Capítulo 3
Encuentros
Encuentros
[ Al día siguiente ]
Era sábado por la mañana, Donghyuck acaba de
llegar al Campus para el dichoso entrenamiento o mejor dicho castigo; normalmente
era el último en llegar pero la insistencia de su madre le hizo llegar 20
minutos antes.
-6:40 am – bufó tras mirar el reloj de su
celular -Debería ser ilegal – siguió quejándose hasta llegar a las cancha
techada.
Extrañamente, Taeyong no había llegado, sólo
Samuel y Jihoon lo habían hecho. Donghyuck les saludó para después sentarse en
las gradas, dispuesto a dormir un rato; en medio de su somnolencia, vio el
hombro de alguien sentado junto a él el cual estaba seguro que era de Jeno; sin
pensarlo dos veces recargó la cabeza en aquel hombro para segundos después ser
empujado con fuerza.
-¡¿Qué rayos te pasa?!
Donghyuck se talló los ojos y bostezó.
-Oye, no tenías— ¡Mark! Lo siento, pensé que
eras… Jeno – dijo con nerviosismo para después mirar a su alrededor y
encontrarse con el resto del equipo aguantándose la risa debido al momento.
Mark bufó, se puso de pie y se metió a los
vestidores.
-Eres un idiota – exclamó Jeno entre risas.
-Juró que pensé que eras tú – dijo Donghyuck
tratando de ocultar su sonrojo.
-Deberías ir a que te chequen la vista.
Donghyuck bufó, irritado por la situación.
Taeyong les indicó que comenzaran a calentar,
mientras él iba a hablar con Mark, el cual seguía sin salir de los vestidores.
-Mark, ¿podemos platicar?
El aludido, el cual estaba sentado en una de
las bancas del lugar, asintió.
-¿Qué fue lo de hace rato? Tú nunca habías
reaccionado así ante alguno de tus compañeros.
Mark se mordió el labio inferior.
-Sabes que puedes contarme lo que quieras,
estoy aquí para ustedes – insistió Taeyong.
-Jeno me gusta…ba desde que ingresó al equipo
por lo que traté de hacerme su amigo para conocerle mejor hasta que hace unos
días decidí confesarle mis sentimientos y… él me dijo que tenía novio el cual
resultó ser Donghyuck.
-Ya veo – exclamó Taeyong.
-No quiero odiar a Donghyuck porque es un
buen chico pero el tan sólo pensar que Jeno le escogió a él y que no me dijeron
nada me pone de mal humor.
Taeyong asintió y tomó aire.
-Sé que debería darte unos días para que
aclares tu mente pero no puedo, tienen un partido la próxima semana y eres el
capitán.
-No se preocupe, trataré de no causar
problemas.
-Ok, vamos a entrenar entonces – Taeyong le
palmeó el hombro y se puso de pie.
愛
Winwin esperaba a que Yuta fuera por él, ya
que cada sábado luego de sus clases de baile, el mayor le recogía en su moto y
le llevaba al negocio de la familia pues Winwin adoraba desayunar con la
familia Nakamoto.
-Winwin, qué bueno que te encuentro – exclamó
la maestra Bora tratando de recuperar el aliento después de haber recorrido
casi todo el campus en busca de algún estudiante -Necesito que me hagas un
favor.
-¿Qué pasa?
-El director necesitaba hablar con Taeyong.
-¿Y ese es…?
-El entrenador del equipo de fútbol, ¿podrías
avisarle? Lo haría pero tengo una junta en segundos.
-Claro, no hay problema – sonrió, Yuta le
había avisado que llegaría algunos minutos tarde por él debido a que tenían
muchos clientes en el restaurante -¿En dónde está?
-En las canchas. Gracias – dijo la maestra,
emprendiendo la carrera para llegar a tiempo a su junta.
Winwin se puso de pie, se colgó la mochila y
caminó hacia el lugar indicado por la profesora. No tuvo que buscar mucho ya
que a metros se podían escuchar los silbatazos y gritos del entrenador.
-¡Vamos! ¡Vamos! ¡Más rápido! – gritaba
Taeyong.
-Entrenador – llamó Donghyuck -Le hablan –
señaló hacia atrás del chico.
Taeyong se giró y dejó caer el balón que
traía en una mano.
-¿Es usted el entrenador? – preguntó Winwin.
Taeyong sintió su garganta seca y su corazón
latir con fuerza.
-Sí – respondió tratando de no sonar
nervioso.
-Le habla el director.
-Gracias.
-De nada – el chico se giró.
-Espera, ¿en dónde está?
Taeyong sólo quería unos segundos más con ese
chico.
-Hmm, no me dijeron pero creo que en su
oficina.
El mayor estuvo a punto de tirarse al piso
debido a lo tierno que había sonado aquel “hmm”.
-Disculpa, ¿de dónde eres? Tu acento es
diferente – preguntó Taeyong, sabía perfectamente de dónde era ese acento.
-De China. Oh, me tengo que ir, mi novio ya
vino por mí – dijo el muchacho para después hacer una reverencia e irse de ahí.
Taeyong lanzó un largo suspiro.
-Tiene novio… - murmuró para sí mismo.
-¿Soy yo o Taeyong estaba coqueteando con ese
chico? – susurró Donghyuck a Jeno.
-Yo igual pienso lo mismo – dijo Jeno.
-¡Donghyuck, Jeno! ¿Por qué se detuvieron?
Los chicos brincaron al mismo tiempo tras
escuchar el grito de Taeyong. Ambos se disculparon y continuaron con el entrenamiento.
愛
-Bien, bien, ahora sólo me faltan Jeno y
Renjun – murmuró Heechul para luego soltar una carcajada.
-¿Cómo está Haechan? – preguntó Doyoung,
acercándose al pozo negro en el que Heechul observaba lo que pasaba en la
tierra.
-Algo avergonzado por lo que pasó con Mark –
contestó Heechul -Ugh, cómo odio que el maldito consejo del cielo meta sus
manos.
-¿A qué se refiere?
-Jugué un poco con la mente de Donghyuck para
que pensara que era Jeno el que estaba junto a él y así pudiera acercarse más a
Mark pero éste le empujó asustando a mi querido solecito.
-¿No fue así como se enamoraron? Digo, no se
caían bien desde un principio.
Heechul se quedó en silencio por algunos
segundos.
-¡Doyoung! Te mandaré a la tierra.
-¿Qué? No, no, a ese lugar no regreso.
-¿Ni porque te dejaré ver a Jaehyun?
El demonio dio unos pasos hacia atrás.
-N-no sé de qué habla – bufó, evitando la
mirada de Heechul.
-Te he estado vigilando, pequeño. Sé que
vienes al pozo para verlo.
-Es un mortal – bufó.
-Te propongo algo – Heechul batió su cola y
pasó la lengua por los labios -Te regalaré una noche con Jaehyun a cambio de
que hagas que Mark y Donghyuck se besen.
-¿No puede hacerlo usted?
-No porque usaré gran parte de mi poder para
mandarlos a un lugar al que el consejo no pueda acceder.
-No me diga que va a mandarlos ahí.
-Así es. ¿Trato hecho?
Doyoung suspiró.
-Está bien, pero no lo hago por el humano, lo
hago por Haechan..
-Sí, sí, lo que digas.
愛
-¿El juego será en la Isla Jeju? – exclamó
Taeyong.
-Sí, así es – dijo el director.
-Pensé que sería en el campus.
-Ese era el plan pero el director de la
escuela a la que nos enfrentaremos llamó y dijo que lo harían ahí.
-Qué extraño… y más aún porque ellos están
cubriendo ¾ partes de los gastos.
-Es una oportunidad que no podemos
desaprovechar, ¿entiendes? No por eso vamos a dejarles ganar.
Taeyong asintió.
-Quiero a tus muchachos bien preparados.
-Así será, señor.
愛
-OH MY GOD – el grito de Samuel hizo vibrar
los vestidores.
-¿Qué pasa? – preguntó Mark, asustado.
-Estaba por bañarme cuando vi a Donghyuck y a
Jeno salir de un cubículo.
-¿Estaban bañándose… juntos? – preguntó Guan
Lin.
-¿Cuál es el problema somos am— - Donghyuck
fue interrumpido.
-Novios – aclaró Jeno tras ver que Mark
estaba ahí.
-¡¿Qué?! – gritaron todos.
-Acaso, estaban… ya saben… - murmuró Seonho.
Jeno se encogió de hombros. Mark tomó su
mochila y salió de ahí.
-¿Cuándo pensaban decirnos? – preguntó Jihoon.
-Nunca, pero dado que Samuel nos vio… - Jeno
suspiró, dejando inconclusa la oración.
-Lo siento – dijo el aludido -Me asusté.
愛
-Mark, ¿a dónde vas? – preguntó Taeyong, el
cual regresaba a las canchas –Necesito hablar con ustedes.
-¿Puede ser en otro momento?
-No.
Mark bufó y siguió a su entrenador.
Una vez que los chicos estuvieron sentados en
las gradas de la cancha techada, Taeyong les explicó cómo estaría el partido
que tendrían el fin de semana.
-¿Cuánto tiempo estaremos ahí? – preguntó
Donghyuck.
-Regresarán el domingo en la mañana.
-Pero si el partido es el viernes – bufó
Seonho.
-Hey, no por pertenecer al club de futbol,
pueden faltar a clases – dijo Taeyong.
Los chicos no tardaron en quejarse.
-¡Silencio! Ahora, tomen, aquí están los
permisos que quiero que me traigan el lunes firmados por sus padres; sin falta
– Taeyong pasó un manojo de papeles a Mark.
-Entrenador – habló Jeno -A mí no me tocó.
Taeyong suspiró.
-Ve por él a la oficina del director.
-¿No sería más fácil sacarle copia? –
preguntó el chico.
-No se puede, son personalizados. Ya pueden
retirarse. No se les olviden los permisos, si no se perderán el partido y por
ende estarán reprobados.
Los adolescentes volvieron a quejarse.
Taeyong sabía que lidiar con muchachos de esa edad era como lidiar con
demonios, pero por alguna razón estaba feliz de hacerlo.
愛
-Hola, vengo por mi permiso, soy del club de
futbol.
-El director debe tenerlo pero está ocupado
con un chico del club de pintura, ¿gustas esperarlo?
-Sí, no hay problema.
Jeno se sentó en una de las sillas que había
en la recepción, sacó su celular y se puso a jugar un poco, perdiendo la noción
del tiempo.
-Ya puedes pasar – le indicó la secretaria.
-Gracias – dijo Jeno sin dejar de mirar su
celular.
-¡Cuidado! – gritó la secretaria, aunque fue
demasiado tarde pues el celular de Jeno ya se encontraba en el piso, con la
batería por fuera.
Jeno iba a hincarse para recogerlo cuando
alguien se adelantó.
-Gracias – murmuró levantando la mirada.
-No hay problema.
Jeno quedó embelesado con aquel muchacho.
-O-oye, mi mano – dijo el chico.
Jeno bajó la mirada y se dio cuenta que
además de tomar su celular había tomado la mano del adolescente.
-Disculpa – sonrió avergonzado.
El muchacho asintió y continuó su camino.
Jeno le siguió con la mirada.
-Amm… el director te espera – dijo la
secretaria, sacándolo de su burbuja.
-Oh, sí, el director – sacudió su cabeza,
lanzó su celular a su mochila y entró a la oficina.
Continuará…
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