Capítulo 7:
Buen chico
-Seguramente,
sí. Pero hoy no – respondió Mark.
-¿Por qué?
-Porque no
está, se fue a la universidad.
Renjun
asintió.
-Bien,
entonces el jueves que tengamos práctica, lo haré.
-Sí, sí. Lo
que digas, ahora vete, que quiero dormir.
El chico se
puso de pie y caminó hacia la puerta. Mark rogaba porque a su vecino no se le
ocurriera salir del departamento al mismo tiempo.
-Ah, y no se
te olvide pedirle disculpas a Jeno. Necesito que la banda esté en paz.
-Hmm… yo soy
el líder, ¿lo olvidas?
-Y yo soy el
único con cerebro de todos ustedes – contraatacó -Así que hazlo.
-Sí –
contestó de mala gana.
-Nos vemos.
-Sí, sí.
Mark esperó a
que Renjun terminara de bajar las escaleras para asomarse por el barandal de
estas hasta verlo salir del condominio. Lanzó un suspiro de alivio y se giró
para regresar a su departamento; una sonrisa se dibujó en su rostro cuando vio quién acaba de salir del suyo.
-Hey, ¿a
dónde vas? – Mark tomó con fuerza la muñeca de su vecino.
-No he
hablado con nadie sobre lo que pasó, déjame ir por favor – suplicó Donghyuck, buscando
soltarse.
Mark lo jaló
hacia su cuerpo, logrando que el chico perdiera el equilibrio y su espalda
chocara contra el pecho del chico malo.
-Espero que
permanezca así – advirtió Mark en su oído, abrazando la cintura del moreno con
su mano izquierda mientras que la derecha se enredaba en el cuello de su
víctima.
-L-lo juro – agregó
con voz temblorosa
Mark iba a
soltarlo, pero una idea cruzó por su mente. Lo empujó hasta acorralarlo entre
la pared divisora de ambos departamentos y su cuerpo. Su mano izquierda ya no
estaba en su cuello, ahora en su nuca.
-Dime,
Donghyuck, ¿me tienes miedo? – estrelló su cálido aliento contra la oreja
derecha del chico.
-A-ah… s-sí –
respondió con dificultad el aludido.
-¿En serio?
¿Y por qué estás tan excitado? – deslizó su mano derecha hacia el miembro del
chico, sorprendiéndose de encontrarlo semi-erecto -¿Quieres sentirme de nuevo?
– lamió la oreja derecha mientras que su mano se colaba por dentro del pantalón
del moreno masajeando su miembro por sobre la ropa interior.
Donghyuck se
había recargado en la pared con ambas manos. Tenía los ojos cerrados mientras
que mordía con fuerza su labio inferior.
Mark detuvo
sus movimientos y se alejó del otro.
-Entonces sé
un buen chico y ya veremos – dijo y sin más ingresó a su departamento.
“Buen chico.”
Donghyuck se
giró y recargó la espalda en la pared, tratando de regular su respiración. ¿En
verdad se había venido con aquellas dos palabras?
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[Jueves | 9:00 PM]
-¿Cómo que no
vendrás a dormir? – reclamó Donghyuck a su hermano.
-Ya te dije que lo siento, pero Rosé no quiere quedarse
sola. Le tiene miedo a los truenos – explicó el mayor desde el otro lado de la
línea.
Y como si el
clima estuviera escuchando a Johnny, un fuerte trueno retumbó. Donghyuck pudo
escuchar el grito de la chica a lo lejos.
-Tengo miedo, Johnny – la voz femenina se escuchó más
cerca.
-Está bien, aquí estoy. Lo siento, Donghyuck. Te lo
compensaré con una pizza, puedes tomar dinero del frasco de galletas.
-Ok, pero no
te perdono – bufó.
Aquel era día
de “hermanos”, ya que Johnny no hacía guardias y Donghyuck salía temprano de la
universidad, así que todos los jueves en la noche se reunían a ver una película
o algún capítulo de alguna serie; pero desde que el mayor había comenzado a
salir con Rosé, su tiempo de calidad se había visto disminuido, dejándolo solo
la mayoría de los días.
-Lo siento, de verdad.
-Sí, adiós –
cortó la llamada -¿Qué pasó con “siempre estaré para ti”? Jódete, Johnny.
Primero tuviste hermano y luego novia – se quejó al aire.
Salió de su
habitación y caminó a la cocina. Claro que pediría la pizza y no sólo eso,
también dedos de queso, papas a la francesa y lo que llamara su atención en el
menú.
Tras realizar
su pedido, sacó el dinero del frasco de galletas, caminó a la sala, depositó el
dinero en la mesa de centro y se recostó en el sofá. Se dispuso a revisar sus
redes sociales.
De pronto,
alguien tocó la puerta.
-¿Tan rápido?
– se preguntó a sí mismo, mirando la hora en su celular -No han pasado ni 15
minutos.
Se levantó
del sofá y sin pensarlo mucho, abrió la puerta. Sintió cómo la presión se le
bajaba.
-Hola,
Donghyuck. ¿Puedo hablar contigo?
Era el amigo
de Mark, el que le había regresado el celular.
-Disculpa,
soy Renjun – agregó el chico.
-¿S-sobre qué
quieres hablar?
-Mark.
Donghyuck no
pudo ocultar cómo el pánico se apoderaba de él.
-¿Q-qué pasa
con él? – maldición, sentía la garganta seca.
Renjun cerró
los ojos y suspiró.
-¿Puedo
pasar?
El moreno no
sabía qué hacer, estaba muy nervioso.
-¿No? –
“contestó” no muy convencido de su respuesta.
-Ok, entonces
hablemos aquí—
-E-es decir,
sí. Pasa – se hizo a un lado para que chico ingresara al departamento. No
estaba seguro si su decisión era la correcta.
-Bien, seré
rápido – tomó aire -Sé que entre Mark y tú pasó algo – dijo, esperando a ver la reacción del otro.
Donghyuck
llevó sus manos hacia atrás, tratando de ocultar sus muñecas. Llevaba toda una
semana usando sudaderas y camisas con cuello de tortuga para ocultar sus
heridas; ni Johnny se había dado cuenta. Agradecía que el frío de otoño le
permitía usar ese tipo de ropa.
-Por algo me
refiero a que—
-Fue
consensuado – soltó sin más.
-¿Qué? –
exclamó Renjun, completamente descolocado.
-S-sí – no
estaba seguro de por qué no había negado todo, simplemente contestó lo primero
que se le vino a la mente.
-¿Estás
seguro? Puedes contarme la verdad, yo lidiaré con Mark.
-No, ya te
dije. Fue consensuado – repitió.
Renjun
asintió y caminó hacia la puerta.
-Está bien –
respondió -¿Te tiene amenazado? – preguntó apenas vio a Donghyuck girar el pomo
de la puerta.
-No.
Renjun volvió
a asentir; no era tonto, podía ver la marca en su muñeca derecha, la cual se
asomaba por la manga de la sudadera verde olivo que traía puesta. También veía
pequeños moretones en su cuello.
-Disculpa la
molestia, entonces – comentó, saliendo del departamento -Ah, probablemente
hagamos ruido, tenemos que practicar.
-No hay
problema – contestó, cerrando la puerta con rapidez y para después pasar el
pestillo.
-Demonios,
Mark, ¿qué hiciste? – exclamó para sí mismo Renjun.
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[11:30 PM]
Donghyuck se
retiró los audífonos apenas dejó de escuchar la música en el departamento de al
lado. Al parecer ya habían terminado de practicar.
Por su mente
no dejaban de rondar las palabras de Renjun; ¿era buena idea confiar en él?
¿Qué tal si Mark se enteraba?
“Buen chico.”
No de nuevo.
Sentía que
estaba perdiendo la cordura; esa maldita voz taladrándole la cabeza, sus asquerosas manos recorriendo su cuerpo,
su húmeda y cálida lengua lamiendo su cuello…
Se palmeó
ambas mejillas buscando alejar aquellos pensamientos; ¿qué demonios le estaba
pasando?
Salió de su
habitación para depositar en el lavamanos el plato y vaso que había usado en la
cena. Luego de lavarlos, se dio un baño, lavó sus dientes y estaba a punto de
ingresar a su habitación, dispuesto a dormir cuando escuchó un fuerte golpe en
el departamento de al lado.
Permaneció
estático, esperando alguna voz.
-Demonios,
bebé, ¿qué te tiene tan molesto?
Donghyuck
sintió cómo algo se apoderaba de su cuerpo; algo que nacía de su pecho, bajaba
a su estómago y se distribuía por todo su sistema.
Sin pensarlo
mucho, salió de su departamento y tocó sin parar la puerta de al lado.
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-¿Esperas a
alguien? – cuestionó el chico de cabello color durazno, quien estaba apoyado en
la pared y tenía las piernas alrededor de la cintura de Mark.
El aludido
sonrió enormemente y bajó al muchacho.
-¿Qué pasa? –
insistió el joven.
Mark no
respondió, le limitó a salir de la habitación y caminar hacia la puerta,
abriéndola rápidamente, sin borrar aquella sonrisa de su rostro.
-¿Qué
quieres?
Pudo ver cómo
Donghyuck entraba en pánico.
-¿Te comió la
lengua el ratón?
Como si el demonio estuviera del lado de Mark, su cita salió de la habitación.
-Oh, el chico
del otro día. Hola.
Y si el
pánico pudiera convertir en piedra a alguien, Donghyuck ya sería una estatua.
-Mark, bebé,
¿me vas a dejar esperando?
El chico malo
miró a Donghyuck, el cual también le estaba mirando.
-¿Y bien?
¿Vas a decir algo? Porque… estoy ocupado, como puedes ver.
Donghyuck
giró su cuerpo, dispuesto a huir de ahí y regresar a la seguridad de su
departamento. Mark lo tomó del brazo y cerró la puerta de su departamento,
quedando a solas con su vecino en el pasillo.
-¿Otra vez
escapando? – cuestionó Mark.
-S-suéltame.
-Hmm… no,
viniste por algo y yo sé muy bien qué es.
-No—
Mark chasqueó
la lengua, con su mano libre lo tomó del cabello y, como la otra vez, lo jaló
hacia su cuerpo, haciendo que estrellara la espalda en su pecho. Jaló su cabeza
hacia atrás, dejándola recargada en su hombro.
-Puedo
pedirle que se vaya, sólo tienes que decirme lo que quieres – susurró en su
oído.
La puerta del
departamento de Mark sonó, haciendo que ambos se separaran rápidamente.
-¿Ya te vas?
– cuestionó Mark, sin soltar la muñeca izquierda de Donghyuck pues lo vio con
intenciones de huir.
El chico se
acercó a ambos.
-No sé qué le
ves – bufó indignado y sin más bajó las escaleras asegurándose de contornear
sus caderas, algo que sabía que llamaría la atención de Mark.
Donghyuck
notó aquello y comenzó a jalarse para zafarse.
-Hey, ¿qué te
dije sobre ser un buen chico?
El moreno
detuvo sus acciones y le miró fijamente.
-Oh vaya,
¿con que también te gustan los pet names?
– Mark lo empujó hasta dejarlo acorralado en la pared divisora, pero esta vez
ambos estaban de frente al otro -Entonces, ¿qué? ¿Vas a ser un buen chico?
Donghyuck
pasó saliva, su mirada seguía clavada en la de Mark, como si estuviera
hipnotizado.
Mark lo tomó
del cuello y se acercó más a él, rozando sus entrepiernas.
-Responde,
Donghyuck.
-S-sí, seré
un buen chico.
Mark pudo
sentir cómo si la sangre de todo su cuerpo se acumulaba en su pene. No pudo
resistirse más, lo besó con hambre, lascivia, deseo. Sentía cómo la saliva
escurría por las comisuras de los labios del otro. Enredó sus piernas en su
cadera y lo llevó a su departamento.
Pero
Donghyuck comenzó a moverse una vez que estuvieron dentro de la habitación de
Mark, haciendo que éste estuviera a nada de perder el equilibrio.
-¿Ahora qué?
– cuestionó con fastidio.
-¿M-me
pondrás las esposas? – preguntó con inocencia Donghyuck, recargando la espalda
en la puerta de madera de la habitación.
Mark sonrió
de oreja a oreja.
-Claro – se
separó del chico y fue a su cajón de juguetes, donde guardaba un par de esposas
extra.
Una vez que
Donghyuck estuvo esposado, Mark lo observó de arriba abajo. Rápidamente, lo
giró y estampó contra la puerta, haciendo que el chico soltara un jadeo de
dolor tras el impacto.
Las traviesas
manos de Mark comenzaron a bajarle el pantalón del pijama mientras su lengua
recorría su cuello.
Mark bajó la
mirada hacia el trasero de Donghyuck, quedando encantado con lo que acaba de
ver.
-¿Un tatuaje?
– preguntó el chico malo -Un corazón en llamas*, interesante – dijo en el oído
del otro, para después lamerlo.
La lengua de
Mark fue descendiendo hacia la nuca del chico, luego pasó por su espalda, donde
besó y mordió su piel hasta quedar hincado y llegar al tatuaje, el cual estaba
en el coxis de Donghyuck.
El moreno no
pudo contener un gemido cuando sintió cómo Mark delineaba el tatuaje con su
lengua, a la vez que estrujaba sus nalgas.
-¿Continúo? –
cuestionó Mark.
El aludido
estaba sumamente agitado, con el corazón latiendo a mil por hora y la cabeza
dándole vueltas.
-S-sí.
Mark soltó
una risilla. Separó las nalgas del chico y con su lengua recorrió su entrada, a
la vez que lo presionaba contra la puerta. Donghyuck comenzó a rozar su cuerpo
contra esta y con ello su goteante miembro y sus duros y adoloridos pezones.
-M-Mark—ah…
vo-voy—
-¿Qué se dice?
– cuestionó con voz ronca Mark, regresando a su trabajo. Ingresando su lengua
en Donghyuck.
Una corriente
eléctrica recorrió al otro de pies a cabeza.
-V-voy a
venirme – jadeó.
Mark sacó su
lengua; lamió del tatuaje hacia el comienzo de sus testículos, recorriendo su
entrada un par de veces más, a la vez que estrujaba sus nalgas con fuerza,
dejando marcas de sus dedos en ellas.
Donghyuck
cerró sus manos en puños y terminó.
-Mierda, mira
cómo dejaste mi poster. Tienes suerte que nos es de mis favoritos – indicó Mark
a la vez que se ponía de pie.
-Lo siento –
respondió Donghyuck, agitado y recargando la cabeza contra la puerta tras
haberse girado.
Donghyuck bajó
la cabeza tras no escuchar respuesta por parte de Mark, encontrándose con la
hambrienta mirada de éste, quien depositó ambas manos sobre sus hombros,
indicándole que se hincara.
-Ahora es tu
turno de hacerme sentir bien.
Continuará…
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