27 de septiembre de 2012

My Princess - Cap. 11


Capítulo 11
“Quiero que regreses”

 
 

Seis largos y eternos meses habían pasado desde la partida del adolescente. Minho no había hecho ni el más mínimo intento por contactar a Jonghyun y preguntarle si sabía algo de él, tampoco había vuelto a la empresa, es más había renunciado, después de todo tenía suficiente dinero para mantenerse durante un tiempo sin trabajo.

Su relación con Sulli ya no era de noviazgo, era más bien de amistad, sin embargo Minho no se atrevía a terminarla pues ella era la única persona que estaba ahí a su lado para que el sentimiento de soledad no se apoderara de su ser.

Se veía demacrado, pálido, ojeroso, con el cabello echo un nido de pájaros. Aquel glamoroso y presumido empresario se había convertido en un pobre diablo, en una persona que con tan solo mirarla, causaba tristeza.

= Minho ¿por qué no me cuentas lo qué pasó? – insistió una vez más su novia.

= No quiero Sulli.

La joven sabía que era inútil, por más que tratase, el alto jamás le contaría la razón de su tristeza; sin embargo, no era tonta, y lo relacionaba con la ausencia de Kibum, pero cuando le preguntó al alto si esa era la razón este le respondió con firme: no.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

~*~

 

 

 

 

 

 

 

 

Una fría tarde de lo que parecía ser el principio del invierno, Minho había salido a despejarse un poco, ya que, en la mañana, al mirarse al espejo, se dio cuenta de que no podía seguir viviendo así, aquella depresión en la que estaba sumergido, le iba a causar la muerte. Necesitaba renovarse, aunque sabía que le costaría algo de tiempo.

Entró a una tienda de ropa casual, tras revisar, encontró algo de su gusto y se acercó a dónde se encontraba la caja registradora.

= ¿En efectivo o con tarjeta de crédito?

Y tras escuchar aquella voz, sintió como todo su cuerpo, su alma, su mente volvía a funcionar correctamente. Levantó la mirada para asegurarse de que no se trataba de una broma de mal gusto y, no lo fue.

Las miradas de ambos chocaron y fue como si aquello los inyectara de energía y felicidad.

= Kibum – exclamó Minho.

= H-hola – saludó.

Choi lo abrazó con fuerza, Kibum tardó en corresponder. Por suerte casi no había gente en la tienda así que nadie se iba a quedar viéndolos, aunque eso no les importaba.

= Perdóname – dijo en su oído = Perdóname Kibum, soy un estúpido, un idiota – decía mientras las lágrimas corrían por sus mejillas.

= Tranquilo, está bien, te perdono – le acariciaba suavemente el cabello.

El alto deshizo el abrazo y tomó ambas mejillas del chico.

= Quiero que regreses conmigo.

= ¿Ah?

= Te quiero a mi lado Kibum, sin ti siento que mi vida no tiene sentido. Te necesito conmigo. No sé cómo pasó, pero me gustas, me gustas mucho – confesó.

Kibum solo lo veía fijamente, estaba sorprendido, no podía creer lo que Minho estaba diciendo. Nunca pensó ni se imaginó verlo llorar, decirle cuanto le hacía falta.

= ¿Por qué no me buscaste? – preguntó.

= Porque soy un idiota, un estúpido y asqueroso idiota que solo piensa en sí mismo.

Kim sonrió tímidamente,

= Hasta que lo aceptas – lo abrazó nuevamente = Está bien, volveré contigo.

Minho se hinchó de felicidad, una que jamás había sentido, una que lo trajo de nuevo a la vida.

= ¿Y Dongwoon?

= Terminé con él hace unas semanas; lo llevaron a un reformatorio por haber robado en un súper y golpeado a los policías.

= ¿Lo extrañas?

= Hmm – suspiró = Algo, pero… - bajó la mirada = Te extrañaba más a ti – dijo sonrojado.

Choi no dijo nada, solo lo besó tiernamente, intentando, con ese beso, transmitirle toda la alegría que estaba sintiendo en esos momentos.

 

 

 

 

 

 

~*~

 

 

 

 

 

 

 

 

{Horas después}

 

Kibum había terminado de trabajar; ahora se encontraba yendo hacia el departamento del alto. Sonrió tras recordar como, prácticamente, lo tuvo que sacar de la tienda, pues no quería irse.

= Tonto Minho – suspiró.

Y rápidamente ya se encontraba tocando la puerta del departamento; esta no tardó en abrirse.

= ¡¡Kibummie~!! – escuchó un chillido y luego un asfixiante abrazo llegó = ¿Dónde has estado todo este tiempo? No sabes cuánto te extrañé pequeño.

= “Sulli” – pensó algo desanimado, ¿Minho aún seguía con ella?

= Estuve viviendo con Dongwoon, pero…

= Regresó para quedarse – dijo Minho = Bueno, déjalo respirar – “despegó” a la chica.

= Me alegro tanto que estés aquí de nuevo, Minho estaba           que se moría sin ti – dijo la chica.

Kibum se sonrojó y Minho hizo una mueca de incomodidad.

= Y a todo esto ¿dónde están tus cosas? – preguntó la joven.

= En departamento donde vivía.

= Hmm, pues vamos a buscarlas – propuso.

= De acuerdo, vamos – suspiró el alto = Toma – le dio las llaves del auto a la joven = Adelántate ahorita vamos.

= Ok!

Apenas la chica abandonó el departamento; Minho tomó de la cintura al menor y le plantó un apasionado beso.

Kibum estaba algo sorprendido, sin embargo correspondió.

= ¿Por qué sigues con ella? – preguntó entre besos.

= Porque no sabía que hoy iba a encontrarte – volvió a besarlo.

= Eres un tonto – le mordió el labio inferior.

= Te quiero Kibum – otro besó = Ahora vamos, Sulli odia esperar.

= Vamos.

Y cuando entraron al elevador, otra sesión de besos y caricias se hizo presente.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

~*~

 

 

 

 

 

 

Minho y Kibum regresaron al departamento mientras que Sulli regresó al suyo; sabía que sobraba ahí, aquel par intentaba ocultar algo muy obvio. Ya después hablaría con Minho.

La recién formada pareja, estaba sentada en la sala; veían una película de terror.  Minho tenía al menor en su regazo y de vez en cuando le besaba con suavidad el níveo cuello.

= ¿Puedo preguntarte algo? – habló el alto.

= Dime.

= ¿Qué…es exactamente lo que tenías con Jonghyun?

Kibum suspiró con pesadez y apagó la televisión; la sala quedó a obscuras, lo único que iluminaba un poco era la luz de la luna que entraba por el ventanal. Choi encendió la pequeña lámpara que había sobre una mesita a un lado suyo.

= Bueno – tomó aire = Te explicaré – se aclaró la garganta = Jonghyun y yo nos conocimos hace algunos años atrás, él es hijo del primer matrimonio de la esposa de mi tío. Recuerdo muy bien ese día… – pausó = Tuve una discusión muy fea con mis padres, entonces me fui a mi habitación y comencé llorar, Jonghyun llegó y me consoló de una forma tan cálida que no pude evitar sentir cosas por él y…no sé cómo, pero intentó besarme.

= Ese animal… - murmuró.

 = Entonces, lo saqué de mi cuarto – hizo una pausa = Pasaron algunos meses y volvió para pedir disculpas, pero, una vez más intentó besarme y luego me preguntó que si creía en el amor a primera vista, le dije que sí y después me confesó que yo le gustaba; y desde ese momento comenzamos una relación en secreto hasta que él…me dijo que tenía a Onew; me enfadé muchísimo y quise terminar con lo que teníamos, pero luego dijo que tenía problemas con él, que pronto terminarían y como un estúpido le creí y aprovechando que mis padres se habían ido de viaje, decidí venir a Corea con la tonta esperanza de que Jonghyun y yo pasemos más tiempo juntos; pero no fue así.

= ¡Ese estúpido desgraciado solo te usó! – exclamó bastante molesto = No puedo creerlo, quiero matarlo.

= Olvídalo, ya pasó – moduló con suavidad = Pero, si no fuera por él, tú y yo jamás no hubiéramos conocido.

= Tienes razón – suspiró = Perdóname por haber pensado otra cosa, debí haber dejado que me explicaras.

= Ya no hablemos de eso – tomó con suavidad el rostro del mayor = ¿Si?

= Lo que tú digas – lo besó = Mañana mismo terminaré con Sulli, solo quiero estar contigo – lo abrazó.

Kibum sonrió y dejó que sus mejillas se tiñesen de rojo carmín.

= No seas muy duro con ella.

= Lo sé – abrazó al menor.

Y a los pocos minutos se quedaron dormidos.

 

 

 

 
 


 
Continuará…

16 de septiembre de 2012

My Princess - Cap. 10


Capítulo 10
¿Adiós?

 


Era domingo en la mañana; el empresario acostumbraba levantarse muy tarde ese día, pero, desde que Kibum vivía con él, eso era prácticamente imposible.

= ¡Minho! – la puerta de su habitación se abrió del golpe.

= ¿Qué quieres? ¡No ves que estoy durmiendo! – se tapó la cara con aquel grueso cobertor.

= ¡Tengo que decirte algo!

= Demonios, déjame dormir…

= Levántate – insistía = Es algo bueno.

= Viniendo de ti, no lo creo.

= ¡Me voy a vivir con Dongwoon! – dijo.

Minho se destapó la cabeza y rápidamente se incorporó.

= ¿Qué?

= ¡Sí! ¡Me voy con él!

= ¿Ya le dijiste?

= Nop, pero estoy seguro de que no se va a negar.

= Pues yo no quiero.

Kibum se descolocó cuando escuchó eso, se suponía que Minho ya no lo quería con él ¿no?

= Pero…

= No quiero y punto, olvídate de esa idea – salió de la cama.

= ¡Pero yo quiero vivir con él!

= Entiende, no es no.

= Minho ¡juro que no te entiendo! Desde que llegué querías sacarme de tu departamento, pero ahora que yo quiero irme no me dejas – reclamaba.

= No voy a cambiar de opinión, te quedas aquí y punto; ahora baja y prepárame el desayuno – ordenó.

= No es justo~ – hizo un puchero y salió de la habitación.

= Irse de mi departamento, eso nunca pasará.

Apenas se dio cuenta de lo que había dicho, se quedó callado y luego suspiró con pesadez.

= Levantarme temprano me atrofia el cerebro – volvió a recostarse en su cama.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

~*~

 

 

 

 

 

 

 

 

Kibum preparó el dichoso desayuno; lo sirvió y llamó a Minho. Ambos comían en silencio, hasta que el menor hizo una pregunta inoportuna.

= ¿Crees que Yuri hable sobre lo que…pasó?

Choi casi se atraganta.

= No lo sé, espero que no – bebió un poco de jugo = De todas formas, le dejé muy en claro que no me gustan los hombres…

= ¡¿Entonces por qué me besas y me…haces todo eso?! – cuestionó irritado.

= Primero, no me alces la voz, niño idiota – tomó aire = Y segundo… – no sabía qué contestarle = …no lo sé, solo me gusta fastidiarte – agregó.

= ¿Fastidiarme? Minho.

= Nada Kibum, cállate – se levantó de la mesa = Yuri no va a hablar, se lo prohibí.

= Terminará haciéndolo – dijo.

= No le conviene.

= ¿Ah?

= No preguntes, solo confía.

= Dime, quiero saber.

= Demonios, últimamente andas muy confianzudo – bufó = Mira, Yuri se acostó un par de veces conmigo, para que así le diera el puesto de secretaria ejecutiva en la empresa.

= Entiendo…

= Creí que eso era imposible – bufó.

= Bueno, ya que estás de buen humor quiero pedirte permiso para ir a casa de Dongwoon.

= ¡¿A qué?! – interrogó.

= Quiero salir con él – hizo una pausa = No me voy a mudar si eso es lo que estás pensando.

Minho, al verse descubierto, parpadeó repetidas veces e intentó poner una cara neutral.

= Lárgate.

= ¡Gracias! – sonrió y se fue corriendo a su habitación; necesitaba arreglarse.

 

 

 

 

 

 

 

 

~*~

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Kibum estaba de lo más feliz con su novio, hasta que, de la nada comenzó a llover con fuerza.

La gente que andaba por la calles, empezó a meterse a las tiendas en busca de un refugio.

Ambos adolescentes entraron a una tienda de ropa.

.- Esto es una noticia de último momento. Según el centro meteorológico de Seúl, lo que estamos presenciando en estos momentos se trata de una tormenta. Por favor, tomen sus precauciones -.

 

 

 

 

~*~

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Minho vio eso en la televisión e intentó contactar a Kibum, pero no daba con él; le habló a Dongwoon y este le dijo que ya había salido para el departamento.

Los minutos pasaron y no había rastros de Kim. Choi salió desesperado a buscarlo, sin importarle el horrible aguacero. Ni él mismo sabía por qué estaba haciendo eso; solo quería encontrarlo; necesitaba encontrarlo para sentirse bien, completo.

Se había empapado como si lo hubieran lanzado a una piscina, ya que no quiso llevar su auto, pues al estar inundadas la calles, se le haría muy difícil atravesarlas.

La gente que se encontraba refugiada en los locales se le quedaba viendo, pues todos querían huir de aquella tormenta y no bañarse en ésta.

= “Es inútil, no lo encuentro” – pensó.

Y emprendió su regreso al departamento, sin embargo intentó volver a llamar al menor, pero nada.

Cansado, entró al edificio, luego al elevador y posteriormente a su departamento, pero, al abrir la puerta encontró al menor, en el comedor, tomando una gran taza de café con toda la tranquilidad del mundo.

= ¡Minho! – exclamó el menor.

= ¿Dónde estabas? – se acercó a él, sin importarle mojar la duela de su departamento.

= Me quedé en una tienda, la lluvia está muy fuerte, ¿saliste a algún lado?

= Sí – pausó = Salí a buscarte – dijo.

= ¿P-por qué?

= Porque no contestabas mis llamadas.

= Es que me quedé sin pila.

= Eres muy tonto ¿sabías? – tomó su barbilla.

= No lo soy.

= Pero…aun así, me caes bien – confesó y sin dejar que el menor replicara, lo besó profundamente. Saboreando su boca, mordiendo aquellos labios, como tantas veces lo había hecho.

Lo fue guiando a su habitación. Ambos sabían perfectamente lo que iban a hacer y ninguno quería evitarlo, en especial Minho, el cual se encontraba revuelto entre sus propios pensamientos.

= Minho… - habló el menor una vez que estuvo recostado en la cama.

= No tengas miedo – pidió.

= Es que es mi primera…

Choi puso su dedo índice sobre aquellos lindos labios.

= Lo sé, confía en mí ¿si?

El menor asintió y cerró los ojos dejando que la lengua de Minho recorriese su pecho de ida y vuelta.

La lluvia golpeaba con fuerza las ventanas de aquella fría habitación, las noticias tenían razón, era una tormenta terrible, pero nada comparada con la que Minho y Key vivían aquellos momentos.

Minho lo besaba una y otra vez, adoraba los labios del menor, el cual se encontraba temblando y no era precisamente por frío, sino porque jamás le había ocurrido algo así. Choi le regaló unas cuantas caricias para intentar tranquilizarlo.

= Relájate – le susurró al oído para después morderle sensualmente el lóbulo.

Suavemente, se hizo un espacio entre las finas piernas del muchacho.

= Kibum, mírame – pidió con voz pasiva.

= ¿S-si? – aún permanecía temblando.

= Te lo repito, confía en mí ¿si?

= Pero Minho yo no…

= Hazlo – prácticamente, suplicó.

= Está bien – murmuró.

Y poco a poco fue sintiendo aquella intromisión; rápidamente, se aferró a la espalda de Minho, el dolor era bastante fuerte.

El empresario, por su parte, estaba igual o más nervioso que Kim; lo que estaba haciendo era prácticamente inconcebible, Kibum era un menor de edad y eso, francamente, poco le había importado hasta este momento. Aquellos dilemas, se esfumaron tras escucharlo sollozar.

= No llores – dijo con voz baja.

= Me duele ¡ah!

= Solo es momentáneo, lo prometo.

Minho comenzó a moverse, primero lento, luego alcanzó un ritmo apto y placentero para los dos.

Una mano se escabulló entre las finas mantas de los cubrían, hasta llegar a su objetivo: el miembro del chico. Comenzó a masturbarlo.

Kibum sentía que su cuerpo no podría almacenar tantas “cosas extrañas” como llamaba a lo que estaba experimentando.

= N-no Minho…siento que… - no gemir le era prácticamente imposible.

= Hazlo, vamos… -  Minho le besó los labios y al poco tiempo, sintió el semen del menor mojar su mano.

De repente, el adolescente se tensó por completo, y Minho sabía perfectamente a qué se debía aquello. Las “sucias” anécdotas de Jonghyun con Onew, por fin le habían servido para algo.

= N-no…des a-hí – jadeó el menor.

= ¿Por qué? – sí, no era momento para hacer esa clase de preguntas, pero su lado “malévolo” había hecho presencia.

= Es que….¡ahh! – clavó las uñas en los fuertes brazos de Minho = Yo… - el aire se le hacía pesado, su respiración y los latidos de su corazón se encontraban en un ritmo irregular = ¡Hmn! – encorvó la espalda y fue víctima del orgasmo, el cual llevaba por nombre: Minho; segundos después, terminó entre ambos.

Choi lo besó con cierta ferocidad mezclada con algo de suavidad y mientras su lengua hurgaba en la boca del menor, dio unas estocadas más, lo sentó en sus piernas y continuó penetrándolo hasta que se vino.

Kibum lo abrazó con fuerza y tras algunos besos, Choi volvió a tumbarlo en la cama; descansó algunos segundos sobre el pecho agitado del que, ahora se había convertido en un especie de “amante”. Una vez tranquilo, se recostó a un lado, el menor quien se acercó tímidamente, tenía miedo de que, después de aquello, Minho lo sacara de la habitación, pero no fue así, al contrario, lo abrazó y cubrió con las mantas de la cama.

= Descansa – dijo un agotado empresario.

El más bajo asintió y cerró ojos, durmiéndose al instante. Había sido una noche extraña para ambos.

 

 

 

 

 

 

 

 

~*~

 

 

 

 

 

 

 

{Al día siguiente}

 

Algunos ruidos extraños, resonaban en la habitación lo que ocasionó que el menor comenzara a abrir los ojos con pesadez, dándose cuenta de que el lugar en el que se encontraba no era su habitación.

Se incorporó de golpe.

= Oh no… - exclamó tras recordar lo que había pasado = Minho y yo… - enrojeció en cuestión de segundos.

Miró el reloj que había en la pared de enfrente y sus ojos se salieron de órbita.

= ¡Las once! – exclamó = ¡No fui a la escuela! – dijo.

Y, de la nada, un fuerte golpe se escuchó. Rápidamente, supo de dónde provenía, es decir, del baño de Minho.

Salió de la cama y sintió un ardor en su espalda baja. Tomó la primera prenda que encontró en el piso y se la puso.

= ¿Minho? ¿Estás bien? – cuestionó mientras daba algunos golpes suaves a la puerta pero no obtuvo respuesta = ¿Minho? – y de nuevo, nada. Desesperado, abrió la puerta de golpe y lo encontró lavándose los dientes = Oh…yo, bueno, lo siento – avergonzado y sonrojado, bajó la mirada.

Choi lo recorrió de abajo hacia arriba con la mirada y luego le apuntó con el dedo índice.

= ¿Mi ropa? – cuestionó el menor; Minho asintió y ahí fue cuando, Kibum se percató de que la prenda que se había puesto era nada más y nada menos que la camisa del alto la cual aún se encontraba húmeda = L-lo lamento, ahorita me la quito – dijo rápidamente.

= No – habló Minho, se enjuagó la boca y continuó con lo que estaba diciendo = Te ves bien así.

= Pero todavía está mojada.

= Hmm…es verdad, entonces… - comenzó a esculcar en las bolsas de su pantalón; sacó su celular.

= ¿Q-qué vas a hacer?

= Quédate quieto – demandó = Y…listo – sonrió.

= ¡¿Me tomaste una foto?! – exclamó.

= Sí – se mordió el labio inferior.

= I-iré a cambiarme – y como flash, abandonó la habitación.

Minho miró una vez más aquella imagen. Parecía sacada de algún anime; las mejillas sonrojadas, el cabello revuelto, el cuello lleno de marcas y para rematar, aquella camisa azul que le quedaba grande.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

~*~

 

 

 

 

 

 

[Con Kibum]

 

Estaba revisando entre todas sus ropas algo cómodo; una vez que la encontró, bajó para ir a bañarse.

= Kibum – habló Minho.

= ¿Si?

= ¿Sabes dónde están las medicinas?

= ¿Te sientes mal? – cuestionó.

= Me duele la garganta y la cabeza – contestó = Y es tu culpa.

= ¿Pero por qué?

= Porque si no te hubieses escapado, no habría tenido que mojarme en la lluvia.

Kibum bajó la cabeza.

= Tienes razón, lo siento – dijo.

= Yo siempre tengo razón. Iré a mi habitación, no molestes.

El adolescente se metió al baño.

Minho no había salido para nada, ni si quiera para comer. Kibum intentó ignorar aquello, pero vamos, le fue imposible, por más raro que Minho fuese, nunca se saltaba las comidas.

“No me molestes” recordó, sin embargo, hizo caso omiso a esa orden y ya se encontraba parado frente a la puerta de aquella habitación.

= Minho – dijo nervioso; pensó varias veces en tocar o no. Hasta que decidió por abrir lentamente la puerta.

Tras hacerlo, una fuerte ráfaga de aire caliente choco contra su cuerpo.

= “¿Pero qué…? – pensó; con la vista comenzó a buscar al empresario hasta que lo encontró recostado en la cama, tapado hasta la cabeza = Minho esto es un infierno – exclamó.

= Tengo frío – justificó, lo cual logró que el menor se alarmara. Rápidamente le bajó a la calefacción, se acercó a él, lo destapó y puso una mano sobre su frente y la otra sobre la suya.

= ¡Estás hirviendo! Le avisaré a Sulli ella sabrá qué hacer.

= No – Minho lo tomó de la muñeca.

= Pero es que…

= Quiero que me cuides tú.

= ¿Qué?

= Es tu castigo por lo que hiciste ayer – agregó.

= D-de acuerdo – murmuró = Ahora vuelvo iré por algunas cosas a la cocina.

Tras volver, Kibum se dedicó a poner paños fríos en la cabeza; jamás había cuidado a un enfermo, pero su “nana” y su “hyung” le habían enseñado muchos remedios caseros.

Constantemente le checaba la temperatura con el termómetro.

= Kibum – aquella forma tan dura de llamarlo, le asustaba = Tengo frío.

= Pero no deberías taparte tanto.

= Ven aquí – señaló un hueco en la cama.

= Pero…

= Maldición, solo hazlo – dijo irritado.

= Está bien, ya voy – se acomodó a su lado; Minho lo abrazó como si de un peluche se tratara.

= Así está mucho mejor – suspiró en el oído del menor. Aspiró su aroma; era un combinación de jabón, shampoo y su perfume = Aún hueles a mí – dijo.

Kibum enrojeció.

= Sabes, creo que deberías…

= Quédate aquí, no te vayas – suplicó.

= N-no lo voy a hacer – dijo.

Minho lo abrazó protectoramente y tras algunos suaves y tímidos besos, ambos se quedaron dormidos. Choi en verdad se sentía seguro y completo con ese “niño”.

 

 

 

 

 

~*~

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Tras una larga y reconfortante siesta, Choi ya sentía mucho mejor. Se levantó de la cama y observó durante un par de minutos al chico que yacía en esta.

Ya no estaba seguro si lo odia como el primer día que lo conoció y si…

= Solo estoy pensando en estupideces – bufó.

Una vez en la cocina, comenzó a buscar algo para comer, pero no encontró nada, así que pidió algo a domicilio, mientras esperaba, encendió la televisión, a los pocos minutos bajó el adolescente.

= ¿Ya estás mejor? – cuestionó el menor.

= Sí – fue todo lo que dijo; Kibum esperaba escuchar un “gracias” pero sabía que eso jamás llegaría.

= Que bueno – la cabeza le dolía y comenzaba a tener algo de flujo nasal y no pensaba decirle a Minho ya que este no haría nada para cuidarlo.

= Oye, saca los platos, pedí una pizza – comunicó el alto.

= No tengo hambre – dijo.

= Pff, como quieras, tú te lo pierdes.

Kibum fue a su habitación, le dolía todo el cuerpo.

= Maldito Minho, por su culpa estoy enfermo – bufó para sí mismo.

La puerta sonó y supuso que era la ansiada pizza que había ordenado el alto, sin embargo, tras escuchar la voz de dos personas totalmente conocidas por él, se congeló.

= ¿Qué hacen aquí? – se preguntaba = ¿Minho los invitó? – decía, cuando de la nada, tocaron su puerta.

= Soy Minho, abre – dijeron.

= ¿Por qué vinieron? – fue lo primero que dijo.

= No lo sé, solo, trata de no hacer ruido ¿quedó claro?

= Sí, pero…¿puedo hablar con Jonghyun?

= ¿Qué? ¿Estás idiota? ¡Onew vino con él!

= Lo sé…en serio necesito hacerlo.

= No Kibum, es muy peligroso, dime ¿qué pretexto le voy a dar a Onew?

= Inventa algo.

= ¡Que no! – la insistencia del menor, estaba sacándolo de sus cabales.

= Hazlo, por favor, solo serán unos minutos ¿si?

Choi tomó aire intentando calmarse; pero le era prácticamente imposible.

= No, además, ¿no se supone que ya no querías saber de él?

= Minho…Jonghyun fue mi… - bajó la cabeza.

= ¿Tu qué?

= E-él…fue mi novio… - una vez dicho aquello, cerró los ojos con fuerza, preparándose para escuchar el sermón.

= ¡¿Q-qué?! – el mayor se fue alejando lentamente = ¿U-ustedes…?

= N-no somos primos de sangre – aclaró rápidamente antes de que Minho sacara conclusiones erróneas.

= ¡¿Te metiste con tu primo?! – gritó = Y yo de idiota pensando que fue tu primera vez.

= ¡No! Él y yo nunca hicimos “eso” – dijo nervioso.

= Ya no te creo nada Kibum, no puedo creer lo que hiciste.

= P-pero…

= Será mejor que te vayas a vivir con Dongwoon – salió de la habitación.

Kibum se quedó perplejo Minho le había tachado de zorra; ni siquiera le permitió explicarle cómo fueron las cosas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

~*~

 

 

 

 

 

 

 

Minho volvió a la sala.

= ¿Y las películas? – cuestionó Jonghyun.

= ¿De qué hablas?

= Dijiste que ibas por algunos DVD.

= Lo olvidé – pausó = Saben, no quiero ser grosero, pero necesito estar solo.

= ¿Te sientes bien? – preguntó Onew.

= No, perdónenme, me acabo de enterar de algo que realmente me decepcionó – dijo.

= Bueno, espero que se resuelva pronto – dijo Onew = Vamos Jong, dejemos de estorbarle a Minho.

= Adelántate amor, ahorita te alcanzo – comunicó el chico = Minho ¿Ã©l sigue aquí?

= Tú – Choi cambió su cara triste a una llena de rabia = ¡TÚ! ¿Cómo fuiste capaz de mentirme? – lo tomó fuertemente del brazo.

= ¿Q-qué?

= Kibum no es tu primo, ¡es tu maldito amante! – gritó.

El mayor palideció.

= E-eso tiene una explicación. Tengo que ir con Onew, mañana nos vemos en la empresa, adiós – salió despavorido.

Minho se sentó en el mueble y lanzó un largo suspiro.

= M-Minho – escuchó.

= ¿Qué quieres?

= Y-yo bueno…

= Ni pienses en decir: “puedo explicarlo, no es lo que crees” porque sabes, no te voy a creer ni la más mínima palabra.

= L-lo sé, solo quería decirte que ya me voy.

Choi al escuchar esto, se puso de pie y efectivamente ahí estaba él con sus maletas a los lados.

= D-dongwoon aceptó que vaya a su casa.

= Sí ajá, ya vete – dio la media vuelta, no quería verlo, su pecho dolía, sentía como su corazón se estrujaba con cada palabra de odio que le lanzaba al menor.

= P-perdón por todos los problemas que te cause.

= Olvídalo.

Kibum se acercó a la puerta.

= Adiós – finalizó y sin más salió del departamento.

El alto no pudo más y rompió en llanto; le dolía mucho verlo partir así. Demonios, si tan solo no fuera tan orgulloso y le hubiese permito explicarse, eso jamás habría pasado.

= La vida sigue Minho – se dijo a sí mismo = Tú tienes novia, y la quieres mucho, ese niño solo te hizo dudar por algunos momentos…pero ¿por qué me duele tanto?

 

 


 

 

Continuará…