13 de septiembre de 2018

Mojito 2 - Capítulo 6 (final)



Capítulo 6
Anillo


Ten había salido del hospital y regresado a casa de Jaehyun; tras salir del taxi, notó ambos autos en el garaje.

-Demonios – murmuró para sí mismo. Ingresó a la casa y lo primero que vio fue a la pareja abrazada viendo televisión en la sala.

-Hola – saludó Doyoung, con una sínica sonrisa dibujada en su rostro.

-Ten, necesito que hablemos – dijo Jaehyun.

El mayor asintió no muy seguro de lo que le esperaba. Jaehyun le guió al estudio, Doyoung se quedó en la sala.

-¿Sobre qué quieres que hablemos? – preguntó Ten.

-Sé muy bien que lo de la foto fue mentira, que todo lo planeaste.

-Así que eso fue lo que él te dijo – bufó el mayor, haciéndose el ofendido.

-Conozco a Doyoung y sé muy bien que esa reacción fue de sorpresa, no de gusto. Además, desde que llegaste, se ensañaste con él y no lo has dejado en paz ni un segundo.

-Obviamente iba a hacer todo lo posible para alejarlo de ti, él no te merece.

-Quizá yo sea quien no le merezca.

-¿Qué? ¿Has pedido la cabeza? Se supone que me amabas.

-Lo hice y siempre guardaré cariño por ti, pero no amor. A quien amo es a Doyoung.

-¡No! – Ten aporreó una mano en el escritorio de Jaehyun -Estás obsesionado con él. Lo perseguías a todos lados en la preparatoria, justo como ahora.

-Basta, Ten, no quiero discutir.

-No, basta tú. Regresa conmigo – intentó acariciar la mejilla del menor con su mano izquierda, ya que la derecha no se había recuperado del disparo.

-Lo siento – dijo alejándose de la caricia del otro -Pero tendrás que irte de la casa.

Ten le miró incrédulo.

-Quiero estar solo con mi esposo.

El mayor se mordió el labio inferior, intentando contener sus lágrimas.

-¿Estás seguro? Porque nunca volverás a verme.

Jaehyun le miró con tristeza.

-Sí, lo estoy.

Ten asintió y abandonó la oficina. Caminó a paso firme hacia la sala y apenas estuvo frente a Doyoung, le dio una fuerte cachetada.

-¿Qué demonios te pasa? – reclamó Doyoung, sobándose la mejilla.

-No puedo creer que alguien tan asqueroso, inhumano y mentiroso como tú haya logrado separarme de Jaehyun. Tú sólo lo quieres porque es guapo y millonario.

-No es verdad—

-¿O me vas a negar cómo te burlabas de él en la prepa por estar “feo”?

-Eso fue hace muchos años, supéralo ya.

-Jaehyun regresará a mis brazos más pronto de lo que imaginas.

-Lo dudo mucho – la voz del menor llamó la atención de Doyoung y Ten -Ya es hora de que te vayas – le dijo al mayor.

Ten levantó el dedo de en medio hacia Doyoung y se dirigió a la habitación en la que estaba hospedándose. Una vez que terminó de empacar, Jaehyun le pidió a uno de sus guardias que lo escoltara a la salida y se cerciorara de que abandonara por completo la propiedad.

Mientras esto pasaba, la pareja cenaba en el jardín trasero. Uno de los guardias se acercó a ellos.

-Señor, le dejó esto – le entregó una nota; Doyoung se la arrebató a Jaehyun.

-“Sabes que siempre estaré para ti” Y te dejó su dirección en clave la muy perra – exclamó Doyoung completamente ofendido.

-Doyoung – Jaehyun entró en pánico cuando vio que el mayor tomó un encendedor y le prendió fuego a la dichosa nota.

-No te desharás tan fácilmente de mí, Jung Jaehyun – advirtió Doyoung, sentándose en las piernas de su esposo.

-No planeaba hacerlo – dijo Jaehyun mientras le acariciaba con suavidad la espalda.















//Semanas después//


El problema con Taeyong había sido arreglado; Jaehyun le dio una fuerte cantidad de dinero para que reestableciera su negocio, el cual marchaba bastante bien hasta el momento; sin embargo, el divorcio con Jennie era inminente.

La pareja al fin había logrado irse viaje para celebrar su primer aniversario (atrasado). Jaehyun había comprado un par de propiedades en Japón, pero esto Doyoung no lo sabía.

-Oh vamos, ya te di mi regalo de aniversario, ¿por qué no quieres decirme cuál es el tuyo? – reclamó Doyoung.

-¿Llamas regalo a un auto? Pude habérmelo comprado en cualquier momento – bromeó.

-No sólo fue eso.

-Y una semana de sexo a mi gusto.

-Hey, tienes gustos excéntricos, no cualquiera se prestaría a algo así – bufó, ofendido.

-Lo sé, amor. No te molestes.

-Entonces, ¿qué es?

-Ya llegamos.

Doyoung bajó el cristal polarizado del auto y sintió cómo la emoción se apoderaba de él.

-Abriste otro Mojito ¡¿en Japón?! – gritó Doyoung.

-¿No te gusta? – preguntó Jaehyun algo nervioso.

-¡Me encanta! Sabes lo mucho que me amo Japón y cuánto quería poner otro bar. Gracias – abrazó al menor y le llenó de besos en todo el rostro.

-Pues ve a conocerlo, estacionaré el auto.

Doyoung asintió y salió del vehículo a toda velocidad. Al entrar, su pulso se aceleró aún más, puesto que era una réplica exacta de su adorado bar en Seúl.

-Quizá abra otro en Australia – Jaehyun le había abrazado por detrás.

-¿Hablas en serio?

-Siempre lo hago.

-¿Jisoo sabe de esto?

-Ella fue quien me ayudó.

Doyoung sintió sus ojos humedecerse.

-Haría lo que fuera por ti, Doyoung – dijo Jaehyun.

El mayor le besó intensamente.

-¿Estrenamos la zona VIP? – propuso el menor.

Doyoung abrió los ojos de par en par y luego sonrió con picardía.

-Claro que sí.

Ambos cerraron la puerta del bar y apagaron las luces, sólo dejaron encendida la de la zona VIP, la cual era de color rojo, haciendo el ambiente aún más excitante.

Doyoung sentó a Jaehyun en uno de los sillones y comenzó a desvestirse con lentitud frente a él. Jaehyun le observaba de arriba abajo mientras sentía su erección crecer con cada movimiento del otro. El mayor se acercó a Jaehyun y le ayudó a desabrocharse el cinturón y el pantalón.

-Estás… muy duro – exclamó Doyoung mientras le acariciaba el pene.

-Es tu culpa.

-Me alegra que lo sea – dicho esto, Doyoung engulló en su boca el miembro de Jaehyun. El menor echó la cabeza hacia atrás mientras una de sus manos estrujaba el cabello de Doyoung y la otra apretaba con fuerza el cuero del sillón.

-Ah… espera— no quiero acabar aún – suplicó agitado.

Doyoung sonrió y se alejó un poco para después sentarse en las piernas de Jaehyun y autopenetrarse ante la lasciva mirada de éste.

-Odias hacer eso – exclamó Jaehyun.

-Tómalo como un agradecimiento por el bar – sonrió.

Jaehyun comenzó a embestirlo con fuerza, mientras Doyoung le besaba el cuello y de vez en cuando se lo mordía, para dejar en claro que era suyo y de nadie más.

-Jae… ah… demh… onios – gemía Doyoung a punto de llegar al orgasmo. 

El menor lo atrajo a su boca y ambos se besaron con hambre culminando así el momento. Luego de aquello, Doyoung se paseó desnudo por la zona VIP para terminar de conocerla, puesto que era más grande que la de su bar en Seúl.

Jaehyun le siguió con dificultad, ya que el ver al mayor recorrer desnudo el lugar, le había excitado nuevamente.

-Doyoung – le llamó.

-Dime – el aludido, que estaba entretenido con las bebidas en la barra, levantó la cabeza -Oh, wow – exclamó al ver la erección de Jaehyun.

-¿Alguna vez lo has hecho una barra?

-No, pero no perdemos nada con intentar.

Y así fue como esa noche “estrenaron” la zona VIP sin remordimiento alguno.















//Al día siguiente//


Ambos regresaron a la otra propiedad que Jaehyun había comprado en Japón. Doyoung estaba en la tina, tomando un relajante baño cuando el menor ingresó al lugar.

-Doyoung.

-¿Sí? – respondió sin abrir los ojos, ya que estaba de lo más cómodo disfrutando de las velas aromáticas y esencias que había puesto.

-Dame tu mano.

-Dime que no quieres que te haga un handjob en este momento – pidió mientras estiraba el brazo.

Jaehyun no respondió; Doyoung abrió los ojos rápidamente cuando sintió algo deslizarse en su dedo anular.

-Me tomó mucho, pero al fin lo conseguí.

Doyoung estaba atónico mirando el anillo que Jaehyun había puesto en su dedo; debido a que su boda fue de último minuto y que el menor estaba cegado por el odio, sus anillos habían sido lo más simples posibles. En una visita a una joyería, Doyoung vio uno, pero tenía demasiado miedo de tan siquiera mencionárselo a Jaehyun, así que nunca dijo nada; sin embargo, el menor se dio cuenta y regresó otro día. El anillo ya no estaba en existencia, así que movió cielo, mar y tierra para pedir que le fabricaran un par extra.

-Gracias – Doyoung le había envuelto en un acogedor, pero asfixiante y húmedo abrazo.

-No, gracias a ti por nunca perder las esperanzas en mí.

Doyoung tuvo dos opciones: su libertad o Jaehyun; escogió la segunda y no arrepentía de haberlo hecho, puesto que con él se sentía libre.




F I N

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