3.
-¡¿Pero qué fue lo que te pasó?! – exclamó la chica tras ver
cómo su novio era escoltado por Johnny hacia el interior de la mansión.
-Fue una emboscada – trató de explicar Johnny, quien también
habÃa recibido fuertes golpes.
-¿Qué? ¿Quién?
-El cliente con el que Taeyong firmarÃa hoy.
-Mi amor, necesitas ir al hospital. Estás muy mal – decÃa la
chica, tocando con mucho cuidado el rostro ensangrentado del pelinegro.
-No, nada de hospitales. Me quedaré aquÃ.
-P-pero—
-Johnny, llama al doctor de la familia.
-SÃ, joven – Johnny condujo a Taeyong al primer sillón de la
sala y con dificultad se estiró para tomar el teléfono y teclear los dÃgitos.
-¿Tienes idea de quién pudo haberlo hecho? – preguntó la chica
a Taeyong.
-Kim Doyoung. Él los mandó – respondió el herido.
-¿Qué? ¿No está muerto?
-Pero le saldrá muy caro. MUY caro – dijo y se desvaneció en el
sillón detrás de él.
🌹
Taeyong fue revisado por el médico; tenÃa dos costillas rotas y
múltiples golpes por todo el cuerpo, pero fuera de eso, todo estaba en orden.
Se le recetaron unas pastillas para el dolor las cuales se negó a tomar, pero
su madre terminó convenciéndolo y luego de tomarlas, se quedó dormido.
-No se preocupen, señor y señora Kim; su hijo es joven y se
recuperará pronto – dijo el doctor.
-Pero, la pérdida de sangre—
-No fue nada serio. Como les dije, es joven y fuerte.
Los señores acompañaron al médico a la salida; la novia de
Taeyong regresó a la habitación de su novio.
-Lamento haberme metido con ese imbécil. Me odio por haberte
traicionado asÃ. Si tan sólo pudiera retroceder el tiempo… - comenzó a llorar.
-¿Fuiste capaz de engañar a mi hijo? – exclamó la madre de
Taeyong.
-Señora… déjeme explicarle.
La mujer le lanzó una sonora cachetada a la joven.
-¡Fuera de esta casa, maldita ramera! ¡Fuera!
La chica abandonó la habitación bañada en llanto; no ganarÃa
nada discutiendo con esa mujer.
🌹
[Horas
después]
Taeyong habÃa despertado; su furia habÃa bloqueado el dolor que
le provocaban las heridas.
-Taeyong, ¿a dónde vas? – preguntó su madre.
-Necesito hacer algo – contestó, mientras Johnny le ayudaba a
salir de la cama.
-No, deja de trabajar un dÃa por lo menos.
-No puedo mamá, mucho menos si el maldito que me hizo esto está
en mi casa – dijo sentándose en la silla de ruedas.
-¿Qué? ¿Lo secuestraste?
-Asà es y le hará pagar por todo.
-¿No quieres que tu padre se encargue de él?
-No, lo haré yo mismo.
La mujer soltó un suspiro.
-De acuerdo.
-¿Y mi novia?
-No menciones a esa zorra en mi presencia, sé muy bien que te
fue infiel.
Taeyong abrió los ojos con sorpresa.
-¿La echaste de mi casa?
-En mi primera, esta mansión es mÃa y en segunda, sÃ, la eché
pero seguramente dejarás que regrese.
Taeyong sonrió y asintió.
-Hay muchachas mejores que ella – bufó su madre.
-Pero no con el cuerpo de ella.
La mujer no dijo nada, sólo salió de la habitación.
-Llévame con él – ordenó a Johnny el cual obedeció.
🌹
-¡SÃ, sà fui yo! ¿Qué harás al respecto? ¿Matarme o violarme de
nuevo? – gritó Doyoung quien se encontraba amarrado en la silla de la habitación.
Ahora tenÃa más golpes en el rostro y cuerpo, cortesÃa del guarura de Taeyong.
Johnny miró a Taeyong y luego a Doyoung; su jefe no
acostumbraba acostarse con sus vÃctimas, ésta debÃa ser muy especial para
hacerlo pero al final terminaba matándolas, la única persona que se habÃa
salvado habÃa sido su novia. Le sorprendÃa la cantidad de tiempo que Taeyong
habÃa dejado vivo a Doyoung.
-¿Quién te ayudó? – preguntó Taeyong.
-No te lo voy a decir.
-No hay manera de saber la ubicación de este escondite. ¡¿Quién
te ayudó?! Si me lo dices juro que— - comenzó a toser.
-Primero recupérate y luego me matas, ¿ok?
Taeyong le miró con odio.
-Jefe – exclamó Johnny preocupado, Taeyong estaba tosiendo
sangre.
La madre del pelinegro entró a la habitación.
-¡Por dios! ¡Hijo! – dijo la señora, sumamente preocupada.
-Estoy bien – contestó Taeyong, con dificultad.
-No, no lo estás. Sácalo de aquÃ, Johnny.
El alto asintió y ambos abandonaron la habitación. La mujer se
quedó a solas con Doyoung.
-Si no te mata él, lo haré yo misma – salió de la habitación,
dando un portazo.
🌹
[DÃas
después]
-¿Te duele, huh?
-Ah… uh…
-No, no, no. Nada de encorvarse.
Doyoung apretaba las sábanas con fuerza. Taeyong le habÃa
puesto un consolador que le estaba causando más dolor que placer.
Taeyong le tomó de los cabellos e hizo que lo mirara a la cara.
-Sólo espera a que deje esta estúpida silla de ruedas para que
pueda asesinarte lenta y dolorosamente.
Doyoung se vino una vez más. Taeyong llevaba casi dos horas
torturándolo con diferentes juguetes.
-¿Por qué no me matas? – preguntó Doyoung con la voz
entrecortada.
-Es más divertido torturarte. Tu cómplice sólo aguantó dos
dÃas, tú ya llevas tres, aunque… su tortura fue diferente.
Doyoung palideció.
-¿Qué? ¿CreÃste que no averiguarÃa quién era?
Taeyong salió de la habitación con ayuda de Johnny.
-Ve que le alimenten – pidió, Johnny asintió. A pesar de
torturarlo, Taeyong vigilaba que comiera al menos tres veces al dÃa; algo
andaba mal ahÃ, pero no podÃa decir nada. No era más que un sirviente.
Continuará…
No hay comentarios.:
Publicar un comentario