yo… de verdad lo necesitaba, lo siento – susurró Donghyuck.

Mark chasqueó la lengua y sin decir palabra, se estiró para recoger algunos cables que había dejado en el suelo.

-Para mí una disculpa no es suficiente – aclaró mientras miraba los cables que tenía en las manos.

-¿Qué vas a hacer? – cuestionó Donghyuck; estaba al borde del llanto, el miedo se había apoderado de su cuerpo.

Mark abrió la boca para contestar, pero el sonido de alguien tocando la puerta, le interrumpió.

-No vayas a hacer una estupidez – advirtió a Donghyuck, para después girarse y abrir la puerta.

-Hola, bebé.

Un chico delgado, de cabello color durazno, medias de red, falda a cuadros roja y con tabloides, crop de manga larga negro y botas de combate del mismo color fue lo primero que tanto Mark como Donghyuck vieron.


 

Continuará…

21 de agosto de 2022

Rock Me - Capítulo 2

 

Capítulo 2:
Tortura

 

[Al día siguiente]

 

Donghyuck estaba en la parada del autobús esperando a que llegara el indicado que le llevaría la universidad.

-El dinero – exclamó para sí mismo tras recordar que no lo tenía a mano.

Mientras revisaba su mochila, sentía cómo la presión se le bajaba tras no encontrar su billetera.

-No puede ser, estoy seguro que estaba aquí – agregó.

Miró su celular; no tendría tiempo suficiente para regresar, buscarla en el departamento y regresar a la parada, ya que el autobús pasaba cada media hora.

-Mierda – continuó revisando los demás bolsillos de su mochila hasta que encontró suficientes monedas para el pasaje.

 

 

 

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-Gracias, me has salvado – dijo Donghyuck a su amigo mientras caminaban hacia el área de las mesas, en busca de una vacía.

-No te preocupes, para eso estoy – contestó Jungwoo, su mejor amigo, el cual había terminado comprándole el almuerzo debido al problema con su billetera.

Tras encontrar una mesa vacía, Donghyuck prácticamente devoró su comida, pues se había despertado tarde, probablemente porque su cuerpo al fin pudo relajarse tras semanas de estar soportando el ruido de su molesto vecino, y no había tenido tiempo de desayunar.

-¿Cuándo fue la última vez que usaste la billetera? – preguntó Jungwoo, mientras le extendía una servilleta de papel -Límpiate, tienes restos de comida hasta en las mejillas.

Donghyuck tragó lo que tenía en la boca y tomó la servilleta mientras hacía memoria.

-Creo que cuando fui al supermercado— espera – detuvo sus palabras cuando un recuerdo cruzó por su mente -¡Maldición! – aporreó ambas manos en la mesa.

-¿Qué pasa? – exclamó su amigo, algo asustado por la repentina reacción del otro.

-¡Mi estúpido vecino la robo! Estoy seguro – afirmó con coraje.

-¿Hablas del vago ruidoso?

Donghyuck asintió.

-Como me negué a prestarle dinero, seguramente la tomó cuando me lo encontré en las escaleras y me advirtió sobre “no llamar a la policía” – explicó.

-Rayos, ¿y qué vas a hacer?

-Intentaré pedírselo de manera civilizada, sino tomaré otras medidas.

-Espera, ¿no se supone que se lo llevó la policía?

-Tienes razón – murmuró -Pero seguramente ya lo habrán dejado libre, así funcionan las cosas por donde vivo.

-Esperemos que todo salga bien, entonces.

El moreno asintió con la cabeza y continuó comiendo.

 

 

 

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Donghyuck acababa de regresar de la universidad, estaba tan entretenido buscando las llaves en su mochila que no se dio cuenta de la presencia de Mark, quien se encontraba apoyado en el barandal del pequeño balcón que se formaba en el pasillo de sus departamentos; parecía que le estuviera esperando.

-Fuiste tú, ¿verdad?

Donghyuck dio un respingo tras escuchar aquello; sin embargo, prefirió ignorarlo y continuar buscando sus llaves.

-¡Te estoy hablando! – Mark alzó la voz.

-¿Y qué si fui yo? – preguntó Donghyuck, encarando al pelinegro -Además, ¿en dónde está mi billetera?

-¿De qué mierda hablas?

-Seguramente la robaste cuando me viste el otro día en las escaleras.

Mark soltó una risilla. Bebió lo que quedaba dentro de la lata de cerveza que tenía en una mano y la lanzó por las escaleras.

-¿Y qué si fui yo? – devolvió Mark retadoramente.

-Devuélvemela – exigió Donghyuck.

-Claro – el chico malo fingió entrar a su departamento; de pronto, se giró intempestivamente y un puñetazo se estampó en la mejilla izquierda de Donghyuck, dejándolo desubicado.

Mark aprovechó la confusión de su vecino para tomarlo con fuerza de los hombros y meterlo a su departamento.

-¿Qué haces? ¡Déjame en paz! – reclamó Donghyuck tras percatarse de lo que había pasado.

-¿O sino qué? ¿Llamarás a la policía? – preguntó Mark -Chicos, tenemos un invitado – indicó a sus amigos, quienes estaban platicando, comiendo y bebiendo en la cocina.

-Vaya, ¿quién es? – cuestionó Jeno.

-Mi vecino, el imbécil que llamó a la policía – explicó Mark.

-Escucha, sólo dame mi billetera. No quiero problemas – pidió Donghyuck, tratando de sonar valiente, aunque en realidad estaba muriendo de miedo.

Mark chasqueó la lengua y sonrió de manera burlona ante aquel comentario.

-No debiste hacer eso, pasamos una noche del demonio. Casi violan a nuestro querido Renjun – aclaró Jaemin, quien se había sentado junto a Jeno; ambos se encontraban en el único sofá del departamento, el cual estaba en lo que podría considerarse la sala.

-Renjun, trae una cerveza – indicó Mark.

El aludido, quien se había quedado en la cocina, sacó una lata de cerveza del refrigerador y se la lanzó a Mark, el cual había soltado a Donghyuck.

-Toma – se la extendió al moreno, quien negó con la cabeza.

-No bebo, gracias – aclaró.

Mark gruñó.

-No fue una pregunta.

-¡No quiero! – insistió Donghyuck.

-Sujétalo bien, Jaemin – ordenó Mark a su amigo.

El aludido suspiró con cansancio, se puso de pie y con una mano tomó a Donghyuck del cabello y con la otra le arrebató la mochila y la lanzó al suelo.

Mark abrió la lata de cerveza y la estrelló contra el pecho de Donghyuck.

-Bebe.

-No quiero – contestó Donghyuck.

Mark chasqueó la lengua; con su mano izquierda, tapó la nariz de Donghyuck, el cual inconscientemente abrió la boca, por lo que Mark aprovechó para estampar la lata contra la boca del otro, obligándolo a beber el contenido de esta.

-¿Tienes más sed? – cuestionó el chico malo.

Donghyuck no podía para de toser; la cerveza se había colado por sus fosas nasales.

-Renjun, pásame otra. Nuestro querido amigo tiene sed.

El aludido tardó en reaccionar, lo cual terminó desesperando a Mark, quien fue a la cocina, empujó a su amigo, sacó la cerveza del refrigerador y regresó a la sala.

-Déjame ir… por favor – pidió en voz baja Donghyuck.

-¿Escucharon eso? “Por favor” – Mark imitó con burla la desesperación de Donghyuck -Ahora… - abrió la lata -Hay que calmar su sed.

-¡No, por favor! – suplicó Donghyuck.

-Sujétalo bien, Jaemin – recalcó Mark tras percatarse que su amigo había suavizado el agarre en el cabello y brazos de su vecino.

Mark volvió a taparle la nariz. Una vez más, Donghyuck casi se ahoga con la cerveza.

-Suéltalo – indicó el chico malo.

Jaemin obedeció. Donghyuck cayó hincado al suelo, tosía sin parar a la vez que jadeaba por aire.

-Veamos qué tanto tienes aquí – comentó Mark caminando hacia Renjun, el cual había recogido la mochila del moreno y se había puesto a revisar su contenido.

-Es estudiante – exclamó Renjun, algo alarmado tras encontrar la credencial de estudiante de Donghyuck.

-De universidad, idiota. Conozco esa escuela, es para privilegiados – aclaró Mark luego de arrebatarle la credencial a su amigo -Así que tu nombre es… Donghyuck.

El aludido se puso de pie y corrió a la puerta, Jaemin llegó antes y se puso frente a esta, cerrándole la salida a Donghyuck.

-¿Por qué la prisa? – preguntó Jaemin con los brazos cruzados y una enorme sonrisa en el rostro.

-Déjenme ir, prometo que no diré nada – suplicó Donghyuck.

-No creo que puedas hacerlo – dijo Mark, sonriente.

-¿V-van a matarme? – preguntó Donghyuck, temblando.

-No sé, ¿qué opinan? ¿Somos asesinos? – Mark lanzó la pregunta a sus amigos.

Antes de que alguno dijera algo más, la puerta comenzó a sonar.

-Seguramente son las chicas – indicó Mark -Amárrenlo – señaló a Donghyuck.

Jaemin dejó de bloquear la puerta para hacer lo pedido por su amigo; con ayuda de Jeno, Donghyuck fue sentado en una silla que Jeno había tomado del comedor, luego sus brazos fueron puestos detrás de su cuerpo y amarrados a la espalda de la silla con lo primero que los chicos vieron: cables que usaban para conectar sus amplificadores y guitarras; su boca fue cubierta con un pedazo de franela que usaban para limpiar sus instrumentos.

Mark, tras ver que su presa estaba atrapada, abrió la puerta del departamento.

-Hola, hola. ¿Se perdieron? – preguntó, mirando a las muchachas de arriba abajo.

-Sí, ¿podrían darnos posada? – respondió una de las chicas.

Mark asintió y se hizo a un lado, dejándolas ingresar al lugar.

-¿Y ese? ¿No se suponía que sólo serían 3? – preguntó otra muchacha.

-Es un invitado, no hay de qué preocuparse – aclaró Mark.

-¿Invitado? Pero si está amarrado – dijo la tercera joven.

Donghyuck les suplicaba con la mirada, pero las chicas parecían no inmutarse ante su desesperación.

-Les veo mañana – Renjun se despidió, caminando hacia la salida. No le gustaba ese tipo de “diversión”, tampoco estaba muy de acuerdo en la manera en la que Taeyong había tratado a su pobre vecino, así que optó por deslindarse de todo y salir de ahí.

-Adiós~ - dijeron en unísono las jóvenes.

-Tú te lo pierdes – gritó Mark antes de que Renjun cerrara la puerta -Entonces… ¿comenzamos? – preguntó a las chicas.

Jeno entró a la habitación que utilizaban para practicar su música con la chica de cabello rubio, Jaemin se fue al baño con la de cabello cobrizo y Mark se quedó en la sala con la de cabello negro.

El chico malo se sentó en el sofá, quedando frente a la silla en donde estaba Donghyuck; abrió las piernas y la chica se sentó en su regazo. En cuestión de un par minutos, habían comenzado a tener relaciones sexuales.

-Hey, maricón, la mirada hacia aquí. De esto te pierdes por preferir los penes – dijo Mark penetrando con fuerza a la chica, la cual no paraba de gemir su nombre.

Donghyuck apretaba los ojos y mantenía la cabeza hacia a un lado; sin embargo, podía escuchar todo. Se sentía mareado y nauseabundo. Una vez que los gemidos y otros sonidos terminaron, abrió los ojos con miedo. Vio a Mark susurrarle algo a la chica, la cual acababa de bajarse de su regazo y se encontraba acomodándose aquel ajustado vestido negro que traía puesto.

-Eso te costará extra – indicó la muchacha, tomando los billetes que Mark acaba de sacar de su billetera.

-Sí, sólo hazlo – bufó mientras encendí un cigarrillo.

La chica caminó hacia Donghyuck, el cual estaba asustado e inquieto. Se sentó en sus piernas y comenzó a besarle el cuello, pero en cuestión de segundos, detuvo sus acciones.

-Es muy lindo, pero… – indicó la joven, quitándose de encima de Donghyuck -Es más fácil que le abra las piernas a alguno de ustedes que a mí – exclamó.

Mark quedó atónito.

-¿O sea que no lo harás?

-No, sorry. ¡Vámonos chicas! – gritó.

Las muchachas salieron de los respectivos lugares en los que se encontraban.

-Ya sabes en dónde encontrarnos~ - dijo la chica de cabello negro a Mark para después guiñarle el ojo y salir del departamento con sus compañeras.

El rostro de Mark se descoló apenas las jóvenes se fueron. Lanzó su cigarrillo al suelo y lo pisó para apagarlo.

-¡Estoy harto de las personas como tú! – se levantó del sillón y tomó de la camisa a Donghyuck.

-¡¿Sabes por qué odio a los tipos como tú?!

Donghyuck negó con la cabeza.

De pronto, el timbre de un celular interrumpió aquel tenso momento. Jaemin y Jeno, quienes recién habían salido de la habitación y del baño respectivamente, comenzaron a buscar de dónde provenía aquel sonido.

-¿Hola?

La voz de Mark detuvo sus acciones.

-Creo que es el celular del vecino – susurró Jeno a Jaemin.

-Sí, eso parece.

-Donghyuck se encuentra ocupado en estos momentos, pero puede dejar el mensaje conmigo, soy su amigo – indicó Mark, quien sonrió siniestramente tras escuchar algo del otro lado de la línea -A ver, permítame un momento, ¿podría repetir lo que acaba de decir? – pidió para después alejar el celular de su oreja y ponerlo en altavoz.

 

“Encontramos la billetera de su amigo en la caja registradora en donde realizó su compra. Puede pasar por ella al área de servicio al cliente cuando lo crea pertinente; necesitaremos algún tipo de identificación para verificar su identidad.”

 

Mark miró fijamente a Donghyuck, el cual palideció tras escuchar aquello.

-Muchas gracias, le avisaré a mi amigo en cuanto se desocupe – dicho esto, finalizó la llamada. Se acercó a Donghyuck y le dio un puñetazo en el estómago, provocando que el chico se encorvara en la silla.

-Wow, ¿por qué fue eso? – preguntó Jaemin, ayudando a Donghyuck a incorporarse.

-Me acusó de haberle robado la billetera – tras decir aquello; nuevamente levantó el puño con intenciones de darle otro golpe, pero Jeno se adelantó y le detuvo.

-Ya déjalo, Mark.

-¡¿Qué?! Si lo dejo ir llamará a la policía – se quejó el chico malo, arrebatándose del agarre de su amigo.

-¿Y qué piensas hacer? ¿Matarlo? – cuestionó Jeno.

Mark miró a Donghyuck, el cual apartó la mirada. Lanzó un suspiro y se acercó a su víctima.

-Te dejaré ir, pero pobre de ti que llames a la policía o digas algo a alguien – advirtió.

Donghyuck asintió repetidas veces. Jeno fue por la mochila del chico y se la pasó a Mark el cual la aventó a Donghyuck luego de que Jaemin le había desatado.

Mark lo tomó fuertemente del brazo y lo sacó del departamento.

-Estás advertido – dicho esto, cerró la puerta con fuerza.

-¿Qué rayos, Mark? Pensé que lo asesinarías – exclamó Jeno.

-Claro que no, sólo quería darle una lección.

-¿Crees que cumpla con lo que dijiste? – preguntó Jaemin.

-Se arrepentirá toda su vida si no lo hace.

 

 

Continuará…

18 de agosto de 2022

Rock Me - Capítulo 1

 


Autora: Kang

Grupo: NCT

Pareja: MarkHyuck

Clasificación: +18

Advertencias: AU, drama, drogas, violencia, tortura, homofobia, violación, sexo

Resumen:

“¿Eres sádico, psicópata o algo por el estilo?”

“Quizá un poco de todo.”

Mark sonrió.


🖤🚬 💓🚬 🖤



Capítulo 1:
Mala influencia

 

Donghyuck abrió los ojos ante el incesante y molesto ruido de un claxon. Con pesadez y mal humor, estiró el brazo hacia la mesita de noche junto a la cama; una vez que sintió su celular, lo tomó y presionó el botón de bloqueo para activar la pantalla y mirar la hora.

-6:57 am – exclamó con molestia; la alarma sonaría a las 7:00 am, así que no valía la pena regresar a dormir.

Estiró el cuerpo, buscando relajar los músculos, ya que últimamente había estado estresado gracias a la universidad. Una vez que terminó con sus ejercicios, salió de la cama y caminó hacia el mueble donde guardaba la ropa; tomó unos boxers limpios, unos jeans y una playera blanca. Salió de la habitación e ingresó al baño.

-Demonios – exclamó tras volver a escuchar el incesante claxon.

Sabía muy bien de quién se trataba: Mark, su maldito vecino. Un estúpido “bueno para nada” que tenía una banda de rock alternativo, la cual a menudo se reunía en su departamento para ensayar, festejar y/o meter mujeres con dudoso estilo de vida.

-Donghyuck – la voz de Johnny, su hermano, le sacó de su coraje mañanero.

-¿Qué pasó? – respondió dejando que el agua fría de la regadera mojara su cuerpo.

-Ya me voy al hospital, no tuve tiempo de hacer el desayuno.

-Pero si hoy te toca a ti – reclamó, volviendo a molestarse. ¿Qué no podía tener una mañana tranquila, aunque sea una vez en el maldito mes?

-Lo haré mañana y pasado, ¿trato hecho?

-Ya qué – contestó no muy convencido.

-Nos vemos en la noche – se despidió.

En realidad, se compadecía de Johnny, era enfermero en una clínica psiquiátrica y siempre regresaba a casa muy tarde y exhausto. No podía exigirle más, ya que de entre los dos, él era el único que aportaba dinero, pues Donghyuck era un mero estudiante de universidad que, cuando tocó el tema sobre buscar un trabajo de medio tiempo, su hermano se negó rotundamente y le dijo:

 

“Los estudios son primero, Donghyuck. El trabajo déjamelo a mí, yo me encargaré de que no nos haga falta nada.”

 

Estuvo a punto de llorar con aquellas palabras.

Johnny y él venían de una familia desgastante donde reinaba la violencia; sus padres discutían todo el tiempo y luego desquitaban su molestia con ellos, los golpes y los gritos eran pan de cada día. Por lo que, apenas Johnny reunió la suficiente cantidad de dinero gracias a los múltiples empleos que tenía, decidió independizarse y llevarse a Donghyuck consigo; necesitaban alejarse de ese ambiente tóxico lo más rápido posible, pero rentar un departamento es muy costoso hoy en día, así que cuando encontraron uno, no dejaron pasar la oportunidad.

El departamento era pequeño, con un baño, dos habitaciones, sala-comedor y cocina, pero con eso les bastaba. El único detalle era la zona en la que estaba ubicado; el típico barrio de mala muerte, a las afueras de la ciudad. Aunque, a decir verdad, en el tiempo que llevaban viviendo ahí, no habían tenido ningún problema de robo y/o asalto. Probablemente porque ya eran rostros familiares y se sabía que la estaban pasando igual de difícil que los demás.

-Al menos dejó un poco de café – murmuró Donghyuck tras revisar la taza de la cafetera.

Hoy se había levantado de mal humor y con hambre, así que, aprovechando que recién había hecho la despensa, se preparó unos huevos mientras miraba un vídeo en YouTube. Todo estaba tranquilo, hasta que un fuerte golpe le asustó e hizo que casi soltara la sartén que tenía en la mano izquierda. El ruido provino del imbécil de al lado.

-¡Jeno eres un pendejo! – escuchó la voz de su vecino.

-¡Para qué me das tantas cosas! – respondió otro muchacho, quien supuso, era el tal “Jeno”.

-¡Más te vale no haber roto mi guitarra!

-¡No le pasó nada! ¡Ve!

Donghyuck apretó la mandíbula inconscientemente; estaba cansado de él. Era el típico bad boy, alto, delgado, cabello negro, tatuajes por doquier, piercings en el labio inferior, nariz (septum), ambas orejas y en una ceja; siempre vestía de negro y apestaba a cigarro, alcohol y probablemente a otras sustancias.

Para evitarse discusiones y disgustos, Donghyuck había optado por no comentar nada a la encargada del condominio, pero su paciencia disminuía día con día y llamar a la policía ya no parecía una idea tan descabellada.

-Ya vámonos que llegaremos tarde – una vez más, escuchó la voz de Mark -¿Quién va a conducir?

-Renjun.

-¿Qué? Pero si—

-Te recuerdo que la van es de él y que tú conduces como el demonio, así que ni pienses en pedirle el volante.

El sonido de alguien tocando la puerta trajo a Donghyuck de vuelta. Apagó la estufa y fue a ver quién era.

-Señora Cho, buenos días – saludó a la encargada del condominio.

-Hola Donghyuck, vine por la renta – indicó la señora, quien de vez en cuando cobraba la renta alrededor muy temprano en la mañana en un intento absurdo de toparse con Mark y exigirle inútilmente que le pagara.

-Ah, sí. Espere un momento – Donghyuck corrió a la cocina. Su hermano siempre dejaba el dinero de la renta dentro del frasco para galletas.

-Mark, es día de pagar la renta – dijo la Sr. Cho tras ver al aludido salir de su departamento.

-No tengo tiempo – respondió el pelinegro.

-¡Mark! – gritó la señora.

-Hasta luego, señora Cho. Que tenga buenos días – dijo el otro chico que acompañaba a Mark.

-Estoy a punto de sacarlo – comentó la señora apenas Donghyuck regresó a la puerta -Me debe casi 6 meses.

-¿Y por qué no lo desaloja? – preguntó tratando de ocultar su emoción; nada le haría tan feliz que dejar de verlo.

-Sinceramente, me da lástima – exclamó.

-¿Por qué? – Donghyuck a veces odiaba su curiosidad.

-No sé mucho sobre su vida, sólo que es huérfano y vive de lo que gana con su banda.

-Ya veo.

-Bueno, no te entretengo más. Gracias – se despidió luego de haber tomado el dinero.

-Hasta luego – Donghyuck cerró la puerta y se dispuso a disfrutar del desayuno.

 


 

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[Horas después | 8:30 PM]

 

Donghyuck acababa de regresar al departamento, después de un largo día en la universidad. Estaba exhausto y lo único que quería era cenar, bañarse y dormir.

Su hermano le había avisado que no llegaría a dormir, pues supliría a un enfermero de guardia, por lo que Donghyuck se quedaría solo; la idea no le molestaba para nada, es más, le gustaba estar solo, le daba mucha paz.

Luego de hacerse algo de cenar, se dio un baño y se recostó en la cama. Estuvo cerca de media hora en su celular, revisando sus redes sociales hasta que sintió que los ojos le pesaban. Apenas los cerró, escuchó un portazo en el departamento de al lado. Trató de ignorar el ruido de cosas cayendo al suelo y una que otra risa hasta que…

-¡AH! ¡Sí! ¡Más fuerte! ¡AH!

Molesto, salió de la cama, tomó sus audífonos y puso algo de música, pero de nada sirvió pues aquellos gemidos seguían escuchándose. Salió de su habitación y fue a la de su hermano, la cual estaba un poco más alejada, pero fue inútil, ya que, al parecer, la cabecera de la cama estaba pegada a la pared que compartía su departamento, así que no importaba lo que hiciera, el golpeteo se escuchaba sí o sí.

-¿Qué demonios le hace a esa chica? – exclamó asteado de la situación.

Cerca de media hora después, los ruidos cesaron. Donghyuck regresó a su habitación, se acomodó en la cama dispuesto a dormir, pero no llevaba ni 10 minutos con los ojos cerrados cuando de nuevo los gemidos y el golpeteo en la pared comenzaron a escucharse.

Donghyuck era muy pacífico y lo último que quería eran problemas, pero en ese momento su paciencia y sentido común no estaban presentes. Salió de su departamento y con fuerza tocó la puerta de al lado.

 

 

 

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-¡¿Qué demonios?! – exclamó Mark tras escuchar la puerta.

-No hagas caso – pidió la chica debajo suyo, para después lamerle el cuello.

La puerta no paraba de sonar.

-No vayas - murmuró la joven tras ver cómo Mark se ponía la ropa interior.

-Silencio – ordenó el aludido saliendo de la habitación -¿Qué? – preguntó apenas abrió la puerta.

-Estás haciendo mucho ruido – contestó rápidamente Donghyuck, tratando con todas sus fuerzas de ocultar su nerviosismo. Ese chico expedía peligro por todos lados.

-¿Y? – bufó Mark, recargándose en el marco de la puerta.

-No dejas dormir.

-No es mi problema. Además, en este piso no vive nadie más – contestó orgulloso, no serían los primeros inquilinos que “sacaría a patadas” de aquel piso, del cual, se sentía dueño.

-Estamos mi hermano y yo.

Mark rodó los ojos y soltó una risilla, observando de arriba-abajo al chico que tenía enfrente.

-Deja de joder, maricón – dicho esto, cerró la puerta con fuerza.

Donghyuck quedó estático por algunos segundos, hasta que reaccionó y regresó a su departamento.

 

 

“Maricón.”

 

 

Así era como su padre le llamaba de manera despectiva tras confesarle que era gay. Nunca, ni su madre ni su padre, aceptaron su orientación sexual. No sólo tenía que soportar sus malos tratos, sino también sus comentarios ofensivos. Aquella palabra le había hecho recordar momentos desagradables que había luchado por olvidar.

Sacudió su cabeza, tratando de despejarse. Fue a la cocina y se preparó un té de manzanilla para poder conciliar el sueño.

Esa noche sólo pudo dormir un par de horas, ya que su vecino continuó con sus ruidos hasta el amanecer.

 

 

 

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Donghyuck llevaba una semana durmiendo 2 horas como máximo; sus estudios se habían visto afectados, pues no sólo no podía concentrarse, sino que también se dormía en clase, llevándose uno que otro regaño por parte de sus profesores; pero, nuevamente, había optado por llevar “la fiesta en paz” y no hacer nada.

Un domingo, mientras regresaba del supermercado, vio a Mark subir las escaleras rumbo a su departamento. Iba algunos escalones adelante suyo. Suspiró y esperó a que se alejara un poco más para subir también.

-Demonios, Jeno, ¿por qué tardas tanto en subir? – exclamó Mark dándose la media vuelta -Ah, eres tú.

Donghyuck rodó los ojos y prefirió ignorarlo.

-Oye, te estoy hablando.

-¿Ah? – respondió Donghyuck.

-¿Tienes dinero para prestarme?

-¿Ah?

-“¿Ah” ¿Es lo único que sabes decir?

Donghyuck aclaró la garganta.

-¿Para qué quieres el dinero? – nuevamente, su curiosidad le sobrepasaba.

-No es asunto tuyo, ¿tienes o no?

-No – contestó cortante.

-¿Seguro? Porque veo que fuiste de compras… - agregó, mirando las bolsas que Donghyuck sostenía en ambas manos.

-No, no tengo – recalcó y continuó subiendo las escaleras.

Apenas estuvo un escalón arriba de Mark, este le tomó fuertemente del brazo y lo jaló hacia bajo, quedando en el mismo escalón que él.

-Cuidado con llamar a la policía, maricón – advirtió y le soltó.

Donghyuck nuevamente se encontraba estático. Esta vez fue Mark el que continuó subiendo las escaleras.

 

 

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[Horas después | 11:30 PM]

 

Donghyuck trataba de ver una película en su celular, pero el ruido de la música y risas del departamento de al lado no se lo permitían.

 

“Cuidado con llamar a la policía, maricón.”

 

Recordó las palabras de su estúpido vecino.

-Vete a la mierda, Mark – exclamó para después teclear 911 en su celular y presionar “llamar”.

Tras realizar su queja por disturbios y probable consumo de sustancias ilícitas, regresó a ver su película, pero no prestó mucha atención pues estaba pendiente de que llegara la policía.

Cerca de 20 minutos después, escuchó pasos en las escaleras. Una enorme sonrisa se dibujó en su rostro cuando el escándalo y los reclamos e insultos de Mark hacia los uniformados inundó el lugar.

Luego de mucho tiempo, pudo dormir tranquilamente sin tener la más mínima idea de en lo que se había metido.

 


Continuará…



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