Capítulo 10:
Juego
Los días
fueron transcurriendo y la “intervención” de Renjun no sirvió de nada; Mark
seguía con aquel comportamiento autodestructivo, ignorando a sus amigos y a la
banda, culpando al cerebro del grupo
por su estado actual, por haberle recordado aquel suceso y haberlo comparado
con lo ocurrido con su vecino.
-Hey,
maricón. ¿A dónde vas tan de prisa? – exclamó Mark quien estaba recargado en el
marco de la puerta de su departamento. En una mano tenía una botella de vodka y
la otra se encontraba en el trasero de una de sus chicas de “una noche”.
Donghyuck,
quien acababa de salir de su departamento rumbo a una cafetería en donde se
reuniría con Jungwoo y un amigo de éste, prefirió ignorar aquello. Desde aquel
segundo suceso, Mark se había comportado como antes; le insultaba cada vez que lo
veía, a veces le lanzaba envolturas de los snacks que estuviera comiendo o
colillas de cigarro, acompañado de la frase:
“Pensé que era el bote de basura,
perdón.”
Donghyuck no
podía negar que aquello en verdad le lastimaba, pero no hacía nada al respecto,
ya que siempre se excusaba con que quería paz y tranquilidad, aunque por dentro
moría de ganas por darle un puñetazo a Mark.
Casi todas
las noches tenía que soportar sus gemidos combinados con los de alguna chica
que metiera a su departamento, estaba cansado. Incluso llegó a pensar en
pedirle a Johnny que se cambiaran a otro piso, pero su hermano rara vez estaba;
su romance le tenía cegado y prácticamente atrapado.
-Te estoy
hablando – insistió Mark, lanzándole un poco de vodka apenas Donghyuck dio un
par de pasos rumbo a las escaleras.
-Responde,
maricón o… ¿nos tienes miedo a los heterosexuales? – secundó la chica,
acariciando el pecho de Mark con la mano izquierda.
-No, me dan
asco – contestó Donghyuck, para después bajar de prisa las escaleras.
Mark gruñó
ante aquel comentario, jalando con fuerza a la chica hacia dentro del
departamento para desquitar con su cuerpo toda la frustración que llevaba en su
interior.
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Mark nuevamente
estaba recargado en el marco de la puerta de su departamento, la chica recién
se había ido. Se sentía molesto, insatisfecho… pero ni así reconocería que en
realidad quería tener sexo con un chico…
uno que subía las escaleras en compañía de otro.
-Entonces,
¿qué película vemos?
Mark no podía
creer lo que estaba viendo, Donghyuck estaba tomado de las manos con aquel
sujeto, a leguas se notaba el coqueteo.
-La que tú
quieras – contestó el acompañante de Donghyuck.
El chico malo
los quería asesinar con la mirada, el moreno notó aquello por el rabillo del
ojo, sonriendo para sus adentros. Él también estaba jugando a lo que sea que
Mark intentaba jugar.
Ambos
ingresaron al departamento.
-Hijo de puta
– exclamó Mark, lanzando su cigarrillo al suelo y pisándolo para apagarlo.
Ingresó a su departamento dando un fuerte portazo que hizo vibrar todo el piso.
Los gemidos
no se hicieron esperar luego de unos 15 minutos.
Furioso, Mark
se dio un baño y se hizo unos fideos instantáneos para cenar mientras miraba
unos vídeos en su celular, buscando distraerse.
-¿Qué no fui
suficiente? ¿Qué acaso es una puta para abrirle las piernas a cualquiera que le
hable bonito? – Mark peleaba consigo mismo.
De pronto, el
vídeo se detuvo y apareció la ventana de “llamada entrante”.
-¿Qué? –
contestó de mala gana; era Jeno.
-¿Por qué no has venido a ensayar?
-¿Ensayar?
¿De qué hablas?
-Maldita sea, Mark. Tenemos presentación en dos días.
-¿Ah?
-¿Tienes idea de la fecha en la que estamos? ¿Renjun no
ha hablado contigo sobre la presentación en el festival de otoño?
-No he visto
a ese imbécil en días.
-Bueno pues
ese imbécil nos consiguió un lugar en el festival y la paga es demasiado buena,
tanto que podrás saldar tu estúpida deuda con la dueña del condominio antes de
que te saque.
-Nadie va a
sacarme.
-No te hagas al que no sabes.
Su amigo
tenía razón, en el bote de basura de la cocina se encontraba la hoja con el
anuncio de desalojo si no pagaba la renta antes del último día del mes.
-En fin, trae tu trasero a mi casa.
Mark bufó.
-Está bien –
sin más, cortó la llamada.
Fue a su
habitación a cambiarse. Los gemidos habían cesado.
-¿Se habrá
ido? – preguntó al aire.
Sacudió la
cabeza, buscando alejar aquellas tontas dudas de su mente. Tomó su bajo y su
mochila y salió del departamento. Mientras aseguraba la puerta, se percató de
que había alguien observándolo a un lado.
-Perdón por
el ruido – dijo Donghyuck.
Mark apretó
los ojos y sonrió tras escuchar aquellas palabras. Sin importarle nada, se
acercó a prisa a Donghyuck, tomándolo del cuello.
-Dime, Mark,
¿te damos miedo los maricones? – cuestionó Donghyuck, mirándolo fijamente,
luchando por pronunciar cada una de las palabras lo más claro posible a pesar
de que su cuello era apretado con fuerza.
El aludido
pudo escuchar un “crack” en su interior.
-No te
atrevas a jugar conmigo, Donghyuck – advirtió.
-Ya lo estoy
haciendo – con dificultad, dibujó una sonrisa de triunfo en su rostro.
Mark apretó
con más fuerza, Donghyuck gimió a propósito. Sus respiraciones se estrellaban
en el rostro del otro, estaba agitados, con el corazón a punto de salírseles
del pecho y con sus entrepiernas creciendo a medida que pasaban los segundos.
El celular de
Mark comenzó a sonar, provocando que éste soltara a Donghyuck.
-Ya voy,
mierda – reclamó apenas contestó la llamada de Jeno.
Donghyuck
seguía sin borrar aquella sonrisa.
Mark lo
observó de pies a cabeza, sin encontrar las palabras adecuadas para
enfrentarlo. Por primera vez se sentía inferior.
-¿Seguimos
jugando? – cuestionó Donghyuck.
Mark no pudo
más, se lanzó a los labios del otro, quien gustoso los recibió. Ambos
ingresaron al departamento de Donghyuck, mientras prácticamente tropezaban con
todo a su paso a medida que se dirigían a la habitación del moreno.
El chico malo
retiró la camisa del otro, lanzándola por algún lugar de la habitación; había
algo que siempre se aseguraba de hacer cuando tenía sexo con hombres y eso era
dejarlos desnudos, pues necesitaba sentir
la calidez de su cuerpo, rozar sus pezones… escuchar su corazón.
Donghyuck
cayó en la cama tras ser empujado por Mark, quien gateo entre sus piernas hasta
quedar completamente sobre su cuerpo, los besos no habían cesado, sólo se
separaban para tomar un poco de aire y continuar.
-Anh… mnh… -
gimió Donghyuck cuando sintió la húmeda lengua de Mark lamer su pezón, para
después succionarlo y tirar de éste con los dientes, provocándole una sensación
de dolor y placer.
-Vaya, con
que eres sensible aquí – murmuró Mark, cambiando al pezón derecho, repitiendo
la misma acción, disfrutando de cómo el cuerpo del otro reaccionaba a lo que le
hacía.
Pero Mark no
podía borrar de su mente que, en aquella cama, Donghyuck acababa de tener sexo
con otro chico; la habitación aún olía al perfume de aquel intruso, mezclado
con olor a sudor. Donghyuck olía a jabón, pero aún conservaba chupetones en el
cuerpo.
Molesto con
aquello, se incorporó y sin más, le dio una cachetada a Donghyuck, tan fuerte
que la cabeza del chico terminó girando hacia su costado derecho.
-¿Q-qué—
Otra.
-M-Ma—
Otra.
La cabeza de
Donghyuck se turnaba entre izquierda y derecha.
-No has sido
un bien chico, Donghyuck – murmuró en su oído derecho.
El aludido le
miró fijamente.
-¿Creíste que
iba a dejar pasar lo que acabas de hacer?
Donghyuck
sonrió levemente; ahí estaba aquello
que le despertaba sensaciones oscuras.
-¿Te parece
divertido?
Donghyuck se
incorporó hasta llegar al oído derecho de Mark.
-Castígame.
Y el aludido
estuvo a punto de venirse con aquella palabra.
Nuevamente se
lanzó a sus labios, mordiéndolos con fuerza, sus dientes chocaron un par de
veces debido a la intensidad y salvajismo con el que se besaban.
Mark se
separó; llevó su mano derecha hacia la boca de Donghyuck. Primero acarició su
labio inferior con el dedo pulgar, para después introducirlo en su boca;
Donghyuck succionó aquel dígito, como si se tratara del pene de Mark.
El chico malo
sacó y metió su dedo unas cuantas veces hasta sacarlo por completo e introducir
con rapidez el dedo índice y el medio, repitiendo el movimiento.
Sintió el
miembro de Donghyuck chocar contra su vientre; la cabeza ya se encontraba bañada
en pre-semen. Sin más, retiró los dedos en la boca de Donghyuck y los bajó
hacia su entrada.
Donghyuck
soltó un leve gemido cuando sintió cómo el dedo índice de Mark entraba en él.
Con la mano
izquierda, Mark tomó las muñecas del chico y pasó sus brazos sobre su cabeza.
Aceleró el movimiento de sus dedos, encontrando su próstata.
-Dime,
Donghyuck – murmuró en su oído -¿Acaso aquel chico te hizo gemir tanto como yo?
-N-no…
-¿Hizo que te
mojaras tanto como yo?
-Ah—no…
De la nada,
Mark detuvo todos sus movimientos y retiró los dedos del interior del otro.
-Entonces,
demuéstramelo – ordenó, separándose del cuerpo del moreno.
-¿Cómo? –
cuestionó agitado Donghyuck.
Mark bajó su
mano derecha hasta su pene, sacudiéndolo un poco; estaba semi-erecto.
Donghyuck tragó
fuerte y gateó sobre la cama hasta quedar frente a Mark, quien se había bajado
de ésta para poder disfrutar completamente de aquel espectáculo a punto de
comenzar. Donghyuck se hincó sobre la cama, mientras Mark se mantuvo de pie.
El chico malo
cerró los ojos apenas sintió la cálida y húmeda lengua del otro, lamer la punta
de su pene, mientras una de sus manos acariciaba sus testículos.
Donghyuck no
estaba muy seguro de cómo proceder; era la segunda vez que hacía algo así.
-Mételo a tu
boca – ordenó Mark tras otra la duda en el rostro de su vecino.
El aludido
asintió, tomó el miembro con ambas manos y lo metió casi por completo a su
boca. Apenas sintió cómo la punta de éste chocaba contra su úvula, quiso
sacarlo, pero la mano de Mark en su cabeza se lo impidió.
-Chúpalo –
indicó el chico malo.
Donghyuck
cerró los ojos y obedeció. Al poco rato, la sensación de asfixia había sido
sustituida por una de placer, en donde Mark gemía sin vergüenza alguna, al
mismo tiempo que embestía con fuerza la boca del otro.
-Ah…
estoy—cerca – Mark jadeó con dificultad.
El moreno
sintió su boca llenarse de aquel cálido líquido, que estuvo a punto de escupir.
-No, no –
advirtió Mark -Trágalo – ordenó con voz seria.
Donghyuck
asintió y obedeció. Mark sonrió de oreja a oreja, retirando su pene de la boca
del otro, disfrutando cómo un hilo de saliva conectaba la punta de este con los
labios de su vecino.
-¿Qué te dije
sobre venirse sin avisar? – exclamó Mark.
Donghyuck
sintió un escalofrío recorrer su espalda, no supo en que momento aquello había
pasado.
Mark negó con
la cabeza y chasqueó la lengua.
-Hoy sí que
te has portado muy mal – bufó. Dándose la vuelta para sin más, comenzar a
recoger su ropa.
Donghyuck
bajó con rapidez de la cama, tomando del brazo a Mark, deteniendo sus
movimientos.
-Lo siento –
suplicó -Me portaré bien, lo prometo. Perdón – rozaba sus duros pezones contra
el brazo derecho del chico malo.
-Te acostaste
con otro, quisiste pasar sobre mi autoridad, terminaste sin avisar, ¿no es
suficiente? – comenzó a jalarse del brazo.
-N-no… no me
acosté con él, de verdad. Sólo fingí – lloriqueó.
-Además,
mientes, ¿crees que no “leí la habitación”? Tu cuerpo está más sensible de
costumbre—
Las palabras
de Mark fueron interrumpidas por los labios de Donghyuck, quien sin dudarlo,
introdujo su lengua a pesar de no tener la mínima de idea de cómo moverla.
Mark lo
separó con algo de brusquedad.
-No me dejes
así, de verdad te necesito – suplicó Donghyuck; tenía los ojos llorosos, la
nariz y las mejillas sonrojadas.
-Prométeme que
no te acostarás con nadie más.
Donghyuck
asintió repetidas veces.
-Que sólo
recurrirás a mí para darte placer.
Nuevamente,
asintió.
-Perfecto – Mark
susurró contra los labios del otro, para después atacarlos con hambre,
regresándolo a la cama.
Donghyuck
echó la cabeza hacia atrás cuando sintió la lengua de Mark lamer su entrada,
volviendo a dilatarlo.
Mark estrujó
los muslos del chico, cuyas piernas descansaban en sus hombros, haciéndole más
fácil el acceso a su entrepierna.
Donghyuck sentía
que, en cualquier momento moriría de placer, sus manos estrujaban las sábanas
debajo de su cuerpo, las venas de su cuello parecía que iban a reventar; mordía
sus labios hasta casi hacerlos sangrar.
Mark sintió
que el chico estaba a punto de acabar, así que se detuvo; tomó uno de los
condones en la mesita de noche junto a la cama, tratando de no pensar mucho en
el por qué se encontraban ahí. Lo abrió con los dientes y tras colocárselo, se
acomodó entre las piernas de Donghyuck.
El moreno
dejó escapar un sonoro gemido cuando sintió cómo Mark entraba por completo en
él.
-Eso te pasa
por portarte mal – indicó Mark, mirándolo fijamente, para después mover sus
caderas con fuerza.
Donghyuck
apretó los ojos tras sentir aquella ola de dolor y placer atacar su cuerpo.
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-Maldita sea,
no me contesta – bufó Jaemin tras haber llamado por enésima vez al líder de la
banda.
-¿Y si vamos
a buscarlo? Capaz y está ebrio y tirado en la calle – propuso Jeno.
-¿Qué dices,
Renjun?
-Sí, vayamos
a verlo.
Continuará…
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