CapÃtulo 10. Corazón roto
— MESES
DESPUÉS —
-Tengo que decirle a Johnny – suspiró Mark.
-¿Estás
seguro? No creo que sea lo mejor – contestó Donghyuck desde el otro lado de la
lÃnea.
-No quiero irme y dejar las cosas asÃ.
-Está bien,
haz lo que consideres.
Mark miró la hora en su celular.
-
Ya tengo
que irme… nos hablamos la próxima semana, ¿si? – dijo Donghyuck.
-Misma hora, mismo lugar.
-SÃ.
Un incómodo silencio se hizo presente, como si
ambos estuvieran buscando las palabras correctas.
-Adiós –
dijo Donghyuck.
-Nos vemos – contestó Mark, quien esperó a que el
moreno cortara la llamada. Después de esto, lanzó un largo suspiro, regresó el
teléfono a su lugar, acomodó su chaqueta y salió de la caseta de teléfono a la
vez que encendÃa un cigarrillo.
Donghyuck se habÃa ido un par de meses atrás y
debido a la situación con Lucas, optaron por comunicarse vÃa teléfono público a
cierta hora, cierto dÃa. Sus conversaciones aún eran algo banales y de vez en
cuando caÃan en lo incómodo. Mark morÃa por decirle cuánto lo extrañaba, cuánto
necesitaba abrazarlo y besarlo, pero no querÃa abrumarlo; no después de todo lo
que habÃa pasado.
-Tú puedes, Mark. Sólo unas semanas más – se dijo a
sà mismo, ya que, para no levantar sospechas, se quedó en Corea con el fin de
terminar trámites y dejar todo listo para su partida.
— 🥀 —
-¡¿Estás loco?! ¡¿Desde cuándo estás asà con él?! –
reclamó Johnny una vez que Mark le contó su situación.
-Unos meses.
-¡Necesitas
un psiquiatra! ¡Olvidas quién es, qué te hizo!
-Yo igual le hice cosas y eso ocasionó otras. Ambos
nos hicimos daño.
-¿Y por eso se van juntos a otro paÃs? ¿Qué
demonios es esto? Lo de ustedes es carnal.
-No – Mark se sorprendió con su propia respuesta.
Suspiró -Va más allá de eso… no sé qué nombre ponerle, ni sé si podrÃa tener
uno, pero entre nosotros hay algo especial, diferente.
-Qué asco me das.
Johnny pagó su parte de la comida y abandonó el
restaurante. Mark suspiró cansado; no le darÃa más vueltas al asunto,
necesitaba estar enfocado para ver a su hijo partir a estudiar a Estados
Unidos. Su corazón se partÃa, pero sabÃa que era lo mejor para su futuro,
además de que contaba con el apoyo incondicional de sus padres adoptivos.
— 🥀 —
Donghyuck se habÃa mudado a Suiza. VivÃa en una
casa bastante modesta, la cual habÃa conseguido luego de haber hablado y
convencido a sus tÃos para darle cierto dinero y propiedades a cambio de los
hoteles Lee. Al fin habÃa encontrado la estabilidad que tanto habÃa buscado,
sólo faltaba que Mark se mudara con él.
De pronto, alguien comenzó a tocar insistentemente
la puerta de la casa. Donghyuck se levantó con pesadez del sillón en el que
estaba recostado y fue a abrir sin pensar mucho. Palideció apenas vio de quién
se trataba.
-¿CreÃste que nunca te encontrarÃa?
Donghyuck quiso cerrar la puerta, pero Lucas venÃa
con sus guardaespaldas, asà que le fue imposible si quiera intentar huir.
-Después de
todo, torturar a Jaemin sirvió de mucho. Era un buen abogado – comentó Lucas,
luego de que Donghyuck fuera atrapado por un guardaespaldas -Una pena, ¿no
crees? - Lucas le mostró una foto del trozo de piel que tenÃa el tatuaje del
dragón.
Donghyuck
apretó los ojos con fuerza.
-Nadie nunca
escapa de mà - Lucas le apuntó con su arma en la sien a lo que Donghyuck
sostuvo la respiración -No te preocupes, no voy a asesinarte aún… vendrás
conmigo.
-¡No! – el
moreno comenzó a jalonearse buscando soltarse del agresivo agarre del
guardaespaldas.
-Escucha, si
no quieres que Mark sufra lo que tú, termina todo con él – ordenó Lucas.
-¿Q-qué?
-Tengo un
coche bomba fuera de su casa, es sólo cuestión de dar la orden.
Donghyuck
comenzó a lagrimar.
-Dile que
todo fue un engaño, que planeabas asesinarlo en Suiza con ayuda de Jaemin –
pausó y una enorme sonrisa se dibujó en su rostro -Que no vuelva a buscarte
nunca más.
-¡¿Por qué
eres tan cruel conmigo?! ¡Mis padres eran los culpables, yo no tengo nada que
ver! – gritó Donghyuck.
Lucas se
acercó a él y lo tomó fuertemente de la barbilla.
-Me
perteneces, Donghyuck – dicho esto, lo besó con hambre -Ahora, será mejor que
termines todo con él o si no… ¡boom! – Lucas comenzó a reÃrse a carcajadas.
Un
guardaespaldas le entregó un celular a Donghyuck.
-No hace
falta que digas que no sabes su número porque ya lo tengo grabado en ese
teléfono.
Donghyuck
tomó el aparato. Respiró profundo y trató de relajarse para sonar convincente,
¿qué acaso nunca podrÃa ser feliz?
-¿Hola?
-¿M-mark?
Continuará…
No hay comentarios.:
Publicar un comentario