27 de octubre de 2018

Dynamite - Capítulo 21



Capítulo 21
Después de tanto tiempo…


[Un año y medio después]

En un abrir y cerrar de ojos Taeyong estaba a sólo un semestre de graduarse. Las cosas con Doyoung habían mejorado y Lucas cada vez estaba más grande; trataba de visitarlos cada fin de semana, pero a veces tanto trabajo no se lo permitía y Doyoung prefería que se quedara a descansar que arriesgarse a viajar.

-Doyoung – habló la abuelita de Taeyong, la cual sostenía Lucas en una mano; el pequeño ya había comenzado a dar sus primeros pasos.

-Dígame – respondió el aludido mientras terminaba de abrocharse el uniforme del supermercado en el que unos meses atrás empezó a trabajar.

-¿Puedes traer harina y huevos? Quiero prepararle unas galletas a Lucas.

-Claro, no hay problema – respondió sonriente.

Luego de despedirse de la señora y de su hijo, Doyoung partió al supermercado; la paga no era la mejor, pero ayudaba un poco con los gastos del niño, además, su tía le mandaba algo de dinero a pesar de que muchas veces le dijo que no lo hiciera.

-Cómo quisiera seguir estudiando – suspiró para sí mismo mientras checaba su entrada -Pero Lucas me necesita – agregó.

Taeyong debería llegar en un par de horas, así que Doyoung aprovecharía la hora de ir a comer para recibirlo; aquello se había vuelto un hábito entre ambos.

-¿Vendrá hoy? – preguntó una compañera suya.

-Sí – respondió Doyoung.

-Con razón estás tan feliz.

-No exageres – bufó sonrojado.

-Buenas tardes.

Doyoung dio un pequeño brinco cuando escuchó la voz de Taeyong.

-Hola, Taeyong – saludó la compañera de Doyoung.

-Hola – respondió el otro.

Doyoung y Taeyong, como de costumbre, fueron a comer algo al restaurante que estaba a la vuelta del supermercado.

-¿Pasaste a la casa? – preguntó Doyoung.

-Sí. No puedo creer lo mucho que ha crecido Lucas – suspiró.

-Ni yo – dijo Doyoung -¿Has pensado en la oferta de mi tía?

Taeyong dejó sus palillos a un lado.

-No quiero abusar de su confianza. Nos ha dado demasiado, incluso remodeló la casa – contestó con tristeza.

-Oh vamos, mi tía tiene demasiado dinero.

-P-pero—

-Sólo nos ayudará económicamente hasta que podamos estabilizarnos- explicó entrelazando una mano con la de Taeyong.

Taeyong suspiró.

-Está bien – murmuró.

-Cambiando de tema – Doyoung hizo una pausa -¿Ya decidiste qué especialidad vas a hacer?

-Cirugía plástica.

Doyoung comenzó a reír escandalosamente.

-¿Es en serio? Pensé que te quedarías en ginecología.

-No – bufó.

-Te convertiste en lo que juraste destruir – bromeó.

Taeyong rodó los ojos.

-Convertiré, aún me faltan muchos años.

-¿Sigues con la idea de presentar para una beca en Canadá?

-Sí.

-¿Y si te aceptan? ¿Qué será de nosotros?

Taeyong notó lo nervioso que Doyoung se había puesto.

-No te preocupes antes de tiempo – acarició la mejilla del menor. Presentaría los exámenes de admisión en menos de un mes y todo aquello le tenía demasiado tenso, lo único que le tranquilizaba era su familia -Lo que vaya a pasar, espero que sea para bien – agregó.








💥








[Horas después]

El turno de Doyoung acababa de terminar.

-Hey, Doyoung, mira quién vino por ti – dijo su compañera.

Doyoung giró la cabeza y vio a Lucas en los brazos de la joven.

-Hola – corrió a abrazar a su hijo -¿Vino papá? – preguntó. El pequeño asintió repetidas veces.

-¿Entiende lo que dices? – preguntó la chica.

-Claro que sí, es muy inteligente – respondió Doyoung con orgullo.

Taeyong le esperaba en el auto. Doyoung recogió sus cosas y se despidió de su compañera.

-Dile adiós – le pidió a Lucas, el pequeño movió la mano de un lado a otro para despedirse de la muchacha.

-Adiós – respondió la joven.

-¡Ayós! – dijo Lucas.

Doyoung salió de la tienda e ingresó al auto.

-¿A dónde vamos? – preguntó a Taeyong.

-A comprar la cena.

-¿Ah? – exclamó el menor; el pueblo era muy pequeño como para andar en auto, pero Taeyong lo conocía mejor que él, así que podía objetar nada.

-Sí, una amiga de mi abuelita reabrió su restaurante. Tienes que probar la comida, está deliciosa.

-¿Comeremos ahí?

-No, en la casa.

Doyoung asintió, debía aprovechar los momentos que tenía con el mayor, puesto que sólo lo veía los fines de semana.







💥







-Tenías razón, todo estuvo para chuparse los dedos – exclamó Doyoung, luego de terminar su comida.

-Sí, mi amiga es especialista en platillos tradicionales – dijo la abuelita de Taeyong.

Mientras Doyoung y la señora recogían la mesa y lavaban los platos, Taeyong bañaba a Lucas.

-Abue – llamó Taeyong.

-Dime.

-Lucas se quedó dormido en tu cama.

-¿Qué? ¿Por qué ahí? – preguntó la mujer.

-Se metió a tu baño y no quiso salir de ahí, así que no tuve de otra más que bañarme con él, luego de que terminé de vestirlo, se acostó en tu cama y quedó dormido al instante.

-Bueno, entonces dormiré con él.

-¿No le molesta? – preguntó Doyoung.

-Claro que no, es mi nieto – respondió la señora con una sonrisa -Bueno, he terminado aquí. Que descansen.

-Buenas noches – respondieron ambos en unísono.

-Deberían pasar más tiempo juntos… solos – dijo con picardía para después ingresar a su habitación.

Taeyong y Doyoung se miraron; aquello había hecho demasiado incómodo el ambiente.

-T-tiene razón – murmuró Taeyong rascándose la nuca.

-¿Qué?

-No hemos estado juntos desde… pues ya no recuerdo.

Doyoung le miró con el ceño fruncido.

-P-pero si no quieres, está bien – agregó Taeyong.

-Me daré un baño, más vale que NO me sigas, ¿entendido?

Taeyong asintió. Su abuelita estaba en lo cierto, las únicas “citas” que habían tenido eran cuando comían juntos en el trabajo de Doyoung y no habían tenido relaciones desde el nacimiento del pequeño Lucas; sólo se habían besado en un par de ocasiones y nada más. El mayor se las había tenido que arreglar con revistas y su imaginación.

-¿En qué piensas? – la voz de Doyoung le sacó de sus pensamientos.

-Nada en especial – respondió.

Doyoung terminó de aplicarse sus productos para el cuidado de la piel y se metió a la cama junto con Taeyong.

-Buenas noches – dijo al mayor.

-Buenas noches – murmuró Taeyong, apagando la lámpara que estaba sobre el buró. No tenía ganas de dormir, tenía ganas de algo más.

Intentó infinidad de posturas para conciliar el sueño, pero todas habían sido inútiles.

-¿Quieres dejar de moverte? – bufó Doyoung,

Taeyong mandó todo al demonio, volteó al menor, quien siempre le daba la espalda a la hora de dormir, y se colocó sobre su cuerpo.

-¿Qué haces? – reclamó Doyoung, encendiendo la lámpara.

-No lo hemos hecho en más de un año.

-¿Y?

-¿Cómo que “y”? ¿Qué no has tenido ganas en todo este tiempo?

-Claro que sí, pero no quiero volver a embarazarme.

Taeyong rodó los ojos y suspiró para después quitarse de encima y acostarse junto al menor.

-Hay muchas maneras de cuidarnos, ¿sabes?

-Lo sé – bufó Doyoung.

-B-bueno pues… cuando te sientas listo hacemos… algo – dijo, derrotado.

Doyoung se quedó en silencio por casi 10 minutos, Taeyong supuso que ya se había dormido.

-¿Y tú qué haces cuando… ya sabes?  - preguntó Doyoung, repentinamente.

-Uso las manos – respondió.

-¿Y en qué piensas? – preguntó, volteando su cuerpo hacia el mayor.

-En ti – contestó, sin dejar de mirar hacia el techo, la cercanía de Doyoung le estaba matando.

-¿Ah sí? ¿Haciendo qué? – Doyoung deslizó una mano por debajo de la sábana, acariciando el vientre de Taeyong, el cual giró la cabeza para mirarlo incrédulo.

-Todo – respondió con dificultad.

Doyoung sonrió y se puso sobre el cuerpo de Taeyong, el cual le jaló de la camisa y le besó con pasión. La ropa comenzó a estorbar apenas sus labios chocaron. Taeyong recorría la espalda del menor con una mano, mientras que con la otra lo sostenía de la nuca, para profundizar más los besos.

-Espera – pidió el mayor, separándose con dificultad de Doyoung.

-¿Qué?

-No tengo condones.

Doyoung rodó los ojos.

-Sólo… no termines dentro – bufó y volvió a besarlo.

Taeyong intercambió las posiciones, dejándolo debajo de su cuerpo. Mojó dos dedos y los introdujo rápidamente en Doyoung.

-Más te vale ser cuidadoso – advirtió el menor.

Taeyong asintió; abrió un poco más las piernas de Doyoung y dirigió su miembro hacia la entrada de éste. Luego de que Doyoung estuviera cómodo con la intromisión, el vaivén de sus caderas comenzó.

Doyoung mordía el cuello de Taeyong, mientras que éste se dedicaba a darle todo el placer que su cuerpo le permitía. Su objetivo era que Doyoung gimiera su nombre. Nuevamente cambió las posiciones, poniendo al menor en cuatro.

-Ah… más, Taeyong… - pidió Doyoung, haciendo que el aludido aumentara el ritmo de sus embestidas.

-Doyoung – llamó al otro para besarlo con lujuria.

El menor cortó el beso y apretó las sábanas debajo de él.

-V-voy a terminar – anunció.

Taeyong se encontraba en las mismas, pero necesitaba salirse para evitar “accidentes”.

-Salte – pidió Doyoung, el mayor obedeció; bombeó su miembro unas veces más para terminar en la espalda del otro.

-Lo siento – murmuró tras acabar el acto.

Doyoung se volteó y lo atrajo hacia su cuerpo para besarlo una vez más.

-Espero que el próximo fin de semana sí traigas condones – sonrió, luego salió de la cama y se dirigió al baño, dejando a Taeyong sonriendo como idiota.



Continuará…

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