28 de octubre de 2012

My Princess - Cap. 12


Capítulo 12
Mundo desmoronado I

 

 

 

{Al día siguiente}

 

Minho estaba más que listo para volver al trabajo; no le había dicho nada a Jonghyun, pero éste seguramente lo recontrataría.

Tomó su portafolio y sus llaves.

= Minho – habló Kibum.

= Dime.

= Tu corbata – apuntó = Está mal hecha.

= Demonios.

= Yo te ayudo – se acercó a él; suavemente puso sus manos sobre el pecho del mayor y las fue subiendo hasta llegar a la corbata.

= Baby, no hagas eso – pidió.

= Perdón. Listo, quedó perfecta – dijo orgulloso de haber provocado “ciertas” cosas en el alto.

= Me voy, cuídate mucho – besó sus labios y salió del departamento.

Kibum había terminado de estudiar gracias a Jonghyun, pues durante el tiempo que no estuvo viviendo con Minho, éste se encargaba de pagarle el colegio.

Ahora debería ingresar a la universidad, pero mientras encontraba la que más le convenciera, disfrutaría de la compañía de su…¿cómo decirlo? ¿novio? Bueno, aún no lo eran, oficialmente claro.

 

 

 

 

 

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{En la empresa}

 

= ¡Minho! ¡Hermano! – saludó efusivamente Jonghyun lanzándose a los brazos de su amigo.

= Hola perro – le dijo.

= ¿Dónde has estado? ¿Por qué estás tan delgado? ¿Qué te pasó? Sulli no quiso contarme nada – dijo rápidamente.

= Ya habrá tiempo para hablar, ahora, devuélveme mi puesto de vicepresidente – ordenó.

= Tienes suerte de que nadie haya ocupado tu lugar. Bueno, vamos a hacer los trámites correspondientes – explicó.

Y en cuestión de un par de horas, Minho había recuperado su trabajo.

= Ahora sí, cuéntame todo – insistió Jonghyun instalándose cómodamente en uno de los sillones que habían en la oficina de Minho.

= Bien – suspiró = Comenzaré por… - otro suspiro = Kibum y yo…

= ¡¿Kibummie?! – exclamó.

= No interrumpas, rayos, esto es algo difícil – pausó = Él y yo… - bajó la cabeza = Tuvimos algunos problemas cuando me enteré de que ustedes fueron amantes – apretó los puños tras decir aquello = Entonces, lo saqué de mi departamento.

= ¡¿Qué hiciste qué?! Él no es culpable de nada; yo fui quién lo buscó y lo engatusó – confesó.

= Demonios, que no interrumpas – bufó = Como iba diciendo…los seis meses que estuve ausente fueron porque estaba en depresión – Jonghyun lo miró con duda = Sí, yo…extrañaba a Kibum – tomó aire = Ayer, fui a comprar algo de ropa y lo encontré trabajando en una tienda, entonces, pasaron muchas cosas y al final…le pedí que regresara a mi casa – sí, Minho era un asco para dar explicaciones.

= ¡¡¿Qué?!!

= Resumiendo, Kibum está viviendo conmigo de nuevo.

= Pero, ¿por qué? ¿no se supone que estabas dispuesto a hacer hasta lo imposible para sacarlo de tu casa?

= Eso era antes de…bueno, antes… – no era momento para comentarle sobre la relación que tenía con el menor.

= No entiendo.

= Mira, lo importante es que él está viviendo conmigo – dijo irritado.

= Ok, ok, sabes cada vez estás más loco – se puso de pie.

= Espera – habló Minho.

= ¿Qué?

= ¿Por qué te hiciste su novio? – cuestionó.

= No quiero hablar de eso, bye – huyó de la oficina.

Minho cerró los ojos y respiro profundo, sino lo hacía, estaba seguro de que mataría a su amigo.

 

 

 

 

 

 

 

 

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Las horas pasaban muy lento. Kibum veía una y otra vez el reloj.

= Pff…que aburrimiento – suspiró echado en el sillón de la sala = Extraño a mi Taeminnie~ – volvió a suspirar.

Tomó su celular y se dispuso a hablarle, rogaba porque el menor no hubiese cambiado su número.

= ¿Hola? – escuchó.

= ¡Mi bebé! – chilló lleno de alegría.

= ¡Omma! – dijo el otro = ¡No puedo creerlo! Llevo meses sin saber de ti.

= Lo siento pequeño, tuve muchos problemas.

= Quiero verte omma, te extraño mucho.

= Yo más amor, ¿cuándo puedes?

= Cualquier día.

= Bueno, entonces yo te aviso – hizo una pausa = Tengo muchísimas cosas que contarte.

= ¡Adelánteme algo! – pidió.

= Yo…tengo algo con Minho – tras decirlo, se sonrojó.

= ¡¿Qué?! Felicidades omma~ enserio necesitamos hablar – dijo entre risas = Ash, me tengo que ir, ya llegó mi mamá, adiós omma, te quiero mucho.

= Yo más hijo mío, hasta luego – esperó a que Taemin cortara la llamada para hacer lo mismo.

De pronto, un sueño enorme le llegó, así que, se acomodó en aquel mueble y sin más se quedó dormido.

No supo cuánto tiempo pasó, pero, de la nada, sintió un beso en su frente.

= Te quiero – escuchó; no pudo evitar sonreír tras identificar la voz de Minho.

= Yo tambi̩n te quiero Рdijo adormilado.

Y tras unos segundos de silencio, un peso extra se instaló en el gran mueble café, luego, unos fuertes brazos rodearon su cintura, entonces, como si fuese un bebé recién nacido, recargó su cabeza en aquel pecho.

= Hoy tuve un día aburrido – dijo el alto.

= Yo también, creo que mañana iré a ver los trámites para ingresar a la universidad.

= Hmm, me parece bien, ¿quieres que te acompañe?

= Ya soy mayor de edad, puedo hacer las cosas solo – bufó.

= Lo sé, pero, como tu novio, me corresponde apoyarte en todo.

Kibum se sonrojó al escuchar aquello.

= ¿N-novio? – murmuró.

= Sí, novio, MI novio – recalcó para después robarle un beso.

= Bueno, en ese caso, está bien…espera, ¿y la empresa?

= Para eso está Jonghyun.

= Ok, entonces me puedes acompañar.

= ¿Gracias? – sonrió.

El menor tenía un hermoso puchero en los labios, mientras veía distraídamente la televisión, Minho no podía con tanta ternura, así que lo volteó y le robó un suave beso.

 

 

 

 

 

 

 

 

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{Al día siguiente}

 

Como lo habían planeado, el MinKey estaba listo para salir. Apenas llegaron a aquella universidad, rápidamente hicieron los dichosos trámites.

= Auch – exclamó Kibum una vez dentro del auto.

= ¿Qué pasa? – cuestionó el alto.

= Tengo hambre, no desayuné por tu culpa.

= ¿Mi culpa? La cita era a las 7 y tú te levantaste a las 6:55 – justificó.

= Aish, tienes razón – bufó.

= Vamos, te invito a desayunar – le besó la frente.

= Está bien.

Y algunos minutos después, llegaron. Bajaron del lujoso auto de Minho.

= Este lugar es caro, mejor vamos a otro – dijo el adolescente dándose la media vuelta.

= No, vamos a comer aquí y punto – “ordenó”.

= Me choca cuando está de mandón – murmuró, sin embargo, Minho pudo escucharlo.

= ¿Qué dijiste? – cuestionó cerca del oído del más bajo el cual dio un respingo.

= N-nada, ya, entremos – comenzó a caminar, pero Minho lo detuvo y rápidamente depositó un beso sobre sus labios.

Kibum quedó rojo al instante.

= E-estamos en plena calle.

= Ya sé – lo tomó de la cintura y entraron a dicho restaurante.

 

 

 

 

 

 

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Luego de acabar de desayunar, Minho arrastró al menor a un parque de diversiones.

= Ya te dije que no quiero Рse quejaba por en̩sima vez.

= Será divertido.

= Minho, por favor~ - suplicó con aquel tono de voz que sabía, derretiría al empresario.

= A ver… - suspiró = ¿Qué parte de quiero que mi novio se divierta no entiendes?

= Es que, yo…prefiero quedarme en el departamento…contigo – habló en voz baja.

= Pero pensé que…

= Sí me gustan los parques de diversiones, pero ahora solo quiero ir al departamento.

Choi tomó aire.

= ¿Estás molesto? – preguntó el menor.

= Heriste mis sentimientos – dramatizó.

= Lo siento…

= ¡Claro que no estoy molesto! – lo abrazó sorpresivamente = Te quiero – susurró sobre sus labios y poco a poco acabó con aquella estúpida distancia que los separaba.

El más bajo cerró los ojos lentamente dejándose llevar por aquel suave ritmo. La tranquila brisa del aire movía sus cabellos, a lo lejos de escuchaban el ruido de la gente dentro de aquel parque, pero para ellos, nada de eso existía.

Lentamente se fueron separando.

= Bueno, ya que mi plan de cita falló, regresemos al departamento.

Ambos entrelazaron sus manos y se dirigieron al estacionamiento.

 

 

 

 

 

 

 

 

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{Varios días después}

 

Era el día para terminar con Sulli; Minho había pensado muy bien en lo que le diría a la chica.

Kibum se sentía un poco triste, pues pensaba que era su culpa, sin embargo, Minho le había dejado muy claro que no.

= Ya quita esa cara, odio verte así – dijo Choi.

= Pero es que…

El alto lo tomó de la barbilla.

= Ya te dije, que a quien quiero es a ti – soltó viéndolo fijamente a los ojos.

Y como siempre, un rojo carmín tiñó rápidamente las mejillas del adolescente.

= No seas muy duro con ella, por favor – suplicó.

= Sabes que soy medio bruto para esas cosas.

= Por favor Minho.

= Lo haré, te lo prometo – lo besó suavemente.

= Nos vemos en la noche – besó fugazmente al alto y salió del auto.

Minho sonrió como tonto, pues muy raras veces, el menor tenía esos impulsos. Tras verlo entrar a la escuela, decidió partir a la cita que tendría con Sulli.

Y ahí estaba, estacionado frente a la cafetería dónde le pidió que fuese su novia hacía ya 5 años atrás. Por más que quiso cambiar el lugar, la chica se negó.

Suspiró con tristeza y bajó de su auto.

= “Bien Choi, hoy es el día” – pensó.

Cruzó la calle y entró al lugar; la encontró en la mesa que tantos recuerdos le traía.

= Hola – saludó y se sentó, sin si quiera darle un beso.

= Hola – respondió.

= Sulli yo… - bajó la cabeza.

= ¿Cómo está Kibummie?

Choi sintió como si le clavasen algo en la espalda, la culpa pesaba demasiado.

= Bien – dijo.

= Me dijo que entró a la universidad.

= Sí.

= Minho, ¿qué pasa?

= Sulli creo que deberíamos terminar – escupió. Sí, era un bruto para esas cosas.

= ¿Q-qué? – exclamó la chica = Pero, ¿por qué?

= Porque yo…

= ¿Es por alguien más verdad?

Minho no sabía que decirle; Sulli aparentaba ser una chica tranquila, sin embargo, cuando se molestaba, era el mismísimo demonio.

= ¡Lo sabía! – poco a poco se iba saliendo de control = Sabes Choi – limpió una lágrima que recorría su mejilla = Desperdicié 5 años de mi vida contigo, fui una estúpida al pensar en que tú eras el amor de mi vida – su maquillaje se iba cayendo lentamente = Te odio Choi, te odio – tomó su bolso y salió de la cafetería.

El alto, pidió un café y se quedó un buen rato ahí, suplicando porque Sulli no descubriera “quién” era el motivo por el cual habían terminado.

Tomó su celular y decidió llamar a su novio.

= ¿Kibum? ¿Estás en clase?

= No, estoy en el descanso – contestó = ¿Qué pasó? ¿Ya se lo dijiste?

= Sí.

= ¿Y cómo lo tomó?

= Soy un idiota – suspiró.

= Minho – chilló = Te dije que fueras amable, pobre Sulli seguramente se fue llorando.

= Sí, lo hizo.

= ¿No le dijiste la razón, verdad?

= Claro que no, pero ella sacó sus conclusiones.

= ¿Qué?

= O sea, me dijo: ¿es por alguien más? Pero no me dio tiempo de contestarle.

= Demonios, me siento mal.

= El que se debería sentir mal soy yo – pausó = Pero no me arrepiento porque sé que cuando llegue a mi casa, estará esperándome mi persona especial, con quien despierto todas las mañanas, con quien de verdad quiero estar.

El corazón de Kibum comenzó a latir desbocado; sus mejillas ardían.

= Tú también eres mi persona especial – dijo rápidamente = Bueno, me tengo que ir, te veo en la noche, adiós.

= Adiós – colgó; terminó con el resto del café que quedaba en la taza, pagó y sin más salió del lugar rumbo a la empresa.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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{Horas después}

 

Minho había llegado al departamento antes que Kibum, pues, increíblemente, no había mucho trabajo en la empresa.

Apenas dejó su portafolio sobre la mesita de noche junto a la puerta, ésta sonó. Pensó que era su novio así que abrió rápidamente.

= ¿Choi Minho? – preguntó una señora.

= ¿Si?

= Somos los Sres. Kim, padres de Kibum, venimos por él.

Y Minho sintió que todo su mundo se desmoronaba con aquella simple frase. Por dentro rogaba porque todo fuese una horripilante pesadilla; pero, desgraciadamente, era la realidad.

 

 

 

 

 
 

Continuará…