CapÃtulo 2: Peligro
Taeyong abrió
la puerta del cubÃculo del baño apenas terminó de limpiarse y acomodar sus
ropas.
-Taeyong –
llamó Doyoung.
El aludido dio
la media vuelta.
-¿Qué? –
respondió.
-Coges como
virgen.
Taeyong
chasqueó la lengua, caminó a paso firme hacia él, quedando ambos nuevamente
dentro del cubÃculo, lo acorraló en la pared y con una mano lo tomó del cuello
de la camisa.
-Cuidado con
lo que dices, Doyoung. No estás en posición para estarme amenazando – dicho
esto, lo soltó, se lavó las manos mientras veÃa a Doyoung por el espejo, el
cual estaba terminando de vestirse. No pudo evitar recorrer su cuerpo con la
mirada, el estado en el que Doyoung se encontraba sólo le confundÃa más y el
saber que él habÃa ayudado, le
despertaba sensaciones que jamás pensó experimentar.
El beta salió
del baño y tuvo que recargarse en la pared para soltar toda la tensión y el
revoltijo de emociones que tenÃa dentro.
-Taeyong,
¿está todo bien? Ya no regresaste a clases – la voz del profesor de la primera
hora le trajo de vuelta.
-S-sÃ.
-Estás pálido.
-Estoy bien.
Gracias por preocuparse y disculpe que me haya perdido la clase.
-No hay
problema. Sólo ponte al corriente con la tarea, ¿sÃ?
-Claro que sÃ.
-Hasta luego –
el profesor le palmeó el hombro y siguió su camino hacia la sala de maestros.
Taeyong
ingresó al salón, seguÃa algo confundido y para colmo, sus compañeros le
miraban como si hubiera asesinado a alguien.
-Hmmm… con que
por eso tardaste tanto en el baño –
dijo un compañero.
-N-no sé de
qué hablan – respondió Taeyong.
-Hueles a
omega, no te hagas al que no sabes – dijo una chica -Suelta el té, ¿quién es?
De pronto, un
hombre ingresó al salón. Los chicos sólo lo miraron por algunos segundos y
luego continuaron molestando a Taeyong, el cual sólo veÃa lo que el extraño
sujeto hacÃa; el hombre tomó la mochila de Doyoung y las cosas que habÃa sobre
la paleta de la silla y sin más abandonó el salón.
-Hey, Taeyong,
¿sigues en el baño cogiéndote al omega? – dijo otro chico mientras pasaba su
mano de un lado a otro frente al rostro del aludido.
-Necesito
salir un momento – dicho esto, abandonó el salón.
-Está más raro
que de costumbre – comentó una chica.
-Es obvio,
acaba de perder la virginidad.
-¿Cómo sabes
que era virgen?
-Es súper
nerd, siempre nos olvidamos de su existencia, hasta hoy que huele diferente.
-Tienes razón,
me pregunto ¿quién habrá sido?
-Yo igual. Sus
feromonas eran demasiado dulces.
-Lo que darÃa
por conocer a ese omega y hacerlo mÃo.
La
conversación de vio interrumpida por la entrada de la profesora al salón, la
cual anunció que la clase serÃa en el laboratorio.
Êš♡Éž
Taeyong habÃa
seguido al misterioso hombre quien, de acuerdo con uno de sus compañeros, era
el chofer de Doyoung; dicho sujeto terminó ingresando a la enfermerÃa.
-Aquà están,
Doyoung.
-Gracias,
Taeil – contestó el aludido, quien estaba sentado en una de las camas del
lugar.
-¿Por qué no
usaste condón? Sabes lo peligroso que es en tu condición – dijo Taeil.
-No tuve
tiempo, fue algo… no hablemos de eso – Doyoung tomó se metió una pastilla a la
boca y luego bebió del vaso con agua que el sujeto le extendió.
-Dijiste que
lo tenÃas controlado.
-Lo tenÃa,
pero creo que lo he encontrado.
-¿Estás
seguro?
-Casi, el
problema es su hermano – suspiró e hizo una mueca de disgusto -Espero estar
equivocado.
-¿Qué tiene su
hermano?
-Llévame a
casa. No quiero estar aquÃ.
El hombre
asintió y ayudó a Doyoung a levantarse de la cama. Taeyong salió corriendo
hacia el salón. Una vez que estuvo dentro de este, se quitó la sudadera de
Jaehyun y con coraje, la guardó en su mochila. De pronto, su celular vibró; un
compañero le habÃa mandado un mensaje avisándole que estaban en el laboratorio.
¿Desde cuándo les importaba su
existencia?
¿Acaso habÃa sido por…?
Su mirada
viajó hacia la sudadera.
-No, yo no soy
asà – murmuró para sà mismo. Tomó su cuaderno y un bolÃgrafo y sin más abandonó
el salón.
Êš♡Éž
Al dÃa siguiente…
La puerta
principal sonaba con fuerza, era sábado por la mañana y todos dormÃan; excepto
Taeyong, quien tenÃa el sueño ligero.
-¿Qué haces
aquÃ? ¿Cómo averiguaste donde vivo? – cuestionó Taeyong apenas abrió la puerta
y descubrió que el responsable de aquel ruido era Doyoung.
-Tengo los
contactos y el dinero suficiente para hacerlo – contestó el otro, ingresando a
la casa como si nada.
Taeyong
suspiró con cansancio.
-Vete.
-No – contestó
Doyoung -Necesito que me dejes ver a tu hermano.
-¿De qué
mierda estás hablando?
-Sólo obedece.
-Escucha, no
tengo ganas de discutir contigo y no eres bienvenido, asà que fuera – lo tomó
de la muñeca con intenciones de sacarlo de la casa.
-Suéltame – se
arrebató con brusquedad -Te guste o no, tu hermano es mi—
Doyoung no pudo
continuar, pues el chirrido de una puerta abriéndose interrumpió el momento.
Taeyong se alarmó, asà que, aprovechando la distracción del otro, le cubrió la
boca y lo arrastró hacia la bodega que se encontraba debajo de las escaleras.
-¿Taeyong? –
llamó Jaehyun, mientras bajaba las escaleras -Qué raro – echó un vistazo a la
planta baja y tras ver todo en orden, regresó a su habitación.
Êš♡Éž
-¡Déjame,
maldita sea! – Doyoung forcejeaba para zafarse del aprensivo agarre del beta.
-Te prohÃbo
acercarte a él, ¿está claro? – advirtió Taeyong.
-Tú no me
prohÃbes nada, asqueroso beta. No tienes derecho sobre mÃ.
-¡Basta
Doyoung! Estoy harto que me trates peor que mierda, ¿te has visto al espejo? Eres
un omega, “la clase más baja” de la que tanto te burlas. De nada te sirve tener
tanto dinero si al final—
-¿Al final,
qué?
Taeyong se
alejó de repente.
-¿Qué? –
cuestionó Doyoung.
-Tus
feromonas.
-¿Qué tiene? –
preguntó mientras inconscientemente se cubrÃa la nuca.
-Vete,
Doyoung. Fuera de mi casa.
-Quieras o no,
tu hermano sabrá de mÃ.
Antes de que
Doyoung pudiera si quiera girar la perilla de la puerta, Taeyong lo jaló hacia
su cuerpo y lo besó con hambre.
-¿Qué me
hiciste? – susurró en su oÃdo, mientras trataba de contenerse.
-No te hice
nada – contestó Doyoung, tratando de zafarse de aquel abrumador agarre en su
cintura -Además, eres un beta, no deberÃas—
Las palabras
de Doyoung terminaron en la boca de Taeyong, quien sin más aseguró la puerta y
se lanzó a nuevamente a los labios del otro.
-¿Qué pasa? –
preguntó cuando sintió que Doyoung no estaba correspondiendo -¿No sientes nada?
Doyoung negó
con la cabeza. Taeyong suspiró, con la mirada recorrió aquella diminuta bodega
hasta encontrar una camisa que solÃa usar su hermano.
-Ten, debe
oler a él.
Doyoung se la
arrebató y la llevó a su nariz, esnifándola al instante.
-SÃ… un poco.
Taeyong lo
acorraló contra la puerta; lamió y besó su cuello, tratando con todas sus
fuerzas de no dejarse llevar y morder su nuca.
-¿Tanto me
deseas? – cuestionó Doyoung con una sonrisa burlona.
-Demasiado –
confesó, tomándolo fuertemente de las mejillas para después besarlo.
Continuará…
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