9 de junio de 2020

trigger - capítulo 2



Capítulo 2. Reencuentro


  DIEZ AÑOS DESPUÉS 


Para muchas personas diez años pasan volando, pero para Mark aquel tiempo había sido un total infierno. Vivió vejaciones inenarrables, tuvo que relacionarse con gente sumamente peligrosa hasta el punto de endeudarse por protección, pero aún quedaba algo de luz entre tanta obscuridad.

Su mejor amigo, Johnny, quien era el único que podía visitarle, le había informado que su hijo había sido adoptado por una buena familia que le brindaba todo el amor que, por malas decisiones, sus padres biológicos no podrían proporcionarle. Le mandaban fotos y vídeos del pequeño; en esos diez años sólo había podido verlo dos veces, cuando tenía 6 años y cuando estaba a punto de cumplir 9. Los Zhong le dijeron que por favor les contactara cuando saliera de la cárcel para poder programar una reunión con el niño y Mark no podía esperar a que eso pasara.

Apenas la reja se cerró tras él, fue casi asfixiado por los brazos de Johnny.

-Hey, ¿por qué esa cara? ¡Ya eres libre! Además, pronto verás a Chenle – exclamó el alto mientras se separaba de su amigo.

-De la cárcel sí, pero no de—

-¿Sigues con esa idea? Vamos Mark, hace muchos años que no se sabe nada de él. Es como si la tierra se lo hubiera tragado – mintió Johnny, pues durante esos diez años se había encargado de mantener aquel grupo de parejas operando en un bajo perfil y había encontrado el paradero de Donghyuck; sin embargo, a pesar de los consejos de sus compañeros, había optado por no contarle a Mark, pues no podría soportar verlo sufrir aún más.

-No me importa. Lo voy a encontrar cueste lo que cueste y le haré pagar por todo.

Johnny suspiró cansado.

-Bueno, bueno. No puedes planear el asesinato perfecto con el estómago vacío. Vayamos a comer algo, yo invito – sugirió, cambiando de tema.

Ambos se subieron a la van del más alto.

-Está bien, pero primero llévame al cementerio, quiero hacerle una visita a Ye Bin – contestó Mark con melancolía. Sería la primera vez que visitaría la tumba de la chica.

-Tú mandas – Johnny puso el motor en marcha.

Mark estaba seguro que con ayuda de las conexiones que había hecho en la cárcel, encontraría a Donghyuck sí o sí, el problema es que primero necesitaba saldar sus deudas.






  🥀 






  MESES DESPUÉS 


Mark se había convertido oficialmente en el jefe del grupo de parejas, pues Johnny consideró que estaba más que capacitado para tomar su lugar; ahora se dedicaban al robo cibernético a inexpertos empresarios y de vez en cuando hacían negocios en el mercado negro; así fue como conoció a Lucas Lee, el único hijo de un famoso ex político chino que se encontraba en la cárcel por tráfico de personas y otros negocios ilícitos en el mercado negro.

A pesar de su corta edad, los rumores decían que a aquel chico no sólo “le faltaba un tonillo”, sino que también era considerado altamente peligroso pues era un depravado y sanguinario hombre de negocios.


-Tengo un deal para ti, mi querido Mark – explicó el chico del otro lado de la línea.


-¿De qué se trata?


-Es mejor hablarlo en persona.


-Si es para pasar cosas por el mercado negro, puedo mandar a Johnny en mi lugar. Estoy oc—


-No quieres dejar pasar esta oportunidad – dijo con tono serio -¿Verdad?


Mark sintió un escalofrío recorrer su espalda.


-No – contestó rápidamente.


-¿Te parece mañana a las 11:00 pm?


-Sí.


-Bien, mandaré a uno de mis choferes por ti.


Mark esperó a que Lucas cortara la llamada. Si lo hacía antes que él, este enfurecería. Lo había visto asesinar a varios de sus empleados a sangre fría por el simple hecho de no hacer las cosas como él las ordenó.

Se reunirían en uno de los casinos de Lucas. Los rumores decían que dichos casinos en realidad eran lugares en los cuales la gente de poder solía refugiarse a cometer todo tipo de actos ilícitos. El sexo, las drogas, la violencia… todo lo más bajo estaba permitido.

-Por aquí – indicó uno de los guardias mientras les guiaba por un pasillo hacia la oficina de Lucas -Adelante – dijo.

Johnny y Mark ingresaron al lugar señalado por el guardia. Lucas les esperaba sentado sobre su escritorio con un puro en una mano y una copa en la otra.

-Bienvenido—s… pensé que vendrías solo, Mark – comentó el joven, visiblemente molesto por la presencia del alto.

-Es mi mano derecha, lo sabes – contestó el aludido.

-Entonces creo que no le molestaría esperar afuera con mis guardias, ¿o sí? – miró al más alto.

Johnny suspiró y miró a Mark, el cual asintió.

-Con permiso – bufó y abandonó la oficina.

-Es de confianza – agregó Mark.

-El negocio es entre tú y yo.

Mark asintió, no quería sacar de sus cabales al chico.

-Iré directo al grano – pausó. Depositó su copa en el escritorio para luego extenderle un sobre de manila a Mark.

-¿Qué es esto?

-Algo que llevas mucho tiempo buscando.

Mark le miró con incredulidad, pero procedió a abrir el sobre y sacar su contenido. Sintió cómo la ira se apoderaba de su ser apenas vio la foto de la persona que había arruinado su vida: Donghyuck.

-Luego de aquella noche en su mansión, Donghyuck comenzó a sufrir ataques de pánico. Su familia ignoró aquello y lo mandaron de regreso a Francia, pero no asistía a clases, comenzó relacionarse con gente peligrosa y a consumir drogas hasta que sufrió una sobredosis y debido a esto, sus padres le encerraron en una clínica privada en Suiza, pero escapó luego de estar 3 años ahí. Estuvo prófugo en Francia durante unos 5 años hasta que fue capturado y encerrado nuevamente en la clínica – explicó Lucas.

-Me alegra que haya terminado loco – murmuró Mark.

-No creo que esté loco, a lo mejor sólo quiere huir del pasado, ¿no? – preguntó a la vez que sonreía espeluznantemente.

Mark no dijo nada, sólo apartó la mirada.

-Entonces… ¿aceptas el negocio?

-¿Qué debo hacer exactamente? – cuestionó Mark.

-Evitar asesinarlo, lo necesito vivo para— olvídalo, luego hablamos del resto del plan. Enfócate en ir por él.

Mark no pensaba con claridad, sólo quería encontrarse cara a cara con Donghyuck y hacerle sufrir por el resto de sus días.

-Tic tac, Mark – insistió Lucas.

-Acepto – respondió.

-¡Sabía que no me defraudarías! La próxima semana partirás a Suiza, dejaré que tu perro fiel te acompañe—

-Se llama Johnny – interrumpió Mark.

-Sí, sí. Lo que digas – bufó -Una vez que estés ahí, recibirás más instrucciones.  Recuerda que todo debe ser al pie de la letra, si no te quedarás sin cabeza – sonrió perversamente.






  🥀 






-¡¿Aceptaste?! – gritó Johnny apenas Mark le contó sobre el trato que había hecho con Lucas.

-Escucha, tiene asuntos que resolver con ese imbécil y su familia, yo igual; además nos pagará todo, sabes que eso es una gran ventaja. El grupo se está yendo al demonio, no tendremos ni en qué caernos muertos. Dependemos de esto.

-Espera un momento, ¿te pagará por secuestrar a Donghyuck?

Mark asintió.

-¿Y por qué no manda a su gente? No es por menospreciarnos, pero ellos están más capacitados para un secuestro. Además, ¿has pensado en Chenle? ¿Qué tal si algo sale mal y terminas nuevamente en la cárcel? Mierda, Mark, Lucas es demasiado peligroso.

El aludido suspiró y sonrió.

-Escucha, no te estoy obligando a ir, sólo—

-No sé ni para qué insisto, si al final logras lo que quieres – bufó -Hagámoslo.

Mark lo envolvió en un fraternal abrazo.

-Gracias, bro.

Ambos continuaron su almuerzo.

Mark se había mudado con Johnny apenas salió de la cárcel, pues no tenía ningún otro lugar en donde quedarse y eso le hacía sentir que se estaba aprovechando de su amigo, quien no le cobrara ni un peso.







  🥀 




  UNA SEMANA DESPUÉS 


Mark y Johnny se encontraban en Suiza. Lucas les había contactado con Mary, la nueva directora del turno de la tarde; apenas llevaba dos meses en ese cargo y los rumores acerca de que maltrataba a los pacientes y que tenía contactos con gente de poder, eran el pan de cada día.

Mary les facilitaría el acceso a la clínica. El plan sería puesto en marcha cuando todos los pacientes estuvieran durmiendo.

-Ponte esto, es para que te mezcles con el personal de guardia. No pude mandarlos a sus casas pues levantaría sospechas – explicó la mujer mientras acariciaba sugestivamente la espalda de Mark.

-Repíteme el número de la habitación – pidió Mark a la vez que se cambiaba frente a la directora, una mujer arriba de los 45 años.

-Está en el cuarto piso – indicó, mirando de arriba abajo el cuerpo bien trabajado de Mark -Pero no te daré el número a menos que me des algo a cambio.

-Y eso supongo que es…

La mujer sonrió de medio lado y comenzó a desabrocharse el uniforme. Mark rodó los ojos y se bajó los pantalones; no tenía de otra, si se negaba, sería enfurecer a Lucas.

Una vez consumado el acto, la mujer reveló el número de la habitación.

-Espera – llamó la chica.

-¿Qué? – respondió de mala gana, ya no la soportaba.

-Necesitarás esto – la mujer le extendió una jeringa -Donghyuck es bastante agresivo.

-¿Para qué se supone que sirve?

-Es un tranquilizante. Hace un par de horas tuvo un ataque de pánico y se le proporcionó una dosis, en una hora le tocaba otra – pausó -Es mejor prevenir.
Mark chasqueó la lengua, tomó la jeringa y salió del vestidor.

-Buenas noches – saludó un enfermero de guardia apenas Mark ingresó al elevador.

-Buenas noches – Mark respondió tranquilamente. Trataba de evitar hacer contacto visual con aquel sujeto, pues podría ser descubierto.

El enfermero salió del elevador un piso antes que Mark, el cual se relajó apenas estuvo solo. Tras llegar al cuarto piso, tomó una bocanada de aire y caminó hacia las habitaciones.

-407 – suspiró luego de leer el número.

Mary se había encargado de alejar al personal de aquel piso, por lo que el lugar estaba desolado.

Mark acechó por la pequeña ventana que había en la puerta; abrió con la llave que la mujer le había proporcionado la primera vez que tuvieron relaciones; porque sí, Mary se había aprovechado de la situación y exigido más de la cuenta.

Sin encender la luz, caminó con sumo despacio hacia la cama del hijo de los Lee. El silencio del lugar era abrumador. Casi podía escuchar los latinos de su corazón.

Justamente cuando estuvo a escasos centímetros de la cama, Donghyuck despertó y le saltó encima, cayendo ambos al suelo. El menor tenía un filo para afeitar en la mano derecha, pero tras darse cuenta de quién se trataba gracias a la luz de la luna que entraba por la ventana de arriba de la cama, palideció y soltó el filo.

-¿Me extrañaste? – preguntó Mark.

Donghyuck se bajó del mayor y corrió hacia un rincón de la habitación. Estaba temblando y sudando frío. Mark caminó hacia él y lo tomó con fuerza del cabello.

-Tomaré eso como un sí – dicho esto, sacó la jeringa que escondía en uno de los bolsillos del uniforme, quitó la tapa con sus dientes y se la clavó al moreno en el cuello.

En cuestión de menos de un minuto, Donghyuck yacía inconsciente en el suelo.






  🥀 





Con ayuda de Johnny, Mark sacó a Donghyuck de la clínica y lo sentó en una silla de ruedas. Salieron por la puerta trasera para evitar intrusos, luego lo subieron a una van negra conducida por el más alto.

-Mierda, ya me estaba secando de tanto esperar – bufó Johnny.

-La maldita directora cambió los planes y pidió que me la cogiera a cambio del número de habitación – contestó Mark mientras acomodaba a Donghyuck en la van.

-Qué asco – murmuró.

Su discusión se vio interrumpida por Mary, la cual por suerte no sabía coreano, por lo tanto, no había entendido la plática.

-Mándale mis saludos a Lucas, dile que muchas gracias por haberme dado este trabajo – dijo con una enorme sonrisa la mujer.

Johnny y Mark asintieron y partieron hacia una de las casas que Lucas les había prestado para continuar con la segunda parte del plan.

-Como que esa mujer está media loca, ¿no crees? – comentó Johnny mientras conducía.

-Claro que sí. Trabaja con locos, obvio lo va a estar.

-Hablando de locos… – Johnny acomodó el espejo retrovisor para ver a Donghyuck, el cual seguía inconsciente -Parece que alguien se ha portado mal. Hasta aquí puedo ver las marcas en sus muñecas.

-Según Mary, tenía una relación clandestina con el director de la mañana, lo visitaba casi todos los días, incluso le ilusionaba con promesas de libertad. Sólo un imbécil se creería esas cosas – explicó Mark.

-¿Q-qué?

-Todo el personal lo sabía y nadie hacía nada pues es algo bastante común.

-Demonios, sí que están todos locos ahí.

El resto del camino fue en silencio. Ambos disfrutaban de la vista que el bosque nevado les regalaba.

-Qué linda casa – exclamó Johnny tras divisarla a través de los árboles.

-No te dejes engañar, ahí hace sus orgías nuestro querido jefe.

-¿Por qué te empeñas en arruinar todo? – bufó Johnny.

-Sólo digo lo que sé.

Ambos bajaron a Donghyuck. Johnny lo metió a la casa, mientras Mark bajaba el equipaje.

-¿Cuántos días estaremos aquí? – preguntó el más alto.

-No tengo idea. Lucas dijo que llamaría para dar las siguientes instrucciones. Sólo espero que no tarde mucho, cada vez me dan más ganas de asesinarlo – confesó Mark mirando con odio a Donghyuck.

-Espero que no muramos congelados antes de que llegue—

Las palabras de Johnny fueron interrumpidas por un quejido de Donghyuck.

-Rápido, espósalo y amordázalo – ordenó Mark.

Johnny abrió el maletín donde guardaban las esposas y la cinta adhesiva color gris.

-Vaya, quedó como en las películas, ¿no crees? – dijo Johnny en tono de broma. 

Donghyuck seguía en la silla de ruedas, pero había sido esposado de manos, amarrado de pies y amordazado con la cinta adhesiva.

-Rápido, metámoslo aquí – indicó tras abrir la puerta de la primera habitación que vio tras ingresar a la casa.

Ambos abandonaron la habitación y regresaron a la sala.

-Mark – llamó Johnny.

-Hmm – contestó el otro.

-¿Estás completamente seguro de esto?




Continuará…

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