23 de abril de 2018

After School - Capítulo 4


Capítulo 4:
Perverso

Una semana había pasado de aquel “incidente”, Donghyuck había estado asistiendo con regularidad.

Mark estaba sorprendido de que el menor no estuviera haciendo ruido en su clase y que incluso tomara apuntes. Quería preguntarle qué estaba planeando; averiguar en qué pensaba, pero el recuerdo de su mano en su mejilla jugaba con su razón. No quería admitirlo, pero en sus pensamientos sólo estaba Donghyuck.

Luego de su cansada jornada laboral, lo único que quería era ir a casa a dormir. Estaba caminando hacia su auto cuando vio a un par de hombres; el mayor estaba acariciándole la mejilla al menor. No le tomó mucho tiempo reconocerse a uno: Donghyuck. Tomó aire y apretó los puños.

-Disculpen – caminó a paso firme hacia la pareja, Donghyuck fue quien se separó y tras ver de quién se trataba, rodó los ojos y le susurró algo a su acompañante -Soy Mark, profesor de Donghyuck.

-Sí, lo conozco – el hombre con el que el menor estaba, se dio la media vuelta.

-Usted es… director de derecho, ¿verdad?

-Así es.

-Bueno, si no le importa, me llevo un momento a Donghyuck.

-¿Ah? – exclamó el menor cuando sintió la mano de Mark en su muñeca.

-No me obligue a denunciarlo, profesor – dijo Mark y partió con un inquieto Donghyuck que se negaba a ir con él.







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-¿Por qué lo haces? – preguntó Mark una vez que estuvieron en su oficina.

El menor no respondió, sólo rodó los ojos y bufó con fastidio.

-¿No te das cuenta de que te haces daño? – exclamó Mark.

Donghyuck le fijamente con el ceño fruncido.

-Déjeme en paz. Ni mis papás me regañan tanto.

-Por eso eres así, porque nadie te enseñó disciplina.

-Y usted sí, ¿no? – Donghyuck se había puesto de pie y encarado a Mark, quien retrocedió ante la cercanía de sus rostros -Me voy, quiero disfrutar de mi fin de semana – caminó hacia la puerta, Mark le detuvo y le giró.

-No he terminado – dijo con seriedad.

-¿En serio? ¿Seguirá regañándome? – Donghyuck iba a decir algo más, pero la mirada de Mark le causó escalofríos -¿M-maestro?

Mark no dijo nada, sólo lo tomó fuertemente del rostro y lo besó. Donghyuck comenzó a moverse, buscando escapatoria; el mayor presionó más su rostro contra el del moreno y movió los labios para sentir más los ajenos.

Donghyuck logró empujarlo y salió corriendo de la oficina; Mark notó al extraño en la mirada del menor y fue ahí cuando se dio cuenta de lo que había empezado. No estaba seguro si una disculpa sería suficiente para ponerle un alto a la perversa mente de Donghyuck, pero lo intentaría y para eso tendría que ir a su casa pues algo le decía que el menor no regresaría a clases hasta que le visitara personalmente.








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Era martes y Donghyuck seguía sin aparecerse en la escuela. Mark llamó a sus padres, los cuales le dijeron que su hijo estaba enfermo; preguntó si podía ir a visitarlo para darle algunos apuntes.

-Claro, no hay problema – respondió la madre del otro lado de la niña.

-No le diga a Donghyuck, por favor. Qué tal si no me quiere recibir.

-No se preocupe, yo guardo el secreto.

Tras finalizar la llamada, Mark continuó con sus clases.

-No quiero hablar con usted – fue lo primero que recibió Mark tras llegar a casa de Donghyuck.

-Lo lamento, no fue mi intención.

-Claro que lo fue – bufó el menor -Se la pasa hablando de hacer el bien y seguir las reglas cuando es el primero que no lo hace – el menor hizo por cerrar la puerta.

-Donghyuck – Mark detuvo la acción del menor y entró a la fuerza.

-Usted es un hombre mayor y sabía muy bien lo que hacía.

-No soy tan mayor.

-Como sea, váyase. Acepto sus disculpas.

-¿Regresarás a la escuela?

-No lo sé, sigo molesto con usted.

Mark vio que era inútil seguir suplicándole a Donghyuck, así que prefirió irse.







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[Al día siguiente]

Donghyuck había regresado a la escuela, pero se pasó toda la clase de Mark en el celular y molestando a sus compañeros. El mayor le había llamado la atención, pero el chico no cedía.

-Donghyuck, a mi oficina después de la escuela.

El menor rodó los ojos y salió ofendido del salón. Mark no le detuvo.

Tras finalizar las clases, Mark se sorprendió tras ver al menor sentado en su oficina, esperándolo.

-¿Ahora qué? ¿Otro reporte? No, espere, tengo otra idea. ¿Un beso, quizás?

-Pensé que había dejado las cosas claras contigo – dijo Mark, ignorando las preguntas del menor.

-Ni crea que se lo dejaré tan fácil.

-Ya basta. Tengo demasiados problemas como para lidiar contigo.

-Entonces me hubiera dejado en paz desde un principio.

-No iba a dejar que un alumno y un profesor—

-Pero bien que me besó, ¿no?

Mark estaba a nada de perder la paciencia.

-Su esposa es linda, ¿por qué terminó con ella? – Donghyuck había tomado la foto que estaba sobre el escritorio de Mark. Era la de su boda.

El mayor le arrebató el portarretratos.

-No hay necesidad de ser violento – exclamó Donghyuck, ofendido.

El silencio reinó en el lugar. Mark luchaba mentalmente consigo mismo; estar encerrado con Donghyuck no le estaba ayudando en nada. Su sanidad estaba a punto de irse al demonio.

-Si no hay reporte— - Donghyuck se puso de pie, Mark le detuvo.

El menor le miró fijamente, Mark lo jaló hacia su cuerpo y lo besó; se separó escasos centímetros del rostro de Donghyuck para ver su reacción. El moreno estaba sonriente y sonrojado.

-No sabe cuánto esperé por esto.



Continuará…

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