24 de mayo de 2021

The Master - Capítulo 5

 

5. Pacto

 

El humano no tuvo tiempo de si quiera reaccionar, pues el vampiro había aparecido en milésimas de segundo frente a él y lo había tomado de la barbilla.

-Dime, ¿qué ves en el espejo? – cuestionó aquel pálido ser.

El chico abrió los ojos y palideció cuando se percató que el sujeto no se reflejaba en el espejo.

-¿Eres...? – las palabras no salían de su boca, no sólo por aquel fuerte agarre en su barbilla, sino por el temor que estaba experimentando.

-Sí – le soltó -Me enteré por ahí que quieres hacer un trato a cambio de fama – comentó mientras caminaba por el camerino.

-¿Tú puedes dármelo? – preguntó Yeosang. Al parecer el miedo había sido sustituido por interés en cuestión de segundos.

-Por supuesto, pero a cambio—

-Sí, sí. Beberás mi sangre y eso—

El vampiro chasqueó la lengua ante la altanería del humano. Nuevamente, utilizó su rapidez para ponérsele enfrente.

-Hay más que eso – el iris de sus ojos pasó de negro a rojo.

Yeosang sintió su temperatura corporal elevarse, luego sintió que la habitación daba vueltas y por último, comenzó a sentirse adormilado.

-Yo te quiero para algo más – el vampiro susurró en su oído.

El ser podía escuchar el latir del corazón del humano, la sangre correr por sus venas y arterias... en verdad era perfecto para él.

-No me importa, estoy dispuesto – contestó Yeosang.

El vampiro sonrió de medio lado, revelando su atractivo hoyuelo.

-Jóvenes, estúpidos como siempre – murmuró.

-¿Entonces? ¿Qué harás? – insistió Yeosang, sin poder dejar de mirarlo a los ojos a pesar de sentirse mareado y cansado.

El pálido ser lo miró de arriba abajo, para después tomarlo de la cintura y acercarlo a su cuerpo.

-Probarte – giró levemente su rostro, exponiendo su cuello. Abrió la boca.

El humano rápidamente cubrió su cuello.

-Espera, ¿cómo te llamas? – preguntó con seriedad.

El vampiro borró su sonrisa y puso cara de fastidio.

-¿Por qué quieres saberlo?

-Para invocarte cuando necesite.

-Cariño, sí que estás muy confundido – sonrió y sin más clavó sus dientes en la blanca piel del joven.

Yeosang arrugó el rostro apenas sintió aquellos filosos colmillos penetrar su piel, pero aquel dolor desapareció rápidamente y una sensación de excitación comenzó a invadir su cuerpo; podía escuchar su pulso, el cual al principio fue acelerado, pero después comenzó a relajarse. Se sostuvo con fuerza del traje de aquel sujeto y soltó un leve jadeo cuando sintió la cálida y húmeda lengua del vampiro acariciar su piel y recoger la sangre que resbalaba por su cuello.

El vampiro se separó lentamente, el humano se desvaneció en sus brazos, había perdido la fuerza en sus piernas.

-Mi nombre es San – murmuró.

Yeosang terminó perdiendo el conocimiento.

 

 

 

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-Vaya, hasta que al fin podemos verte la cara – se quejó Jaemin apenas Donghyuck se sentó a la mesa.

Había acordado reunirse con sus amigos en su restaurante de comida japonesa favorito.

-Una disculpa por tener trabajo – bufó el moreno.

-No empiecen – intervino Renjun -Hace como un mes que no nos vemos, pasemos un buen rato, ¿sí?

-Renjun tiene razón – dijo Jeno.

Donghyuck y Jeno chocaron miradas, pero rápidamente rompieron contacto visual. Aún permanecía la incomodidad después de lo que pasó entre ellos.

-Y... ¿qué han hecho? – cuestionó Donghyuck.

Las respuestas de sus amigos quedaron como ruidos de fondo apenas Donghyuck sintió la energía de Mark, no le costó encontrarlo. Estaba en unos de los rincones del restaurante, pero la sonrisa de Mark desapareció, Donghyuck giró levente el rostro hacia donde el demonio tenía la mirada fija.

-¿Jisung? – preguntó Donghyuck, el chico estaba pálido.

-¿E-es un—

Donghyuck le cubrió la boca.

-Ahora regresamos – dijo Donghyuck, tomando del brazo a su amigo y arrastrándolo a los sanitarios -Jisung, tú... ¿puedes verlo?

El chico asintió con miedo.

-S-soy sensitivo – confesó.

-Puedo explicarlo, de verdad.

-Es un demonio, pero no siento energía negativa de él hacia ti... es extraño – murmuró.

-Es un íncubo y me "maldijo", aunque yo no lo llamaría así.

-Donghyuck, dime que no estás pensando hacer un trato con él.

-¿Cómo sabes de los tratos?

-Soy sensitivo, Donghyuck. Sé cosas – aclaró.

El aludido suspiró y se revolvió los cabellos, víctima de la desesperación.

-No sé, ¿ok? Quiero pero no quiero. Es complicado.

Jisung asintió.

-Espera, ¿quién es él? – señaló hacia el ser que estaba a espaldas de Jisung.

-Mi protector.

-Oh wow.

-Supongo que puedes verlo por el pacto con el demonio.

-Hola, Donghyuck. Mi nombre es Doyoung – se presentó aquel ser vestido de traje blanco como la nieve.

-H-hola – saludó rápidamente.

-No debería meterme en estos asuntos, pero... - Doyoung hizo una pausa -Piensa muy bien las cosas, no te dejes llevar por impulsos carnales. Dar el alma a un demonio es muy peligroso.

Donghyuck se mordió el labio inferior.

-Hey, ¿qué hacen ahí parados como Sims? – cuestionó Jaemin.

-Ya estábamos por salir, ¿verdad? – dijo Donghyuck.

Jisung asintió y sonrió. Ambos salieron, prácticamente, corriendo del sanitario.

Cuando regresaron a la mesa, Donghyuck ya no sintió ni vio a Mark por ahí; pensó en llamarlo, pero prefirió dejar las cosas así por el momento. Las palabras de Jisung y de su protector rondaban su mente sin descanso.

 

 

 

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-Yeosang, Yeosang.

El aludido despertó asustado y, de un brinco, se incorporó en aquel mueble en el que no tenía idea alguna cómo había terminado.

-¿Qué pasa? – cuestionó su manager apenas vio al joven actor acercarse al espejo.

-¿Fue un sueño? – Yeosang se preguntó a sí mismo mientras miraba su cuello. Su camisa estaba manchada, pero no había marcas en su piel.

-¿Estás bien? – insistió el manager.

-S-sí, sólo tuve una pesadilla – contestó confundido.

-Bueno, es hora de irnos. Te desmaquillas y cambias en la van, ¿ok?

El chico asintió.

Apenas Yeosang corrió la puerta de aquella van negra, se topó con el vampiro, el cual le saludó con la mano.

-¿N-no puede verte? – cuestionó a la vez que miraba a su manager y luego al vampiro.

-Está dentro de una ilusión, pero... - chasqueó los dedos -Ya no.

-¿Qué hiciste? ¿Lo mataste? – ingresó a la van y se acercó al hombre, quien yacía con la cabeza sobre el volante.

-No, está dormido – contestó con fastidio -Dime, Yeosang, ¿estás seguro de querer hacer un pacto conmigo?

El chico se sentó junto al vampiro; recordó aquella excitación que inundó su cuerpo cuando aquel ser le mordió. Sin miedo, tomó con ambas manos el rostro del vampiro. Pasó el dedo pulgar por sus labios, el vampiro abrió la boca y expuso sus colmillos, el chico los acarició, como si estuviera hechizado por éstos. El vampiro sacó la lengua y lamió el dedo del humano para después introducirlo en su boca, sin dejar de mirarlo fijamente con aquellos profundos ojos.

-No tengas miedo – murmuró el vampiro en su oído, asegurándose de rozar sus labios contra la oreja del otro.

El humano sintió un escalofrío recorrer su espalda. El vampiro giró su rostro y lo besó con hambre, el chico correspondió y se dejó llevar; podía sentir el roce de los colmillos del vampiro, los cuales terminaron cortando su lengua, pero ni así se detuvo, continuó besándole sin importar el sabor metálico de su boca.

Se separaron apenas el oxígeno en los pulmones del humano se acabó.

-Sanará rápido, si haces el pacto conmigo – comentó el vampiro, saboreando la sangre del humano en su boca.

Yeosang se sentó en las piernas del vampiro, sorprendiéndolo en el acto.

-¿Puedo probar más antes de darte una respuesta? – cuestionó con voz sensual.

El vampiro sonrió de medio lado, dirigió ambas manos a sus glúteos y los estrujo con fuerza, disfrutando de cómo la creciente erección del humano rozaba con la suya.

-Claro que sí – respondió.

Ambos se sumergieron en aquel excitante momento, que culminó hasta casi la llegada del amanecer.

 

 

 

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Donghyuck ingresó a su habitación y sin tener tiempo de reaccionar fue lanzado a la cama.

-Mark, ¿qué pasa?

El demonio no respondió, sólo se limitó a gatear arriba de Donghyuck, mientras lo miraba con aquellos profundos y obscuros ojos.

-No hace falta que me hechices, lo sabes – aclaró el humano.

Mark asintió y relajó su mirada.

-Y tampoco he dicho que te detengas – dijo tras frenar al íncubo, el cual había comenzado a moverse para atrás, con intenciones de bajar de la cama.

El ritmo de sus respiraciones se aceleró, Donghyuck fue quien tomó la iniciativa y se lanzó a los labios del otro, devorándonos con devoción. La ropa del humano fue removida rápidamente, a la vez que su cuerpo era saboreado por la larga lengua del demonio.

-Ahn— hacía mucho que no me mordías – jadeó Donghyuck.

-Es que hoy... estás más delicioso que de costumbre – respondió el aludido, quien ahora mordía la clavícula del humano.

Ambos estaban conscientes de que su tiempo juntos se acababa y, aunque querían ocultarlo, aquel momento tenía una terrible tristeza oculta en lo más profundo.

 

 

Continuará...

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