19 de mayo de 2021

The Master - Capítulo 4

 

4. Amenaza

 

Temiendo que se repitiera la triste historia de un íncubo (inmortal) enamorándose de un humano (mortal), Mark no se apareció las dos noches siguientes; no quería mezclarse más ni con Donghyuck ni con su mundo, pues sabía cómo terminaría todo.

-¿Qué pasa? ¿Por qué tan triste? – cuestionó Lucas.

-Ya te imaginarás… - respondió en un suspiro Mark.

-¿Otra vez? Sí que tienes una debilidad con los humanos.

-Por eso no quiero verlo de nuevo; no quiero vivir una vida con él y luego tener que verlo partir.

-¿Y qué harás con la maldición que le echaste?

Mark suspiró nuevamente.

-Igual y puedes llevarte su alma y condenarlo a ti eternamente – comentó con simpleza Lucas.

-Pero él tendría que renunciar voluntariamente a ella.

-Por eso no es bueno escoger jóvenes – agregó Lucas, palmeándole el hombro.

Apenas Lucas se fue, Mark sintió cómo el humano le llamaba con desesperación, las noches que no lo había visto pudo sentir el enorme deseo y anhelo que había dejado en él. El sello era un arma de doble filo.

-Un momento – exclamó para sí mismo cuando el sentimiento de aquel llamado se transformó en una mezcla de miedo y deseo; sólo significaba una cosa.

Sin pensarlo dos veces, el íncubo viajó al mundo de los humanos, apareciendo en cuestión de segundos en la habitación de Donghyuck, encontrándolo a obscuras, recostado en la cama y con una silueta a un costado suyo.

-¿Qué haces aquí? – preguntó el íncubo.

El ser junto a Donghyuck lanzó una risilla y rápidamente apareció frente a Mark, dejando que la luz de la luna iluminara su pálido rostro, además de dejar ver sus enormes y afilados colmillos.

-Vine a recuperar lo que me quitaste hace un siglo.

-No te quité nada – aclaró Mark.

-Wooyoung, el humano. Ya era mío cuando llegaste y lo enredaste con tus hechizos baratos, dejándolo con el corazón roto y orillándolo a sui—

-Él se ilusionó, yo sólo quería su vitalidad.

-Entonces… ¿qué hay de este? – miró hacia Donghyuck, el cual dormía profundamente -¿Qué lo hace tan especial? – pasó la lengua por sus colmillos.

-Déjalo en paz.

-¿Por qué habría de escucharte? Tú nunca lo hiciste. Además… - en milésimas de segundo apareció sentado junto a Donghyuck -…este es más joven, su sangre ha de estar deliciosa.

Mark apretó los puños, tratando de controlarse.

-Es mío – advirtió.

-El sello desaparecerá una vez que su corazón me pertenezca – dijo el otro ser.

El íncubo no pudo más y lo tomó fuertemente del cuello, para luego estamparlo contra la pared.

-Jamás lo hará.

-Entonces consígueme otro humano antes de que el tuyo caiga a mis pies – sonrió.

Mark iba a apretar con más fuerza su pálido cuello, pero cuando se dispuso a hacerlo, el ser desapareció. El íncubo suspiró y se sentó junto a Donghyuck, despertándolo con una suave, pero peligrosa caricia.

-¡Mark! – exclamó Donghyuck apenas se percató del ser a su lado. Lo estrecho en un fuerte abrazo -Pensé que ya no regresarías – susurró en su oído -Tuve una pesadilla horrible.

El íncubo sintió cómo su cuerpo se llenaba de energía apenas Donghyuck lo abrazó. Podía escuchar el acelerado galope de su corazón, y eso le tranquilizaba, pero a la vez le aterraba, pues a medida que pasaba el tiempo menos quería perderlo.

-Odio a los vampiros – exclamó.

-¿Dijiste algo? – cuestionó Donghyuck, deshaciendo el abrazo.

Mark sonrió y le acarició la mejilla.

-Te extrañé – cortó la distancia y apenas sus labios tocaron los del otro, cambió a su forma humana.

En su mente sólo rondaba la amenaza del vampiro.

 

 

 

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Al día siguiente…

 

 

Donghyuck abrió la puerta de su habitación y lo primero que sintió antes de poner un pie dentro de la pieza fue la pesada presencia de Mark.

-Te siento cansado – murmuró el demonio, levantándose de la cama para acercarse al humano.

-Lo estoy – suspiró, dejando que los fuertes brazos de Mark rodearan su cintura.

-¿Día pesado?

Donghyuck rodó los ojos y suspiró.

-Horrible. Sabes que estoy en vestuario y maquillaje de un web drama, ¿verdad?

El demonio asintió. Ambos se habían recostado en la cama en posición fetal, viéndose de frente.

-Pues hay un chico que ya se las da de súper estrella. Ya ni el del papel principal se pone así – bufó -Exige que su traje esté perfectamente planchado, su maquillaje pulcro y su cabello sin nada de frizz.

-¿Y la producción? ¿No le dicen nada?

Donghyuck negó con la cabeza.

-Hay rumores de que le encanta hacer rituales y que antes de comenzar el drama hizo uno para tener éxito y fama.

-Interesante – murmuró el demonio, el tiempo se le acababa y necesitaba pagar aquella deuda pendiente.

-No me digas que estás pensando en ofrecérselo al vampiro.

Mark asintió.

-No puedo ni quiero perderte, Donghyuck – confesó, acariciándole la mejilla.

-Ni yo a ti – dijo con tristeza.

Era el cuarto día de los siete que duraba la maldición. El humano ya estaba al tanto de lo que pasaría apenas el tiempo terminara: no volver a verse o entregar voluntariamente su alma al demonio y prolongar su estadía, pero condenarse a vivir en el infierno.

-Donghyuck – suspiró Mark -No quiero robar tu tiempo de vida, tienes 26 años. Puedes conocer a un humano que—

-Basta, Mark – puso su dedo índice izquierdo sobre los labios del demonio -Seré yo quien decida eso.

Mark asintió y atrajo el cuerpo del otro al suyo. Ambos juntaron sus frentes. El demonio pudo sentir cómo Donghyuck caía dormido víctima del cansancio; sonrió tras ver su rostro, el cual reflejaba tranquilidad.

-Lo que daría porque te quedaras conmigo – besó sus labios y se levantó de la cama, mirando hacia la luna -¿Por qué es tan difícil amar en el mundo humano?

 

 


 

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El íncubo se encontraba esperando al vampiro, pues ya había encontrado al humano que sustituiría a Donghyuck.

-Cada vez te siento más humano, mi querido Mark – dijo con burla el vampiro, quien caminaba hacia al íncubo desde el obscuro fondo de aquel puente abandonado -Incluso viniste como uno – agregó.

-Vayamos directo al grano – dijo en tono serio -Su nombre es Yeosang, está en sus 20s, es ambicioso y falso, y está dispuesto a todo con tal de ser famoso. Intentó hacer un pacto con uno de los hijos de Mammón*, pero lo dejó a medias. Estoy seguro de que aceptará cualquier trato que le propongas.

-Hmm… suena interesante – murmuró el vampiro -¿Es sensitivo?

-Para nada, su propia codicia no se lo permite – aclaró Mark.

-Perfecto, le haré una visita – exclamó, causando un suave suspiro de alivio en el íncubo, el cual no pasó desapercibido -PERO, sino me convence iré tras tu humano quieras o no. Y ni pienses en meter a papi Asmodeo**, que esto es una cuenta pendiente entre tú y yo, ¿está claro?

Mark rodó los ojos y asintió.

 

 

 

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-Y… ¡corte! – gritó el director -Buen trabajo.

-Buen trabajo – respondieron el staff y los actores a la vez que hacían múltiples reverencias entre ellos.

-Todo el día grabando una estúpida serie de vampiros, que tontería – murmuró Yeosang para sí mismo mientras caminaba hacia el camerino -Y estos malditos dientes son tan… - con coraje se quitó aquella dentadura falsa de vampiro, la cual tenía que usar prácticamente en todas sus escenas -Oh— - exclamó cuando vio a alguien dentro del camerino; le extrañó ver a alguien del staff ahí, y vestido de traje, pero sin más se limitó a hacer una reverencia.

-Así que… ¿no te gustan los vampiros? – preguntó aquel sujeto, para luego abrir levemente la boca, dejando ver sus enormes y filosos colmillos.

 

 

 

Continuará…


*Mammón: demonio asociado con la avaricia.
**Asmodeo: demonio de la lujuria.

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