9 de octubre de 2022

Rock Me - Capítulo 10

 

Capítulo 10:
Juego

 

Los días fueron transcurriendo y la “intervención” de Renjun no sirvió de nada; Mark seguía con aquel comportamiento autodestructivo, ignorando a sus amigos y a la banda, culpando al cerebro del grupo por su estado actual, por haberle recordado aquel suceso y haberlo comparado con lo ocurrido con su vecino.

-Hey, maricón. ¿A dónde vas tan de prisa? – exclamó Mark quien estaba recargado en el marco de la puerta de su departamento. En una mano tenía una botella de vodka y la otra se encontraba en el trasero de una de sus chicas de “una noche”.

Donghyuck, quien acababa de salir de su departamento rumbo a una cafetería en donde se reuniría con Jungwoo y un amigo de éste, prefirió ignorar aquello. Desde aquel segundo suceso, Mark se había comportado como antes; le insultaba cada vez que lo veía, a veces le lanzaba envolturas de los snacks que estuviera comiendo o colillas de cigarro, acompañado de la frase:

 

“Pensé que era el bote de basura, perdón.”

 

Donghyuck no podía negar que aquello en verdad le lastimaba, pero no hacía nada al respecto, ya que siempre se excusaba con que quería paz y tranquilidad, aunque por dentro moría de ganas por darle un puñetazo a Mark.

Casi todas las noches tenía que soportar sus gemidos combinados con los de alguna chica que metiera a su departamento, estaba cansado. Incluso llegó a pensar en pedirle a Johnny que se cambiaran a otro piso, pero su hermano rara vez estaba; su romance le tenía cegado y prácticamente atrapado.

-Te estoy hablando – insistió Mark, lanzándole un poco de vodka apenas Donghyuck dio un par de pasos rumbo a las escaleras.

-Responde, maricón o… ¿nos tienes miedo a los heterosexuales? – secundó la chica, acariciando el pecho de Mark con la mano izquierda.

-No, me dan asco – contestó Donghyuck, para después bajar de prisa las escaleras.

Mark gruñó ante aquel comentario, jalando con fuerza a la chica hacia dentro del departamento para desquitar con su cuerpo toda la frustración que llevaba en su interior.

 



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Mark nuevamente estaba recargado en el marco de la puerta de su departamento, la chica recién se había ido. Se sentía molesto, insatisfecho… pero ni así reconocería que en realidad quería tener sexo con un chico… uno que subía las escaleras en compañía de otro.

-Entonces, ¿qué película vemos?

Mark no podía creer lo que estaba viendo, Donghyuck estaba tomado de las manos con aquel sujeto, a leguas se notaba el coqueteo.

-La que tú quieras – contestó el acompañante de Donghyuck.

El chico malo los quería asesinar con la mirada, el moreno notó aquello por el rabillo del ojo, sonriendo para sus adentros. Él también estaba jugando a lo que sea que Mark intentaba jugar.

Ambos ingresaron al departamento.

-Hijo de puta – exclamó Mark, lanzando su cigarrillo al suelo y pisándolo para apagarlo. Ingresó a su departamento dando un fuerte portazo que hizo vibrar todo el piso.

Los gemidos no se hicieron esperar luego de unos 15 minutos.

Furioso, Mark se dio un baño y se hizo unos fideos instantáneos para cenar mientras miraba unos vídeos en su celular, buscando distraerse.

-¿Qué no fui suficiente? ¿Qué acaso es una puta para abrirle las piernas a cualquiera que le hable bonito? – Mark peleaba consigo mismo.

De pronto, el vídeo se detuvo y apareció la ventana de “llamada entrante”.

-¿Qué? – contestó de mala gana; era Jeno.

 

-¿Por qué no has venido a ensayar?

 

-¿Ensayar? ¿De qué hablas?

 

-Maldita sea, Mark. Tenemos presentación en dos días.

 

-¿Ah?

 

-¿Tienes idea de la fecha en la que estamos? ¿Renjun no ha hablado contigo sobre la presentación en el festival de otoño?

 

-No he visto a ese imbécil en días.

 

-Bueno pues ese imbécil nos consiguió un lugar en el festival y la paga es demasiado buena, tanto que podrás saldar tu estúpida deuda con la dueña del condominio antes de que te saque.

 

-Nadie va a sacarme.

 

-No te hagas al que no sabes.

 

Su amigo tenía razón, en el bote de basura de la cocina se encontraba la hoja con el anuncio de desalojo si no pagaba la renta antes del último día del mes.

 

-En fin, trae tu trasero a mi casa.

 

Mark bufó.

 

-Está bien – sin más, cortó la llamada.

 

Fue a su habitación a cambiarse. Los gemidos habían cesado.

-¿Se habrá ido? – preguntó al aire.

Sacudió la cabeza, buscando alejar aquellas tontas dudas de su mente. Tomó su bajo y su mochila y salió del departamento. Mientras aseguraba la puerta, se percató de que había alguien observándolo a un lado.

-Perdón por el ruido – dijo Donghyuck.

Mark apretó los ojos y sonrió tras escuchar aquellas palabras. Sin importarle nada, se acercó a prisa a Donghyuck, tomándolo del cuello.

-Dime, Mark, ¿te damos miedo los maricones? – cuestionó Donghyuck, mirándolo fijamente, luchando por pronunciar cada una de las palabras lo más claro posible a pesar de que su cuello era apretado con fuerza.

El aludido pudo escuchar un “crack” en su interior.

-No te atrevas a jugar conmigo, Donghyuck – advirtió.

-Ya lo estoy haciendo – con dificultad, dibujó una sonrisa de triunfo en su rostro.

Mark apretó con más fuerza, Donghyuck gimió a propósito. Sus respiraciones se estrellaban en el rostro del otro, estaba agitados, con el corazón a punto de salírseles del pecho y con sus entrepiernas creciendo a medida que pasaban los segundos.

El celular de Mark comenzó a sonar, provocando que éste soltara a Donghyuck.

-Ya voy, mierda – reclamó apenas contestó la llamada de Jeno.

Donghyuck seguía sin borrar aquella sonrisa.

Mark lo observó de pies a cabeza, sin encontrar las palabras adecuadas para enfrentarlo. Por primera vez se sentía inferior.

-¿Seguimos jugando? – cuestionó Donghyuck.

Mark no pudo más, se lanzó a los labios del otro, quien gustoso los recibió. Ambos ingresaron al departamento de Donghyuck, mientras prácticamente tropezaban con todo a su paso a medida que se dirigían a la habitación del moreno.

El chico malo retiró la camisa del otro, lanzándola por algún lugar de la habitación; había algo que siempre se aseguraba de hacer cuando tenía sexo con hombres y eso era dejarlos desnudos, pues necesitaba sentir la calidez de su cuerpo, rozar sus pezones… escuchar su corazón.

Donghyuck cayó en la cama tras ser empujado por Mark, quien gateo entre sus piernas hasta quedar completamente sobre su cuerpo, los besos no habían cesado, sólo se separaban para tomar un poco de aire y continuar.

-Anh… mnh… - gimió Donghyuck cuando sintió la húmeda lengua de Mark lamer su pezón, para después succionarlo y tirar de éste con los dientes, provocándole una sensación de dolor y placer.

-Vaya, con que eres sensible aquí – murmuró Mark, cambiando al pezón derecho, repitiendo la misma acción, disfrutando de cómo el cuerpo del otro reaccionaba a lo que le hacía.

Pero Mark no podía borrar de su mente que, en aquella cama, Donghyuck acababa de tener sexo con otro chico; la habitación aún olía al perfume de aquel intruso, mezclado con olor a sudor. Donghyuck olía a jabón, pero aún conservaba chupetones en el cuerpo.

Molesto con aquello, se incorporó y sin más, le dio una cachetada a Donghyuck, tan fuerte que la cabeza del chico terminó girando hacia su costado derecho.

-¿Q-qué—

Otra.

-M-Ma—

Otra.

La cabeza de Donghyuck se turnaba entre izquierda y derecha.

-No has sido un bien chico, Donghyuck – murmuró en su oído derecho.

El aludido le miró fijamente.

-¿Creíste que iba a dejar pasar lo que acabas de hacer?

Donghyuck sonrió levemente; ahí estaba aquello que le despertaba sensaciones oscuras.

-¿Te parece divertido?

Donghyuck se incorporó hasta llegar al oído derecho de Mark.

-Castígame.

Y el aludido estuvo a punto de venirse con aquella palabra.

Nuevamente se lanzó a sus labios, mordiéndolos con fuerza, sus dientes chocaron un par de veces debido a la intensidad y salvajismo con el que se besaban.

Mark se separó; llevó su mano derecha hacia la boca de Donghyuck. Primero acarició su labio inferior con el dedo pulgar, para después introducirlo en su boca; Donghyuck succionó aquel dígito, como si se tratara del pene de Mark.

El chico malo sacó y metió su dedo unas cuantas veces hasta sacarlo por completo e introducir con rapidez el dedo índice y el medio, repitiendo el movimiento.

Sintió el miembro de Donghyuck chocar contra su vientre; la cabeza ya se encontraba bañada en pre-semen. Sin más, retiró los dedos en la boca de Donghyuck y los bajó hacia su entrada.

Donghyuck soltó un leve gemido cuando sintió cómo el dedo índice de Mark entraba en él.

Con la mano izquierda, Mark tomó las muñecas del chico y pasó sus brazos sobre su cabeza. Aceleró el movimiento de sus dedos, encontrando su próstata.

-Dime, Donghyuck – murmuró en su oído -¿Acaso aquel chico te hizo gemir tanto como yo?

-N-no…

-¿Hizo que te mojaras tanto como yo?

-Ah—no…

De la nada, Mark detuvo todos sus movimientos y retiró los dedos del interior del otro.

-Entonces, demuéstramelo – ordenó, separándose del cuerpo del moreno.

-¿Cómo? – cuestionó agitado Donghyuck.

Mark bajó su mano derecha hasta su pene, sacudiéndolo un poco; estaba semi-erecto.

Donghyuck tragó fuerte y gateó sobre la cama hasta quedar frente a Mark, quien se había bajado de ésta para poder disfrutar completamente de aquel espectáculo a punto de comenzar. Donghyuck se hincó sobre la cama, mientras Mark se mantuvo de pie.

El chico malo cerró los ojos apenas sintió la cálida y húmeda lengua del otro, lamer la punta de su pene, mientras una de sus manos acariciaba sus testículos.

Donghyuck no estaba muy seguro de cómo proceder; era la segunda vez que hacía algo así.

-Mételo a tu boca – ordenó Mark tras otra la duda en el rostro de su vecino.

El aludido asintió, tomó el miembro con ambas manos y lo metió casi por completo a su boca. Apenas sintió cómo la punta de éste chocaba contra su úvula, quiso sacarlo, pero la mano de Mark en su cabeza se lo impidió.

-Chúpalo – indicó el chico malo.

Donghyuck cerró los ojos y obedeció. Al poco rato, la sensación de asfixia había sido sustituida por una de placer, en donde Mark gemía sin vergüenza alguna, al mismo tiempo que embestía con fuerza la boca del otro.

-Ah… estoy—cerca – Mark jadeó con dificultad.

El moreno sintió su boca llenarse de aquel cálido líquido, que estuvo a punto de escupir.

-No, no – advirtió Mark -Trágalo – ordenó con voz seria.

Donghyuck asintió y obedeció. Mark sonrió de oreja a oreja, retirando su pene de la boca del otro, disfrutando cómo un hilo de saliva conectaba la punta de este con los labios de su vecino.

-¿Qué te dije sobre venirse sin avisar? – exclamó Mark.

Donghyuck sintió un escalofrío recorrer su espalda, no supo en que momento aquello había pasado.

Mark negó con la cabeza y chasqueó la lengua.

-Hoy sí que te has portado muy mal – bufó. Dándose la vuelta para sin más, comenzar a recoger su ropa.

Donghyuck bajó con rapidez de la cama, tomando del brazo a Mark, deteniendo sus movimientos.

-Lo siento – suplicó -Me portaré bien, lo prometo. Perdón – rozaba sus duros pezones contra el brazo derecho del chico malo.

-Te acostaste con otro, quisiste pasar sobre mi autoridad, terminaste sin avisar, ¿no es suficiente? – comenzó a jalarse del brazo.

-N-no… no me acosté con él, de verdad. Sólo fingí – lloriqueó.

-Además, mientes, ¿crees que no “leí la habitación”? Tu cuerpo está más sensible de costumbre—

Las palabras de Mark fueron interrumpidas por los labios de Donghyuck, quien sin dudarlo, introdujo su lengua a pesar de no tener la mínima de idea de cómo moverla.

Mark lo separó con algo de brusquedad.

-No me dejes así, de verdad te necesito – suplicó Donghyuck; tenía los ojos llorosos, la nariz y las mejillas sonrojadas.

-Prométeme que no te acostarás con nadie más.

Donghyuck asintió repetidas veces.

-Que sólo recurrirás a mí para darte placer.

Nuevamente, asintió.

-Perfecto – Mark susurró contra los labios del otro, para después atacarlos con hambre, regresándolo a la cama.

Donghyuck echó la cabeza hacia atrás cuando sintió la lengua de Mark lamer su entrada, volviendo a dilatarlo.

Mark estrujó los muslos del chico, cuyas piernas descansaban en sus hombros, haciéndole más fácil el acceso a su entrepierna.

Donghyuck sentía que, en cualquier momento moriría de placer, sus manos estrujaban las sábanas debajo de su cuerpo, las venas de su cuello parecía que iban a reventar; mordía sus labios hasta casi hacerlos sangrar.

Mark sintió que el chico estaba a punto de acabar, así que se detuvo; tomó uno de los condones en la mesita de noche junto a la cama, tratando de no pensar mucho en el por qué se encontraban ahí. Lo abrió con los dientes y tras colocárselo, se acomodó entre las piernas de Donghyuck.

El moreno dejó escapar un sonoro gemido cuando sintió cómo Mark entraba por completo en él.

-Eso te pasa por portarte mal – indicó Mark, mirándolo fijamente, para después mover sus caderas con fuerza.

Donghyuck apretó los ojos tras sentir aquella ola de dolor y placer atacar su cuerpo.

 

 

 


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-Maldita sea, no me contesta – bufó Jaemin tras haber llamado por enésima vez al líder de la banda.

-¿Y si vamos a buscarlo? Capaz y está ebrio y tirado en la calle – propuso Jeno.

-¿Qué dices, Renjun?

-Sí, vayamos a verlo.

 

Continuará…

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