Capítulo 5. No se puede huir del destino
El menor soltó una risilla, apagó su cigarrillo y se levantó de la
silla.
-Qué estupideces dices. Termina de preparar todo para irnos de este
maldito lugar – le palmeó el pecho un par de veces e ingresó a la casa.
Johnny suspiró con melancolía y le siguió.
¿Qué acaso le creía estúpido? ¿Creyó que no vería aquellas marcas en el
cuello de Donghyuck?
|| Flashback ||
Johnny no podía dormir, estaba demasiado preocupado por su amigo. No lo
había visto tan mal desde que estaba en la cárcel. Salió de la cama y abandonó
su habitación para dirigirse a la de Mark; tocó un par de veces la puerta y su
preocupación aumentó cuando no escuchó respuesta alguna.
-¿Mark? – llamó apenas entre abrió la puerta.
Tras encender la luz y no encontrarlo ahí, comenzó a buscar por toda la
casa hasta que su corazón se detuvo cuando escuchó ruidos en la habitación de
Donghyuck. Pegó la oreja a la puerta y confirmó sus sospechas.
Moría por entrar a aquella habitación y golpear a Donghyuck por haberse
cruzado en la vida de Mark, por haberlo arruinado hasta el punto en el que sus
impulsos actuaban antes de su razón, pero ¿de qué serviría? Mark sólo le veía
como un amigo… un fiel compañero.
Triste, regresó a su habitación e inútilmente trató de conciliar el
sueño.
“¿Estás seguro de esto, Mark?”
“Claro, Johnny. Confío en ti. Sólo… no te enamores de mí.”
Aquellas palabras nuevamente asaltaban su mente, así como las imágenes
de la única noche que pudo sentirse como algo más que un amigo para Mark. Su
primera noche de libertad, cuando ambos celebraron con unos tragos y al final,
se dejaron llevar por el momento.
Para Johnny fue mágico pues recordaba cada detalle, a pesar de estar
ebrio, pero para Mark sólo fue un medio para descargar el estrés.
Entonces, ¿por qué recurrir a Donghyuck? ¿Por qué no a él?
Sólo pudo conciliar el sueño cuando escuchó a Mark subir las escaleras y
regresar a su habitación.
Maldecía el día en el que Donghyuck se cruzó en la vida de Mark.
|| Fin del flashback ||
— 🥀 —
El personal de Lucas había llegado por Donghyuck. Su asistente personal
sería la encargada de hacer la transacción.
-Cuéntalo – dijo la mujer mientras le extendía un maletín a Mark, quien
lo tomó y se lo pasó de inmediato a Johnny.
Mientras el alto contaba el dinero, Donghyuck permanecía estático; Mark
lo tenía fuertemente agarrado del brazo.
-Está completo – indicó Johnny.
-Perfecto – Mark le retiró las esposas a Donghyuck y mientras lo hacía
se acercó a su oído izquierdo -Tus padres están muertos – luego de esto,
prácticamente lo lanzó a uno de los guardaespaldas de Lucas.
Donghyuck estaba pálido y con la mirada perdida, Mark le hacía una seña
de adiós con la mano mientras sonreía con orgullo.
-Hasta nunca – agregó Mark.
Johnny cerró la puerta tras ellos.
-¿Qué fue lo que le dijiste? Estaba aterrorizado – preguntó Johnny.
-Le di un recado de Lucas – respondió Mark con total tranquilidad.
-¿Se puede saber de qué se trata?
-Sus padres… están muertos.
-¿Qué? ¿No que estaban desaparecidos?
-Aparecieron, pero muertos.
-¿Y cómo lo sabe Lucas?
-¿Quién crees que los encontró?
Johnny no podía creer lo que había escuchado.
-Bueno… eso ya no es asunto nuestro – suspiró Johnny -Al fin lograste lo
que tanto estuviste buscando, eres libre, Mark.
El aludido sonrió, algo que provocó que el pulso del más alto se
acelerara; llevaba mucho tiempo sin verlo así.
-Será mejor que empaquemos, Lucas quiere desocupada la propiedad antes
de las 11:00 pm – explicó Mark.
-Pero primero hagamos un brindis – Johnny había servido dos vasos de whiskey.
Le pasó uno a Mark.
-¿Por qué brindamos? – preguntó Mark.
-Por un nuevo comienzo.
-Tienes razón, por un nuevo comienzo.
Ambos estrecharon sus vasos y bebieron de un solo sorbo el contenido.
Mark sentía que al fin se había librado de aquella “piedra en el
zapato”, de lo que les tuvo atormentando por tantos años.
Pero... hay demonios de los que uno nunca se libra.
— 🥀 —
Donghyuck acaba de llegar a la mansión. Luego de lo que Mark le había
dicho, su mente quedó en blanco; se sentía desubicado.
Apenas bajó de aquella camioneta negra, la sorpresa le golpeó tras ver
la enorme mansión que había frente a él. Sus puertas doradas se abrieron
incluso antes de que el guardaespaldas las tocara.
-¡Hola, bienvenido! – saludó animadamente Lucas, tomando con ambas manos
el rostro de Donghyuck para luego darle un beso en la frente -Hmm… un momento –
le miró directo a los ojos -¡Desvístanlo! – ordenó.
De pronto, dos chicos vestidos de mucamas se acercaron a quitarle a
ropa. Donghyuck inconscientemente cubrió su entrepierna con ambas manos.
Se
sentía peor que humillado; no sólo tenía que soportar la tenebrosa mirada de
Lucas, sino también las miradas lascivias de los guardaespaldas y el resto del
personal que se había acercado tras escuchar los gritos de su joven “amo”.
-¡Lo sabía! Tuviste sexo anoche – dijo Lucas mientras caminaba en
círculos alrededor del moreno -¿Quién habrá sido? ¿El grandote? O acaso… ¿Mark?
Donghyuck chocó miradas con Lucas.
-Vaya, vaya – sonrió de oreja a oreja -Ya veo, cambiando cosas del plan. ¿Cuántas veces te lo hizo?
Donghyuck no respondió. Lucas lo tomó fuertemente del cabello.
-¡¿Cuántas malditas veces te lo hizo?!
-C-creo que t-tres… - murmuró Donghyuck.
-¡¿Crees?! – le jaloneó el cabello una vez más.
-M-me desmayé… n-no sé… - agregó.
-Todo un animal – exclamó orgulloso -Sabía que era de los míos. ¿Se vino
dentro?
Donghyuck le miró con súplica; no quería recordar aquello.
-Mierda, ¡responde! – le soltó y empujó, haciendo que Donghyuck cayera
al suelo.
-E-en el condón – murmuró.
-Claro, como uno de mis ineptos guardaespaldas olvidó mi preciada
selección, vio la oportunidad perfecta para usarlos. Una cosa más, ¡¿llegó al
orgasmo?!
Donghyuck no estaba seguro, todo en su mente era demasiado borroso.
-S-sí – contestó rápidamente.
-Buen chico – le acarició la cabeza como si de un animal se tratara -¡A
bañar! Hoy comenzarás con el entrenamiento. Confío en que tienes potencial – le
guiñó un ojo.
Los chicos vestidos de mucamas ayudaron a Donghyuck a ponerse de pie y
luego lo condujeron al baño.
No tenía idea de lo que le esperaba y tampoco quería pensarlo mucho,
pues para él la vida había perdido sentido; sin embargo, su destino ya estaba
unido a alguien y por más que quisiera huir de él, no podría.
— 🥀 —
-Supongo que tendrás muchas preguntas sobre el recado que te dejé con
Mark – comentó Lucas mientras limpiaba uno de los vibradores que había
utilizado con Donghyuck.
El aludido se incorporó con lentitud en la cama y asintió.
-Bueno, como te portaste muy bien en tu primera noche, te contestaré
solamente una, así que piénsalo con detenimiento – dicho esto, le retiró la
mordaza que tenía en la boca.
Donghyuck se limpió los restos de saliva que tenía en las comisuras, así
como en la barbilla.
-¿Q-quién lo hizo?
Lucas le miró con el ceño fruncido, Donghyuck sintió un escalofrío
recorrer su espalda.
-¿En verdad quieres saberlo?
Donghyuck asintió.
-¿Quién crees que fue?
-Mark.
-¿Crees que te odia tanto como para asesinar a tus padres?
-S-sí… - respondió cabizbajo.
-Pues ahí tienes tu respuesta.
Donghyuck levantó la cabeza; su rostro estaba pálido.
-¿En verdad fue él?
-Te dije sólo una pregunta, ¿qué parte de eso no entendiste?
Donghyuck calló sus palabras. Había experimentado en carne propia lo que
pasaba si no le obedecía. Esta vez, sus glúteos habían sufrido azotes hasta
casi sangrar.
-Gracias, Daddy – murmuró.
-Perfecto, aprendes rápido – le revolvió los cabellos -Ahora, ve a darte
un baño que la noche es joven y aún nos faltan más sorpresas.
Donghyuck fue escoltado por dos guardaespaldas hacia las duchas. Lucas
había ordenado que no se separaran de él, pues conocía a sus babies y sabía que no dudarían en darle
la bienvenida al nuevo, la cual generalmente consistía en una golpiza
orquestada por el mismo Lucas.
Luego de darse un baño, Donghyuck fue llevado a una habitación, donde le
esperaban Lucas y un chico cubierto en tatuajes.
-Toma asiento – Lucas palmeó el sillón en el que estaba sentado.
Donghyuck tragó fuerte y caminó hacia él.
-Ya sabes qué hacer – le dijo Lucas al chico tatuado.
Continuará…
No hay comentarios.:
Publicar un comentario