15 de mayo de 2017

Touch - Capítulo 6

Capítulo 6:Sin castigo

Apenas la puerta de la habitación de Haechan se cerró, éste se lanzó a los brazos de Mark.

-¿Estás bien? – preguntó el ángel, tomándole de la barbilla.

-Creo, es sólo que— - Haechan se quedó callado observando fijamente los delgados labios del mayor.

Mark soltó una risilla. Acercó más su rostro al de Haechan, hasta que sus frentes estuvieron juntas.

-Eres hermoso – exclamó el mayor sobre los labios del demonio para finalmente acortar la poca distancia que les quedaba y besarlo suavemente.

Haechan dejó que aquella sensación que desde unos minutos atrás había llegado de repente, invadiera su cuerpo. Mark condujo a Haechan hasta la vieja cama que había ahí; el demonio no ponía resistencia alguna, dejaba que la situación tomara su propio rumbo.

Mark metió una mano por debajo de la camisa gris del menor, acariciando con delicadeza su piel, como si fuera a romperse con el mínimo rose; sintió cómo la piel de Haechan se erizaba al pasar sus dedos. Dejó de besarlo para verlo a los ojos.

-¿Sabes que si sigues no hay vuelva atrás? – murmuró Haechan.

-Lo sé y no me importa – respondió sonriente.

Haechan lo atrajo a sus labios; mientras lo besaba le quitaba aquella camisa amarilla. Mark se separó de su boca para besar su cuello. La respiración del demonio comenzó a acelerarse haciendo el momento más tentador.

Entre besos y caricias, ambos terminaron de quitar el resto de sus ropas. Las bien formadas piernas de Haechan parecían haber despertado cierta obsesión en Mark, el cual no dejaba de acariciarlas y de vez en cuando apretar sus muslos un poco.
Haechan decidió tomar la iniciativa. Comenzó a acariciar el pecho de Mark lenta y suavemente hasta llegar a su miembro. El ángel dio un respingo que asustó a Haechan.

-L-lo siento – Haechan comenzó a alejar su mano.

-No, está bien – Mark le detuvo la mano.

Haechan comenzó con movimientos lentos de arriba hacia abajo, sacándole gemidos al ángel. El menor se mordía el labio inferior, disfrutando de aquella imagen de Mark sonrojado y con los labios entre abiertos.

-Espera – jadeó Mark, haciendo que Haechan saliera de su transe -Aún no me quiero venir…

-Pero–

Mark empujó a Haechan, haciendo que este quedara completamente recostado en la cama; se hizo espacio entre sus piernas, Haechan se veía algo confundido pero a la vez ansioso. El ángel movía dos dedos en el interior del menor.

-¿Duele? – cuestionó Mark.

-Ah… no preguntes – contestó Haechan.

El mayor retiró ambos dedos con brusquedad, ganándose una palmada en el hombro por parte del demonio. Ambos sabían lo que seguía, lo habían estado esperando.
Mark tomó su miembro y lo dirigió a la entrada del menor; Haechan trataba de relajarse pero de pronto, sintió cómo Mark entró completamente en él.

-¡Mark! – gimió fuertemente para luego cubrirse la boca con ambas manos; había olvidado que estaba en el orfanato y que probablemente todos estaban durmiendo.

El aludido retiró ambas manos de la boca del demonio, para besarlo con hambre a la vez que comenzó a moverse con brusquedad. Haechan quería decirle que lo hiciera más lento, pero los labios y la lengua del ángel no le permitían articular palabra.

El demonio echó la cabeza hacia atrás debido a la innumerable cantidad de sensaciones que estaba experimentando en ese momento, Mark aprovechó para besarle y morderle el cuello.

-M-Mark–… ah – gimió el demonio, enterrando las uñas en la espalda del ángel.

-Ya sé… yo igual – jadeó el mayor.

El ángel dio unas estocadas más, entre las cuales Haechan se vino.

-Haechan – habló Mark, haciendo que el demonio le mirara fijamente. Mark le besó con suavidad, terminando dentro de él.

El mayor se recostó a un lado de Haechan, el cual intentaba regular su respiración.

-¿Estás bien? – preguntó el ángel a lo cual el demonio asintió con la cabeza. Mark tomó la sábana vieja que había en la cama del menor y los cubrió a ambos -Que descanses – besó la frente de Haechan.

-Tú igual – dijo el menor, acomodándose entre los brazos del ángel.





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[ Al día siguiente ]

Haechan abrió los ojos y lo primero que vio fue la espalda de Mark; acarició con suavidad aquellos rasguños que había dejado la noche anterior, sorprendiéndose de ver sus largas uñas de demonio.

-No es verdad – exclamó incorporándose de golpe en la cama, despertando de paso al ángel.

Haechan miró sus manos con detenimiento y sí, ahí estaban sus largas y peligrosas uñas. Llevó una mano hacia su espalda, sintiendo sus alas.

-¿Haechan? – exclamó Mark, algo adormilado.

-¡Regresé! – gritó con felicidad.

Mark abrió los ojos enormemente, tratando de procesar lo que estaba viendo.

-Tu cabello… - exclamó el demonio.

-¿Qué tiene? – Mark lo tocó, pero no sintió algo extraño.

-Es negro – agregó Haechan.

-Oh – fue lo único que respondió el ángel. Justo como Taeyong le había dicho.

-¿Es malo? ¿Por qué pasó? – preguntó el menor.

-No es malo y pasó porque… bueno… por lo de anoche.

El demonio se sonrojó y bajó la cabeza. Mark se sentó en la cama y le acarició una mejilla.

-Me alegra que hayas regresado – dijo.

El demonio sonrió, mirándolo fijamente a los ojos.

-¿Y ahora? ¿Qué harás? – preguntó Mark.

-Bajar al infierno, aunque seguramente ya saben que terminé mi castigo.

-Espera… - Mark hizo una pausa -Sí había otra manera de terminar con el castigo y era–

-No, la única manera de romper con el castigo era haciéndolo con una ángel que… - Haechan tomó aire  -Estuviera enamorado de mí.

Mark sintió su rostro hervir.

-N-no sabía cómo decírtelo – el menor hizo un puchero.

Mark le dio un beso fugaz.

-Pues ya sabes mi secreto.

Haechan sonrió, acariciándole el cabello.

-Me gusta más de este color – le dijo al ángel.

Mark soltó una risilla.

-¿Te quedarás una semana como humano?

-Sí – bufó el mayor.

-Entonces me quedaré contigo.

Mark abrazó a Haechan y volvió a acostarlo en la cama.

-¡Auch! ¡Mis alas! – se quejó el demonio.

-Hmm… tenemos que hacer algo con eso, quizá tenga que pedirle ayuda a Taeyong.

Haechan le dio una palmada en la cabeza.

-¡Qué tonterías dices! – exclamó el demonio.





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[ Una semana después ]

Taeyong conversaba con uno de sus compañeros cerca de la entrada al cielo, de pronto, notó algo extraño.

-Mark – murmuró para sí mismo -Hablamos luego – le dijo al ángel con quien platicaba. Caminó rápidamente hacia donde Mark se encontraba.

-Taeyong, hola – saludó el ángel.

-Hola – respondió el pelinegro, envolviendo a Mark en un fuerte abrazo.

-¿Por qué fue eso? – preguntó el menor.

-¿Crees que te dejarán entrar cuando vean tu cabello?

Mark palideció.

-¿Y bien? ¿Funcionó?

-S-sí… - respondió Mark en voz baja.

-Me alegro.

Ambos continuaron caminando hasta entrar al cielo.

-Mark.

-Maestro Leeteuk – dijeron Taeyong y Mark en unísono a la vez que hacían una reverencia.

-Necesito hablar contigo, Taeyong no hace falta que cubras su cabello – dijo el mayor.

El pelinegro asintió y retiró aquella ilusión que había puesto en el menor para que su cabello se viera rubio.

-Sígueme – pidió Leeteuk.

Mark asintió y caminó lleno de nerviosismo hacia la oficina del director.

-¿Ya estás feliz? Ya tiene el cabello negro.

Taeyong soltó un suspiro y se giró.

-No, Johnny, la pregunta es ¿Ã©l  ya está feliz?

-No sirvo como maestro – exclamó Johnny sentándose en una banca que había por ahí. Taeyong se sentó junto a él.

-Estás como Mark, diciendo que no sirve como ángel de la guarda – bufó el pelinegro.

-De todos mis alumnos, Mark ha sido el que más confianza me ha inspirado y también el que más problemas me ha causado.

-Tú tampoco fuiste fácil para el maestro Leeteuk, eh – dijo Taeyong.

-Ahora le entiendo – sonrió.

-¿De qué crees que quiera hablarle el director?

-De Haechan, seguramente.

-¿Pasa algo malo?

-Parece que no debería ser un demonio.

-¿Ah?





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-Entonces, existe una posibilidad de traer a Haechan al cielo – dijo Leeteuk




Continuará…

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