2.
Sex.
Sex.
-Desvístete – ordenó, Oh Sehun.
-¿Q-qué?
-¡Obedece!
– gritó.
El chino
estaba pasmado. Sehun había llegado muy lejos.
Una cosa
era aguantar aquellas palizas, pero otra era permitirle profanar su cuerpo;
porque sí, sabía perfectamente lo que se traía entre manos.
-Dejaré
que los chicos disfruten de ti cuantas veces deseen – le dio un sorbo a su copa
con vino.
Tao
comenzó a temblar. No tenía escapatoria.
-¡¿Qué
esperas?! ¡Obedece!
Tao dio
un respingo ante aquel grito. Comenzó a quitarse el uniforme ante las lascivas
miradas de aquellos tipos. Dadivó entre quitarse los bóxers o no.
-Quítatelos
y recuéstate en la cama – Sehun había leído su mente.
No supo
en qué momento comenzó a sollozar. Se sentía peor que humillado. Hubiese
preferido una golpiza y no esto.
-Bien,
ahora, ábrete. Deja que los muchachos vean lo que tienes para ellos.
Separó
lentamente las piernas.
Uno de
los asquerosos esos se le acercaba mientras se desabrochaba los pantalones
dejando que su duro miembro saliera a luz.
Lo vio
tomar algo del buró que había junto a la cama. Era un condón.
Cerró los
ojos con fuerza cuando lo sintió tocarle los muslos. El chico planeaba besarle,
pero las palabras de Sehun lo detuvieron.
-Cambié
de idea. Váyanse, ya no los necesito.
Tao abrió
los ojos.
-¡¿Por
qué?! – reclamaron.
-Tengan –
sacó su billetera y lanzó bastante dinero -Diviértanse con las putas que tiene
por amigas Taeyeon.
Los
chicos salieron. Sehun cerró la puerta con seguro.
-S-sehun...
-Deberías
agradecerme; te he salvado de una violación masiva – se acercó al dichoso buró. Tao observó que metía la mano dentro de una caja negra.
Sacó una
cápsula roja.
-¿Q-qué
es eso? – cuestionó.
-Trágala.
Huang parpadeó varias veces sin entender.
-¡Trágala,
maldita sea! – Sehun comenzaba a perder la paciencia.
Hizo
caso. Oh le sirvió media copa de vino para poder pasar aquella cápsula.
-Lo que
te acabo de dar es algo que te hará disfrutar del momento – sonrió malévolamente.
A los
pocos segundos, sintió su cuerpo calentarse; luego pasó a sentirse ansioso
y...excitado.
Sehun no
paraba de sonreír de aquella manera.
-Sehun,
¿qué me hiciste?
-Querrás
decir: qué voy a hacerte – comenzó a acercársele, Tao retrocedió hasta topar
con la cabecera de la cama.
-S-sehun...
Sus
labios se encontraron. Sehun empezó a desabrocharse la camisa escolar.
-Tócame
más... – exclamó ZiTao. Se sentía como una vil puta al decir aquello, pero es
que estaba tan excitado que apenas podía controlas su mente.
Las caricias
de Sehun le quemaban la piel. Los mordiscos que le daba en el pecho, le hacían
perder la poca cordura que le quedaba.
-Vaya, sí
que te cayó fuerte lo que te di – dijo Oh mientras movía los dos dedos que
había ingresado en el interior de Tao –Estás húmedo...pero no tanto como una
mujer.
-Sólo
entra. Ya no aguanto – pidió.
-Así me
gusta, que me rueguen.
Desabrochó
sus pantalones. Los lanzó lejos; abrió las piernas de Tao y las puso sobre sus
hombros.
-Quiero
que veas cómo te penetro – ordenó.
El rubio
asintió.
Sehun
entró en una sola estocada. Tao no lo sintió pues estaba cegado debido a
aquella especie de droga que le habían dado.
-Tus
paredes... – pausó –...Me aprietan tan deliciosamente.
Tao se
incorporó buscando los labios de Sehun. Se fundieron en un beso cargado de
pasión y lujuria.
Oh
comenzó a moverse con fuerza; sin piedad alguna. Huang sólo se dedicaba a
gemir.
-*-
Tras
haberse venido un par de veces, cayó exhausto sobre la espalda de Tao.
-En el
buró hay una caja de pañuelos; límpiate y vístete – ordenó saliendo de su
interior para luego dirigirse al baño y retirarse el condón.
Tao obedeció. Para cuando Sehun salió del baño, el rubio ya estaba
vestido.
-Ahora, lárgate de aquí – dijo con firmeza.
El chino tomó su mochila y abandonó aquella habitación.
-¡Las 6 de la tarde! – exclamó –Rayos, rayos, rayos – salió corriendo
de la escuela.
-*-
-¡Hey,
Sehun! ¿Cómo estuvo tu primera vez con un chico? – preguntó uno de sus amigos.
-Nada
mal, nada mal – contestó.
-¿Volverás
a cogértelo?
-No lo
sé, no lo he pensado – sonrió de medio lado. Su amigo entendió aquello.
-Supongo
que lo pondrás en tu lista de “clientes frecuentes”.
-*-
Habían
pasado varias semanas desde aquel “encuentro” con Sehun; sin embargo, las
golpizas e insultos no cesaron para nada.
Muchas veces quiso preguntarle a Sehun el porqué de su comportamiento, pero sabía que
lo único que lograría sería enfurecerlo más.
Constantemente,
lo veía entrar a aquella habitación con las chicas a las cuales les hacía
“bullying”. Nunca lo vio entrar con otro hombre.
Acaso, ¿había sido el
único?
Las
muchachas con las que Sehun ingresaba a la habitación, salían con un brillo
especial en los ojos.
Decían
que el chico había sido muy tierno con ellas y que estaban dispuestas a
aguantar sus maltratos con tal de volver a estar en su cama. Pero la verdad era
que muy pocas tenían aquel privilegio; un ejemplo claro era Taeyeon, quién
hacía la imagen de novia ante el alumnado pero no era más que el juguete favorito
de Oh Sehun y eso lo sabía a la perfección.
-*-
Una
tarde, mientras estaba en la biblioteca, sintió que alguien le tapaba la boca y
los ojos y le arrastraba hacia el último pasillo de ésta.
-Más te
vale permanecer calladito – escuchó la voz de uno de los gorilas de Sehun.
Pensó que
le tocaría la golpiza semanal, pero no fue así.
-Ya,
váyanse – esta vez era Sehun.
-Todo
está en el libro de física – dijo uno de los tipos antes de marcharse.
Tao no
entendió aquello. ¿Sería alguna especie de clave?
-Ponte de
pie – ordenó Sehun.
El chino
tardó en reaccionar. Sehun le pateó la pierna.
-Ponte de
pie, ahora.
Obedeció.
-¿Sabes
por qué estás aquí?
-N-no...
Sehun se
volteó y tomó un libro. Tao alcanzó a leer el título de éste: “física IV”.
Su
“bulleador” lo abrió y se sorprendió al ver que éste se encontraba hueco y con
algunas cosas dentro.
Lo vio
tomar algo, luego cerrarlo y ponerlo en su lugar.
-¿Recuerdas
esto?
Era
aquella maldita cápsula que le causó vómitos, mareos, calentura y una gripe muy
fuerte que le hizo faltar a clases por una semana.
-Sehun,
por lo que más quieras, no vayas a hacer que la tome, por favor – suplicó.
-Hmm...sabía
que dirías eso – sonrió –Tienes otra opción...
-Dime –
interrumpió ganándose una cachetada por parte del otro –L-lo siento.
-Dejar
que te coja.
-¿Q-qué?
-La vez
pasada tuve que darte este bebé – dijo viendo la cápsula –Para que no te
pusieras como loco y estuvieras flojito para Sehun Jr.
-Acepto –
de nuevo, interrumpió. Sehun sonrió.
-Entonces,
recárgate en ese escritorio – indicó.
Tao
obedeció.
Sehun
volvió a tomar aquel libro, sacó un condón y comenzó a ponérselo.
-Bájate
los pantalones.
-¿No vas
a...?
-¿Prepararte?
Já. Aguántate y mantente callado, recuerda que estamos en la biblioteca – entró
de una sola estocada.
Tao tapó
su boca con ambas manos. Sus ojos comenzaron a humedecerse.
-Relájate,
maldita sea. Me estás apretando mucho – dijo entre dientes.
-Me
duele, Sehun...me duele – lloriqueó.
Sehun le
metió dos dedos en la boca jugando con su lengua provocando que Tao soltara
hilos de saliva y de paso ahogara sus gemidos. Con su otra mano, lo masturbaba.
-¿Quieres
más? – le preguntó al oído.
Tao
estaba bañado en sudor y saliva. Sehun metió un dedo más en su boca.
-Eso es
un sí para mí.
Tao
sentía que en cualquier momento, sus piernas iban a fallarle.
Un par de
bombeos más y se vino manchando su rostro y el escritorio.
Sehun
salió de su interior.
Tao se
dejó caer al suelo. Respiraba entrecortadamente.
-Escúchame
bien – Sehun lo tomó de la barbilla –Desde este momento, serás mi nuevo juguete
y más te vale no negarte porque juro que te voy a romper cada uno de los
huesos, ¿quedó claro?
-S-sí.
-Perfecto.
Espérame en el estacionamiento, después de clases – abrochó su cinturón y tomó
el libro de física.
Tao
tendría que ideárselas para limpiar aquel desastre.
Continuará...
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