16 de septiembre de 2022

Rock Me - Capítulo 7


Capítulo 7:
Buen chico

 

-Seguramente, sí. Pero hoy no – respondió Mark.

-¿Por qué?

-Porque no está, se fue a la universidad.

Renjun asintió.

-Bien, entonces el jueves que tengamos práctica, lo haré.

-Sí, sí. Lo que digas, ahora vete, que quiero dormir.

El chico se puso de pie y caminó hacia la puerta. Mark rogaba porque a su vecino no se le ocurriera salir del departamento al mismo tiempo.

-Ah, y no se te olvide pedirle disculpas a Jeno. Necesito que la banda esté en paz.

-Hmm… yo soy el líder, ¿lo olvidas?

-Y yo soy el único con cerebro de todos ustedes – contraatacó -Así que hazlo.

-Sí – contestó de mala gana.

-Nos vemos.

-Sí, sí.

Mark esperó a que Renjun terminara de bajar las escaleras para asomarse por el barandal de estas hasta verlo salir del condominio. Lanzó un suspiro de alivio y se giró para regresar a su departamento; una sonrisa se dibujó en su rostro cuando vio quién acaba de salir del suyo.

-Hey, ¿a dónde vas? – Mark tomó con fuerza la muñeca de su vecino.

-No he hablado con nadie sobre lo que pasó, déjame ir por favor – suplicó Donghyuck, buscando soltarse.

Mark lo jaló hacia su cuerpo, logrando que el chico perdiera el equilibrio y su espalda chocara contra el pecho del chico malo.

-Espero que permanezca así – advirtió Mark en su oído, abrazando la cintura del moreno con su mano izquierda mientras que la derecha se enredaba en el cuello de su víctima.

-L-lo juro – agregó con voz temblorosa

Mark iba a soltarlo, pero una idea cruzó por su mente. Lo empujó hasta acorralarlo entre la pared divisora de ambos departamentos y su cuerpo. Su mano izquierda ya no estaba en su cuello, ahora en su nuca.

-Dime, Donghyuck, ¿me tienes miedo? – estrelló su cálido aliento contra la oreja derecha del chico.

-A-ah… s-sí – respondió con dificultad el aludido.

-¿En serio? ¿Y por qué estás tan excitado? – deslizó su mano derecha hacia el miembro del chico, sorprendiéndose de encontrarlo semi-erecto -¿Quieres sentirme de nuevo? – lamió la oreja derecha mientras que su mano se colaba por dentro del pantalón del moreno masajeando su miembro por sobre la ropa interior.

Donghyuck se había recargado en la pared con ambas manos. Tenía los ojos cerrados mientras que mordía con fuerza su labio inferior.

Mark detuvo sus movimientos y se alejó del otro.

-Entonces sé un buen chico y ya veremos – dijo y sin más ingresó a su departamento.

 


“Buen chico.”

 


Donghyuck se giró y recargó la espalda en la pared, tratando de regular su respiración. ¿En verdad se había venido con aquellas dos palabras?

 

 



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[Jueves | 9:00 PM]

 

-¿Cómo que no vendrás a dormir? – reclamó Donghyuck a su hermano.

 

-Ya te dije que lo siento, pero Rosé no quiere quedarse sola. Le tiene miedo a los truenos – explicó el mayor desde el otro lado de la línea.

 

Y como si el clima estuviera escuchando a Johnny, un fuerte trueno retumbó. Donghyuck pudo escuchar el grito de la chica a lo lejos.

 

-Tengo miedo, Johnny – la voz femenina se escuchó más cerca.

 

-Está bien, aquí estoy. Lo siento, Donghyuck. Te lo compensaré con una pizza, puedes tomar dinero del frasco de galletas.

 

-Ok, pero no te perdono – bufó.

 

Aquel era día de “hermanos”, ya que Johnny no hacía guardias y Donghyuck salía temprano de la universidad, así que todos los jueves en la noche se reunían a ver una película o algún capítulo de alguna serie; pero desde que el mayor había comenzado a salir con Rosé, su tiempo de calidad se había visto disminuido, dejándolo solo la mayoría de los días.

 

-Lo siento, de verdad.

 

-Sí, adiós – cortó la llamada -¿Qué pasó con “siempre estaré para ti”? Jódete, Johnny. Primero tuviste hermano y luego novia – se quejó al aire.

 

Salió de su habitación y caminó a la cocina. Claro que pediría la pizza y no sólo eso, también dedos de queso, papas a la francesa y lo que llamara su atención en el menú.

Tras realizar su pedido, sacó el dinero del frasco de galletas, caminó a la sala, depositó el dinero en la mesa de centro y se recostó en el sofá. Se dispuso a revisar sus redes sociales.

De pronto, alguien tocó la puerta.

-¿Tan rápido? – se preguntó a sí mismo, mirando la hora en su celular -No han pasado ni 15 minutos.

Se levantó del sofá y sin pensarlo mucho, abrió la puerta. Sintió cómo la presión se le bajaba.

-Hola, Donghyuck. ¿Puedo hablar contigo?

Era el amigo de Mark, el que le había regresado el celular.

-Disculpa, soy Renjun – agregó el chico.

-¿S-sobre qué quieres hablar?

-Mark.

Donghyuck no pudo ocultar cómo el pánico se apoderaba de él.

-¿Q-qué pasa con él? – maldición, sentía la garganta seca.

Renjun cerró los ojos y suspiró.

-¿Puedo pasar?

El moreno no sabía qué hacer, estaba muy nervioso.

-¿No? – “contestó” no muy convencido de su respuesta.

-Ok, entonces hablemos aquí—

-E-es decir, sí. Pasa – se hizo a un lado para que chico ingresara al departamento. No estaba seguro si su decisión era la correcta.

-Bien, seré rápido – tomó aire -Sé que entre Mark y tú pasó algo – dijo, esperando a ver la reacción del otro.

Donghyuck llevó sus manos hacia atrás, tratando de ocultar sus muñecas. Llevaba toda una semana usando sudaderas y camisas con cuello de tortuga para ocultar sus heridas; ni Johnny se había dado cuenta. Agradecía que el frío de otoño le permitía usar ese tipo de ropa.

-Por algo me refiero a que—

-Fue consensuado – soltó sin más.

-¿Qué? – exclamó Renjun, completamente descolocado.

-S-sí – no estaba seguro de por qué no había negado todo, simplemente contestó lo primero que se le vino a la mente.

-¿Estás seguro? Puedes contarme la verdad, yo lidiaré con Mark.

-No, ya te dije. Fue consensuado – repitió.

Renjun asintió y caminó hacia la puerta.

-Está bien – respondió -¿Te tiene amenazado? – preguntó apenas vio a Donghyuck girar el pomo de la puerta.

-No.

Renjun volvió a asentir; no era tonto, podía ver la marca en su muñeca derecha, la cual se asomaba por la manga de la sudadera verde olivo que traía puesta. También veía pequeños moretones en su cuello.

-Disculpa la molestia, entonces – comentó, saliendo del departamento -Ah, probablemente hagamos ruido, tenemos que practicar.

-No hay problema – contestó, cerrando la puerta con rapidez y para después pasar el pestillo.

-Demonios, Mark, ¿qué hiciste? – exclamó para sí mismo Renjun.

 



 

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[11:30 PM]

 

Donghyuck se retiró los audífonos apenas dejó de escuchar la música en el departamento de al lado. Al parecer ya habían terminado de practicar.

Por su mente no dejaban de rondar las palabras de Renjun; ¿era buena idea confiar en él? ¿Qué tal si Mark se enteraba?

 


“Buen chico.”

 


No de nuevo.

Sentía que estaba perdiendo la cordura; esa maldita voz taladrándole la cabeza, sus asquerosas manos recorriendo su cuerpo, su húmeda y cálida lengua lamiendo su cuello…

Se palmeó ambas mejillas buscando alejar aquellos pensamientos; ¿qué demonios le estaba pasando?

Salió de su habitación para depositar en el lavamanos el plato y vaso que había usado en la cena. Luego de lavarlos, se dio un baño, lavó sus dientes y estaba a punto de ingresar a su habitación, dispuesto a dormir cuando escuchó un fuerte golpe en el departamento de al lado.

Permaneció estático, esperando alguna voz.

-Demonios, bebé, ¿qué te tiene tan molesto?

Donghyuck sintió cómo algo se apoderaba de su cuerpo; algo que nacía de su pecho, bajaba a su estómago y se distribuía por todo su sistema.

Sin pensarlo mucho, salió de su departamento y tocó sin parar la puerta de al lado.

 

 



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-¿Esperas a alguien? – cuestionó el chico de cabello color durazno, quien estaba apoyado en la pared y tenía las piernas alrededor de la cintura de Mark.

El aludido sonrió enormemente y bajó al muchacho.

-¿Qué pasa? – insistió el joven.

Mark no respondió, le limitó a salir de la habitación y caminar hacia la puerta, abriéndola rápidamente, sin borrar aquella sonrisa de su rostro.

-¿Qué quieres?

Pudo ver cómo Donghyuck entraba en pánico.

-¿Te comió la lengua el ratón?

Como si el demonio estuviera del lado de Mark, su cita salió de la habitación.

-Oh, el chico del otro día. Hola.

Y si el pánico pudiera convertir en piedra a alguien, Donghyuck ya sería una estatua.

-Mark, bebé, ¿me vas a dejar esperando?

El chico malo miró a Donghyuck, el cual también le estaba mirando.

-¿Y bien? ¿Vas a decir algo? Porque… estoy ocupado, como puedes ver.

Donghyuck giró su cuerpo, dispuesto a huir de ahí y regresar a la seguridad de su departamento. Mark lo tomó del brazo y cerró la puerta de su departamento, quedando a solas con su vecino en el pasillo.

-¿Otra vez escapando? – cuestionó Mark.

-S-suéltame.

-Hmm… no, viniste por algo y yo sé muy bien qué es.

-No—

Mark chasqueó la lengua, con su mano libre lo tomó del cabello y, como la otra vez, lo jaló hacia su cuerpo, haciendo que estrellara la espalda en su pecho. Jaló su cabeza hacia atrás, dejándola recargada en su hombro.

-Puedo pedirle que se vaya, sólo tienes que decirme lo que quieres – susurró en su oído.

La puerta del departamento de Mark sonó, haciendo que ambos se separaran rápidamente.

-¿Ya te vas? – cuestionó Mark, sin soltar la muñeca izquierda de Donghyuck pues lo vio con intenciones de huir.

El chico se acercó a ambos.

-No sé qué le ves – bufó indignado y sin más bajó las escaleras asegurándose de contornear sus caderas, algo que sabía que llamaría la atención de Mark.

Donghyuck notó aquello y comenzó a jalarse para zafarse.

-Hey, ¿qué te dije sobre ser un buen chico?

El moreno detuvo sus acciones y le miró fijamente.

-Oh vaya, ¿con que también te gustan los pet names? – Mark lo empujó hasta dejarlo acorralado en la pared divisora, pero esta vez ambos estaban de frente al otro -Entonces, ¿qué? ¿Vas a ser un buen chico?

Donghyuck pasó saliva, su mirada seguía clavada en la de Mark, como si estuviera hipnotizado.

Mark lo tomó del cuello y se acercó más a él, rozando sus entrepiernas.

-Responde, Donghyuck.

-S-sí, seré un buen chico.

Mark pudo sentir cómo si la sangre de todo su cuerpo se acumulaba en su pene. No pudo resistirse más, lo besó con hambre, lascivia, deseo. Sentía cómo la saliva escurría por las comisuras de los labios del otro. Enredó sus piernas en su cadera y lo llevó a su departamento.

Pero Donghyuck comenzó a moverse una vez que estuvieron dentro de la habitación de Mark, haciendo que éste estuviera a nada de perder el equilibrio.

-¿Ahora qué? – cuestionó con fastidio.

-¿M-me pondrás las esposas? – preguntó con inocencia Donghyuck, recargando la espalda en la puerta de madera de la habitación.

Mark sonrió de oreja a oreja.

-Claro – se separó del chico y fue a su cajón de juguetes, donde guardaba un par de esposas extra.

Una vez que Donghyuck estuvo esposado, Mark lo observó de arriba abajo. Rápidamente, lo giró y estampó contra la puerta, haciendo que el chico soltara un jadeo de dolor tras el impacto.

Las traviesas manos de Mark comenzaron a bajarle el pantalón del pijama mientras su lengua recorría su cuello.

Mark bajó la mirada hacia el trasero de Donghyuck, quedando encantado con lo que acaba de ver.

-¿Un tatuaje? – preguntó el chico malo -Un corazón en llamas*, interesante – dijo en el oído del otro, para después lamerlo.

La lengua de Mark fue descendiendo hacia la nuca del chico, luego pasó por su espalda, donde besó y mordió su piel hasta quedar hincado y llegar al tatuaje, el cual estaba en el coxis de Donghyuck.

El moreno no pudo contener un gemido cuando sintió cómo Mark delineaba el tatuaje con su lengua, a la vez que estrujaba sus nalgas.

-¿Continúo? – cuestionó Mark.

El aludido estaba sumamente agitado, con el corazón latiendo a mil por hora y la cabeza dándole vueltas.

-S-sí.

Mark soltó una risilla. Separó las nalgas del chico y con su lengua recorrió su entrada, a la vez que lo presionaba contra la puerta. Donghyuck comenzó a rozar su cuerpo contra esta y con ello su goteante miembro y sus duros y adoloridos pezones.

-M-Mark—ah… vo-voy—

-¿Qué se dice? – cuestionó con voz ronca Mark, regresando a su trabajo. Ingresando su lengua en Donghyuck.

Una corriente eléctrica recorrió al otro de pies a cabeza.

-V-voy a venirme – jadeó.

Mark sacó su lengua; lamió del tatuaje hacia el comienzo de sus testículos, recorriendo su entrada un par de veces más, a la vez que estrujaba sus nalgas con fuerza, dejando marcas de sus dedos en ellas.

Donghyuck cerró sus manos en puños y terminó.

-Mierda, mira cómo dejaste mi poster. Tienes suerte que nos es de mis favoritos – indicó Mark a la vez que se ponía de pie.

-Lo siento – respondió Donghyuck, agitado y recargando la cabeza contra la puerta tras haberse girado.

Donghyuck bajó la cabeza tras no escuchar respuesta por parte de Mark, encontrándose con la hambrienta mirada de éste, quien depositó ambas manos sobre sus hombros, indicándole que se hincara.

-Ahora es tu turno de hacerme sentir bien.

 

 

Continuará…


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