3 de enero de 2018

Craving - Capítulo 2

2.


-¿Qué es lo que quieres? ¿Dinero? ¡Sólo di la cantidad! – gritó Doyoung, una vez que los guaruras de Taeyong le incorporaron.

-¿Crees que todo gira alrededor del dinero?

-Claro que sí.

-Estás muy equivocado – Taeyong lo levantó de la camisa -¡Esto es por meter tu sucio pene en mi novia! – le dio un puñetazo en la cara.

Doyoung escupió un poco de sangre pero ni así borró la sonrisa que tenía en el rostro, una que hastiaba a Taeyong.

-Te metiste con el tipo equivocado – exclamó Taeyong mirando con desprecio a Doyoung. Chasqueó los dedos y los sujetos que sostenían a su novia, desamarraron a Doyoung de la silla, le pusieron una cinta en la boca y lo arrastraron rumbo a una puerta.

-Ya saben a dónde llevarlo – dijo Taeyong.

Los guaruras asintieron y salieron de la bodega. Taeyong caminó hacia su novia y le dio una fuerte cachetada.

-Zorra – bufó, molesto.

-Lo siento – murmuró la chica a punto de llorar; estaba más que acostumbrada al carácter y posesión de Taeyong, pero por momentos le abrumaba y eso la llevaba a buscar distracciones.

Taeyong la envolvió en un sobreprotector abrazo.

-¿A dónde lo llevan? – preguntó la chica.

El pelinegro rompió el abrazo y la tomó fuertemente de los hombros, haciendo que la mujer le mirara fijamente a los ojos.

-No interfieras en mis cosas, ¿ok?

La chica asintió con la cabeza.

-Ve a darte un baño y arréglate; saldremos a cenar con un posible cliente.

-¿Cómo quieres que me vista? – preguntó seductoramente.

-Como para un poco de acción después de cenar – respondió Taeyong, apretando uno de sus glúteos.

La joven dio un respingo y se alejó de Taeyong con una sonrisa de oreja a oreja; luego abandonó el lugar por la misma puerta por la que Doyoung había salido momentos antes.







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[Horas después]

Taeyong pegó un brinco en la cama tras escuchar los incesantes golpes a la puerta de su habitación.

-Mmm… ¿qué pasa? – preguntó su novia, adormilada.

-Negocios – respondió el pelinegro, saliendo de la cama. Tras vestirse, abrió la puerta.

-Todo listo, jefe

-Gracias Johnny – contestó mientras salía de la habitación -Ya puedes ir a descansar.

-Gracias – Johnny hizo una reverencia y se fue. Taeyong continuó su camino hacia el cuarto en el que Doyoung estaba encerrado.

Taeyong entró a la habitación. Doyoung dormitaba en una silla.

-¡Nada de siestas! – gritó, dándole una fuerte cachetada a su víctima.

Doyoung le miró con odio; Taeyong le arrancó la cinta de la boca.

-¡Maldito degenerado! ¡Te voy a destruir, lo juro! – gritó Doyoung.

Taeyong soltó una risilla y se acercó al buró junto a la puerta.

-¿Sabes qué hago con las molestias? – preguntó.

-No es mi culpa que no seas lo suficientemente hombre para satisfacer a tu novia – dijo Doyoung.  Taeyong le volteó intempestivamente y le dio otra cachetada.

-Me estás colmando la paciencia, imbécil. No tienes ni la más mínima idea de lo que soy capaz.

Doyoung le sostuvo la mirada a pesar de estar sangrando del labio y la nariz. Taeyong regresó al buró.

-¿Sabes qué haré con esto?

La mirada retadora de Doyoung se transformó en una de terror al ver lo que Taeyong tenía en las manos: una jeringa.

-Te contaré un poco sobre mí – dijo mientras le daba pequeños golpes a la jeringa para mezclar bien la sustancia que había en ella -Me dedico al tráfico de órganos en el mercado negro.

Doyoung comenzó a temblar.

-Te dije que te habías metido con el tipo equivocado – sonrió tras ver el rostro de Doyoung -Eres joven y sano, me darás mucho dinero.

-Di la cantidad.

-Te he investigado y no tienes lo que me pagarían por uno de tus riñones, mucho menos por tu corazón.

Doyoung estaba pálido y con los ojos llorosos.

-Por favor… - suplicó en voz baja cuando tuvo a Taeyong enfrente.

-¿En dónde está el chico malo que iba a destruirme? – acarició la mejilla del menor con la aguja de la jeringa, Doyoung cerró fuertemente los ojos.

Taeyong se alejó de él y depositó la jeringa en el buró. Doyoung abrió los ojos tras sentir que las cuerdas que le sujetaban a la silla fueron desamarradas.

-Recuéstate en la cama.

Doyoung le miró asustado. Estaba seguro que Taeyong le operaría o mataría ahí.

-¡Qué lento eres! – lo tomó fuertemente del brazo y lo lanzó hacia la cama -No suelo hacer esto pero… - suspiró -Deberías sentirte honrado.

Doyoung no comprendió sus palabras. Taeyong estaba encima de él, recorriendo su cuerpo con la mirada.

-Desabróchate el pantalón.

El menor obedeció; sus manos temblaban en demasía, algo que estaba sacando de quicio del pelinegro.

-Quítatelo – ordenó.

Doyoung negó con la cabeza. Taeyong sacó una navaja de su bolsillo trasero y la puso contra su cuello.

-¿Alguna vez has estado con un hombre? – preguntó Taeyong.

Doyoung levantó la mirada.

-Eso lo hace más divertido – sonrió, desabrochándose el cinturón.

Doyoung trató de empujar a Taeyong pero este se había sentado en su estómago por lo que le resultaba muy difícil sacárselo de encima.

Taeyong puso a Doyoung boca abajo y le levantó la cadera.

-N-no… - murmuró Doyoung en un hilo de voz.

-¿Dijiste algo? – preguntó Taeyong con tono amenazador mientras rosaba su miembro con la entrada de Doyoung.

El menor soltó un sollozo cuando sintió a Taeyong introducirse en su cuerpo.

-No mereces que sea suave contigo pero me das lástima así que…

Doyoung soltó un grito, Taeyong había entrado en él de una sola estocada.

-Respira, no quiero que mueras… aun – rio el mayor.

Taeyong comenzó a embestirlo con fuerza, el cuerpo de Doyoung era tal y como a él le gustaba y el hecho de pensar que era el primero en su maldita vida, le excitaba aún más.

-No te cubras la boca – ordenó tras notar que Doyoung ahogaba sus gemidos en sus manos.

El menor obedeció y dejó que Taeyong escuchara sus jadeos de dolor y placer. Estaba por venirse, pero no sabía si decirle al pelinegro o no.

Taeyong salió de él, le puso boca arriba y volvió a penetrarlo, provocando que Doyoung acabara, manchando su vientre.

-Y parecía que no lo disfrutabas… - dijo con sarcasmo el mayor para de la nada besarlo con hambre, Doyoung correspondió por temor a enfadarlo más.

Taeyong gemía en su oído, ya se había venido una vez pero su hambre no se saciaba.

-Mierda… por eso me gusta coger con vírgenes – jadeó para terminar en Doyoung por segunda vez, desplomándose sobre él apenas vació su semen en su víctima.

Doyoung respiraba con dificultad, estaba mareado y se sentía sucio. Taeyong se hizo a un lado y comenzó a vestirse.

-La puerta del lado izquierdo dirige a un baño. No te daré ropa nueva, así que tendrás que reusar lo que tienes. Ni se te ocurra escapar, hay cámaras por todo el lugar – dijo para después salir de la habitación, llevando consigo la bandeja que había sobre el buró.

Doyoung se puso en forma fetal en la cama; tenía revuelto el estómago, estaba lleno de ira, furia y rencor hacia Taeyong.


Continuará…

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