16 de septiembre de 2022

Rock Me - Capítulo 5

 

Capítulo 5:
Secuelas

 

[Al día siguiente]

 

-Le estuve llamando al celular, pero no me contestó – comentó Jeno, mientras subía las escaleras que conducían hacia el departamento de Mark.

-Seguro tiene una resaca del demonio – secundó Jaemin.

-¿Tú crees? – agregó Jeno.

-Sabes cómo es – contestó el otro.

Su pequeña charla se detuvo apenas ambos estuvieron frente a la puerta del departamento de su amigo.

Jeno iba a tocar la puerta, pero la vio entre abierta; miró a Jaemin, el cual estaba tan sorprendido como él.

-Entremos – alentó Jaemin.

Jeno abrió la puerta con lentitud, el lugar estaba hecho un desastre, como siempre.

-Mira – exclamó Jaemin, señalando la habitación de Mark.

-¿La puerta abierta? ¿Desde cuándo? – cuestionó Jeno.

Mark nunca dejaba abierta la puerta de su habitación, aunque viviera solo. Aquel era su espacio privado, ni sus amigos sabían cómo lucía a pesar de llevar años visitándolo.

Ambos caminaron hacia ahí y, con mucho cuidado, asomaron la cabeza.

-Dios mío – exclamó Jaemin tras ver quién estaba durmiendo en la cama.

-Oh – fue lo único que salió de la boca de Jeno.

Los dos chicos estaban estáticos, tratando de procesar lo que estaban viendo. Donghyuck, el tan odiado vecino de su amigo, estaba en la cama, completamente desnudo.

-¿En dónde está Mark? – preguntó Jeno.

Ambos se quedaron en silencio y fue ahí donde se percataron del sonido de la regadera.

-¿Qué hacemos? – exclamó Jaemin.

-¿Irnos? Si se entera de lo que descubrimos, nos matará – explicó con miedo Jeno.

-Tienes razón, salgamos de aquí – agregó Jaemin.

Ambos abandonaron el lugar, no sin antes dar un último vistazo al chico en la cama; seguían sin poder creerlo.

Terminaron escondiéndose en la tienda de conveniencia cercana al condominio.

-¿Crees que lo haya violado? – preguntó Jaemin, extendiéndole un vaso de café a Jeno para después sentarse junto a él.

-No sé qué pensar, ni siquiera revisamos si estaba vivo – contestó el otro chico.

-Dudo que lo haya asesinado. Pero lo de violarlo… no sé – opinó Jaemin.

-Mark es todo un misterio y eso que es nuestro amigo.

-Tienes razón.

Ambos brindaron con sus vasos de café y continuaron platicando de temas banales. Ninguno de los dos quería platicar a profundidad sobre aquel tema, pero sabían que necesitarían preguntarle a Mark tarde o temprano.

 

 

 


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Donghyuck abrió los ojos con pesadez, su cuerpo dolía terriblemente, sobre todo su espalda baja.

Con dificultad, se incorporó en la cama, percatándose de que sus muñecas habían sido liberadas. Apenas logró despabilarse, los recuerdos de lo ocurrido la noche anterior inundaron su mente, haciendo que sus ojos se humedecieran de inmediato.

-Necesito salir de aquí – dijo para sí mismo. Limpió el par de lágrimas que salieron de sus ojos y se dispuso a levantarse de la cama, apoyándose del colchón y de la cabecera. Sintió una dolorosa punzada en su trasero apenas sus pies tocaron el suelo; el llanto regresó a él.

Una vez que logró recolectar su ropa y vestirse, importándole muy poco limpiar los restos de semen en su vientre, caminó hacia la entrada de la habitación, aprovechando que la puerta estaba abierta, pero sus pasos se detuvieron cuando Mark apareció frente a él.

-¿Sigues aquí? – cuestionó con desgano el chico malo.

-Y-yo… - Donghyuck rompió el contacto visual y bajó la cabeza -Sí – murmuró.

-Creo que no hace falta advertirte que, si dices algo—

Estiró la mano derecha depositándola en el hombro izquierdo de Donghyuck, estrujando con fuerza su piel.

-Las cosas se pondrán feas, ¿verdad? – agregó.

Donghyuck mordió su labio inferior, intentando no llorar.

-No diré nada – contestó en voz baja Donghyuck.

-¿Qué? No te escuché.

-¡No diré nada! – alzó la voz.

-Así me gusta. Ahora, ¡fuera de aquí!

Donghyuck dio un respingo y caminó hacia la salida lo más rápido que su cuerpo y adrenalina le permitieron.

-Espera – la voz de Mark le detuvo en seco -Le quité el seguro a tu puerta. Tómalo como un regalo después de lo de anoche.

Los ojos de Donghyuck nuevamente se humedecieron, pero salió de ahí antes de que no pudiera contenerlo más.

 

 

 


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Donghyuck agradeció que su hermano tenía el hábito de ir directo a su habitación luego de su guardia, sólo le gritaba un “hola” y no lo volvía a ver hasta pasado el medio día.

Antes de que las emociones le sobrepasaran, necesitaba hacer algo con el dolor en su cuerpo; así que, sin tener otra opción, caminó hacia la habitación de Johnny, quien debería tener algo para el dolor. Rogaba porque éste estuviera profundamente dormido y no le hiciera preguntas porque si no explotaría ahí mismo.

Abrió la puerta y asomó la cabeza. Su hermano no estaba en la habitación; era extraño que no llegara a dormir y que no avisara antes. No le quiso dar más vueltas al asunto y terminó de ingresar a la pieza.

-Esto debe funcionar – exclamó tras encontrar una caja con medicamentos para el dolor. Conocía lo más básico sobre farmacéutica, pero al menos le ayudaba a salir de apuros.

Salió de la habitación y fue a la cocina por un vaso con agua para poder tragar con facilidad la pastilla. Tras depositar el vaso en el lavamanos, no pudo contenerlo más y estalló en llanto.

Estuvo cerca de 10 minutos apoyado en el lavamanos, estrujándolo con fuerza, llorando hasta que sus ojos ardieron y su nariz chorreaba de fluido nasal.

-Maldita sea, Donghyuck, ¿por qué lo permitiste? – reclamó con coraje hacia sí mismo.

Abrió la llave de agua y se enjuagó el rostro. Se dio la media vuelta y caminó hacia su habitación, aún tenía algunos espasmos por el llanto. Tomó algo de ropa limpia y se dirigió al baño.

No tenía idea de qué hora era, sólo sabía que tenía clase y que seguramente tendría 500 llamadas y 1, 000 mensajes de Jungwoo, pero poco le importaba; necesitaba arrancar de su cuerpo lo que había pasado la noche anterior.

Tras retirarse el pantalón junto con la ropa interior, pudo ver pequeñas manchas rojas impregnadas en la última prenda, lo cual sólo ocasionó que el llanto regresara y un par de arcadas se hicieran presentes.

Sacudió la cabeza, tratando de sacar de su mente las imágenes que no quería recordar. Ingresó a la ducha donde continuó su llanto mientras tallaba su cuerpo hasta dejar su piel roja; las marcas de las esposas estaban ahí, eran demasiado obvias. Inconscientemente se tocó el cuello, seguramente también tendría marcas ahí.

Bajó la mirada hacia su miembro.

 


“¿Vas a venirte?”

 


-No, no, no. No lo recuerdes – se regañó a sí mismo.

 


“Venirse sin avisar, eso no se hace.”


 

Para cuando reaccionó, su mano derecha ya había envuelto su miembro. Se apoyó en la pared con su mano izquierda, separó las piernas un poco y comenzó a subir y bajar la mano que sostenía su pene, disfrutando de la fricción.

La sensación de la lengua y labios de Mark saboreando su boca, sus piercings y sus gruesas manos presionando contra su piel, asaltaba su mente y cuerpo.

El movimiento en su mano había aumentado, sus caderas comenzaron a moverse también. Estaba a punto de acabar, pero faltaba algo más.

Se volteó y recargó la espalda contra la fría loza para no perder el equilibrio y liberar su mano izquierda, la cual dirigió hacia su entrada, ingresando un dígito y luego otro, imaginando que aquellos eran los dedos de Mark, incluso los tatuajes aparecieron en su fantasía. La imagen del chico malo mirándolo fijamente mientras aceleraba el movimiento de sus dedos, estaba clavada en su mente.

 


“Qué bien te sientes, maldita sea.”


Con esta última frase, sintió aquel líquido caliente en su mano. Hizo la cabeza hacia atrás y la apoyó contra la pared, tratando de regular su respiración. Retiró los dedos de su interior y volvió a enjuagarse sin pensar mucho en lo que acaba de hacer, quería echarle la culpa a lo sensible que se encontraba su cuerpo tras lo que había pasado con su vecino.

 

 

Continuará…

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