12 de mayo de 2021

The Master - Capítulo 3

 

3. Esclavo 

 

Los rayos del sol se colaban por las persianas de la ventana, ocasionando que Donghyuck frunciera el ceño y terminara despertando.

-Ah, qué dolor de cabe-- ¿Jeno? ¿Qué haces aquí? – cuestionó asustado.

-¿No recuerdas nada? – preguntó preocupado el aludido, quien se había despertado un par de minutos antes que el moreno.

-Oh – exclamó mientras que recorría con la vista la habitación, topándose con sus ropas regadas en el suelo y en la cama -Sí, pero… cómo fue que nosotros—

-No tengo la menor idea – suspiró.

Ambos se quedaron en silencio durante algunos segundos.

-No le digamos a los demás – sugirieron ambos en unísono.

Los dos rieron tras escucharse.

-Dejémoslo como una aventura de amigos – propuso Donghyuck.

-Una aventura secreta.

Volvieron a reír, aunque en realidad ambos estaban confundidos a más no poder; además de que ahora todo sería incómodo entre ellos.

Una vez que Jeno se fue, Donghyuck se dio un baño y desayunó un poco de café y algunas galletas. Tenía una de las peores resacas de su vida y no recordaba haber bebido tanto como para terminar así.

De pronto, a su mente llegó el recuerdo de aquel sujeto del antro. Su rostro era difuso, pero su silueta era bastante vívida.

Muy en su interior deseaba haberse ido a la cama con aquel sujeto en lugar de uno de sus mejores amigos.

 

 

 


𓆪

 

 


Días después

Donghyuck llevaba cerca de una semana sin dormir por culpa de aquellos “sueños húmedos”; su vida social se había visto afectada, apenas salía del trabajo se iba directo a casa a intentar dormir, pero tan pronto profundizaba, su cuerpo daba un pequeño brinco que le terminaba despertando.

-Vamos, Donghyuck. Necesitas dormir – se dijo así mismo mientras se miraba al espejo. Su rostro estaba demacrado.

Apagó la luz del baño sin percatase que al hacerlo, una figura se dibujó detrás de él; se sentía observado, pero el cansancio era más, así que le restó importancia a aquello. Se metió a la cama y respiró hondo una vez que se acomodó.

Comenzó a caer en sueño profundo cuando sintió su temperatura corporal elevarse y, al poco tiempo, las sensuales caricias de unas enormes manos, empezaron a causar estragos en él. Como todas las noches, intentó con todas sus fuerzas despertar, pero le resultaba imposible.

El ser estaba tan enfocado en derretirlo de placer que olvidó suministrar una dosis más para mantenerlo adormecido, provocando que el humano despertara.

-¿Quién—

Mark se incorporó con rapidez y se sentó sobre él, amenazándolo con una de sus filosas garras, la cual presionó contra su cuello, a la altura de la yugular.

Donghyuck no podía creer lo que estaba viendo: un ser con cuerpo de hombre joven, alas, cuernos y cola.

-Tienes miedo, pero no mucho – murmuró el ser.

-¿Qué eres? – preguntó Donghyuck, una vez que logró armarse de valor.

-Un íncubo.

-¿Q-qué? ¿Funcionó el ritual? – exclamó sorprendido. No recordaba con claridad qué tipo de demonio invocaría con ese ritual, sólo estaba experimentando.

-Claro que sí, pero... no puedes decir nada a nadie, sino, serás castigado.

-¿De qué forma?

-Me llevaré tu alma – sonrió de medio lado, esperando una reacción de susto o miedo en el humano, pero esta no llegó.

-¿Qué es un íncubo?

Mark sintió la ira apoderarse de él, presionó su uña con tal fuerza que rasgó un poco de la piel del humano. Sonrió cuando vio la sangre brotar; sin desperdiciar la oportunidad, se acercó para lamerle la herida. Donghyuck gimió apenas sintió aquella cálida lengua contra su piel.

El íncubo detuvo todos sus movimientos, provocando que Donghyuck sintiera miedo por primera vez tras ver cómo los ojos del demonio se tornaban completamente negros. El humano cayó ante el poder de aquella mirada.

-Lee Donghyuck – dijo Mark con voz firme -Serás mi esclavo por siete noches. Obedecerás a todas mis órdenes, te derretirás de placer con mis caricias y no podrás librarte de mí hasta que yo lo diga.

Dicho esto, lo besó con lujuria pura. Mark tenía mucho tiempo sin disfrutar de un cuerpo tan joven y tan cargado de energía, ya que requería de mucho poder almacenar el deseo sexual de humanos de su edad, así que prefería irse por personas más grandes.

Donghyuck arqueó la espalda y apretó las piernas alrededor de la cintura del demonio, quien sonrió satisfecho al verlo y sentirlo exhausto.

-Será mejor que me vaya, está a punto de amanecer – susurró tras ver que el sol comenzaba a asomarse -Ah, casi lo olvido. El nombre de tu amo es… Mark – lamió su oreja y desapareció.

Donghyuck despertó de un brinco; miró su celular, era cerca del mediodía. Estaba aturdido y con el cuerpo adolorido. Cuando quiso incorporarse en la cama, sintió un fuerte ardor en su vientre.

-¿Qué es esto? – exclamó asustado tras descubrir su cuerpo y ver una marca en su vientre -¿Cómo-- Mark?

Sus oídos se taparon apenas pronunció aquel nombre; al poco tiempo, un punzante dolor de cabeza le volvió a tumbar en la cama.

-No soy tan débil – dijo para sí mismo, volvió a tomar su celular. Abrió el explorador y buscó “íncubo”. Si hay algo que le caracterizaba, era su necedad y ahora es cuando más haría uso de ella.  

 

 

 

 

𓆪

 

 


 

La noche había llegado, Donghyuck no quería aceptarlo, pero se encontraba expectante ante lo que podría pasar. Se preguntaba si “Mark” regresaría, si podría verlo por completo, si tenía forma humana.

-¿Qué tal si es el de aquella noche? – se preguntó a sí mismo cuando recordó lo ocurrido la noche que salió con sus amigos y terminó perdiendo el conocimiento -¡Maldición! Ya no sé ni qué creer – exclamó para después darle otro sorbo a su bebida energética. Se había prometido no dormir hasta poder confrontar al íncubo -No te llevarás mi alma.

Sin darse cuenta, terminó dormitando hasta que escuchó una risa macabra y un par de aplausos.

-Me sorprende tu idiotez, humano.

Donghyuck rápidamente se incorporó y encendió la linterna de su celular, intentando alumbrar al ser, pero éste descargó el dispositivo en segundos, además de calentarlo tanto que el humano tuvo que soltarlo de inmediato.

-Si tanto quieres verme... aquí estoy.

Mark se mostró en su forma completa ante Donghyuck, algo que llevaba siglos sin hacer con alguno de sus eslavos.

-¿Qué tal? – exclamó.

Donghyuck estaba sin habla. No encontraba palabras para describirlo.

-Así es. Existimos y somos legiones – aclaró con orgullo -Ahora, será mejor que cumplas con tu tarea – de pronto, su forma demoniaca cambió a una más humanizada, revelando a un adulto joven.

-E-el de aquella noche—

-Sí, te hice una pequeña visita porque estaba aburrido – sonrió.

-Espera— - Donghyuck intentó detenerlo tras verlo gatear sobre la cama, como cual depredador a su presa.

-No tengo tiempo para pláticas humanas.

El íncubo tomó con fuerza de la nuca al humano, obligándolo a mirarlo directamente a los ojos, cayendo inmediatamente en el hechizo ya conocido por éste.

 

 

 

 

𓆪

 

 



Tras haber quedado satisfecho, el demonio puso a Donghyuck en sueño profundo para que pudiera descansar. Faltaba un par de horas para el amanecer, por lo que decidió quedarse al lado del humano.

-Hace mucho que no me sentía así – suspiró mirando a la luna.

Donghyuck era adictivo, le daba la energía que necesitaba, pero al mismo tiempo se la robaba cuando no lo tenía cerca.

Giró levemente su cuerpo hacia la cama, en donde yacía el humano. Estiró el brazo y depositó su mano derecha sobre la del moreno, acariciándola suavemente, con mucho cuidado de no lastimarlo con sus filosas uñas.

-No de nuevo – exclamó con decepción.

Pasar tanto tiempo en el mundo de los humanos le estaba convirtiendo en uno.

 

 

Continuará…

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