Capítulo 2:
Preguntas y respuestas
Preguntas y respuestas
-Pensé que no
regresarías – bufó Mark al ver a Haechan salir por debajo de la cama de Jisung.
-Vaya,
¿pensaste en mí? – Haechan sonrió malévolamente; de pronto, el despertador de
Jisung comenzó a sonar, despertándolo de mal humor.
-¿Es en
serio? ¿Ya tan rápido le arruinas el día?
Haechan se
encogió de hombros.
-Dime, Mark,
¿qué hiciste anoche? – preguntó el demonio, sacudiendo sus alas negras.
-Cuidar de
Jisung – respondió el ángel sin quitarle la vista de encima a su ahijado.
-Sabes a lo
que me refiero.
-¿Qué hiciste
tú?
-A parte de
destruir las ilusiones de un ángel y recibir transfusiones de sangre, nada más
– Haechan se paseó cerca de Mark.
-¿Transfusiones
de sangre? – le miró algo sorprendido.
-No me
cambies de tema, querubín.
-No es asunto
tuyo.
-Sólo quiero
saber – Haechan se relamió los labios -Te ves cansado, ¿por qué no regresas al
cielo y duermes un poco? – le acarició el pecho con sus largas y filosas uñas,
ensuciando aquella hermosa camisa blanca.
-No dejaré
que lastimes a Jisung – Mark le apartó la mano.
-Que te
rompieran el corazón te dio carácter, eh.
Mark decidió
ignorarlo e ir en busca de Jisung. Haechan le siguió.
-¿Sabes que
sería divertido? Hacer que Jisung se resbalara por las escaleras – Haechan
estuvo a punto de tocar la espalda del adolescente para que este cayera, cuando
Mark corrió hacia él y le empujó. Haechan chocó contra una silla, la cual se
movió un poco, llamando la atención de Jisung.
Haechan le
sacó la lengua; total, el chiquillo no podía verle. Jisung se encogió de
hombros y bajó las escaleras como si nada.
Mark suspiró.
-Eres
desesperante.
-Gracias –
sonrió mientras se ponía de pie -Sabes, mis sospechas eran ciertas. Ayer, por
alguna extraña razón, cuando me empujaste, absorbí tus sentimientos y comencé a
sangrar. El médico no se explicaba por qué había pasado eso. Sacó millones de
libros y no encontró la respuesta. ¿Ves? ¡Estabas enamorado de Johnny!
-Deja de
inventar cosas.
-Qué triste
que éste no se diera cuenta y se fijara en un humano…
-¿Podrías
callarte?
-Podría
hacerle una visita a Ten. Su demonio no tiene mucho trabajo ya que ese chico
pudo tentar a un ángel sin su ayuda. ¿Tan intenso es su amor?
-No te
atrevas – Mark tomó fuertemente del brazo al demonio.
-Pero te
dejaría el camino libre.
-No, Johnny
se ve feliz con él.
-M-mark… espera
– Haechan sonrió nervioso -S-suéltame.
Mark salió de
su transe. Haechan cayó sentado.
-No entiendo…
- murmuró -¿Por qué me haces tanto daño? No tienes mucho tiempo siendo ángel –
decía mientras se sobaba la muñeca; tenía una marca roja.
Mark rodó los
ojos y fue a ver a Jisung, el cual desayunaba felizmente con sus padres.
-Oye Mark…
El aludido
bufó cansado.
-¿Qué?
Haechan se
puso de puntillas y le dio un beso en los labios. De pronto, todas las lámparas
de la sala y el comedor estallaron.
-No lo
entiendo… - murmuró Haechan, como si nada, tratando de analizar algo.
Mark estaba
furioso. Giró al demonio para quedar cara a cara.
-¡¿Cuál es tu
problema?! ¿Por qué–? Yo no puedo besar a un demonio. Está prohibido.
-Nah,
tranquilo. El demonio besó al ángel, no pasa nada.
-Haechan.
-¿Qué?
-T-tu nariz.
Haechan tocó
su nariz; de nuevo, sangre.
-Genial –
desapareció, dejando a Mark desubicado.
🌠
Una vez que
Jisung cayó en sueño profundo, Mark decidió regresar al cielo para hablar con
Johnny, pero aquella plática no sirvió de nada, ya que el mayor negó infinidad
de veces estar con un humano. Molesto, fue a la biblioteca para despejar su
mente.
El lugar
estaba casi repleto, Mark divisó un espacio en la mesa en la que estaba un
ángel de la misma categoría que Johnny; el único ángel de cabello negro en toda
esa área: Taeyong.
-Hola, Mark –
saludó el ángel mayor.
-Hola –
respondió el aludido mientras se sentaba frente al pelinegro.
-Felicidades
por tu ascenso.
-Gracias.
-¿Qué has
venido a preguntarme?
-¿C-cómo
sabes que–
-Es normal
que tengas muchas dudas y que Johnny no siempre quiera contestarlas – explicó
Taeyong.
Mark sonrió y
asintió.
-¿Por qué los
demonios sangran? – preguntó.
-¿Ah? –
Taeyong se descolocó un poco con la pregunta del menor.
-Quiero saber
– trató de sonar no muy desesperado.
-Bueno, por
muchas razones. Generalmente porque están débiles y no pueden tolerar la
energía de un ángel.
-¿Sabes algo
sobre absorber los sentimientos de un ángel?
Taeyong abrió
los ojos en demasía.
-Mark, eso…
eso no puedo responderlo. Está prohibido.
-Pero también
soy un ángel.
-De menor
categoría.
Mark hizo un
puchero.
-Qué lindo –
Taeyong le pellizcó la mejilla -¿Te doy un consejo? No deberías descuidar tanto
a tu humano.
-No es como
si Haechan fuera a regresar pronto – bufó.
-¿Haechan?
-Sí, un dolor
de cabeza en forma de demonio.
Taeyong
sonrió.
-¿Qué? –
exclamó Mark algo ofendido por aquella reacción.
-Me recuerdas
a mí, hace mucho tiempo.
-¿Por?
-Algún día te
contaré la razón por la cual soy el único de cabello negro aquí – le guiñó un
ojo, tomó sus libros, se levantó de la mesa y se fue. Mark se quedó pensando en
aquellas palabras.
🌠
[ Semanas
después ]
Era hora del
tan preciado desayuno, Mark era el único ángel de la guarda que se encontraba
sentado en una mesa repleta de maestros. Sí, seguía sin entablar amistad con
los otros ángeles de su misma categoría.
-¿En dónde
está el maestro Johnny? – preguntó.
-Fue a hacer
un trabajo – respondió Taeyong.
-¿Trabajo?
-Sí…
Taeyong no
sabía mentir.
-¿A dónde
fue? – insistió Mark.
-Supongo que
sabes de Ten – susurró Taeyong.
Mark sintió
como si se le bajara la presión. ¿Qué acaso todos lo sabían? ¿Por qué no hacían
nada?
-Tuvo un
accidente regresando de la academia de danza. No sé los detalles, sólo sé que
está muy mal y que probablemente muera. Johnny aprovechó que no tenía mucho
trabajo para volar a Tailandia e ir a verlo.
-¿Crees que
sea un castigo para Ten? – preguntó Mark.
-Prefiero no
sacar conclusiones, pero según Taeil, por la extrañeza del accidente, quizá no
lo fue. Parece más una travesura.
Mark bufó.
¿Qué tal si ese tal “Ten” lo hizo para llamar la atención de Johnny?
-Taeyong.
-Taeil, ¿qué
pasa?
-Johnny – el
ángel estaba agitado y pálido.
-¿Qué es?
-Apagó su
luz.
-¿Qué? – los
demás maestros sentados a la mesa, guardaron silencio.
-¿Q-qué
significa eso? – preguntó Mark.
-Se
sacrificará para salvar a Ten – susurró Taeyong.
-El maestro
Leeteuk quiere que vayamos a detenerlo ahora mismo – explicó Taeil.
-Pues, vamos
– Taeyong se fue a prisa. Los demás ángeles comenzaron a murmurar entre ellos;
todos estaban sorprendidos por la acción de Johnny.
Mark se
olvidó de la comida y se sumergió en sus pensamientos.
“Parece más una
travesura”
“Podría hacerle una
visita a Ten. Su demonio no tiene mucho trabajo ya que ese chico pudo tentar a
un ángel sin su ayuda.”
-¡Él! –
exclamó Mark, golpeando la mesa con ambas manos.
Bajó a la
Tierra con el pretexto de que iría a cuidar a su ahijado.
-¡Haechan!
El demonio,
que jugaba con una pluma de sus alas negras, dio un respingo.
-Hello, Mark.
El ángel lo
tomó del cuello de su negra camisa y lo golpeó contra la pared.
-¿Q-qué pasa?
-Tú fuiste,
¿verdad?
Haechan
sonrió, hastiando aún más al ángel.
-Hablas de
Ten.
Mark frunció
el ceño.
-N-no fui yo.
Mark t-tu mano… - el demonio jadeó de dolor al sentir cómo la manos del ángel
rodeaban su cuello y lo apretaba con fuerza.
Mark veía
cómo la piel del demonio se quemaba.
-¡Deja de
mentir!
-S-suéltame–
-Por tu
maldita culpa Johnny apagó su luz para salvarlo.
-¡Que no fui
yo!
Mark le
soltó. Haechan cayó al piso, tosiendo sangre y respirando con dificultad. Mark
le tomó del cabello. Haechan estaba muy débil como para defenderse, toda la
energía que el ángel había descargado en él había sido demasiada para su
cuerpo.
-¿Q-qué vas a
hacer? – exclamó Haechan al ver que Mark se hincaba hasta quedar a su altura
–M-mark… no–
-Sé qué pasa
si te toco el pecho – dijo el ángel -Es muy probable que desaparezcas.
Haechan
respiraba con dificultad, mientras intentaba cubrir su pecho. Mark lo tomó
fuertemente de los brazos con una mano y la otra la acercó a su objetivo.
-Por favor… -
suplicó Haechan.
Mark no dijo
nada y presionó la mano contra el pecho de Haechan. En cuestión de segundos, la
mente de Mark fue absorbida por un portal hasta llegar a los recuerdos del
demonio. Todo estaba borroso, sólo veía sombras.
-Doctor, por
favor, cure a mi pequeño. Haré lo que sea – decía una mujer desconsolada.
-Sabes lo que
quiero – el médico tomó a la señora de la cintura.
-Lo haré,
cuántas veces quiera, sólo cure a mi Donghyuck, por favor.
El médico
asintió y entró a aquella casa que se caía a pedazos. En la única cama yacía un
chico pálido que no dejaba de toser.
-Hola,
Donghyuckie. He venido a curarte – dijo el médico, dejando su maletín sobre la
mesa.
-G-gracias –
dijo en un hilo de voz el chico.
El médico
sonrió y se volteó para revisar algo dentro de su maletín.
-Escorias
como tú no merecen la vida – murmuró mientras admiraba un frasco. Echó un par
de gotas en un vaso con agua -Toma pequeño, esto te curará para siempre.
El chico tomó
con sus manos temblorosas aquel vaso y le dio un sorbo; no llegó a acabar su
contenido pues comenzó a asfixiarse en segundos.
-A-ayud–
-Sólo tenías una
simpe fiebre pero qué importa, tu madre no lo sabrá – el médico salió sonriente
de la casa.
Donghyuck comenzó
a broncoaspirar mientras intentaba pedir ayuda; se negaba a morir, era muy
joven, no podía dejar a su madre sola. Sólo se tenían el uno al otro.
Poco a poco
fue cerrando sus ojos, los cuales no dejaron de derramar lágrimas hasta que su
corazón dejó de latir. Mark escuchó con claridad aquel último latido y con eso
regresó a la Tierra. Cuando su vista se aclaró, Haechan estaba llorando.
-O-oye– yo– -
Mark no sabía qué decir. Se puso de pie, necesitaba aire.
El demonio no
pudo levantarse; estaba muy débil y devastado. Cerró los ojos y en segundos un
portal de color negro se abrió y lo absorbió.
Mark salió de
confusión tras escuchar a alguien llorar; era Jisung que abrazaba fuertemente a
su madre.
-¿Qué pasó,
bebé?
-Soñé que
moría asfixiado y un señor te apartaba de mí. Mami, fue horrible. Estaba solo y…
no quería morir – decía el chico.
Mark no podía
con la culpa. Regresó al cielo. Sabía que lo que pediría era peligroso.
Continuará…
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