21 de junio de 2020

trigger - capítulo 4



Capítulo 4. Miedo, sufrimiento y placer


Luego de haber vaciado el estómago, Mark decidió darse un baño para tranquilizar su mente y su cuerpo. Johnny, sin haber recibido la orden, entró a la habitación en donde había ocurrido todo; Donghyuck se encontraba en la cama, durmiendo en posición fetal. Tenía los ojos hinchados de tanto llorar. Lo tomó fuertemente del brazo y lo sacó de la cama. El chico reaccionó asustado.

-Necesitas un baño. Apestas – exclamó.

El moreno no dijo nada, sólo bajó la cabeza y asintió. Antes de salir de la habitación, miró la cama, sintió su estómago revolverse.

-Ni se te ocurra vomitarme encima – advirtió Johnny. Su tranquilo semblante había cambiado a uno molesto e irritado.

Donghyuck fue prácticamente lanzado al baño vacío.

-Tienes 15 minutos. No más – indicó Johnny, entregándole una toalla y su antigua bata de hospital.

Mientras Donghyuck se bañaba, Johnny le esperaba afuera, apoyado en la puerta; podía escuchar su llanto, algo que sólo le molestaba aún más.

-¿Qué haces ahí? – preguntó Mark mientras bajaba las escaleras.

-Se está bañando.

-Oh – pausó -Iré a comprar algo para cenar.

-Mark, espera. ¿Te encuentras bien? – cuestionó Johnny, con preocupación.  Mark estaba pálido y con la mirada ausente.

El aludido suspiró y negó con la cabeza.

-Te dije que era una mala idea. ¿Qué tal si no te da la otra mitad del dinero? – preguntó el alto.

-Si no lo hace lo buscaré y lo asesinaré – contestó furioso.

-Cuenta conmigo para eso – dijo con ánimo.

De pronto, Donghyuck golpeó la puerta del baño, en señal de que ya había terminado.

Mark se tensó.

-Regreso en un rato – dicho esto, se alejó de ahí rápidamente. No quería ver al moreno.





  🥀 





Luego de aquel baño, Donghyuck fue encerrado nuevamente en su habitación, esta vez no tendría una cena decente, sólo una sopa instantánea mal cocida y un vaso con agua. Al fin había comprendido que aquel buen trato había sido sólo para que se encontrara en condiciones para ser vendido a aquel terrorífico chico.

-No mereces más – dijo Johnny para después cerrar la puerta con fuerza.

Johnny regresó al comedor y vio a su distraído amigo, el cual seguía sin probar bocado; se encontraba perdido en sus pensamientos.

-Me preocupas, Mark – suspiró.

-Estaré bien una vez que él se vaya.

-¿Quieres que me encargue de todo cuando vengan a buscarlo?

-No, tengo que estar presente. Tengo un recado que darle.

-¿Estás seguro?

-Iré a acostarme un rato, asegúrate de que todo esté en orden.

-Claro que sí.

Mark subió lentamente las escaleras, mientras lo hacía no pudo evitar mirar la puerta de la habitación de Donghyuck. Sintió algo extraño en su estómago. Tras ingresar a su habitación, se recostó en la cama y por más que trató, no pudo conciliar el sueño. En su mente sólo se encontraban las imágenes de aquel momento.

-¡Mierda, Mark! – se regañó así mismo cuando notó su erección a través del pants gris que traía puesto.

Le pasó el pestillo a la puerta y regresó a la cama, mordió una almohada y metió su mano derecha a su pantalón, para liberar su miembro. Comenzó a bombearlo con rapidez; nuevamente, sus labios, su pecho agitado, sus expresiones, sus gemidos. Todo de él le estaba atormentando.

Ejercer miedo, sufrimiento y placer en Donghyuck había despertado algo en su interior; algo que ni es sus más mórbidos sueños imaginó sentir.

Cuando terminó, la culpa invadió su ser.

-Lo siento Ye Bin… – murmuró entre lágrimas -Perdóname – limpió su mano en las sábanas debajo suyo, subió sus pants, se bajó de la cama y abrió la puerta de su habitación.

Su miembro estaba semi-erecto. Su nivel de sed y excitación no bajaría con una paja. Necesitaba más; le necesitaba.






  🥀 






Donghyuck dormitaba en la cama. Le había costado conciliar el sueño; tenía mucha hambre y sed. De pronto, alguien entró a la habitación.

-¿Ya vinieron por mí? – preguntó mientras se restregaba los ojos para aclarar su vista. Estaba seguro de que era Johnny.

-¿Tan desesperado estás por irte? – cuestionó Mark caminando hacia la cama.

El cuerpo de Donghyuck se tensó apenas escuchó su voz. Se abrazó en busca de protección.

-Te platicaré sobre tu comprador – se sentó junto al moreno, en la orilla de la cama -Lucas Lee es un enfermo como tú, pero son diferentes en una pequeña cosa, él no asesina por “accidente”, lo hace por placer, ¿entiendes?

Donghyuck negó con la cabeza. Mark le quitó las esposas, asustándolo aún más en el proceso.

-Es un depravado sexual y sanguinario sin freno.

Mark sonrió tras ver su rostro desencajado.

-Te pude haber vendido a cualquier narcotraficante, asesino, loco, pero… ¿por qué no a una combinación de todas las anteriores? Tortura a sus víctimas de maneras que jamás imaginaste, luego su gente desaparece los cuerpos o lo que queda de éstos – pausó -Me pregunto, ¿cuánto durarás?

Donghyuck bajó la cabeza, buscando ocultar sus ojos llorosos.

-Fue un accidente – murmuró el chico.

-¿Qué? – cuestionó Mark apretando los puños.

-Nunca quise hacerle daño a Ye Bin, lamento haber causado tanto dolor.

Mark lo tomó de la barbilla.

-No quise dispararle – Donghyuck se atrevió a mirarle a los ojos.

Mark comenzó a ejercer más fuerza en el agarre, lastimando al menor.

-Jamás, escúchame bien. Jamás te perdonaré – le soltó bruscamente.

Un silencio sepulcral inundó la habitación.

Mark se puso de pie y luego de casi un minuto de luchar con sus pensamientos, subió a la cama a la vez que recostaba a Donghyuck en esta. Ambos se miraron fijamente durante algunos segundos, sus respiraciones comenzaron a acelerarse, sus corazones bombeaban con fuerza. Mark no pudo contenerlo más y cortó la distancia, besándolo ferozmente.


|| Flashback ||

Luego de que Mark abriera la puerta de su habitación, miró hacia los lados para asegurarse de que Johnny no estuviera por ahí. Salió con mucho cuidado de no hacer ruido y se dirigió a la sala, en donde recordaba perfectamente haber visto “aquella caja”.

-Aquí está – murmuró para sí mismo. Afortunada o desafortunadamente, Lucas había olvidado su preciada selección, alimentando así su peligrosa sed por el calor del cuerpo del moreno.

Revisó entre la extraña variedad ante sus ojos y sonrió con malicia cuando una idea cruzó su mente.

|| Fin del flashback ||


Mark había subido la bata de hospital de Donghyuck hasta dejarla a la altura de sus hombros, dejando descubierto todo su cuerpo. Su lengua lamía con dedicación uno de los pezones del moreno, mientras que con su mano derecha estrujaba el otro.

Donghyuck no se atrevía a tocarlo, por lo que trata de suprimir sus gemidos cubriéndose la boca con ambas manos.

De pronto, Mark detuvo sus movimientos y se sentó sobre Donghyuck.

-Pónmelo – se limitó a ordenar.

Donghyuck miró lo que Mark le mostraba: un condón. Con miedo, estiró la mano para tomarlo, pero Mark se alejó.

-Pobre de ti que intentes algo en mi contra – amenazó.

El moreno tragó fuerte y asintió. Tomó el condón con sus frías y temblorosas manos. Mark no podía borrar aquella retorcida sonrisa de su rostro, la cual se hizo aún más grande cuando Donghyuck comenzó a bajarle los pants junto con la ropa interior para poder colocarle el condón.

-Vaya, con que tienes experiencia – Mark le acarició la cabeza, a lo que Donghyuck reaccionó con un brusco movimiento para tratar de alejarle, ocasionando que Mark le jalara del cabello -Cuidado con lo que haces.

Mark se encontraba sentado en la cama, con la espalda contra la cabecera, tenía las piernas abiertas y el miembro gritando por ayuda.

-Vamos, ¿qué esperas? – reclamó a Donghyuck.

El aludido cerró los ojos y se acercó con lentitud. Tomó el pene de Mark entre sus manos, abrió la boca y comenzó a engullirlo lentamente; apenas su lengua identificó aquel sabor, quiso alejarse, sin embargo, Mark no se lo permitió.

-Sabor a sangre, ¿te gusta? – pausó -Me pregunto de dónde lo habrá sacado tu comprador.

Donghyuck comenzó a sentir que se asfixiaba, pero Mark no cedía, al contrario, comenzó a penetrar su boca. Cuando consideró que era suficiente tortura, lo tomó del cabello y retiró su miembro.

-¿Te trae recuerdos? Asesino – comentó.

Donghyuck lloraba, temblaba e intentaba con todo su ser no vomitar. Aquel sabor metálico le estaba volviendo loco.

-Mírame – ordenó.

Donghyuck obedeció con miedo. Mark lo tomó con fuerza de las mejillas y lo besó; el moreno no correspondía, por lo que recibió una fuerte mordida en su labio inferior para abrir la boca. Mientras se besaban, Mark retiraba sus ropas con prisa.

El mayor se cambió de condón y tomó lo que quedaba del lubricante neutro para comenzar a preparar a Donghyuck.

-Abre bien las piernas – dijo con voz firme.

El menor enterró las uñas en la espalda de Mark cuando sintió aquella intromisión. Balbuceó algunas cosas en voz baja, lo cual no pasó desapercibido por el otro.

-¿Qué dijiste?

Donghyuck negó con la cabeza.

-Habla.

-M…me duele… - murmuró.

Mark sonrió.

-¿Ah si? – enterró los dedos en las caderas de Donghyuck y entró de una sola estocada -¿Y ahora?

Donghyuck se había cubierto la boca con ambas manos para evitar que su grito retumbara la habitación.

-Eso pensé – agregó Mark -Quédate así, no quiero escucharte gemir.

Dicho esto, Mark comenzó aquel delirante vaivén de sus caderas. Lamió, succionó y mordió su cuello sin importarle que probablemente Lucas se percataría de dichas marcas. Sintió las paredes de Donghyuck apretar su miembro, así que aumentó el ritmo de sus penetraciones.

-M-mark… - jadeó Donghyuck, la brusquedad con la Mark arremetía contra su ser le estaba causando demasiado dolor.

-Basta—ah… cállate.

Mark lo besó con hambre, terminando ambos al mismo tiempo. Descansaron en aquella posición por casi un minuto, luego Mark se recostó a un lado.  Donghyuck estaba tieso como un tronco, no sabía si moverse o no. El mayor se sentó en la cama, mientras se retiraba el condón, pudo sentir cómo Donghyuck se movía, con intenciones de salir de esta; no le detuvo.

El moreno se agachó con lentitud para recoger la ropa que había en el suelo. Mark le observaba con detenimiento. Sin que Donghyuck se diera cuenta, abrió otro condón y rápidamente se lo puso, pues nuevamente se encontraba erecto. Lo tomó fuertemente del brazo y lo puso de pie, luego lo empotró contra la única ventana de la habitación.

Donghyuck cerró los ojos con fuerza, preparándose para sentir aquella intromisión, la cual, como esperaba, fue dolorosa. Mordió su labio inferior hasta sangrar.

-Sigues apretado – jadeó Mark, estrellando su aliento en la oreja izquierda del moreno.

-Perdón – susurró Donghyuck.

Mark lo tomó del cabello y le levantó la cabeza.

-Odio cuando dices esa maldita palabra – arremetió contra su cuerpo, sacándole un gemido que no pudo contener -Cuando juras y perjuras que no lo hiciste apropósito.

-M-mark… ah… - hilos de saliva descendían por la barbilla del Donghyuck, pues los dedos de Mark estaban jugando con su boca.

-Eres un maldito asesino… hey, no muerdas.

Donghyuck se vino apenas Mark tocó su próstata.

-Qué asco – lo presionó contra la ventana y continuó embistiéndolo con violencia, asegurándose de tocar el mismo delirante punto del moreno.

Donghyuck apretaba los puños con fuerza, ya no podía reprimir más sus gemidos; Mark notó esto y tragó fuerte. Lo tomó de la barbilla y lo besó, Donghyuck correspondió de inmediato.

-Ah… demonios – gimió Mark, viniéndose a los pocos segundos.

El moreno cayó al suelo apenas Mark salió de su cuerpo. Estaba exhausto y adolorido.

-En verdad que me das asco – bufó Mark, retirándose el condón para después dejarlo caer a un costado de Donghyuck.

-Por favor… - susurró en un hilo de voz Donghyuck, estaba sumamente agitado.

-Por favor, ¿qué? – cuestionó Mark.

-Ya no puedo más - agregó, pues el mayor había comenzado a masturbarse.

-No te pregunté – Mark abrió otro condón -Ahora… tú harás el trabajo – Mark se sentó en la alfombra gris que había en la habitación, recargando la espalda contra la pared.

Donghyuck limpió sus lágrimas y gateó hasta él. Mark lo tomó del rostro y le miró fijamente.

-No voy a detenerme hasta que haya quedado satisfecho – dijo con seriedad.

El menor tragó fuerte y con dificultad se incorporó para luego acomodarse en el regazo de Mark y comenzar a autopenetrarse.

-N-no… no te muevas – suplicó Donghyuck.

-Estás tardando demasiado – Mark hizo caso omiso de aquella petición, movió las caderas para quedar completamente dentro de Donghyuck -¿Qué? ¿Te dolió?

Donghyuck asintió mientras se limpiaba las lágrimas. Mark lo tomó del rostro; ambos se miraron fijamente.

-Muévete – ordenó Mark.

La manera en la que Donghyuck se movía sobre él era delirante; su cuerpo bañado en sudor era iluminado por la luz de la luna. Mark enterraba los dedos de una mano en los glúteos del moreno y con la otra acariciaba su entrepierna sin llegar a su miembro, torturándolo en el proceso.

Donghyuck le tomó la mano para ubicarla en su pene, pero Mark se la arrebató.

-No quieras darme órdenes, imbécil – dicho esto, cambió de posición y lo puso debajo de su cuerpo, arremetiendo ferozmente contra su interior.

Donghyuck callaba sus gemidos con una mano y con la otra se masturbaba.

Y una vez más, fue víctima del enorme deseo sexual que Mark cargaba en su cuerpo; del odio y tristeza que tanto él como sus padres le habían ocasionado.

No supo en qué momento perdió el conocimiento, pues para cuando despertó, Mark no estaba en la habitación y ya había amanecido. Con dificultad, se levantó del suelo, se vistió y se recostó en la cama.

Cerca de media hora después, cuando al fin había logrado conciliar el sueño, Johnny ingresó a la habitación, le sacó de esta y lo metió al baño.

-Rápido. Ya vienen por ti – se limitó a decirle.

Mientras Donghyuck se bañaba, Johnny se recargó en la puerta, pero no tardó mucho tiempo en esa posición pues toda su atención se dirigió a Mark, el cual estaba sentado en una de las sillas del jardín.

-¿Qué haces aquí afuera? ¿No tienes frío? – cuestionó Johnny.

-Algo – contestó Mark.

-¿Qué pasa? Sólo fumas cuando estás nervioso.

-Nada – le dio una calada a su cigarrillo -Sólo quiero que se largue de una buena vez.

Johnny cerró los ojos y respiró profundo.

-Mark – le llamó con voz seria.

-Hm – “dijo” el aludido.

-¿Te volviste a acostar con él?




Continuará…

No hay comentarios.:

Publicar un comentario