3 de septiembre de 2022

Rock Me - Capítulo 4

 

Capítulo 4:
Oscuridad

 

-¿Por qué viniste hoy? – susurró Mark, empujando al chico para que retrocediera y le dejara salir del departamento.

Mark cerró la puerta tras suyo, Donghyuck aprovechó para ponerse de pie y pegar la oreja a ésta; tenía una hipótesis y necesitaba comprobarla.

-Tú me citaste hoy, ¿lo olvidas? Vamos, bebé. Muero por sentirte dentro.

-No, hoy no.

-¿Por qué? ¿Es por el chico en tu departamento?

-No— ¿lo viste?

-Claro. No es tu tipo, déjalo ir y cógeme toda la noche, sólo como tú sabes hacerlo.

-No, basta. Vete.

-Pero—

-Obedece.

-Hmm… sólo porque sabes usar las palabras que me encantan. Prométeme que la próxima vez que nos veamos, usarás la cadena* conmigo.

-Sí, sí. Ahora vete.

Se escuchó como el chico le daba un sonoro beso a Mark.

Donghyuck estaba impresionado, tanto que no tuvo tiempo de esquivar el fuerte golpe ocasionado cuando su vecino abrió la puerta.

-¡¿Qué mierda haces ahí?! – reclamó Mark.

-E-es… - tragó saliva -¿Te gustan los hombres?

Mark enfureció en demasía con aquellas palabras. Le lanzó una cachetada, Donghyuck sintió su mejilla izquierda arder.

-Cuidado con lo que dices – advirtió para después tomarlo con fuerza de la camiseta.

Mark estaba agitado, su rostro se encontraba desencajado, pero sus ojos analizaban las facciones del moreno, quien permanecía asustado. De pronto, una siniestra sonrisa se dibujó en su rostro; arrastró al chico hacia su habitación. Lo lanzó a la cama apenas estuvo dentro de la pieza.

-¿Quieres comprobar si me gustan los hombres? – preguntó Mark sacándose la playera negra que traía puesta.

Donghyuck tragó saliva, su mirada recorrió aquel abdomen moderadamente marcado y lleno de tatuajes. ¿Cómo debería sentirse? ¿Con miedo o...?

Mark caminó hacia él, empujándolo del pecho para que quedara recostado en la cama; se sentó sobre su estómago, lo tomó de las muñecas, las cuales aseguró con las esposas que estaban encadenadas a la cabecera de barrotes de metal.

-Oh sí, me gusta el sexo duro.

-¿S-sexo? – Donghyuck palideció ante aquella palabra.

-¿Qué? ¿Nunca has—?

Donghyuck negó con la cabeza. Comenzó a jalarse, buscando soltarse. Su cuerpo temblaba de lo que él había “identificado” como miedo.

-Bueno, eso se puede arreglar – Mark sonrió, para después incorporarse y ubicar sus manos en la costura del pantalón de Donghyuck, comenzando a bajarlo.

-N-no… Mark – suplicó Donghyuck, moviéndose sin descanso.

-Demasiado tarde – Mark terminó de retirarle los pantalones, dejándolo en ropa interior. Se abrió espacio entre sus piernas y se acercó peligrosamente a su rostro, procurando frotar su pene contra el de su víctima.

-Te lo suplico… no sigas – dijo con la voz entrecortada Donghyuck.

-Eso no funcionará conmigo - susurró sobre la boca del otro, sin besarlo. Una de sus manos se coló por debajo de su camiseta, acarició aquella cálida y erizada piel; su mano libre palmeó el buró junto a la cama, hasta que encontró lo que estaba buscando: una navaja.

El pánico se apoderó de Donghyuck cuando Mark sujetó el arma frente a su rostro.

-Tranquilo, sólo voy a quitarte esto – retiró la mano que tenía dentro de la camiseta de Donghyuck y sin más, cortó la tela de esta.

Tras prácticamente destrozar aquella prenda, le bajó la ropa interior y antes de hacer algo más, volvió a estirar el brazo hasta dar con el buró; sacó del primer cajón un condón y un tubo de lubricante.

-Será mejor que te quedes quieto – advirtió Mark, mojando tres dedos de su mano derecha con el lubricante.

Donghyuck apretó los ojos apenas sintió un dedo en su entrada; comenzó a jalarse con fuerza, lastimándose en las muñecas en el proceso. El ardor no solo estaba presente en aquella zona sino también en su parte baja.

Mark sonrió tras ver cómo las cejas del otro se arrugaban por el dolor. Ingresó otro dedo más, sacando y metiendo ambos dígitos. Con su mano libre, llevó al condón a su boca y lo abrió; retiró sus dedos del interior para poder colocarse el condón con ambas manos, después bañó su miembro con lubricante y volvió a acercarse a Donghyuck, abriéndole aún más las piernas en el proceso.

El chico no paraba de moverse y sacudirse, Mark entró en desesperación y lo tomó del cuello con la mano derecha, Donghyuck detuvo sus acciones y lo miró fijamente.

Mark sonrió enormemente tras reconocer aquella mirada. Ejerció más fuerza en su agarre, provocando que Donghyuck tensara el cuerpo, reflejando en su rostro la falta de aire.

-Vaya, con que eso es lo que te gusta – exclamó el chico malo al ver cómo el pene de Doghyuck comenzaba a reaccionar.

Donghyuck no podía emitir palabra; se sentía descubierto y atrapado. Desde adolescente le había llamado la atención todo lo relacionado con el BDSM**, pero nunca lo había llevado a la práctica, ya que nunca, en sus 20 años de vida, había tenido novio, tampoco solía masturbarse, su timidez no se lo permitía, así que todo lo que estaba pasando era nuevo para él. No sabía cómo reaccionar y/o controlarse.

Mark aprovechó la distracción mezclada con nerviosismo por parte del otro para comenzar a adentrarse en él, alternando la presión en su cuello, dejándole respirar por algunos segundos para después cortar el paso de oxígeno. La presión en su pene ocasionada por la tensión en el cuerpo de Donghyuck, estuvo a punto de hacerle retroceder en varias ocasiones, pero no desistió, pues pudo ver cómo el moreno luchaba por resistirse al placer que aquello le provocaba.

-Hmn… - un suave y sutil gemido escapó de la boca de Donghyuck apenas Mark soltó su cuello.

El chico malo sintió cómo su miembro se ponía más duro luego haber escuchado aquello. Sin avisar, comenzó a mover sus caderas, primero lento, luego aumentó la velocidad gradualmente, sosteniendo con su mano derecha la cadera izquierda de Donghyuck mientras que con la otra se apoyaba en la cama.

Donghyuck había desviado la mirada hacia el lado derecho, donde se encontraba la puerta, quería escapar; sus ojos comenzaron a humedecerse y su mirada a nublarse. Mark se percató de aquello.

-Hey, la atención aquí – indicó, girándole el rostro con la mano que previamente sostenía su cadera.

Apenas sus miradas chocaron, Mark sintió un rush de adrenalina recorrer su cuerpo; el miedo mezclado con placer en el rostro de Donghyuck, le provocaba una sensación indescriptible.

-Ah… n-no – gimió Donghyuck cuando Mark aumentó sus embestidas. Las venas en sus brazos se marcaron aún más; estaba seguro que sus muñecas sangrarían en cualquier momento de tantos intentos por soltarse o alejar a su agresor de él.

Mark, quien estaba entretenido besando y lamiendo el cuello de Donghyuck, detuvo sus acciones tras escucharlo quejarse; nuevamente lo tomó del cuello, pero esta vez con ambas manos.

-N-no… hn – otro gemido ahogado escapó de la boca de Donghyuck.

Mark sintió aún más presión en su pene. Conocía aquella sensación.

-¿Vas a venirte? – cuestionó en el oído del otro. Se incorporó para ver su reacción, quedando a escasos centímetros de su boca -Será mejor que respon—

-S-sí – jadeó Donghyuck.

Mark sonrió; retiró una mano de su cuello y con esta lo tomó de la barbilla, para después acercarse más y besarlo.

No acostumbraba hacer algo así con sus parejas sexuales, pero los labios de Donghyuck se veían especialmente tentadores, bañados en saliva, hinchados de tanto que el pobre chico los había mordido y apretado tratando de suprimir sus gemidos y lloriqueos, algo que Mark le haría pagar muy caro.

Su lengua recorrió la boca del otro, procurando que ambos piercings, el que tenía en su lengua y el de su labio inferior, rozaran cada rincón de su boca. De pronto, sintió algo húmedo en su vientre, dejó de besarlo.

Donghyuck se había venido.

-Venirse sin avisar, eso no se hace – dijo Mark con una macabra sonrisa en el rostro.

Como castigo, soltó su cuello. Con ambas manos tomó fuertemente sus caderas y aumentó descomunalmente la velocidad de sus embestidas, haciendo que la cabecera de la cama golpeara con fuerza la pared. Quedó orgulloso cuando sintió cómo todo el cuerpo de Donghyuck volvía a tensarse, apretando su pene aún más, si es que eso era posible.

-N-no… déj-déjame… ah… - suplicaba Donghyuck.

-Qué bien te sientes, maldita sea – jadeó Mark, ignorando por completo las palabras del otro, enfocándose en su propio placer -Mierda, ya voy a acabar.

Dicho y hecho, Mark golpeó un par de veces más el interior del otro, para después soltar todas las emociones que había reprimido durante la semana tras una tonta discusión con el dueño del bar donde tocaba con su banda todas las noches; por eso había desaparecido tantos días, tuvo que esconderse en casa de Jeno pues había sido amenazado por aquel sujeto.

Estaba sumamente agitado y bañado en sudor. Bajó la mirada, percatándose de que Donghyuck se había desmayado, probablemente por la intensidad del momento y la tortura constante que había recibido.

Salió de él, se retiró el condón y lo lanzó al bote de basura, tomó la cajetilla de cigarros y el encendedor que estaban sobre el buró y apoyó la espalda en la cabecera no sin antes poner una almohada para no lastimarse con los barrotes de metal de ésta.

-Nunca imaginé que alguien como tú podría resultar tan interesante – exclamó ante un inconsciente Donghyuck, para después encender un cigarrillo -Me voy a divertir mucho contigo, Donghyuck – exhaló el humo acumulado en su boca y nariz.

Había algo que casi nadie sabía de Mark y eso era que, de vez en cuando, le gustaba tener sexo con hombres. Generalmente los contactaba por aplicaciones de citas y se encontraba con ellos en su departamento donde tenía todos sus juguetes, porque sí, Mark disfrutaba del sexo duro con hombres, pero aquellos chicos se prestaban a todo y hasta cierto punto exageraban sus reacciones, algo que le dejaba insatisfecho.

 

Pero…

 

El chico a su lado había probado ser todo lo contrario; estaba limpio, inocente, listo para ser corrompido por él, y al mismo tiempo tenía una oscuridad interna que no dudaría en, paradójicamente, sacar a la luz.

 

 

Continuará…

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