Capítulo 11. Regresa a mí
-Demonios… Mark – suspiró Johnny con melancolía y
decepción, ya que el mencionado nuevamente se encontraba entre botellas y latas
de alcohol, colillas de cigarro, comida podrida y un desastre de casa.
Tras aquella llamada carente de explicaciones, Mark
nuevamente cayó en aquel hoyo negro del que había logrado salir, pero esta vez
había sido peor. No se comunicó con nadie, ni con su hijo, quien, preocupado,
avisó a Johnny suplicándole que fuera a ver a su papá.
-Déjame… quiero estar solo – se quejó Mark buscando
separarse del agarre del alto.
-¿Qué mierda te pasó ahora? Pensé que ya te habías
ido.
-¡Me engañó! ¡Todo fue una mentira! – comenzó a
llorar.
Johnny no podía creer lo que el otro decía. Optó
por obligarlo a que se diera un baño, comiera algo ligero y descansara un poco
para después hablar tranquilamente con él.
— 🥀 —
-¿Alguna vez
te dije lo mucho que adoro tus labios? Son… deliciosos.
Lucas besó
con hambre a Donghyuck, quien correspondió mientras una lágrima recorría su
mejilla.
-Vamos… gime…
más fuerte – ordenó el otro.
Donghyuck no
podía negar que Lucas era bueno en la cama, pero no le tocaba de la manera en
la que Mark lo hacía. No era lo mismo.
-Hoy usaremos
tu favorito – sonrió espeluznantemente.
Lucas le
mostró un vibrador, mientras se relamía los labios; Donghyuck tragó fuerte y se
abrió de piernas.
-Así me
gusta.
No veía el fin a su tortura.
— 🥀 —
— DÍAS
DESPUÉS —
A pesar de la enorme decepción que le consumía,
Mark se había obsesionado con el pensamiento de que había algo raro con aquella
llamada; sentía que ese no había sido el Donghyuck que él conocía, por lo que
para salir de dudas se dirigió al departamento donde solía vivir el moreno.
-Desde que el amigo del abogado se fue, nadie ha
ingresado al departamento – explicó un vecino -Y ya van meses de eso.
-¿Y no ha visto o escuchado algo raro?
-Nada.
-Entiendo. Gracias.
-Suerte – el señor cerró la puerta.
Mark suspiró y dio unos pasos hasta ubicarse frente
a la puerta del departamento.
-A la mierda – murmuró para sí mismo y utilizó su
viejo truco para ingresar de manera sigilosa a propiedades privadas.
Lo primero que vio fueron recibos de pagos en el
piso, los cuales pateó sin darles mucha importancia; levantó la mirada y
encontró el lugar intacto, como si el tiempo se hubiera detenido. Todo estaba
lleno de polvo y con olor a humedad. Recorrió el departamento en busca de
alguna pista que pudiera darle algo de esperanza.
-No hay nada… - exclamó con decepción mientras
caminaba hacia la puerta -Un momento.
Entre el montón de recibos que había en el piso,
notó que había un post-it pegado en uno de ellos.
“Lucas sospecha de este lugar, ya no
podré venir a verte.”
Y
el corazón de Mark comenzó a bombear con fuerza. Ahí estaba la pista que
necesitaba. Rápidamente sacó su celular, le tomó una foto a la nota y luego le
llamó a Jaehyun.
-Necesito
que me investigues algo, es urgente.
-¿Sobre Donghyuck?
-Así
es.
-Pff – bufó y soltó una risilla -Ya te
habías tardado. Tengo algo de tiempo ahora, puedes pasarte.
-Enseguida
voy – cortó.
— 🥀 —
-La ubicación de su última conexión a internet
marca que está en Suiza. El celular del que te marcó está encriptado y no he
podido rastrearlo – pausó -Si tan sólo contestara alguna de tus llamadas… -
suspiró.
-No hay día en que no le llame, pero siempre me manda
a buzón – dijo desanimado, pero luego su mirada se iluminó -¡Espera! Por alguna
razón no eliminé el registro de la última llamada de Lucas, ¿crees que sirva de
algo?
Jaehyun le miró no muy convencido.
-Ruega porque no esté protegido.
-Iré por el celular y te lo traigo – indicó.
— 🥀 —
Donghyuck aprovechó que Lucas estaba durmiendo para
salir sigilosamente de la cama y dirigirse hacia el baño, en donde guardaba un
celular detrás de una de las losetas de la pared.
-Funciona, por favor – suplicó en voz baja mientras
esperaba a que el celular se encendiera.
Arropó con fuerza el aparato contra su pecho para
evitar que emitiera el típico sonido de “encendido”. Rápidamente tecleó el
segundo número de Mark, el cual se había aprendido de memoria por si algo
pasaba.
-Contesta – las lágrimas amenazaban por salir de
sus ojos.
— 🥀 —
Mark registraba por toda su casa y no podía
encontrar el dichoso celular; de pronto, escuchó una cancioncilla. Sintió como
si todo en su ser se moviera. Había olvidado la existencia del teléfono de
emergencia.
-¿Hola?
-Mark…
El aludido cayó al piso tras escuchar aquella voz
que tanto extrañaba.
-¡Donghyuck! ¿En dónde estás? ¿Necesitas ayuda?
¡Contesta, por favor!
-…
Mark comenzaba a desesperarse, el moreno no decía
nada.
-Dong—
-¡Donghyuck!
¿Qué haces ahí? Abre la puerta.
La llamada se cortó al minuto exacto.
-¡Mierda! – gritó con todas sus fuerzas y estuvo a
punto de lanzar el celular lo más lejos posible, pero un pensamiento cruzó su
mente.
Rápidamente regresó con Jaehyun y le explicó lo que
había pasado.
-¡Dime que puedes hacer algo! Cortó al minuto, se
supone que las llamadas pueden ser rastreadas así.
-Lo intentaré—
-Hola, hola, ¿por qué esas caras largas? – preguntó
Doyoung quien recién ingresaba al negocio con un café en cada mano y un
cigarrillo en la boca.
-Necesito que me hagas un favor – exclamó Mark.
-Vaya, debes estar demasiado desesperado como para
pedirme ayuda.
-Lo estoy, así que… te lo suplico – suspiró
derrotado.
Doyoung le pasó un café a Jaehyun, le dio una
calada a su cigarrillo y expulsó el humo en el rostro de Mark.
-Soy todo oídos – sonrió.
Continuará…
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