7 de mayo de 2017

Touch - Capítulo 5

Capítulo 5:
Ayuda

-¡Vamos, Mark! Inténtalo una vez más – dijo Taeyong.

-Es inútil… - suspiró, sentándose en el piso.

El ángel mayor se sentó junto a él. Mark llevaba cerca de una semana tratando de romper el sello que Johnny le había puesto y para colmo, ya casi no le quedaba energía para ir a la tierra y cuidar de Jisung.

-Jamás imaginé que fuera tan difícil – exclamó Mark, tratando de recuperar el aliento.

-Lo que sucede es que no estás lo suficientemente concentrado. ¿Es por tu ahijado?

Mark asintió.

-Le asignaron un nuevo demonio y no estoy seguro de cómo “trabaja”.

Taeyong se puso de pie, tomó un vaso con agua y se lo pasó a Mark.

-¿Con esto veré a Jisung?

-Sí.

-¿Te robas el agua de la fuente o algo así?

-No – sonrió el mayor -Mi curiosidad me ha llevado a realizar experimentos y averiguar muchas cosas que nos han ocultado por siglos – explicó.

-Ahora entiendo por qué te pasas todo el tiempo en la biblioteca, ¿no tienes asignados ángeles de la guarda?

Taeyong volvió a sentarse junto a él.

-Sí, Renjun.

-¡¿Qué?! ¿Eres maestro de Renjun?

El mayor asintió.

-Me da gusto que ya lo hayas conocido. No tengo quejas de él, todo el tiempo se la pasa con su ahijado, del cual sigo sin aprenderme el nombre.

-Chenle – respondió Mark -Es mejor amigo de Jisung.

-Vaya, quién lo diría. En fin, mira el agua y sabrás qué hace tu ahijado.

Mark obedeció y observó fijamente aquel líquido que fue cambiando de color hasta despedir una luz.

-¿Haechan? – exclamó Mark.

Taeyong se acercó a él.

-¿Qué—? ¿Por qué veo a Haechan y no a Jisung?

-Porque estás pensando más en él que en tu ahijado – dijo Taeyong, sin dejar de sonreír.

-Soy un pésimo ángel de la guarda – suspiró e hizo a un lado el vaso con agua.

-No, sólo no tienes experiencia y estás ena— - calló, no era momento para confundir más al menor -Estás en apuros – continuó.

-Lo intentaré una vez más – dijo mientras se ponía de pie.

-Así se habla – apoyó Taeyong.

Mark tomó aire y cerró los ojos. El tiempo era oro. Taeyong se alejó un poco para darle algo de espacio al menor, el cual tras hacer todos los pasos necesarios para romper el sello, comenzó a iluminarse. El mayor sonrió de oreja a oreja.

-Sabía que lo lograrías – susurró en voz baja.

De pronto, Mark sintió que algo estaba cambiando en él, abrió los ojos y miró con sorpresa a Taeyong.

-Mucha suerte – dijo el mayor.

-Gracias – sonrió Mark, cerrando los ojos y dejando que el portal le absorbiera.





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Haechan acaba de regresar a su habitación; por primera vez, la comida no había estado tan mal. Apenas cerró la puerta, una luz muy familiar iluminó todo el lugar.

-Mark – exclamó sintiendo su pulso acelerarse.

-Haechan – el ángel corrió a abrazarlo fuertemente.

-Pensé que no regresarías.

Mark deshizo el abrazó y le miró fijamente.

-Jamás te dejaría solo.

El menor sintió el rostro caliente y la piel erizada.

-Es que… te fuiste de repente, yo—

-Johnny me puso un sello para que no pudieras verme, pero otro maestro me enseñó  a romperlo.

-¿Estarás así hasta las 12?

-No, según Taeyong, el maestro que me ayudó, estaré así por una semana, luego de eso tendré que regresar al cielo para recuperar energía.

-Ya entiendo… - suspiró.

-Oye, vamos a comer algo, ¿sí?

-¿Ramen? – preguntó Haechan, levantando una ceja.

-No… se me antoja algo diferente. Vamos – Mark tomó la mano de Haechan y ambos salieron con mucho cuidado de aquel orfanato.






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-Taeyong, ¿te das cuenta de lo que hiciste?

-Claro que me doy cuenta, Johnny – suspiró el aludido.

-¿Por qué le enseñaste a romper ese sello? ¡Se lo puse por su seguridad!

-¿Su seguridad? Tú y yo sabemos que Mark no corre peligro con ese demonio.

-Todos los demonios son— - Johnny calló de repente al darse cuenta de lo que iba a decir.

-¿Malos? ¿Acaso todos los ángeles somos buenos? Ambos somos ejemplo de que eso no es más que una vil mentira.

-Hablaré con el maestro Leeteuk, Mark no puede quedarse en la tierra.

Taeyong soltó una risilla.

-Es demasiado tarde.

-No, no lo es – respondió Johnny, caminado a paso firme hacia la oficina del director.





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Taeyong había bajado a la tierra para ver a Winwin, ya que este estaba algo ocupado cuidando a su ahijado.

-Hola – saludó Winwin apenas vio al pelinegro.

-¿Me extrañaste? – preguntó Taeyong en tono juguetón.

Winwin asintió repetidas veces.

-¿Cómo va Khun?

-Está muy nervioso por su examen de grado, pero creo que lo hará bien.

-No puedo creer que su ángel te haya encargado cuidarlo, ¿no se supone que él debería hacerlo?

-Lucas es muy joven y entiendo que quiera averiguar cómo fue que murió.

-Cierto, no encontré información de él, ni siquiera sé de dónde viene realmente.

-¿Ves?

Taeyong se acercó al demonio y enredó los brazos en su cintura., Winwin se mordió el labio inferior y luego lo besó suavemente. Estaban en la escuela de Khun y no podían hacer algo más  ya que había ángeles y demonios por todo el lugar.




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-¿Te gustó la pizza? – preguntó Mark.

-Sí, nunca la había comido – respondió Haechan con una enorme sonrisa.

-¿Puedo preguntarte algo?

-Dime.

-¿Existe alguna otra manera de terminar con tu castigo? Porque… ya sabes, el beso no funcionó.

Haechan estuvo a punto de atragantarse con su pedazo de pizza.

-N-no – respondió rápidamente.

-¿Seguro?

-Sí, muy seguro.





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-Y sólo así Haechan podría terminar con su castigo – dijo Winwin.

-Pero Mark me dijo que un ángel enamorado de él debía besarlo.

Winwin sonrió.

-Mintió, supongo que por vergüenza – hizo una pausa -Sólo acostándose con un ángel enamorado de él, podrá terminar con su castigo.

-Mark un humano – exclamó Taeyong.

-No, digamos que Mark es 30% humano y 70% ángel y Haechan es 90% humano y 10% demonio.

Taeyong asintió, comprendiendo la situación.

-Espera, ¿por qué Mark...? Oh, ya entiendo – Winwin sonrió malévolamente -Supongo que ya no serás el único ángel de cabello negro – pellizcó la mejilla del mayor.

-Así es.

Winwin se acomodó en el regazo del ángel mientras ambos observaban a Khun presentando su tesis.





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-Con todo respeto, pero ¿por qué no puede hacer nada? – preguntó Johnny al borde de la desesperación.

El maestro Leeteuk sonrió levantándose de aquella enorme silla dorada.

-Ven aquí – ordenó, Johnny obedeció. Leeteuk lo llevó hacia una mesa transparente, la cual sólo podía ser manejada por el director. Leeteuk dijo algunas palabras en voz baja y la mesa comenzó a iluminarse, tal como el agua de la fuente -¿Qué ves?

Johnny abrió los ojos con sorpresa. A diferencia de la fuente, aquella mesa mostraba el alma de los seres en la tierra.

-Llevaba siglos sin ver algo así, desde Taeyong y Winwin – exclamó Leeteuk.

-Haechan y Mark… sus almas, ¿están unidas?

-Así es, mi querido Johnny. No voy a separar algo así, si eso es lo que viniste a buscar.

-N-no sabía – Johnny no dejaba de mirar aquella unión.

-Ten y tú no tienen esa unión, si permití que siguieran juntos fue por el sacrificio que hiciste – explicó -Aunque… hace poco los volví a poner a prueba.

-El accidente de Ten, ¿usted lo mandó?

-Sí.

Johnny respiró profundo, no podía alzarle la voz a su superior.

-Entiendo que estés molesto, pero yo debería de estarlo aún más por tu necedad de querer apagar tu luz por un humano.

-Pero—

-Basta de peros.

Johnny asintió. Leeteuk se acercó a la mesa para observar mejor.

-Hmm, Haechan parece estar vagando entre el pasado y el presente - exclamó -Este chico tiene algo raro.

-¿Qué?

-Tengo que averiguarlo – chasqueó los dedos y un libro apareció en su mano izquierda -Mientras tanto, les daré una ayudadita.

-¿Qué clase de ayuda?

Leeteuk supiró.

-Ya lo verás – cerró los ojos, dijo unas palabras en voz baja y chasqueó los dedos -Que lo disfruten, muchachos – dijo mirando hacia la mesa, la cual regresó a la normalidad luego de aquellas palabras.

-Mark, ¿estará bien?

-Muy bien – dijo sin dejar de sonreír -Ahora vete, necesito hacer algunas investigaciones – ordenó.

Johnny hizo una reverencia y salió de la oficina del ángel mayor.

-Johnny – Leeteuk le llamó.

-¿Sí?

-Puedes ir a ver a Ten, pero sólo un rato, ¿quedó claro?

-Sí, maestro. Muchas gracias – Johnny hizo otra reverencia y se fue corriendo.

Leeteuk regresó a su oficina.





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Mark y Haechan caminaban de regreso al orfanato, luego de haber ido al cine. De pronto, Haechan tomó el rostro de Mark y besó sus labios profundamente, dejando al ángel sin aliento.

-¿Por qué… fue eso? – preguntó Mark, una vez que Haechan se separó.

-No sé, fue algo raro, ¿verdad? – respondió Haechan intentando esconder su sonrojo y retomando su caminar.

-Claro que no – Mark le detuvo y lo atrajo a su cuerpo. Aquel beso había despertado algo en él -Taeyong tenía razón, los demonios se ven hermosos sonrojados.

Haechan quedó aún más rojo.

-Vamos – Mark le tomó de la mano y ambos continuaron caminando.



Continuará…

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